lunes, 29 de febrero de 2016

LEONARDO DI CAPRIO. LÍRICA Y ÉPICA

Leonardo Di Caprio,  El renacido  (2015)


LÍRICA Y ÉPICA

   Estrenada en diciembre de 2015, la película El renacido se basa en la novela de Michael Punke que narra la historia de Hugh Grass, un personaje histórico del siglo XIX con un llamativo periplo biográfico como explorador y trampero en las montañas de Dakota del Norte, en el oeste americano.
Protagonizada por Leonardo Di Caprio, y dirigida con absoluta solvencia por Alejandro González Inárritu, la película mantiene una filosofía visual transparente: épica frente a fatum, voluntad contra destino; un asunto de trincheras que solo tiene un vencedor: la presencia en pantalla de Leonardo Di Caprio, un actor que ha ido fraguando un trayecto profesional de claroscuros por su amor a la desmesura y a moldear personajes de riesgo que, de cuando en cuando, se pasean por los parques del patetismo y la estridencia, con el convencimiento de que el peor defecto de un actor es el rostro inexpresivo.
  La singular aventura del trampero se gesta en un paisaje mítico, gélidas montañas donde conviven osos, indios y tramperos con una inquietante y belicosa proximidad diaria que ilumina la pantalla por sus trágicas condiciones de supervivencia.
  Solo el hombre que cree en si mismo puede soportar un tiempo personal hecho de angustia, tensión y soledad, porque dentro del yo existe una fuerza incuestionable que ilumina el camino y pone brújula. Solo queda asentir y celebrar con todos que Leonardo Di Caprio merece el Óscar, como merece el mismo reconocimiento la mirada feliz de Alejandro González Inárritu.  Entre lírica y épica, gran cine.    


 


domingo, 28 de febrero de 2016

ENTRE LAS MANOS, TIEMPO





ENTRE LAS MANOS

Soy permanente
sucesión de mí mismo;
difuso tiempo.




sábado, 27 de febrero de 2016

ABSTRACTOS Y FIGURATIVOS

En el Museo Thyssen (Madrid)


ABSTRACTOS Y FIGURATIVOS


Mañana de sábado en el museo. Una conversación inaugural de disonancias entre abstractos y figurativos.

Una teoría sobre estética puede ser un modesto retrato de la estupidez.

En un cuadro se corrigen texturas, perspectiva, composiciones, transparencias  y elementos visuales. En el confuso laberinto existencial se corrige todo, pero la luz es más opaca y se tarda mucho en rehacer equivocaciones y errores.

Silencio. La belleza respira en la pautada luz de las palabras.

                               (Apuntes del cuaderno blanco)







viernes, 26 de febrero de 2016

LA GALLA CIENCIA, CU4TRO ( OCTUBRE 2015)

L a Galla Ciencia
Revista de Poesía
Nº 4, Octubre 2015
Coordinan:
Joaquín Baños, Noelia Illán
Samuel Jara, Daniel J. Rodríguez


FORMATO VINILO


   Como aquellos singles de vinilo que suenan en la memoria, la revista de poesía La Galla Ciencia ofrece dos caras dedicadas a la poesía y a la traducción. Ambas ofertan contenidos diferenciados, y crean un estado de ánimo de claroscuros. Empiezo por la cara "B", con los itinerarios creadores de la última hornada, pensando que en literatura hay colaboraciones capaces de poner letra y música al desconcierto. Así me ocurre al adentrarme en el editorial titulado “Camino de Fortuna”. Supongo que esta inmersión en los efectos físicos del perplejo se debe a mi papel de antólogo, donde he percibido en la cartografía lírica más joven un espacio pleno, vitalista y pujante. Así que las especulaciones sobre monopolios estéticos, mafia editorial, carnavales de máscaras y cerrojos a las nuevas propuestas, me resultan tan lejanas como una hamburguesería en las Islas Marianas.
   He seguido la breve historia de la publicación murciana y, por tanto, conozco el inventario nominal de voces aurorales que ha dejado en las estanterías de la curiosidad. Sé que para afianzarse no necesitan ningunear a nadie sino hacer de su pulso creador una ventana al asombro sin más, sin trincheras reduccionistas ni salidas a la contra. En la selección de Joaquín Piqueras me han gustado los poemas de María M. Bautista, cuyos rasgos alientan una continua reflexión existencial, y no entiendo los hermetismos gratuitos que tantean por incertidumbres.
  Las ilustraciones son de Nando Vázquez, quien también firma un texto de presentación con una filosofía del dibujo, exenta de cualquier realismo, proclive a la mancha y a la interpretación subjetiva.
   Recorro ahora los textos recogidos en su cara "A", con prólogo de Alejandro Duque Amusco sobre el rol del traductor como necesario proceso mediador a otra realidad verbal, o como sustitución equivalente respetando forma y contenido. La cuestión se presta a una polémica renovada, también en la práctica, al incorporar cuarenta firmas que se empeñan en traducir a otros cuarenta autores; un amplio abanico de traducciones hecho por relevantes talleres personales que permite el análisis del acto de construcción del nuevo ropaje verbal.
El papel de traductor es asumido, por ejemplo, por José Corredor Matheos, Joan Margarit, Jose Carlos Llop, Jordi Doce, Felipe Benítez Reyes, o Antonio Rivero Taravillo, entre otros; mientras que cede su tinta al castellano desde el inglés, catalán, portugués, italiano, alemán, e incluso lenguas de difusión limitada como el bable, una nómina de primera línea, donde militan Antoni Marí, Anna Crowe, Mary Oliver, David Harsent o Michael McClure… Sin discusión, una sorprendente marejada.   Si al comenzar constataba reparos, el trabajo general de la revista es intenso y enriquecedor y afianza la publicación murciana entre los proyectos literarios más relevantes del calendario. Así que en la laboriosa redacción  de La Galla Ciencia páginas repletas de excelente literatura.





jueves, 25 de febrero de 2016

AFORISMOS AL PASO

Motivos personales
José Luis Morante
La Isla de Siltolá, Aforismos
Sevilla, 2015


AFORISMOS AL PASO


. Bajo la gota fría, el trazado del sendero se diluyó. Rumbo incierto.

. Me gustan las noches de doble fondo, en las que caben vigilia y sueño.

. Esa manía de la memoria de revisar apuntes atrasados.

