Espera (Florida, USA) Fotografía de Adela Sánchez Santana |
EPIFANÍA
Cardinal necesario,
la pulcritud se aplica en dar forma y textura
al poema feliz.
Es palabra con alas que difunde
el íntimo comienzo de los sueños.
El poema desciende
como lluvia caída.
Su epifanía anuda la belleza
y remoza pequeños propósitos baldíos.
Que no contenga lastres
y conozca remedios
contra el cerco famélico
de cualquier desazón.
Que asordine la angustia
y no marchite pasos
en la tierra de nadie
del chantaje afectivo.
Que tenga la avidez
severa de los dioses
y disloque
toda asepsia expresiva.
Que soporte la ley gravitatoria
del trapecio
y se mantenga sobre la cuerda tensa,
como un don disponible
que sostiene el azul
y todo empieza.
Y que sepa también,
hecho gesto final y conclusivo,
guardar el extravío
bajo techo.
(Barcarola, nº 92-93, Dic. 2019, Albacete)
Así como de soslayo deslizas una de las premisas esenciales del poemas, la necesidad de que disloque la asepsia, lease la urgencia de que provoque. Sin esa excitación, no hay poema. Seguimos.
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Querido Francisco Caro, el poema pertenece al último ciclo de escritura y aspira, por tanto, a ser parte del nuevo poemario que, como debe ser, va creciendo lento y premioso. El texto acaba de editarse en la maravillosa revista"Barcarola" que además contiene un dossier imprescindible sobre Julio Cortázar, siempre grande. Fuerte abrazo, poeta.
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