Menú de media tarde Archivo general de Internet |
“TÚ, TRANQUILO”
Existen muletillas
conversacionales abominables, como aquel monstruo de pasos árticos que
congelaba el ánimo de los montañeros extraviados. Son muchas e indigestas; guijarros para un primer plato. Pero, de todas
ellas, una alcanza la máxima puntuación en mi rechazo. Es el enunciado: “Tú,
tranquilo”.
Lo pronuncian, con cuidadoso
estrépito, individuos singulares, capaces de superar, desde el púlpito de su
identidad, cualquier aleatoria circunstancia. Antes de vocalizar las dos
palabras, respiran hondo, dejan sus brazos en laxa simetría y exentos de
cansancio reconvienen: “Tú, tranquilo”.
Y yo cierro los ojos, ahuyento el
tímpano hacia cualquier rumor de fondo y vuelvo a preguntarme por qué nunca
adivinan que mi tranquilidad solo depende de que se busquen sitio cuanto antes
en un país lejano, sin atlas de regreso, con horas confortables para mirar la
espina dorsal de algún espejo y pronunciar sin pausas: “Tú, tranquilo”.
En verdad son exasperantes.
ResponderEliminar-¿Cómo llama algo la atención?
-¿Pues cómo va a ser, hombre de Dios?:
¡¡¡ PODEROSAMENTE !!!
Un fuerte abrazo, y seguimos caminando juntos.
EliminarTú tranquilo; jejejeje
ResponderEliminarTranquilo siempre Tracy, con los nervios Aa punto.
EliminarLas muletillas conversacionales son cojines tan cómodos en los que apoyarse cuando no se sabe qué decir, José Luis. Creo que todos pecamos de utilizarlas de vez en cuando, pero es cierto, que algunas pueden resultar ofensivas depende de en qué momento te pillen.
ResponderEliminarA veces, son sólo un hablar por hablar, un hablar por no estar callado... en fin, ya sabes...
Espero que desde esa tranquilidad pases un feliz domingo José Luis ;)
Querida Sandra, esta entrada es un canto a la ironía más que un estado de ánimo negativo; es también el rechazo a esas expresiones paternalistas que nos sitúan en la tabla rasa de la inquietud , como si nuestro carácter necesitase una medicación urgente. Así que, sosegado y tranquilo, miro el otoño y siento tu afecto con la amistad de siempre. Besos grandes.
EliminarEntendido perfectamente José Luis y compartido el sentimiento.
EliminarA mí también me acompaña tu amistad en este Otoño! Besos!!
A veces el sentido literal del texto, querida Sandra, debe huir del dogma para vestir las ropas de la incertidumbre; yo sé que en la escritura no hay una senda única y marcada, sino un caminar por tanteo que nos va llevando a buscar estaciones de llegada. Y, como siempre te digo sin exagerar ni un gramo de sinceridad, gracias por estar cerca, poeta, por hacer del lunes una fiesta.
EliminarTú tranquilo...¿Con qué motivo ha de decirme nadie como he de estar?
ResponderEliminarLas muletillas, una forma de simplificar la comunicación, de acallar las ideas, de encarrilar los diálogos para evitar la reflexión.
Feliz domingo, poeta.
Feliz domingo, José Manuel, acabo de llegar de Gredos donde estuvimos cogiendo manzanas en medio de un otoño tan hermoso que casi niega el regreso. Sí, el lenguaje es un patrimonio tan hermoso que a veces duele esa erosión a la que se somete cuando la inteligencia dormita... Un fuerte abrazo.
EliminarEs grande tu sinceridad. Me encanta. Te abrazo
ResponderEliminarHola poeta, es grande la alegría que tu presencia deja en estos puentes. Un fuerte abrazo y feliz de tu estar.
EliminarMagnífico. Gracias por este texto. Un abrazote.
ResponderEliminarEres entrañable, Faustino, porque siempre conviertes tus palabras en una palmada amistosa. Feliz noche, poeta.
EliminarY encima, cuando se las señalas a alguien se pone farruco, o farruca, como me pasó con una chica a la que, comiéndonos un cocido el sábado, le oí decir que estaba que te cagas.
ResponderEliminarGracias por tu comentario querido Santos; la expresión de la chica deja en el estercolero cualquier rastro de belleza, es verdad. es una frase cutre y nada sensible. Así que hay que seguir buscando belleza en lo diario desde la incertidumbre y la duda, a nuestro paso. Feliz amanecida, poeta.
EliminarLas muletillas, con su pereza idiota y su condición de hijas bastardas del tedio y el óxido que segrega la costumbre. Una de las que últimamente más me “inritan” es esa que dice “como no puede ser de otra manera”. Aunque como se apunta por ahí, quien esté libre... Me gusta el cabreo no contenido pero bien encauzado de esta entrada, un registro inusual, creo, en tu escritura, por lo común tan llena de sabia cordialidad. Un abrazo, amigo.
ResponderEliminarQuerido Alfredo, que gratístima aportación a estos puentes de papel; tienes, razón, todo lo que nace del tedio y el lugar común no hace sino acrecentar la pereza mental, así que seguimos buscando en los hilos limpios de lo cotidiano palabras para un sueño. Feliz día.
Eliminar