. Siempre que concluyo un libro, firmo con la escritura discreta del aprendizaje.

. La verdad no es un área reservada para soledades ariscas.

. Cuando avanzo hacia ti te desvaneces.

. Consumo la relación incierta del autista y su temporada en el invierno.

 . Aliteración: “los espejos espían con pericia”

. Hipérbole: “Un grano de poesía sazona un siglo” (José Martí)

. Metáfora: “Sístole y diástole, sismología del corazón”. 

. Errata: una propagandista de la impericia 

                                  (Del libro Motivos personales)



miércoles, 24 de febrero de 2016

INTERNOS

Pabellón Psiquiátrico

INTERNOS

 Regreso al Pabellón de internos. En su larga alambrada sobresale una fila de adelfas florecidas. Dentro no cambia nada. Algunos internos deambulan dubitativos, mirando mi presencia con desconfianza. Después se aproximan; me piden euros y tabaco y premian la generosidad con confidencias. Alguien, susurran, empujó al celador en la escalera central; hubo suerte, aunque sobrevivió se fracturó la cadera y estará lejos varios meses. 
  En la tapia de entrada, siguen juntas las dos sillas de plástico que miran la avenida. 

                                                      (De Cuentos diminutos)



lunes, 22 de febrero de 2016

MIGUEL VEYRAT. PASAJE DE LA NOCHE



Pasaje de la noche
Miguel Veyrat
Barataria, Poesía, 2014


RAZÓN Y DESEO



   El poblado itinerario creador de Miguel Veyrat (Valencia, 1938) aglutina más de quince entregas poéticas. En su pautado desarrollo en el tiempo se desvela un ideario estético de búsqueda que mantiene como coordenadas centrales un sustrato culturalista y un hondo sentido de continuidad en el tiempo. Esta actitud ante el lenguaje y a su sentido intercultural arranca en el vivero novísimo y prosigue hasta el ahora. Son rasgos que suelen resaltarse en los textos de apertura de sus poemarios. Así lo enuncia Jacobo Muñoz en el prólogo de Pasaje de la noche , obra que ve su amanecida en 2014.
   El crítico define la experiencia estética del poeta valenciano como praxis de “una conciencia vigilante que se enfrenta al “infranqueable abismo” que se abre entre el sujeto –el yo- y el mundo”. Nace de este taller del lenguaje un espacio de conocimiento que ha de recorrerse con la brújula tenaz del pensamiento. Vislumbramos en Pasaje de la noche una poética  de textura metafísica que busca sus manantiales  genesíacos en magisterios como Rilke, Valente, o en el pensamiento crítico de Heidegger, por citar solo algunos magisterios que se exponen con transparencia.
   Desde un escenario nocturnal, las palabras dan voz a la carencia. El sentido ontológico del ser define una sensación de naufragio. Quien habita la nada está sometido a un deambular desnudo, cuyo sentido a veces se oculta; de ahí el continuo bucear en la indagación y la sensación de desamparo en la que yo toma conciencia de habitar un espacio a la intemperie.
   En ese estar agónico hay que atender, con la conciencia despejada, al rumor en el que cobra impulso la palabra poética. El poema se va gestando entre tanteos, abre sendas, deambula entre linderos desvaídos sin descubrir entre las múltiples bifurcaciones la claridad del destino propicio.
   Esa necesidad de decir, aunque no amanezcan respuestas, pronuncia una actitud despierta, de sujeto activo; el yo es consciente de que no puede vencer al tiempo y de que su función cognitiva se pierde en una línea de niebla que aglutina contornos y horizontes.  Así se va marcando un rostro en el espejo; son los destellos de una identidad moldeada entre desapariciones y pérdidas, erosiones y cambios; estelas que abren inadveridos propósitos baldíos; son los itinerarios de regreso de un pasajero impaciente que en su laberinto existencial hace suyo aquel verso de Hölderlin: “lo que permanece lo fundan los poetas”.



domingo, 21 de febrero de 2016

ENTREVISTA A JOSÉ LUIS MORANTE, ANTÓLOGO DE "RE-GENERACIÓN"



Entrevista a JOSÉ LUIS MORANTE, antólogo de Re-generación

  
Una vez más tengo el placer de entrevistar a José Luis Morante (Ávila, 1956), poeta y crítico literario. Ahora con motivo de la salida de Re-generación, Antología de poesía española (2000-2015) de Valparaiso Ediciones. En ella selecciona 24 voces cuyas edades oscilan entre los 23 y los 35 años. Voces que, a pesar de su juventud, irrumpen con fuerza en el panorama literario.

DOLORES LEIS: Si no recuerdo, es tu cuarta antología y a diferencia de las anteriores no sólo has tenido que seleccionar los poemas, sino también los poetas…

J.L MORANTE: Así es, pero son iniciativas muy distintas. Antologué a poetas con un fin solidario, tras los atentados de Madrid, o a participantes en la vida cultural de Rivas, pero Re-generación es un inventario de estéticas emergentes que ha exigido mucha más lecturas porque dibuja el paisaje lírico de la última hornada.

 ¿Qué criterios has seguido como antólogo para elegir los 24 poetas de Re-generación?

Su calidad literaria. Ser autores de unas obras relevantes en la que se constata personalidad propia y talento poético.

¿Te dejas llevar por la intuición y los sentimientos, o prima una biografía con distintos premios literarios en su haber?

Aquí la intuición no sirve como brújula; las biografías se construyen con libros y a veces esos libros son reconocidos en certámenes literarios, pero no es una condición imprescindible. En cambió si me parece una señal de calidad la presencia en editoriales fuertes, los comentarios de otros críticos, o las impresiones de sus libros tras la lectura.

 ¿Qué descubrimientos te ha permitido la lectura de tanta poesía joven?

Tengo la sensación de haber realizado un largo viaje lleno de rincones inéditos. Así que el asombro me dura todavía y con él la certeza de que vivimos un momento creativo de primera magnitud, con poetas que serán una presencia viva en el futuro.

Los autores nacieron en los ochenta y principios de los noventa ¿Qué te impulsó a elegir ese periodo en concreto?

Apenas existen antologías de este último tramo temporal en el que nacieron los poetas que escriben en el siglo XXI. Y quería trazar un mapa lírico remozado, hecho con tinta fresca, a plena luz, como si asistiésemos a una representación que se está realizando todavía: poesía in progress.

