Sucesión de lunas
Jesús Cárdenas
Anantes Gestoría Cultural, 2015
SUCESIÓN DE LUNAS
El escritor sevillano Jesús Cárdenas (Alcalá de Guadaíra, 1973),
Licenciado en Filología Hispánica y profesor de Enseñanza Secundaria
protagoniza un fértil periodo creativo. En menos de un lustro ha dejado en la
imprenta cuatro poemarios a os que ahora se añade Sucesión de lunas, editado por Anantes. La salida adjunta un
prólogo firmado por el poeta, novelista y crítico Manuel Rico, uno de los
estudiosos que mejor conoce el mapa lírico del presente. Los que prefieran una
lectura con referentes previos tienen en los párrafos del prologuista varias
señales de situación; Rico recuerda el itinerario natural de Jesús Cárdenas en
una lírica de “corte realista y transparente aunque sin desdeñar el destello
imaginativo, casi irracionalista”, rumbo este último que parece acrecentarse en
las composiciones de Sucesión de lunas,
cuyos esquejes poéticos afloran desde el amor como gran árbol tutelar; también
esboza la disposición orgánica del libro.
Pero la charla sosegada con los versos siempre es personal, así que es recomiendo
adentrase en los textos, tras las sugerentes citas de Pizarnik, Cernuda y
Valente. El fragmento inicial “Un prodigio en la palabra” vela lo
autobiográfico para centrase en las estelas que abre la palabra poética, cuyas
imágenes se extienden en el sendero. Se apuntan las sensaciones que deja el
percibir. Esas efímeras hendiduras de luz definen los cercanos paisajes descubiertos
desde las palabras. El entorno contiene una faz mudable donde germina su
pálpito plural. Quien contempla percibe el azar del aire, ese vuelo que enlaza
hojarascas, polvo y ceniza, las presencias efímeras siempre huidizas y
volátiles que tanto definen nuestra existencia como rumor de tránsito, un
manojo de tiempo que acaso solamente perdura en la oquedad hospitalaria de los
sueños. No es posible estar conforme en el ahora porque su espejo refleja
soledad y desamparo; quien mira busca el inconcreto perfil de otra mirada.
En la disposición interna de Sucesión
de lunas la primera parte se decanta por dar voz al palpitar insomne de la
soledad y su itinerario sentimental, siempre refugio y estación frente al
incierto discurrir de lo transitorio. En el estar la palabra busca sitio, se
hace expresión y símbolo de las horas deshechas, de aquello que envejece y
declina. La voz abre caminos de regreso y apaga las preguntas.
“Promesas de espejo” integra los poemas de cierre. En ellos prevalece
como formato la prosa lírica para expandir el pensamiento de un sujeto verbal
que mira el entorno desde la media distancia, con sosegada implicación. La
existencia percibe alrededor signos cercanos que pasan a ser simples indicios
de la memoria, igual que esos reflejos diluidos que dibuja la lluvia en las aceras.
La mirada descubre ese color grisáceo de un cielo intempestivo que acentúa la
sensación de soledad anclada en su propio silencio, vulnerable quietud que se
refugia detrás del muro erosionado del recuerdo.
En Sucesión de lunas Jesús
Cárdenas dibuja un estar transitorio con olor a invierno, como si la epifanía
de los sentimientos que trazan los puentes hacia el otro hubiese recorrido un
itinerario vivencial, ya único patrimonio de la memoria, y tocase ahora dejar
sobre la arena esa huella espiral del sujeto empeñado en descubrir la puerta de
regreso.
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