Justo el mar es lo que más eché de menos durante mis años de trabajo en Madrid. Cuando te has criado cerca del mar, no concibes la vida sin él, mirar a lo lejos y que la visión, el paisaje, se acabe, el mar es una esperanza, una nostalgia, el mayor poema que conozco.
Nací en Ávila, querida Isabel, y soy de los que aman el sosiego de los termómetros, ese vientecillo feliz que alza la página del libro para invitarnos a una mañana de trabajo. El mar es siempre un compañero mágico. Es verdad que su cercanía embellece el tiempo. Abrazos, poeta.
Hoy no encontré en mis libros el ventilador caribe. Y el termómetro de la buhardilla ha perdido el norte...
ResponderEliminarJusto el mar es lo que más eché de menos durante mis años de trabajo en Madrid. Cuando te has criado cerca del mar, no concibes la vida sin él, mirar a lo lejos y que la visión, el paisaje, se acabe, el mar es una esperanza, una nostalgia, el mayor poema que conozco.
ResponderEliminarNací en Ávila, querida Isabel, y soy de los que aman el sosiego de los termómetros, ese vientecillo feliz que alza la página del libro para invitarnos a una mañana de trabajo. El mar es siempre un compañero mágico. Es verdad que su cercanía embellece el tiempo. Abrazos, poeta.
Eliminar¡Pus anda que el de un lunes...!
ResponderEliminarEl lunes también se apunta al trópico. Qué pereza, Tracy.
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