Trece años los separan,  ¿por qué esa diferencia generacional entre unos y otros?

Como sabes, el tiempo generacional canónico agrupa quince años, pero la verdad es que no he encontrado poetas de 1994 y 1995 que superaran a sus compañeros de promoción y opté por incluir más autores de los años ochenta. Es normal; no es fácil con veinte años firmar un hito literario, más bien el primer libro suele ser un sondeo, una especulación que afina la voz.

En el prólogo cuentas que has elegido protagonistas con amplia formación universitaria, ¿crees imprescindible pasar por la universidad para escribir poesía de calidad?

Soy profesor desde hace treinta y ocho años y sé, por experiencia, que el aprendizaje cultural es una columna de la creación. No es necesario tener un título universitario, claro que no –y la historia está llena de excelentes poetas sin acreditación universitaria- pero la cultura siempre proporciona cobijo y sombra, terreno fértil y cielo despejado.

El individualismo de las redes sociales hace que las llamadas generaciones literarias tiendan a desparecer ¿qué elemento común hay en los poetas que aglutinas en esta muestra?

Es indudable que nuestro tiempo está marcado por lo digital; hay una profunda conexión entre literatura y espacio virtual, que ha permitido una mayor difusión y un entorno global muy amplio; también el legado de la tradición ha multiplicado sus sendas y los idiomas hablan entre sí con más fluidez que nunca.


Me llama la atención la procedencia de los autores, aunque están repartido por toda la geografía hay dos comunidades que priman, Asturias y Madrid, en relación a la primera ¿qué diferencia la poesía asturiana para, aún siendo una comunidad pequeña, haya tanto poeta?

Asturias vive una cosecha ejemplar a la que no es ajena la influencia de José Luis García Martín. Hay revistas que sirven de coordenadas básicas a los nuevos nombres como Clarín y Anáfora. Pero no es el único territorio en el que la poesía recorre las calles con luz de mediodía: Granada, Albacete o Madrid son topónimos repletos de excelente poesía…

Puentes de papel es tu blog literario, un escaparate donde muestras al lector tus opiniones, tus vivencias, tu poesía y relatos, un espacio que llega a un gran número de personas que de otra manera no leerían a José Luis Morante. ¿Es imprescindible un blog en la vida del poeta?

Mi relación personal con el blog es casi la de una pareja de hecho. En estos años, se ha convertido en el mejor difusor de mi escritura; por tanto, es muy útil para sostener un intercambio cultural con lectores lejanos que gracias a esos puentes digitales acuden a casa cada día. También las redes pueden cumplir un papel similar. Mantener el blog con entradas de interés es un reto, exige tiempo y dedicación y yo estoy muy agradecido con la presencia de tantos amigos.

Quiero agradecerte la posibilidad que me brindas de colaborar nuevamente contigo, por abrirme las puertas (en esta ocasión virtuales) de tu casa y compartir en la lejanía nuestro eterno café. Te deseo lo mejor en esta andadura y en todas las que emprendas en los días venideros.




 Dolores Leis es novelista. Su primera obra, El último Bernal (Círculo rojo, 2013), cimentaba su apuesta narrativa en las aguas de un realismo neorromántico. Su segunda salida, El pasado en cada esquina (Vitruvio, 2015) elige como marco histórico el primer tramo del siglo XX. Ha escrito también poemas y microrrelatos. Desde hace algún tiempo vive en Santiago de Chile, donde prosigue su vocación creadora y escribe su tercera novela.

 (La foto de Dolores Leis es de Pilar Escamilla)











sábado, 20 de febrero de 2016

VENDRÁ LA MUERTE...





VENDRÁ LA MUERTE…

                            Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
                                                             C. Pavese

Pisa la muerte
el  limo intransitable…
Chirinos, Eco.



viernes, 19 de febrero de 2016

MARÍA TENA. TODAVÍA TÚ

Todavía tú
María Tena
Anagrama, Narrativas Hispánicas
Barcelona, 2007

LA MITAD DE UN SUEÑO

   Desde el arranque de su escritura, el quehacer narrativo de María Tena (Madrid, 1953) recorre itinerarios de cercanía y busca el contacto cercano de una propuesta dialogal. Así ocurría en su primer paso, Tenemos que vernos, una novela cuyo título alude al registro conversacional que la rutina deja sobre la mesa de lo imprevisible, para hilvanar una historia de amor y decepción, repleta de atinados caracteres urbanos. También recuperaba un tono de voz cercano en su segunda entrega Todavía tú, donde el título parece fortalecer su invitación a lo perdurable. El impulso argumental tiene su fuente en la memoria. Así arranca una inmersión en los rincones del sujeto verbal, un profesor maduro, que vuelve como reconocido profesional de la arquitectura para dar una conferencia de apertura en un congreso.
  El profesor, en la cima de su éxito laboral y con la admiración de sus colegas impresa a cada instante, regresa de Estados Unidos. Su sedentaria confianza en el pasado se quiebra tras el encuentro inesperado con una de las asistentes. Marina es una arquitecta muy joven, que conoce y admira su trayecto. La razón sosegada de la existencia diaria se desarbola; el tiempo de intimidad supone una estela de descubrimientos e indagaciones. De repente, aflora el deeo para erosionar los principios convivenciales de su casa, pero también para alborotar la dormida quietud de la memoria. La noche deja paso a las confidencias y al compartir los trazos de personajes y recuerdos. Marina le recuerda a Inés, el gran amor de su adolescencia. Cuando concluye el congreso, el arquitecto pasa unos días en Madrid, sumido en un estado de apatía, empeñado en reconstruir el pretérito. Hace casi tres décadas, Madrid fue un marco sentimental propicio. Allí vivió su relación con Inés y aquella lejana experiencia de amanecida se impone, como un rostro firme, nunca dispuesto a diluirse en el olvido. Ni siquiera la piel juvenil de Marina logra anular su peso en la evocación. Inés es un puerto de acogida, como lo son aquellas voces en el tiempo, engarzadas en el aprendizaje sentimental y en el olor intenso de la carne, Rostros que un día materializaron sueños a medias, aunque nunca tuvieron la fuerza que tuvo Inés.
  La biografía personal del arquitecto acumula un notable inventario de relaciones dispares. En cada historia hubo límites distintos, un entramado de renuncias y engaños que han ido gestando una forma de ser en la que apenas perdura aquel niño que creció con la madre, sin la figura paterna como puerto de anclaje.
  El mapa del recuerdo en el pueblo está marcado por la estrechez y la pertenencia a una clase humilde y alejada del prepotente privilegio de los veraneantes. Ellos regresaban estivales, festivos y lejanos, y desplegaban su riqueza ante el esfuerzo cansado de la gente común. A esa clase  pertenecía aquel niño solitario criado en el resentimiento, convencido de que nadie elige el destino de una infancia oscura. Pero también allí, de pronto la existencia se convierte en un paisaje claro con un hito sentimental, que nunca borra sus contornos, a pesar de otros episodios emotivos.
  En Todavía tú, María Tena traza, con levedad diáfana, la arquitectura de un paisaje interior. En él se difuminan contornos, se marcan líneas en el tiempo hechas profundidad y distancia para que regrese la sensación del asombro. Son los rayos de luz de una amanecida de frontera, entre la realidad y el sueño. Un cristal limpio que busca recuperar un itinerario de equilibrio afectivo, el apremio lejano de la felicidad.







