QUALCOSA NASCERÀ DA NOI Pablo Fidalgo Lareo Edición bilingüe: castellano e italiano Traducción al italiano de Elsa Tramontin Diseño editorial de Silvia Fernández Palomar Gijón, 2020 |
INTERIORES
La
obra poética de Pablo Fidalgo Lareo (Vigo, 1984) comienza su singular camino en
2010 con la entrega La educación física,
un amanecer que siembra pronto nuevas paradas, Mis padres, Romeo y Julieta, La
retirada, Crónica de las aves de paso
Tres poemas dramáticos, Esto temía,
esto deseaba, Parangolé y Anarquismos&Daniel Faria. En
estos títulos cobra fuerza un fluir escritural en el que se condensan el sesgo
narrativo, la austeridad metafórica y la inmersión reflexiva en la cartografía de la identidad. El ideario
personal despliega tomas de postura que trascienden el acontecimiento estético
y un contacto comprometido, desde la memoria, con el tiempo histórico. Esta
práctica literaria muestra desarrollos complementarios en la escritura de
textos dramáticos, la coordinación de eventos teatrales, el comisariado de
ciclos de artes o el trabajo en escena,
quehacer que promueve su residencia temporal en Lisboa y en la Academia de
España en Roma, durante el curso 2018-2019.
Como
informa la nota prologal, Qualcosa
nascerà da moi es el texto de la performance representada en el Estudio 1
de la Academia el 17 de junio de 2019 con un equipo de trabajo y complementada
con una compilación de textos críticos, algunos de los cuales escritos en
italiano por Matteo Binci y Edvige Cecconi Meloni, que fueron traducidos al
castellano por Lucía Martínez Pardo. De esta forma, el libro nace como una
propuesta escénica, despojada de acotaciones, que se convierte en un ejercicio poético.
Una vez más, constata la hibridez de su naturaleza literaria. Escribir y actuar
son pulsiones enlazadas de una dualidad existencial.
La disposición textual recurre al epistolario para propiciar monólogos
poéticos en torno a circunstancias biográficas. La voz que ocupa el escenario
rememora una relación en el tiempo que sirve como arranque argumental. No hay
señas de identidad del hablante, salvo las que emanan de su soliloquio. Asentada
en la madura soledad de los sesenta años, la existencia es ahora una menguante
suma de hábitos que acrecientan la soledad y la introspección. Estar fuera es
acordarse de la disposición de la costumbre y de la calidez de aquellos
espacios que forjaban con el yo una relación de pertenencia. Desde ese sondear
introspectivo nacen las interrogaciones que ayudan a entender las razones del
ahora. El amor se convierte en nervio estructural del recuerdo como si la
ausencia fuera, en clara paradoja, una presencia continua: “Veía el mundo y no
podía aguantar y mi respuesta al dolor
era escribirte / Crear una fe y unas palabras que nuestro tiempo no puede
encajar”. Así nace un denso epistolario que se convierte en espacio de cruce
con el otro, una posibilidad para buscar sentido a lo que ha pasado. En esa
evocación no está solo el ensimismamiento del yo; entre las confidencias se
cobija la historia de Mario Luzi y Cristina Campo, como ejemplos del amor imposible que se
sustenta solo desde la fe, protagonizando una hermosa teoría de lealtad
afectiva y fidelidad. Ellos saben la dimensión de la renuncia.
El
epistolario conforma un tiempo de espera; deja en las palabras una sensación de
soledad e incertidumbre. Ni siquiera el amor se postula como un cimiento firme,
sino como un invento literario de los poetas provenzales, una aleación estética
de idealizaciones y sueños que antes o después pasará a formar parte de la
arqueología personal. El deseo poco a poco construye una habitación vacía en la
que solo se refugian la ausencia y la renuncia. La verdadera historia niega la
especulación; de aquella certeza de que el nosotros germinaría cualquier cosa,
queda la sensación de una existencia al margen. La identidad forja una profunda
tristeza como si entre las manos solo hubiese quedado la ceniza de un fulgor
que fue languideciendo con el tiempo, que enuncia una historia común como si
hubiera sido un espejismo.
Las nueve cartas que dan voz al personaje que comparte su historia
personal llevan como coda un conjunto de textos críticos. Son interpretaciones
de un diario interior que habla de soledad y deseo, de frustración y caída del
telón de la esperanza. En esta indagación plural del sentido participan Pedro
G. Romero, Matteo Binci, Edvige Cecconi
y Vicente Vázquez.
El ejercicio creativo de Pablo Fidalgo Lareo en Qualcosa nascera da noi tiene como nervio estructural el monólogo,
la reelaboración de un recorrido íntimo. Alguien, en escena, desgrana los
trazos callados de una sombra. Deja en las aguas turbias del lenguaje la senda
estéril del deseo, dolorosa experiencia de soledad y melancolía. La capacidad
del poema abre una vinculación íntima con la existencia, exige cuentas con aquellas vivencias que marcaron un estar
trasterrado; esa escisión con el deseo que conduce a la conciencia de que también la intimidad es intemperie.
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