miércoles, 30 de marzo de 2016

JULIO RAMÓN RIBEYRO. CUENTOS

Cuentos
Julio Ramón Ribeyro
Edición de María Teresa Pérez
Cátedra, Letras Hispánicas
Madrid, 2008 (Segunda Edición)

MARGINALIA

 Siempre he percibido, como lector, una asociación natural entre devenir vital y escritura. Esta situación de entreverados derroteros es particularmente constatable en la autobiografía, donde el afán cotidiano se convierte en materia prima de la página en blanco. Conocer el latido del hombre ayuda a entender los paramentos sustentadores del itinerario creador, revela propósitos y rincones poco iluminados y aporta significados entre líneas.
  Julio Ramón Ribeyro nació en Lima en 1929; perteneció a una familia de clase media en fase de declive, en un momento crepuscular que determina una perenne situación de inestabilidad. En 1952, becado para formarse como periodista, viaja a España. Tras una breve estancia en Madrid comienza su peregrinaje por varias capitales europeas, como si fuera un desarraigado al que el medio propio le provoca fobia. Desempeña oficios escasamente compatibles con el trabajo intelectual y prolonga una singular vocación creadora, ejercida en las más precarias condiciones, como si la literatura fuera su forma de conjurar una realidad hostil.  El peruano titula su diario personal La tentación del fracaso. Es un autorretrato formado por anotaciones que abarcan desde 1950 a 1978, etapa de gran actividad literaria donde escribe  los relatos reunidos más tarde en La palabra del mudo, La juventud en la otra ribera y  Cuentos completos. En esa época además escribe novelas, ensayos, artículos literarios, una colección de aforismos que pone en boca de un heterónimo y varias piezas teatrales. Aunque padeció la soledad del exiliado, la crítica le adscribe a la generación del cincuenta, a la que también pertenecería Mario Vargas Llosa.
  Pero es la narrativa breve el género más celebrado del peruano y desde sus primeras ficciones, Los gallinazos sin plumas, obtuvo un notable éxito popular. Casi todas las piezas comparten esta filosofía expuesta en el diario: “seres imperfectos que viven en un mundo imperfecto”.  Sujetos marginales que deambulan por los barrios más pobres de la ciudad limeña con escasas esperanzas y con un desaliñado instinto de supervivencia en el que queman los últimos cartuchos.
  También comparten estética: frente a los escritores que se prestan a la magia menor del experimento formal, Julio Ramón Ribeyro prefiere una expresión directa, a menudo cuajada de localismos, la exactitud psicológica que evita el empleo de una retórica descriptiva y la condensación dramática que en unos pocos folios resuelve la trama argumental. Radiografía la realidad; pero sus convicciones progresistas no dogmatizan. Cuentos de figurantes menores que afrontan contratiempos sin pretensiones y asumen el fracaso como un largo monólogo.


martes, 29 de marzo de 2016

EN LA ESPERA...

Tiempo de espera

LOS QUE ESPERAN

Llegan temprano al parque desde algún itinerario común y repetido. Caminan lentos, con un rumor de brisa en los zapatos y los ojos clavados en el suelo. De vez en cuando relatan vidas improbables, hechos que ahora parecen tangenciales y oscuros. Cuando están en el parque nada ocurre, pero son más ellos, con la vista fija en ese oficio que tan bien conocen: esperar. 

(De Cuentos diminutos)




lunes, 28 de marzo de 2016

LABOR DE ANTÓLOGO

Presentación en la Librería Alberti (Madrid) de la antología Re-generación
LABOR DE ANTÓLOGO

  Con incansables signos de interrogación, el propósito general de un antólogo es levantar una arquitectura confortable para que en ella convivan, de acuerdo y satisfecha, la obra creadora de los elegidos. Hay que precisar que en la confluencia de veinticuatro nombres propios que propone la antología Re-generación, poetas nacidos entre 1980 y 1993, el aporte es equitativo. Pensé incluir también nacidos en 1994 y 1995 pero no quedó espacio entre los racimos de años anteriores. Confío en el inventario. Creo que anula cualquier monolitismo estético y el bricolaje excluyente de los compromisos. Los reparos de los no incluidos son justos; la antología Re-generación es una panorámica parcial del ahora poético, una visión de una etapa histórica que muestra una realidad con ojos didácticos.
  El pensamiento crítico preserva cuestiones perennes que parecen no admitir acercamientos definitivos, que exigen de cuando en cuando que algunas respuestas duerman a la intemperie. Es el caso de la teoría generacional, un intento de comprensión de sustitución y permanencia en cada tramo temporal. La teoría generacional es parte esencial de la historia y permite articular las etapas; en el organismo social cada porción es diferente y enuncia sus particulares circunstancias. Las identidades que aglutina encarnan un espíritu epocal, tienen un fondo de ideas comunes y mantienen una relación natural con sus precedentes.
  La cultura intelectual de una generación no es uniforme. Contrastan valores individuales, se comparten manifestaciones y convergen facetas existenciales que hilvanan un tejido de relaciones sociales. La ecuación de las generaciones ha impulsado un amplio marco de estudios en el que sobresale el análisis de Ortega y Gasset. El filósofo argumenta que una generación es una suma de individuos signada por intereses comunes en el tiempo; en ese tiempo todos son contemporáneos que respiran una similar atmósfera o un espacio vivencial parecido; pero cada sujeto contribuye a formarlos de forma diferente.
  Fue Petersen quien marcó un punto de inflexión en la semántica generacional al concretar las condiciones de existencia: herencia cultural, fecha de nacimiento, factores educativos, comunidad de intereses, lazos personales, intereses comunes del grupo, presencia de un jefe o caudillo, un lenguaje común y anquilosamiento de la generación anterior… Son condiciones que no pueden aplicarse de forma rigurosa y cuya semántica requiere una interpretación cauta y una convicción relativa.
  En la muestra Re-generación se percibe el primer núcleo poético del siglo XXI, una nómina que no puede desvincularse de la eclosión digital en la forja de nuevas maneras de comunicación social y en la fijación de un sistema de convicciones que va modificando la dinámica social. En cada época la creación literaria es diversa y discontinua. Aquí están los poemas para demostrarlo.