jueves, 18 de febrero de 2016

GREGORIO MUELAS BERMÚDEZ. UN FRAGMENTO DE ETERNIDAD

Un fragmento de eternidad
Gregorio Muelas Bermúdez
Ediciones Germanía
Alzira, Valencia, 2014


FRAGMENTO DE ETERNIDAD


   Con título reflexivo y temporalista, Un fragmento de eternidad, compila sus últimas composiciones Gregorio Muelas Bermúdez (Sagunto, 1977). El escritor, licenciado en Historia por la Universidad de Valencia, ha explorado sendas creadoras dispares como el guión cinematográfico, la crítica literaria y la poesía, con entregas como Aunque me borre el tiempo y el cuaderno Rosas y espigas.
  Rafael Coloma firma las líneas de introducción de esta propuesta que regresa a uno de los sustratos básicos del verso: el tiempo, y expone una de las cualidades más significativas de esta poesía: la estética directa, sincera, despojada, en la que es inevitable el poso de melancolía por su profunda significación existencial.
  Con ese afán de transcender lo efímero se articula un poemario que arranca desde el escueto umbral donde el sujeto poético se enfrenta a la inevitable condición del existir: marcar pasos en lo diario es buscar sitio en la ceniza; la escritura no es sino un modo de sortear lo transitorio y hallar en las palabras la compensación de una mínima brisa, la posibilidad de estar: “Pero sé que todo es final / que todo acaba / que solo existen los instantes / y que cada instante, / cíngulo del tiempo / es un fragmento de eternidad”.
   De oír, desde el comienzo, el nítido rumor de la agonía nace un pensamiento abocado a la paradoja, una cronología pendular entre la aurora y la noche en el que percibimos los elementos de una epifanía de materia oscura, un espacio de sombras en el que encuentra sentido la imagen infernal de un paraíso tenebroso, como si el viejo marco de la tradición católica, recuperara su simbología y se hiciese imagen de un páramo sombrío.
  De esa condición marginal del ser para la nada, la conciencia dicta un pensamiento de rebeldía y entereza,  un tono de voz firme para afrontar el invierno  y salir a flote de la desolación, desde la poesía o desde la música: “Sólo la música ilumina oscuras estancias / por donde el alma transita silenciosamente. / Es como oír el corazón latir nuevamente / en un lejano reino plagado de distancias”
Nunca cómodo por asumir ese destino marcado por la intemperie, el sujeto despliega en cada gesto un afán de eternidad; perdurar es al mismo tiempo anhelo y esperanza, incansable labor  de la voluntad para borrar heridas y descubrir agarraderos vitales a través de la voz y la palabra. Los versos se hacen testimonio y razón de ser, así nace una sentida refutación del olvido que trasciende lo personal para incidir también en el tiempo histórico y contradecir el aserto de Adorno, a raíz de la barbarie nazi: “Después de Auschwitz / se escribe poesía / para decir con eco inextinguible / que la muerte no es la única salida”
  También la visión del paisaje concede a los sentidos el equilibrio necesario de la belleza. En la sección final “Apuntes de paisaje”, que incorpora una cita del poeta elegíaco Francisco Brines, la voz meditativa dirige sus ojos al entorno en el que también respira un tiempo cíclico y mudable en el que emerge lo finito de un acontecer mesurado que pone flores entre la ceniza.





   



miércoles, 17 de febrero de 2016

RASTROS DEL TIEMPO




RASTROS DEL TIEMPO

                                      Para Nuria,
                                           por estar
                    donde siempre amanece


Viejos juguetes
que manos infantiles
deshabitaron.



martes, 16 de febrero de 2016

ARTE DE LA CONSTANCIA






ARTE DE LA CONSTANCIA


No voy a abandonar, ahora que el barco se hunde, dijo ensimismado. Y el iceberg siguió a lo suyo.

        (De Cuentos diminutos)


 

lunes, 15 de febrero de 2016

CRISTIAN DAVID LÓPEZ. PERMISO DE RESIDENCIA

Permiso de residencia
Cristian David López
Ediciones de la Isla de Siltolá
Sevilla, 2o15

