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APUNTES BAJO LA SOMBRILLA
cuando retorna como un cometa puntual
la confianza de aún no haber dicho nada
GERARDO DENIZ
No hay que ser imprudentes con el recelo y el tono prosaico de la actualidad. Firme propósito de no intervenir nunca más en una polémica digital.
Los efectos secundarios son desproporcionados: el sosegado articulista de
chismorreos monárquicos, tras mi reflexión, desaparece para siempre, el joven
escritor se queda en la periferia para que nuestros pasos no coincidan, la
actriz ensaya estrenos de mañana, y el sarcasmo saca pecho y duplica su tono
argumental para que además de sarcasmo sea payasería. Más solo. La gente entiende siempre lo que no
quiero decir.
La pandemia ha reivindicado a Poncio
Pilatos. Ahora lavarse las manos es una estrategia sanitaria.
Los hábitos y la educación son hijos
legítimos de la perseverancia. Nunca provienen de concesiones gratuitas. Llenamos la
infancia de nuestras hijas de libros y música. Y ahora, cuando visitamos sus casas, tienen las habitaciones repletas de libros y música… Una educación a contrapié de esas
encuestas sobre la niñez actual: ocho horas frente a la pantalla. No sé qué decir ni quién acierta, pero aquellos
hábitos familiares me temo que ya son parte de una fosa común.
Durante unos años fui joven. Después
envejecí. Ahora maduro poco a poco y tomo apuntes bajo la sombrilla con la sospecha de no haber dicho nada todavía.
Memorizo el acervo retórico del mar.
He perdido mi identidad; necesito tiempo para encontrarme.
He perdido mi identidad; necesito tiempo para encontrarme.
Apuntes del diario
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