Parque de María Luisa (Sevilla, 2015) |
ENCUENTRO EN EL PARQUE
Con Jorge Luis Borges
Tuvo un cuerpo de talla media, con aderezos ocasionales de
funcionamiento variable que se fueron deteriorando por el uso hasta el definitivo declive, tras el accidente mortal de
hace seis años. Al ocupar un banco del parque, pese a la palidez
desaliñada, lo reconocí de inmediato. Él también ensayó un gesto de perplejidad. Como yo, venía del pasado; sus facciones preservaban los rasgos familiares. Su mirada, clonó mi silencio.
En el irreversible desorden del tiempo, no merece la pena
ningún cambio.
(De Cuentos diminutos)
La frase final del texto es una auténtica perla.
ResponderEliminarEn el microrrelato es una condición inexcusable que el cierre deje en el ánimo del lector una impresión fuerte, una clave argumental desvelada; así que aciertas plenamente al descubrir que la microficción busca un desarrollo pactado... Qué buena lectora encuentro en ti cada día, Tracy. Un abrazo agradecido.
EliminarPero ¿el desorden del tiempo no es puro cambio? Si orden es colocar las cosas donde le corresponden, desorden es llevarlas fuera de su lugar. Llevarlas fuera de su tiempo, por tanto, es generar cambio. El desorden del tiempo sería así sustancialmente cambio.
ResponderEliminarBonito texto. Atractivo e interesante cierre que hace pensar.
La argumentación es muy compleja para mí; mi filosofía existencial es muy primaria, querido amigo; así que el cuentecillo no obedece a metafísicas sino a la voz cercana del poema. un fuerte abrazo.
EliminarSin duda estabas en compañía de Jorge Luis Borges, El otro, te miraba desde su lugar en el banco del parque y por supuesto, lo reconociste.El tiempo juguetón, enreda.
ResponderEliminarBesos
Luz
Así es, querida Ele, no me dirás que no es una buena compañía para contemplar la hojarasca del otoño en Sevilla. Feliz jornada y siempre muy agradecido por tu amistad.
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