DESPERTAR A SOLAS


   El escritor Jorge Luis Borges es un inagotable almacén literario, un expendedor de citas que siempre deja satisfecho al consumidor; sus palabras tienen una semántica moldeable que se ajusta, como licra, a cada poemario. Así sucede con el libro de Cristian David López  Permiso de residencia, al que define por su carga autobiográfica este párrafo: “Toda poesía es plena confesión de un yo, de un carácter, de una aventura humana”.
   En cada conciencia individual gravitan siempre las coordenadas del origen, ese lugar que sobrevive a cualquier contingencia. Se aloja en los recuerdos para despertar a voluntad, como si concediera un sitio habitable a la memoria. La evocación define al presente como carencia y búsqueda. Cristian David López nació en Lambaré (Paraguay) en 1987 y el legado cultural de sus raíces es un signo estable del quehacer literario. Con el poeta y crítico José Luis García Martín, coeditó y versionó al castellano Cantos guaraníes / Guarani purahéi. Además impulsó la salida de Aforismos y reflexiones, del modernista paraguayo Rafael Barrett y dejó en su novela La patria del hombre una crónica marcada por una profunda estela vivencial que hace recuento de un intervalo remoto asociado a la infancia. Con ese bagaje bibliográfico no pasa inadvertido el título de su primera compilación lírica, Permiso de residencia; de nuevo remite a la inmersión en un entorno distinto y a la pertenencia eventual a otro contexto social. La acreditación legislativa permite fijar una residencia estable y realizar actividades laborales pero no borra la condición de transterrado, la certeza de no ser sino un extranjero que busca sitio.
   El enfoque de Cristian David López está muy lejos de la extrañeza reivindicativa, no se siente un expulsado del paraíso. El sujeto poético tiene una mirada diáfana y abre los brazos  con una nítida propuesta dialogal a la gente común, sin argumentaciones solemnes y con un saludable punto de ironía. Leemos en el introito “La llamada”: “Vengan, / los que no aprietan el tubo de dentífrico por el medio, / los que no cruzan los pasos de peatones en diagonal, / los que no manipulan el móvil al caminar por las calles, / los amantes del vino y la poesía, / los que se bañan para dormir, / los que tienen alguien con quien soñar / (aunque cada noche duerman solos)…”. Son versos que unifican coloquialismo y sentimentalidad, que conectan con el hombre de la calle despojado de cualquier dimensión épica, que hacen de la historia personal un estar común que apela al lector a reconocerse en los otros cercanos.
  De este modo el sujeto poético postula una reflexión en la que afloran las señales de un tiempo a través de composiciones breves, de dicción despojada, que solo precisan mínimos elementos de uso y que tienen un claro sentido aforístico en los finales. Algunos poemas se ajustan al molde versal del haiku, una estrofa ligada al ciclo estacional, al temporalismo y al contacto con la naturaleza. Resalta en esta primera parte la naturalidad expresiva, esa aparente confianza en mostrarse ante la otredad sin máscaras ni artificios, como si las palabras pronunciaran un sencillo ideario estético: “Desnudos los pobres / desnudos los enamorados, / los ciegos, los lisiados, / los huérfanos, los exiliados, / los sueños / desnuda la poesía “.
   El tramo central del poemario, “Biografía de ausente”,  agrupa composiciones más reflexivas. Los poemas reconstruyen un trayecto biográfico desde su epifanía, como si la existencia dispusiera un recorrido en el que junto al estar caminara el desarraigo y la incertidumbre, pero también la invitación al amor que marca varias composiciones del cierre final, “El viejo sueño”.
  Cristian David López organiza Permiso de residencia como un animado relato experiencial en el que los bloques poéticos tienen una aparente independencia, aunque comparten una voz cercana, que ofrece contenidos emocionales, y que tiene un sentido humanista del estar. Si la vida resulta aleatoria y umbría, no viene mal dar a los que recorren sus calles un poco de aire limpio, una alegría sujeta con un clip pasajero, un respiro que haga de la esperanza un trabajo estable. 



domingo, 14 de febrero de 2016

JOSÉ MATEOS. UN AÑO EN LA OTRA VIDA

Un año en la otra vida
José Mateos
Editorial Pre-Texctos, Narrativa Contemporánea
Valencia, 2015

EL LUGAR IMPOSIBLE


   Las páginas autobiográficas de Un año en la otra vida contradicen desde el título la condición objetivista y testamentaria del diario. Aquí no se trata de sembrar contingencias, que se van hilvanando en el acontecer existencial, sino, más bien, de crear un clima emotivo. Y ese espacio sentimental no tiene límites concretos; es el lindero ambiguo de lo que sucede entre la realidad y el sueño: el lugar imposible. De ahí el sentir poético de muchas anotaciones, el levitar de la memoria en la incertidumbre de un estar atemporal donde resulta posible el diálogo entre presencias y ausencias, o todavía más complejo: el compartir sitio entre vivos y muertos.
   José Mateos pone en nota previa su advertencia al lector: “Desde el dolor o desde la alegría, yo solo he escrito aquí de lo que amo, que es como decir que he escrito de lo que ignoro. Y he escrito de lo que amo para poder amarlo más, en cada sílaba de su nombre. He escrito de una amiga muerta, del mar o de unos membrillos por el puro gusto de nombrarlos, nada más, porque al nombrar lo que se ama se recrea uno en lo que ama.”. La voz narrativa deja su rastro desde una implicación afectiva máxima y ello condiciona la naturaleza de esta tarea que emparenta al máximo con el quehacer poético. Quien vuelve la mirada hacia atrás se busca a sí mismo, se siente extraño en otro tiempo y desanda recuerdos sabiendo que el pasado no es una opción de vida imposible sino un hábitat recuperable, en el que permanecen asentadas e inalterables las cosas de siempre.
   La escritura permite volver a ser, recuperar el estado de inocencia, cruzar umbrales y entrar en las casas donde viven los ausentes, como si el yo tuviese una identidad de niebla que le permitiese caminar por el otro lado de la vida. Esa naturaleza de ser fronterizo hace que el yo real desaparezca y que pierda la opacidad de su materia para ubicarse en una nueva dimensión en la que lo real cobra otro sentido: “El presente es tan sólo la ola que se retira para dejar paso a otra ola. El presente es el instante que pasa y que pasa hacia ninguna parte, hacia nada que no sea su propia desaparición “ (Pág. 21).
  Las anotaciones entrelazan asuntos en los que se va gestando el núcleo de obsesiones esenciales del autor; en Un año en la otra vida sorprende la afirmación continua de la muerte; es una constante que afecta a vivencias a distinta distancia: está la muerte de una anciana entrevista en algún viaje, que formaba parte de un paisaje estático y cobijado en la rutina, o la del viejo maestro que abrió sendas para percibir la belleza del mundo; y están esas muertes que abrieron hendiduras que nunca se cerraron porque con ellas cambió la epidermis de la conciencia para ser más transparente y frágil.
 Los textos de estas páginas autobiográficas de José Mateos tienen mucho de alacena, de mueble preservado de la prisa insolente de los calendarios. Incluso cuando sus sentidos se ponen a conversar sobre lo tangible, como ante la cercanía de las formas duras del membrillo, prefieren la inmersión: esa fruta es luz, y un olor persistente, y una estela que deja en la memoria la mirada del tiempo y la quemadura de lo transitorio. Porque las cosas nacen para agostarse y someten a quien las mira a una ensoñación reflexiva, a repetir el gesto callado de quien sopla sobre el rescoldo y la ceniza.   





