PARED CONTIGUA

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PARED CONTIGUA 

 
  Atrapada en la grieta de una soledad silvestre y bajo el horario de un oficio infame, la pared contigua de su mal carácter fue oscureciendo con el tiempo. Destiló un estar enfermo, inhabitable, como un candil sin aceite. Fue un cambio perceptible que contagió frío a los espejos.
 De cuando en cuando abre los ojos en la sombra. Exige claridad, esa ilusión etérea de las cosas que piden pujanza, tacto firme y cercanía.
  La luz, acurrucada, nunca acude. Resiste. Deja lejos su cáscara vacía. Tiene miedo, también.

(De Cuentos diminutos)