Ramón Eder (Lumbier, Navarra, 1952) |
LOS APOGEOS INTERMITENTES DEL AFORISMO
El aforismo alcanza
su esplendor de manera intermitente ya que, después de sobresalir culturalmente
durante cierto tiempo, suele pasar a una discreta marginación como si les
resultara irritante a los lectores por su característica brillantez cegadora. Generalmente
suelen volver cuando la sociedad está al final de una época dando paso a algo
nuevo, siendo el aforismo el género literario filosófico que mejor relata ese
caos intelectual propio de las épocas de transición. Después, una vez cumplida
la misión de analizar las nuevas medias verdades y las nuevas verdades y media
se va apagando otra vez y vuelve a refugiarse en unos pocos escritores que
mantienen la lucidez lacónica en sus irónicas bibliotecas.
Y así permanece el
aforismo, orgullosa y solitariamente, hasta su próxima apoteosis que es lo que
está ocurriendo ahora mismo en nuestra caótica actualidad en la que el mundo
viejo está muriendo y el mundo nuevo aún no se manifiesta con claridad, lo cual
ha ocasionado la típica confusión en la que los aforismos han vuelto a brillar
como estrellas.
Ramón Eder
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