sábado, 13 de febrero de 2016

EN EL ESPEJO DE NINGUNA PARTE

Rivas-Vaciamadrid (Madrid)


EN EL ESPEJO DE NINGUNA PARTE


  Porque la memoria es distraída, hoy quiero comenzar por el final, por anotar las deudas contraídas que ha dejado en mis manos el libro Ninguna parte. Debo la respiración de sus poemas a Javier Sánchez Menéndez, poeta y editor sevillano, que abrió camino hasta La Isla de Siltolá. En la librería Alberti Lola Larumbe me dejó una habitación con vistas, esta quietud de libros, hospitalaria y cómplice, donde he escuchado la voz de tantos amigos y maestros. Hoy conmigo, en la misma acera del afecto, Javier Lostalé, que dio forma y palabra a muchas horas de amistad. Y naturalmente, mi deuda con todos ustedes que hoy me acompañan y dejaron en cualquier parte el gastado papel de las excusas para viajar juntos hasta las impresiones y paisajes de Ninguna parte. A todos: muchas gracias. Nos pasamos la vida buscando lo que no está en Ninguna parte. Todos perseguimos la quimera de la felicidad, esas huellas en la arena que al final de trayecto nos dicen que la meta fue cada uno de los pasos que hilvanamos para llegar. Lo dijo Kavafis en un verso memorable que todos recuerdan y que da sentido a la amarga ceniza del adiós.
  “Patologías”, la primera parte de este poemario, está invadida por el desajuste existencial; la erosión del tiempo en el entorno más próximo y en la propia carne incrementa la dependencia de lo fisiológico; el desgaste nos convierte en seres dependientes y vulnerables que hacen de la incomunicación una resignada espera en la que se va ratificando el final. La existencia entonces se torna oscuramente dramática y dispara el sentimiento de culpa. Mucho más optimista, el segundo bloque, “Deshielo” hace del amor y la amistad una forma de estar en compañía y compensar carencias. Los sentimientos son hálito fundamental para seguir el viaje o recorrer trayectos que mudan paisajes y afectos. Poemas para una cristalera con luz. La existencia como decurso conlleva una inevitable cesación. El epitafio no es sino la voluntad de seguir hablando cuando consumimos el turno de palabra que, de este modo, se convierte en rebeldía frente al silencio. Nunca entendí la poesía como algo misterioso e inefable, sólo al alcance de iluminados que esperan la azarosa llegada de la inspiración. Creo en ese trabajo intelectual que transforma lecturas y vivencias en expresión lingüística. Esta consideración del ideario poético está presente en el último apartado “Y todo lo demás…”que difunde impresiones sobre asuntos internos de la literatura: el mensaje, la expresión comunicativa, la distancia entre idea y logro, la identidad del yo lírico. Literatura, al cabo. Pretendo que Ninguna parte, por su constitución interna, sea expresión fiel de una mirada de pautas crepusculares, cuyos contenidos mezclan imágenes y sentimientos.Son los ojos del ocaso, aunque no olvido que el anochecer siempre tiene un inseparable enlace con la amanecida, una íntima simbiosis. Nos quedan la palabra y la esperanza.


                                             (Presentación de Ninguna parte)




jueves, 11 de febrero de 2016

INCERTIDUMBRE

Entre libros, Rivas, 2015
Fotografía de Dolores Leis



INCERTIDUMBRE


El pesimista es tan clarividente que anticipa el fracaso

Cada trayecto se refugia en la lectura minuciosa de un viejo periódico. Disimula su capacidad de observación. Conoce la fisonomía de todos los fantasmas que viajan en los vagones vacíos.

Su idoneidad como corrector quedó demostrada cuando encontró varias faltas de ortografía en un poema de Juan Ramón Jiménez.

El egoísta hace del yo apócope de nosotros.

Las ideas ajenas sobre la conciencia de un sujeto dependen de las  palabras; la opinión del yo sobre sí mismo depende de los hechos y del triste oficio de la ocultación.

Utiliza argumentos que recuerdan carnavales de pólvora.

Cómplice del futuro.

Tiene una memoria prodigiosa, capaz de hacer real una mentira.

Los que mienten consiguen interpretaciones magistrales.

En el trasfondo del azar dormita un orden secreto, una simetría que pauta planteamiento, nudo y desenlace.

La autobiografía convierte a otro en protagonista. 

Me dispongo a escuchar. El ruido de las palabras hilvana preguntas que confirman la falta de respuestas. Después habla el silencio y hay una extraña sensación inmóvil.

Los andenes ferroviarios son espacios ambiguos e imprevisibles en los que se respira la quietud de la ausencia; nadie sabe quién se va o quién se queda.



                                                (De Mejores días, De la Luna Libros, Mérida, 2009)



miércoles, 10 de febrero de 2016

RAFAEL-JOSÉ DÍAZ. LA CREPITACIÓN

La crepitación
POESÍA REUNIDA (1991-2006
Rafael-José Díaz
Epílogo de
Mario Martín Gijón
La Garúa Libros
Santa Coloma de Gramenet, Barcelona, 2012


