lunes, 9 de junio de 2025

EXIGENCIAS DE GÉNERO

Templo Todaiji
(Nara, mayo de 2025)
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

EXIGENCIAS LITERARIAS

  

  El yo escritor es el mismo que el yo viajero. Los dos viajan con la espalda ocupada por la mochila de las exigencias. No basta la buena intención. Para  que  el itinerario personal cruce el umbral de lo permanente y busque pronto la silueta de fondo del lector debe cumplir de forma imprescindible algunas exigencias. Cuánto emociona escuchar la voz dubitativa en el taller. La literatura es un encuentro pactado entre dos comensales: el autor y las palabras. Son dos caminos que se juntan en un punto de cruce, ajenos al invierno, para firmar acuerdos y pactos comunes. Igual que cada gota, los dos preguntan donde deben guardar su transparencia. Como pagodas con elegantes techos inclinados cada género asciende para depositar en el aire su techado y su altar: el ensayo precisa el sentido cartesiano, a salvo de cualquier disgregación; el aforismo la persuasión pedagógica, el epitelio lírico y la prolongación del pensamiento; el relato la complicidad y la pequeña magia del final; la novela, el paso libre de los argumentos y  la inteligencia ordenadora en el rumbo de los personajes; y la poesía, el misterio vespertino de la insinuación, el no sé qué que queda balbuciendo. El escritor sigue buscando en cada viaje la intuición creadora, la riqueza emocional y la mano azul de un camino sin nadie, laborioso, que consume recorrido en un instante.

José Luis Morante




 

 

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