Fuego cruzado Xaime Martínez XII Premio de poesía joven "Antonio Carvajal" Hiperión, Madrid, 2014 |
FUEGO CRUZADO
Junto a la música – es letrista y toca
en “La bande du Poulet Fou” – la poesía
es quehacer principal de Xaime Martínez (Oviedo, 1993), cuya segunda salida, Fuego cruzado, se incorpora al sello
editorial de Hiperión, tras ganar el XVII Premio de Poesía Joven “Antonio
Carvajal” en 2014.
El libro se encabeza con “El cuchillo”, un
soneto que sirve como oportuno prólogo reflexivo; la estrofa hace recuento de
los recorridos entrelazados en el mapa vivencial y deja constancia de evidencias que anulan cualquier dogmatismo desde el enfoque irónico. Así
comienza un libro estructurado en dos apartados de título contrapuesto, “Dedos
de luz” y “El lado oscuro”. En el inicial una claridad propicia va dibujando el
exacto perfil del entorno próximo, una percepción que busca ofrecer una
realidad paralela y cercana que se dilucida con palabras precisas. El lenguaje
se ajusta al cauce meditativo con objetivo enfoque. Así nos lo recrea el
primer tanka, “Flatus vocis”: “El
monte oscuro. / La luna de plata / incendia el bosque. / El silencio es el
nombre / exacto de las cosas”.
La escritura transmite sensaciones y estados
de ánimo, expone un pensamiento que se acerca a la condición transitoria de la
existencia y a las expectativas de un sujeto que mide la textura de las
relaciones humanas, sometidas a una convivencia variable. El poema se convierte
en un gesto firme contra el olvido, un símbolo perdurable que acoge a la
dinámica vital y la transforma en una construcción de la memoria. En ese ejercicio de introspección, el
monólogo dramático permite recuperar otros estados de conciencia y escuchar el
rumor de identidades asentadas en el discurso literario.
Del diálogo entre las dos disciplinas
artísticas mencionadas, música y poesía, surgen canciones como “Catfish blues (The seed shop)”, un texto
dedicado a Muddy Waters; la composición es un buen ejemplo de como la voz
poética recurre al préstamo literario para elaborar un discurso enunciativo que
suena original y remozado: “Ya suenan, ya truenan las graves guitarras: / ya se
oye el aullido del rock”. De esta forma, el poema amplia su límites para
configurar un espacio libre donde caben los itinerarios de la imaginación y la
soledad del viajero, o los aires frescos del homenaje a nombres propios de los
escenarios como Bob Dylan o Billy Collins, que conviven con magisterios
poéticos y referentes cinematográficos.
Los aficionados al cine lo saben bien; la
gran pantalla es un incansable artesano que modela personajes y secuencias perdurables. Del cine toma Xaime Martínez el sustrato argumental del apartado de
cierre, “El lado oscuro”. Un apunte explicativo, concebido como un juego
metaliterario, indaga las posibles fechas de composición de los poemas y su
origen anónimo. Los autores rehacen antiguas canciones con rasgos propios de
la épica e inspiran las viñetas de Batman,
el cómic creado por Bárbara Gordon que abrió la exitosa saga cinematográfica.
En los breves poemas madura el conflicto
como detonante de conductas y valores asumidos por voluntades contradictorias.
Son viñetas de una geografía que acoge al sinsentido y que obliga al sondeo y
la búsqueda de alternativas. Es el precio a pagar por vivir entre la realidad y
el sueño. En un lapso de tiempo muy corto, Xaime
Martínez se ha convertido en uno de los nombres destacados de la última
hornada. En su escritura comparecen el cuidado formal, la
naturalidad expresiva que busca la
cercanía del lector, los cambios de perspectiva entre la primera y segunda
persona y un textura rítmica de variada polimetría que se lee con fluidez y
deleite.
Siempre es un placer José Luis leer, y releer tus reseñas.
ResponderEliminarAhí dejas tu magisterio. Gracias por compartirlo.
Un abrazo.