LA CREPITACIÓN

   En un intervalo temporal muy breve, desde 1991 a 2006, Rafael-José Díaz (Tenerife, 1971) dibuja un perfil poético de amplios trazos. Las entregas de ese tramo inicial aparecen reunidas en el volumen La crepitación, dentro del catálogo La Garúa libros. Conviene recordar que en el contexto de los años noventa alcanzó pleno auge una estética ya asentada en los manuales literarios, “la poesía de la experiencia”, que tuvo como representantes más reconocidos a Luis García Montero, Felipe Benítez Reyes y Carlos Marzal. En ese ambiente figurativo Rafael-José Díaz explora otras circunvoluciones no contaminadas por el gregarismo realista y por los habituales magisterios de la generación del 50.
   Para evitar injerencias en el criterio lector, el comentario crítico de Mario Martín Gijón se ubica como epílogo, así que la entrada de La crepitación queda franqueada con los poemas de Detrás de tu nombre. Esta amanecida emplea el poema en prosa como pretexto comunicativo de la voz versal; se postula con verbo redundante e interrogativo que busca la implicación directa del interlocutor. Así se inicia un trayecto, hecho lugar de encuentro, cuyas inflexiones  sondean la ausencia, la proximidad afectiva y el papel germinativo de las palabras, capaz de restaurar huellas borradas o marcar los itinerarios del vacío. La segunda sección se abre con pausas más descriptivas, donde caben la evocación y el sustrato anecdótico; los versos proyectan imágenes del recuerdo o filtran rendijas de lo cotidiano.
  Además del aserto global, La crepitación, define una sección completa que germina a partir de una cita de W. G. Sebald. El paratexto provoca semánticas nuevas, cruces de caminos en la aventura existencial. Existir es forzar una crepitación hacia la ceniza, caminar hacia un centro secreto donde hallan reposo el tamo volandero del vacío. 
   El título El canto en el umbral parece aludir a lo metapoético. La identidad es una textura que solo encarna en las palabras. Allí esparce su materia o se convierte en receptivo despliegue de quietud. Un poema homónimo clarifica el sentido y concede al libro un latido elegíaco; el entorno natural ofrece hospitalidad, propicia signos de una percepción visual que niega la ausencia y busca definirse en el tiempo. También La azotea-Réquiem alude a la mudanza del tránsito. Las secuencias dibujadas trazan las imágenes borrosas del acontecer, con una voz esencial que requiere mínimo desarrollo y busca brevedad y una formulación escueta y precisa.
   Llamada a la primera nieve recubre su textura con una sensación de epifanía. Tras los hilos de la amanecida se despeja la niebla. Llega la claridad y rebrota un ciclo vital donde germinan signos de pureza y estreno. En ese ámbito de lo matérico la voz suena a canción; las palabras tienden itinerarios para abordar una percepción introspectiva. La mirada se hace impregnación del respirar cotidiano. El estar gesta un aprendizaje pendular entre la opacidad y la transparencia; como sugiere el poeta, repite el etéreo volar de una libélula. Ya en el arranque del nuevo siglo amanece Los párpados cautivos. Persiste en él los elementos simbólicos, entre los que toman sitios centrales la luz y la naturaleza. El dibujo verbal traza arabescos sobre la paradoja, como si la semántica tuviese linde en la incertidumbre. Leemos en “Meses de invierno”: “Mira la nieve: / está unida a la luz, cuerpo de luz / que irradia desde el centro del invierno “. De esta unión de lo dispar parece emanar un hilo discursivo que defiende la luz como dorso de lo oscuro; una línea delgada entre el sueño y la amanecida que va creciendo en los márgenes de la identidad.
   Moradas del insomne  emplea un título de honda fuerza connotativa. La llegada de la luz no cesa el estado de desplegué perceptivo: “Despertar / es desplegar los bordes de tu sueño / en la cárcel de luz de la mañana. “ La amanecida deja en evidencia el estar ausente, los claros indicios de finitud y ceniza en los que se recuesta el dolor. Así nace la evocación y el decir elegíaco, las palabras donde la muerte toma cuerpo y rasgos propios. También la habitación vacía se hace lugar para el recuerdo en el hueco sin fondo del pretérito o los distintos elementos del paisaje que van tomando conciencia del declinar hasta ser mudos testigos de un sendero que no deja huellas.
  Casi premonitorio, con el velado son de una certeza, resulta el aserto Antes del eclipse. El sujeto verbal se dispone a hacer balance; parte de una situación donde la calma difunde un paréntesis temporal para lo introspectivo. Espera el azar, la conjunción de un destino enigmático, mientras compone un imaginario autorretrato cuyos trazos van surgiendo desde un lejano trasfondo: “No es el viento esta noche, es la memoria / que golpea las puertas de sí misma, / como un hambriento perro herido / que regresa al hogar donde fue amado “.
   La muestra abarca hasta 2006, cuando se fecha la salida de Una ruta de junio. En sus páginas el dibujo gráfico y la disposición verbal crean una sostenida sensación de fragmentarismo y azar; los versos destellan, como si capturaran mínimas visiones del entorno en el denso mirar de la calima. El aire diluye formas cerradas; se acerca a los sentidos con la sensación de evanescente transparencia en fuga, con la certeza, una vez más, del ser transitorio y nunca apaciguado.
   Se añaden como cierre dos textos en prosa. La mínima nota de autor describe, en leves trazos, el proceso de gestación de esta poesía reunida para que confluyera en un todo uniforme, sin  más reescritura que la imprescindible para solventar alguna errata o eliminar algún poema fallido. El poeta lo ha dicho todo en sus versos y no requiere más explicaciones. Mucho más calado tiene el sondeo crítico de Mario Martín Gijón. En él, junto al contexto biográfico inicial, se revindica la continuidad natural de un legado a partir del ideario estético de Andrés Sánchez Robayna y la revista Paradiso, y se hace de la condición insular un mirador de oteo: la isla es palabra inaugural y paisaje naciente y la voz se convierte en búsqueda de lo intangible.
  La poesía inicial de Rafael-José Díaz encuentra en La crepitación un espacio natural para la permanencia. Sus coordenadas son las del poeta órfico, las de quien se asoma al poema, no para enunciar, sino para descubrir, sin más elementos que la voz y el pensamiento, sin más caminos que los pasos difusos de la incertidumbre.




lunes, 8 de febrero de 2016

ENTREVISTA SOBRE "RE-GENERACIÓN"

Re-generación
Antología de poesía española (2000-2015)
Selección  y prólogo de
José Luis Morante
Valparaíso Ediciones
Granada, 2016

RE-GENERACIÓN, UNA ANTOLOGÍA DEL AHORA POÉTICO


Prensa, Valparaíso Ediciones
8. Febrero. 2016

Llega a las librerías Re-generación, una antología sobre poesía española (2000-2015) preparada por José Luis Morante, poeta, editor y crítico literario. Sobre esta primera generación del siglo XXI, hablamos con el escritor en Rivas, la ciudad de la periferia madrileña donde vive y trabaja.

El título de su antología Re-generación parece tener una connotación ideológica…

JLM.- Es posible que algunos lectores compartan una sensación parecida; vivimos un tiempo histórico complejo, lastrado por sombras que requieren una amanecida, una luz nueva, una cerilla encendida, una regeneración. El título es un acierto del editor Javier Bozalongo, la brújula de Valparaíso Ediciones; yo solo percibo connotaciones estéticas. La poesía precisa ramas renacidas que germinan en el nuevo siglo; son las primeras del siglo XXI.

¿Cómo surge el muestrario de voces jóvenes?

