Días de niebla |
LA NIEBLA
Como una araña gris se ha descolgado
y a su cita nocturna me convoco.
Su seducción estriba en la manera
de corregir el límite y la forma;
disimula edificios,
dibuja en las esquinas sobresaltos,
con la fuente del parque
juega a los detectives,
hace de añejas calles laberintos,
y aún tiene tiempo para la ironía
y contradice
a los que por costumbre
suelen ver todo claro.
(Población activa, 1994)
Para tranquilidad de los amigos, ninguna tristeza en estos días; soy de los que piensan que la niebla no es un paisaje desolado sino el umbral de una geografía iimaginaria. Un abrazo desde Rivas.
ResponderEliminarQué seria de los detectives Ingleses sin su "Fog". Jajaja. Me gusta tu propuesta de entrada al invierno. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarHola Paco, hoy ha sido un día ajetreado de reuniones y clases y hasta ahora no vuelvo a casa, así que una delicia saber que tus palabras siguen aquí. Un abrazo
EliminarNiebla que nos ancla al presente al impedir ver que hay más allá de nuestros pasos. Por fortuna pasajera.
ResponderEliminarFeliz jueves, José Luis. Muchos besos desde el otro lado del Atlántico.
Una sorpresa encontrar tu reflexión en este puente. Feliz jueves, Loly, desde el otro lado de cualquier océano; sí, no vemos mucho alrededor; en mí ya es una costumbre. Soy miope desde la adolescencia. Un abrazo y gracias por todo.
EliminarPues sí, José Luis, gracias a la niebla la imaginación amplia su horizonte. Un abrazo.
ResponderEliminarLa verdad es que la niebla es un buen símbolo polisémico. Que cada lector busque sus claves. Un gran abrazo.,
Eliminarpara ver lo que hay que ver, mejor que haya niebla.
ResponderEliminarBuen sentido del humor, Tracy, al cabo la ironía no es más que una estrategia de superviviente. Abrazos entrañables, como siempre.
ResponderEliminarLa niebla, ese misterio que envuelve las cosas. Y qué bien la describe tu poema. Besos,
ResponderEliminarSoy un tipo de invierno, Susana, me gusta el gris, amo lo cotidiano hecho costumbre, sin estridencias. La niebla siempre me ha parecido un abrigo de entretiempo. Abrazos fuertes.
EliminarSiempre he temido a la niebla, como a cualquier territorio inhabitable. Sin embargo descrita por ti, casi me parece seductora. Un abrazo
ResponderEliminarY lo es, Carmela, hasta los miopes encontramos en ella una visión aproximada. Abrazos, con sonrisa, querida amiga, y con la felicidad de tener lectores como tú.
ResponderEliminarEse cinematográfico territorio que es la niebla... Me encanta la niebla en mi tierra después de haber nevado: cables y antenas; árboles y ramajes escarchados.
ResponderEliminarUn abrazo, José Luis.
Somos de tierra adentro, Luis Ángel, donde las lindes se difuminan en una densa atmósfera cambiante. A los dos nos gusta, además, ese clima detectivesco del otoño. Una vez más, es una alegría encontrarse con tus opiniones, siempre vitalistas y hechas de luz. Abrazos y muchas gracias.
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