Está ahí, inadvertida, hecha de miedo y simetría, trenzada en el silencio... Y me recuerda esos días de niño, dormido en el desván, con el ánimo frágil de una soledad con libros por descubrir.
Los miedos forman parte de nuestra identidad, como las dudas, Tracy, y hay que aprender a convivir con ellos, a dejarlos en el rincón, inadvertidos y ajenos. Un gran abrazo.
Me haces reescribirme al recordar mi infancia. Pienso ahora mismo en La luz es como el agua, pienso en esos niños que de niña, me regaló el Gabo. Pienso en esta luz en plena página, en cómo puedes traerla. Abrazo sin sombras.
Querida Gabriela, la infancia se ha transformado en un territorio utópico, en un desván sombrío e el que perduran la soledad, el miedo y la incertidumbre... De sus raíces ha ido creciendo la esperanza y la médica que nutre nuestra identidad. Los miedos y las dudas no se curan, son brújulas que nos hacen buscar compañía. Como la tuya, siempre afectiva y llena de luz. Un fuerte abrazo.
Para mí es un tema que contiene luces y sombras, no es gris en sí mismo, Gabriela, el miedo es la necesidad de percibir alrededor ternura y acogida, y es el impulso que invita a superar lo desconocido sin el conformismo cansado de los días... Tengo un poema que explora esos miedos sucesivos en el tiempo, a ver si lo busco y lo pongo en el blog. Y por supuesto cerquita siempre los días de luz en el poema y la amistad encendida. Un fuerte abrazo, poeta.
Reconozco que los miedos son un gran tema y que ("por toda grieta entra luz") se deben nombrar los miedos como un detonador de una búsqueda y un iluminador. Estar vivos es el gram miedo, a perderlo todo, algo, un día, un beso, un grado, una maceta, o no, a no perder nada. Que inmovilidad la de conformista, todo conformista es un suicida y sí, estoy de acuerdo contigo. Pero yo insisto y cavo hondo en la alegría. Leer tu poema sería ¿ves? una alegría.
Está ahí, inadvertida, hecha de miedo y simetría, trenzada en el silencio... Y me recuerda esos días de niño, dormido en el desván, con el ánimo frágil de una soledad con libros por descubrir.
ResponderEliminar... por si tenemos pocos.
ResponderEliminarLos miedos forman parte de nuestra identidad, como las dudas, Tracy, y hay que aprender a convivir con ellos, a dejarlos en el rincón, inadvertidos y ajenos. Un gran abrazo.
EliminarMe haces reescribirme al recordar mi infancia. Pienso ahora mismo en La luz es como el agua, pienso en esos niños que de niña, me regaló el Gabo. Pienso en esta luz en plena página, en cómo puedes traerla.
ResponderEliminarAbrazo sin sombras.
Querida Gabriela, la infancia se ha transformado en un territorio utópico, en un desván sombrío e el que perduran la soledad, el miedo y la incertidumbre... De sus raíces ha ido creciendo la esperanza y la médica que nutre nuestra identidad. Los miedos y las dudas no se curan, son brújulas que nos hacen buscar compañía. Como la tuya, siempre afectiva y llena de luz. Un fuerte abrazo.
EliminarEs un libro hasta la muerte hablar de miedos, yo prefiero hablar de la alegría.
EliminarUno es la luz del otro.
Fuerte abrazo, uno alegre.
Para mí es un tema que contiene luces y sombras, no es gris en sí mismo, Gabriela, el miedo es la necesidad de percibir alrededor ternura y acogida, y es el impulso que invita a superar lo desconocido sin el conformismo cansado de los días... Tengo un poema que explora esos miedos sucesivos en el tiempo, a ver si lo busco y lo pongo en el blog.
EliminarY por supuesto cerquita siempre los días de luz en el poema y la amistad encendida. Un fuerte abrazo, poeta.
Reconozco que los miedos son un gran tema y que ("por toda grieta entra luz") se deben nombrar los miedos como un detonador de una búsqueda y un iluminador. Estar vivos es el gram miedo, a perderlo todo, algo, un día, un beso, un grado, una maceta, o no, a no perder nada. Que inmovilidad la de conformista, todo conformista es un suicida y sí, estoy de acuerdo contigo. Pero yo insisto y cavo hondo en la alegría.
EliminarLeer tu poema sería ¿ves? una alegría.
Abrazo hondo, poeta.