  Llevo muchos años leyendo poesía joven y Re-generación es una consecuencia natural de ese hábito. Suelo colgar en el blog “Puentes de papel” reseñas de primeros libros porque estimo que alentar a los que inician senda es una buena práctica. Así que la idea estaba latente y se concretó, tras una entrevista en la Feria del Libro de Madrid, con Javier Bozalongo, cuando Valparaíso asumió mi iniciativa.

¿Cuáles han sido las mayores dificultades de su trabajo?

  Delimitar las voces más representativas me ha exigido leer obras de un centenar de autores, algunos con publicaciones en pequeñas editoriales que dificultaban la distribución. Aquí ha sido clave el envío de originales por parte de los antologados. Casi todos han facilitado al máximo mi trabajo con encomiable generosidad. Así fui cribando nombres hasta llegar a la lista final de veinticuatro poetas  nacidos entre 1980 y 1995.

¿Por qué esas fechas?

 Por asumir la teoría generacional clásica, que integra la producción entre 2000 y 2015. Un periodo que aglutina los poemarios de quienes cuentan veinte años al finalizar 2015 y cuyo tope se sitúa en los treinta y cinco años, una edad que cede el paso a la madurez creadora.

¿Apuesta por nombres conocidos o prefiere seguir un criterio más personal?

  Creo que el antólogo debe partir de ciertas coordenadas ya trazadas: los autores que publican en editoriales relevantes, ganan premios prestigiosos y son protagonistas frecuentes de revistas y suplementos merecen una confianza sin prejuicios. Sería extraño no antologar a Elena Medel, Fernando Valverde, Javier Vela, Francisco José Martínez Morán, Alejandra Vanessa, Martha Asunción Alonso, Luna Miguel, Verónica Aranda, Ben Clark, Constantino Molina Monteagudo, Javier Vicedo Alós o Rodrigo Olay… Pero hay inclusiones con itinerarios de amanecida que hallarán inmediatas afinidades lectoras, como Aitor Francos, Miguel Floriano, Diego Álvarez Miguel, María Alcantarilla, Xaime Martínez, Paula Bozalongo, Javier Temprado Blanquer… Por cierto siempre me ha parecido un error manejar listas parciales, así que pido disculpas por esta mención; es  solo una respuesta obligada para no hacer interminable la pregunta.

¿Qué otros datos le han sorprendido?

  Las conexiones entre otras disciplinas artísticas y la poesía convierten al taller del poeta en un marco para el asombro. He disfrutado al percibir puentes de uso entre disciplinas artísticas en los antologados: Pablo Fidalgo Lareo y Javier Vicedo Alós son actores, Xaime Martínez y Elvira Sastre llevan tiempo en la música, Fernando Valverde ha trabajado un proyecto innovador que fusiona lírica y flamenco; María Alcantarilla apuesta por lo visual y el experimento gráfico...

¿Cómo queda el mapa poético actual?

   Bueno algunos datos merecen un comentario reflexivo. Por ejemplo: la cantera asturiana es ejemplar y la alargada sombra de José Luis García Martín sigue siendo impulsora de excelentes poetas jóvenes. Están Pablo Núñez, Rodrigo Olay, Diego Álvarez Miguel, Miguel Floriano Traseira, Xaime Martínez y podrían estar otros nombres como José Luis Sevillano, Laura Casielles, Sara Palicio o los jovencísimos Mario Vega y Rocío Acebal…
   También es muy rica la hornada de Castilla-La Mancha con tres nombres propios en plena cosecha, como Rubén Martín Díaz, Constantino Molina Monteagudo y Javier Temprado Blanquer.      
  Percibo un persistente respeto a la tradición en voces como Verónica Aranda, José Alcaráz, Constantino Molina Monteagudo o Paula Bozalongo… No faltan las apuestas de riesgo; me encanta la fuerza colonizadora de Luna Miguel, siempre dispuesta a convertir el páramo diario en un poema, o el estrépito inconformista de Alejandra Vanessa, Aitor Francos, José Alcaraz, y María Alcantarilla.

¿Cabe este libro en una sola frase?

  Cabe en un puñado de ilusión, claro que sí, en la poesía no hay discontinuidad ni dispersión periférica; sino el disfrute de un casco urbano con amplia zona monumental.
 Y suena a música. Re-generación, más que un inventario de estéticas, es una coral en la que confluyen veinticuatro solistas.

                           (Hoy lunes, llega a las librerías españolas Re-generación)







domingo, 7 de febrero de 2016

EN EL CAMINO

En el camino, la voz de otros


LA VOZ DE OTROS

A diferencia de otras enfermedades, la vida no admite curación.
                                                                    
                                                                                     ITALO SVEVO

Siempre estamos solos para las cosas capitales de la vida, y nuestra verdadera historia nunca será descifrada por nadie. El secreto que guardamos es intransferible por mucho que hablemos de él. Lo más verdadero de nosotros mismos jamás se muestra.

                                                                                              AMIEL




sábado, 6 de febrero de 2016

A PROPÓSITO DE LA ANTOLOGÍA "RE-GENERACIÓN"

Casa Museo de Miguel de Cervantes
Alcalá de Henares (Madrid)
Fotografía de Adela Sánchez Santana


            LA CRÍTICA COMO PLACER LECTOR


   El conjunto ensayístico de Thomas Stearns Eliot Sobre poesía y poetas constituyó en las postrimerías del siglo XX  un modelo de biblia laica para la lírica auroral. Lo recupero ahora porque sus postulados dirimen con acierto disertaciones reflexivas vigentes, aunque conciernen más a la poesía que a otros géneros. Algunas tesis de Eliot que comparto son las que siguen: “cada generación trae a la contemplación del arte sus propias categorías valorativas”; aunque los criterios se modifican y evolucionan, resulta inevitable que el río que nos lleva mude la perspectiva sobre la relevancia de una obra. Otro aserto que  se mantiene, aunque parece obvio, es que la capacidad crítica requiere gusto y criterio porque es una tarea delicada y no exenta de subjetivismo: yo soy yo, mis circunstancias y mis lecturas. Por último, en el quehacer de un periodo temporal no existe un sentido monolítico, cada lectura es el preliminar de una ramificación. De lo demás hablan las páginas de Re-generación, una antología abierta y plural que muestra el paisaje diáfano de la poesía española más reciente. Veinticuatro autores nacidos entre 1980 y 1995 que llegan para quedarse, de la mano de Valparaíso Ediciones.