Vivir en tus orillas (versos desde Null Island) Yasmina Álvarez Menéndez BajAmar Editores Gijón, 2021 |
EL YO, CONTIGO
La poeta da cauce en su nueva entrega Versos en tus orillas al itinerario vital remansando en el sentimiento amoroso. Sobre ese motivo argumental escribe Isabel Ruiz Lara una breve anotación, cuajada de citas y razones celebratorias: el cuerpo es orilla abierta, frescura natural para la sed del otro. Desde ese umbral, con citas de dos poetas esenciales, Joan Margarit y Eloy Sánchez Rosillo, la autora organiza los nuevos versos en tres tramos, “Orilla Norte”, “AMARas y “Orilla Sur” en los que se aloja un sujeto que observa, reflexiona y recorre una historia marcada por lo cotidiano y sus filtros.
El tono elegíaco palpa a diario los límites del tiempo y las coordenadas situacionales del trayecto personal. El poema inicial “A media vida” aporta al retrato autobiográfico la valiosa precisión de la madurez. Ese eje de simetría cronológico se inclina al abandono de futilidades y remarca el despojamiento con emotiva caligrafía: “Nada más que amor será mi herencia”. Esta certeza se hace brújula para el avance de incisioness en torno a la memoria, la textura azarosa del presente o el deshielo de certezas y esperanzas. Desandar las horas es una suma de repliegues, una forma de alimentar el vacío en un extraño viaje hacia la incertidumbre.
Como subrayando la ambigüedad semántica de la palabra, en el tramo central AMARras se ratifica el esfuerzo regenerativo del amor y, al mismo tiempo, su condición de atadura de la voluntad. Todos los poemas recurren al formato estrófico del haiku para construir una excelente arquitectura en torno al deseo y la celebración del cuerpo: “Bajo mi vientre, / donde todo comienza: / besos, espuma." La fuerza de la imagen suena con voz natural, sencilla, estremecida: “Siento la sed. / Atravieso un desierto: / en ti la fuente”.
En “Orilla sur” el cuerpo se convierte en exploración indagatoria. Transitar la geografía corporal es descubrir un mundo que multiplica latitudes al deseo. Todo se hace dominio sensorial impregnado por el erotismo, como leemos en el cálido poema “La gota que te colma” o en “Longitud y latitud”, cuyo umbral recuerda un conocido verso de Luis García Montero. También la poesía de Juan Ignacio González contagia su brizna de luz en el poema “Cartografía de un mapa para perderse”. La eficacia estética del apartado procede de una dicción sugerente, que se acerca al nosotros con la cadencia de intimismo explícito o mitigado, de la palabra enamorada. Leemos en el comienzo de la composición “Avant”: “Ven. / Dame la mano. / Déjame traerte hasta mi vida. / Toma la llave. / Entra sin llamar y sin miedo. / No eres turista. / Soy tu casa: habítame.” Como un inventario de lugares propicios al abrazo, los poemas de “Orilla Sur” delimitan esa exigua distancia que separa los cuerpos que se aman. Solo es posible, sin más explicación, tensar el hilo de lo vivido, mantener el destello de luz de quien desea, ser el sedentario habitante de Null Island, ese lugar sin geografía hecho memoria y sueño, hecho voz también bajo las nubes densas de dudas y silencios.
Yasmina Álvarez Menéndez incorpora su voz a la tradición amorosa; conforma en Vivir en tus orillas una llanada que hace de emociones y sentimientos las tierras altas del poema. Sigue profundizando en líneas de fuerza de una escritura que nunca oculta su sentido y su horizonte afectivo. Su poesía es un íntimo coloquio con las claves del yo. Moldea formas de perseverar en lo diario con una intacta sed de vida, con palabras que interpretan el silencio y buscan en Null Island costa abierta.
JOSÉ LUIS MORANTE
Qué contenta debe estar Yasmina con tu reseña. Da gloria leerte y, por supuesto, muchísimas ganas de leerla a ella.
ResponderEliminarAbrazos.
Una de las mejores alegrías que deja la escritura de reseñas, querida Pepi, es el puente común en el enfoque de escritor y crítico; cuando eso se logra se hace mediodía con luz. Sí, es hermoso pensar que la reseña no distorsiona el hermoso poemario de Yasmina Álvarez. Un fuerte abrazo, querida poeta, y muy agradecido por tu incansable apoyo lector.
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