El momento Valentín Carcelén Chamán Ediciones Colección Chamán ante el fuego Albacete, 2019 |
EL SOPLO DEL OTOÑO
Las líneas memoriosas de la teoría
literaria definen la realidad como una geografía cercana y habitable, pero
también como un espacio trascendido y exento de características uniformes. De
sus coordenadas se nutre el marco de escritura de la tradición realista, que ha
ido marcando hasta el ahora su grafía original. El ideario figurativo confía en
la expresión enunciativa del texto, con desarrollo lógico y comunicativo, y en
la reconversión de experiencias cotidianas en procesos verbales. De estas
indagaciones dialécticas se nutre el recorrido lírico de Valentín Carcelén
(Madrigueras, Albacete, 1964), Licenciado en Filología Anglogermánica, traductor
de la poesía de Philip Larkin y Samuel Jonson, y docente en la Escuela de Arte
de Albacete. El escritor comienza senda en el amanecer de los años noventa, un
decenio marcado por la pulsión estética de la poesía de la experiencia, y ha ido abriendo compuertas argumentales
que suman casi media docena de títulos, con amplia representación en revistas y
antologías.
La entrega El momento, tras la
emotiva dedicatoria y el paratexto de
Juan Manuel Díez de Guereñu y Luis García Montero, deja como umbral el poema
“Persona y personaje”, como si buscase recordar al lector que la verdad
biográfica y la verdad literaria son enclaves diferenciados, por más que
compartan afinidades y latidos, o tengan en sus rasgos un aire de familia
especular, como explicase con singular fortuna Jaime Gil de Biedma. El poema
sugiere un desdoblamiento que genera un doble espacio vital y la adaptación del
sujeto al lugar confidencial de la página.
El andamiaje poético de El momento
integra tres planos autónomos. En el primero, sobre la pautada dispersión
de lugares y máscaras, el tiempo encuentra una auténtica explosión emotiva, un
acto de afirmación que desemboca en la condición natural de ser: sobre
cualquier otra configuración metafísica, estamos marcados por la contingencia y
el sonido mitigado del discurrir. Esa condición de ser moldea las palabras, esa
voz que habla de limitaciones y recuerdos, de fracasos cumplidos y de nuestra
condición de transeúntes que protagonizan un simple estar de paso.
La introspección temporalista prosigue en el segundo grupo de poemas. Su
percepción contrasta la realidad interna del hablante y el entorno cercano. El
paisaje acompasa su lenta cadencia al silencio confidencial del yo perdido en
la evocación o en la nostalgia. Todo sucede con una caligrafía indecisa, que
sobresalta el frágil equilibrio del reloj: “No es el tiempo el que pasa. Un
hormiguero / está surgiendo bajo mis pisadas. / No es el tiempo. Soy yo. Es la
luz del día “.
El periplo existencial, una vez más confirma, su condición de viaje,
muda sitios y personajes, es camino de conocimiento y búsqueda, senda que marca
la voluntad de ser hacia la belleza y el desplegado horizonte de lo insólito.
También la duda, esa certeza diluida en nuevas preguntas en las que se extravía
el pensamiento. Desde esa sensibilidad nace la dubitativa caligrafía de “El
momento”, la composición que sirve de epílogo: el largo viaje no refuerza
dogmas sino solo despliega un aire de insatisfacción renacida que desajusta
realidades y sueños.
En los poemas de El momento Valentín
Carcelén selecciona en primera
persona apuntes reflexivos, vivencias de un observador directo que aporta una
percepción confidencial hecha de claves interpretativas. El argumento colecciona
sucesos episódicos en un empeño de “medir el tiempo”. Así logra un
significativo tono verosímil, que mana de la memoria para mostrar esa herida
común de la que nace paso a paso la vida. Poesía que alumbra las sucesivas
máscaras de la identidad que se repiten en el tiempo. Indicios del ser que
busca en las palabras el despertar abierto de mañana.
Gracias por la información amigo, habrá que estar al tanto de este poeta y su libro. El viaje y la duda, la aventura y el temblor del conocimiento tan necesarios en y para la poesía. Enhorabuena a Chamán que tan bien lo hace. Abrazos y salud, poeta!!
ResponderEliminarEs un libro de muy grata lectura, Luis Ramos, porque une a su voz elegíaca esa mirada cómplice del intimismo. Y tienes razón, el quehacer editorial de Chamán Ediciones es una delicia, como el de tantas pequeñas editoriales que se mantienen en el mercado con un plan de trabajo riguroso y de búsqueda. Mil gracias por tus palabras.
EliminarEl poema Una metafísica del universo me parece muy hermoso,en la forma y en el contenido.Resume y condesa la profundidad de la poesía de Valentín. El ser uno con los demás y en la naturaleza. Poemas como los de este libro nos reconcilian con la vida.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu reflexión, Cristina Alonso, también me gusta mucho ese poema, pero ya sabes que el poemario conforma un mosaico verbal donde cada tesela tiene su sitio y su función; me alegra esa complicidad con la poesía de Valentín Carcelén, que yo también siento porque ambos hemos hecho itinerarios lectores muy similares por la tradición realista. Fuerte abrazo y bienvenida a estos puentes de papel. Muy agradecido, de nuevo.
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