Felipe Benítez Reyes La literatura como caleidoscopio José Jurado Morales (ed.) Visor Libros, Madrid, 2014 |
PUNTOS DE MIRA
Si tuviésemos que establecer un
canon por consenso sobre la poesía de los años ochenta habría una clara afinidad
en torno a las voces singulares de Luis García Montero, Carlos Marzal y Felipe Benítez Reyes.
Son escritores que protagonizan itinerarios fecundos y entremezclan géneros, poesía, narrativa, ensayo crítico y colaboraciones en medios de comunicación. Los tres evolucionan, sin virajes ni estridencias, en su sensibilidad creadora desde un punto de partida común, la poesía de la experiencia, y han conseguido en el transcurso de los años un sello individual y un sitio central en los escaparates de las últimas décadas.
Son escritores que protagonizan itinerarios fecundos y entremezclan géneros, poesía, narrativa, ensayo crítico y colaboraciones en medios de comunicación. Los tres evolucionan, sin virajes ni estridencias, en su sensibilidad creadora desde un punto de partida común, la poesía de la experiencia, y han conseguido en el transcurso de los años un sello individual y un sitio central en los escaparates de las últimas décadas.
El volumen La literatura como
caleidoscopio, coordinado por el profesor y ensayista José Jurado Morales,
aglutina puntos de vista sobre el legado de Felipe Benítez Reyes. Recoge un amplio repertorio de estudios breves, precedido por las
palabras del editor. José Jurado Morales contextualiza y deja un leve trazo de cada perspectiva
crítica, y el propio escritor firma el liminar “Suposiciones en tres
tiempos”. En su estar frente a sí mismo, Felipe Benitez Reyes recrea su
biografía literaria, los años de aprendizaje y ese ideario que va ajustando la escritura
a una forma concreta de percibir las relaciones entre sujeto y entorno; el
escritor encarna a un lector minucioso de la realidad.
El tramo principal de este volumen colectivo lo constituyen las
aproximaciones al perfil lírico del gaditano. Otra vez se recuperan aquellos
debates en torno a los efectos secundarios de una etiqueta que algunos resentidos convirtieron
en diana de todos los dislates, en los años ochenta y noventa: la poesía de la
experiencia. Felipe Benítez Reyes aportó su propia antología
experiencial y dejó en poéticas y colaboraciones de prensa impagables
aproximaciones al debate, con una pirotecnia que no ha tenido parangón en otros críticos. Eligio Rabanera es
irrepetible. Otros enfoques analizan los estratos más significativos que
comparten los poemarios, siendo reseñables como temas la identidad, la
disociación entre el yo biográfico y sus máscaras, la biografía ficcional del
sujeto poético y la indagación metaliteraria desde un pensamiento poético dinámico
y cambiante, ya sondeado en prólogos, como el de Poesía y poética. El pensamiento ha cristalizado en entregas que comparten un nexo básico: “la poesía ha sido siempre –o casi siempre- mi forma
de pensar, mi método interpretativo de las cosas del mundo, incluido, por
supuesto, uno mismo, la fantasmagoría de la identidad”.
Con tinta humorística, Carlos Marzal justifica el ser plural
de Felipe Benítez Reyes. El gaditano es
un “polígamo literario”. Su práctica escritural no se perfila en un solo
género sino que recorre sendas de escritura con idéntico talento y con
similares pulsiones. Novelas y cuentos han ido amaneciendo con una cadencia
normalizada y se han sucedido reconocimientos críticos que dan a la obra narrativa una entidad principal. Ese talento narrativo es innegable y demuestra una producción equilibrada, con lectores asiduos en cada rama literaria.
Argumenta el escritor
que a toda obra literaria le viene bien el estar clandestino, un lugar en la sombra
que evite la insolación de monografías y tesis que hagan de cada cualidad un
fósil. Y seguramente tiene razón, cada lector establece con sus autores sus
peculiares puentes de papel; pero en literatura no hay dogmas y cualquier
convicción es relativa y mudable; un abanico desplegado de conjeturas. El volumen La literatura como caleidoscopio, editado por el profesor José Jurado Morales, no anula el encuentro
personal con los libros; por el contrario, es un
privilegiado mirador natural para que se ajuste la pupila y
disfrute de un paisaje lleno de enclaves únicos.
Muchos de los artículos son fruto de conferencias que se dieron en el transcurso de un seminario dedicado a Felipe Benítez Reyes, y pueden verse íntegras aquí:
ResponderEliminarhttp://www.literaturaandaluzaenred.com/es/felipe-benitez-reyes/3
Así es, Esther, ese encuentro sobre Felipe Benítez Reyes subrayaba la mirada plural del escritor y su peso específico, mucho más sólido que aquella aventura inicial que los críticos suelen resumir como "poeta de la experiencia". Muchas gracias por tu comentario y mis mejores deseos para tu tesis doctoral. Gracias y bienvenida a estos puentes.
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