Amanecida Fotografía de Adela Sánchez Santana |
CIRUGÍA PREVENTIVA
Tenía la realidad tan medida entre ceja y ceja que hubo que
extirpársela, mediante una compleja operación de sabotaje. Fue inmediato. Todavía duran los
efectos secundarios. Desde entonces, todo es amanecida.
(De Cuentos diminutos)
De cuando en cuando hay que cambiar el paisaje de fondo de lo real, ponerle otro marco de colores imaginativos... de inmediato, se notan los efectos secundarios.
ResponderEliminarLos efectos secundarios, siempre pasan y quedará una realidad más pacífica y a tu medida. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarSin duda, María; hay que dejar hablar a los cuentecillos aunque no sepamos cuál es su intencionalidad, aunque parezcan pesimistas y austeros. Tienen su punto de luz, ese viaje interior que deja sitio al destello. feliz día.
EliminarToda extirpación más que efectos secundarios deja secuelas.
ResponderEliminarAmbas cosas son efectos secundarios, así que ahí andan esas cicatrices de lo real dejando sitio a otras nuevas. Un fuerte abrazo y muy agradecido por tu reflexión.
EliminarEstos cuentos diminutos son una pasada.
ResponderEliminarLo que es una pasada es tu amistad, que siempre que regresa a etos puentes, me llena de alegría. Un fuerte abrazo.
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