domingo, 27 de marzo de 2016

DESDOBLAMIENTOS

Morro de Gos (Oropesa del Mar, Castellón)



DESDOBLAMIENTOS


También el agua
repite su piel tersa,
igual, distinta.



martes, 22 de marzo de 2016

AFORISMOS DESDE EL MAR

Oropesa del Mar, Castellón

AFORISMOS DESDE EL MAR


 El pesimista es tan clarividente que anticipa el fracaso.
  
Utiliza argumentos que recuerdan carnavales de pólvora.

 Los cementerios de coches abusan del retorcimiento manierista.

 En el trasfondo del azar dormita un orden secreto, una simetría que pauta planteamiento, nudo y desenlace.

 Los andenes ferroviarios son espacios ambiguos e imprevisibles en los que se respira la quietud de la ausencia; nadie sabe quién se va o quién se queda.

 Los minimalistas dogmáticos tienden a confundir el haiku con un cantar de gesta.

 Hay escritores que en cada libro se definen como palabreros aficionados.

Los que mienten consiguen interpretaciones magistrales.

La amnesia aporta tranquilidad a la respiración de los recuerdos.


              (Del libro Mejores días, De la luna libros, Mérida, 2009)



domingo, 20 de marzo de 2016

PALABRAS ADENTRO. LIBROS Y DÍAS.

Palabras adentro
(23 entrevistas literarias)
José Luis Morante
Cuatro Estaciones (Anexo)
Lucena, Córdoba, 2003
CONTEMPORÁNEOS

  El discurrir del tiempo me ha dejado una larga experiencia como colaborador de prensa escrita,. Durante años firmé páginas de El Correo de Andalucía, Este de Madrid, Diario de Ávila o el desaparecido Diario 16. Junto a columnas de opinión y reseñas de libros, practicaba con frecuencia un género periodístico: la entrevista. Desde finales de los años ochenta, vivo y trabajo como profesor de instituto en Rivas-Vaciamadrid donde entrevisté a un extenso listado de autores, una amplia selección de diálogos que se incluyeron en el año 2003 en Palabras adentro, anexo de la colección lucentina que dirigía Manuel Lara Cantizani.
 El sumario del libro integra encuentros que en su momento aparecieron casi siempre en el suplemento cultural La Mirada y en la revista Prima Littera. Se incorporan además dos conversaciones inéditas: charlas cálidas con Luis Mateo Díez y con Joan Margarit.
   El prólogo y el epílogo detallan las circunstancias concretas de cada uno de los trabajos, pero sobre todo explican los criterios de selección. Palabras adentro es un libro que ha madurado por sí mismo, y que no fue concebido orgánicamente, sino que cada una de las aproximaciones es autónoma. No obstante esta selección de puntos de vista adquiere un sentido unitario en cuanto nos permite conocer una panorámica muy completa del legado cultural de las últimas décadas. Los territorios creativos no son espacios insulares. Cualquier posicionamiento limita siempre con una tradición.
    Poetas, novelistas y críticos reflexionan y descifran incertidumbres sobre las cuestiones esenciales del quehacer literario y su mirada proporciona nuevas claves o sirve para reconocer la singularidad de los itinerarios. En el plantel están novelistas como José Saramago, Luis Mateo Díez, Clara Sánchez, Andrés Sorel, Almudena Grandes o Juan Manuel de Prada;  el enfoque de los poetas lo dan nombres como Ángel González, Francisco Brines, Antonio Colinas o Luis Alberto de Cuenca; las opiniones con la perspectiva del ensayista se deben a José Olivio Jiménez y Francisco Gutiérrez Carbajo. Con Andrés Trapiello se habla de diarios y de literatura autobiográfica. Se deja en la sombra la actividad política de Joaquín Leguina para centrarse en sus novelas y libros de relatos.
   El selecto conjunto de autores cuenta con la benevolencia de los suplementos literarios y con las bendiciones del mercado. Son firmas que gozan de gran popularidad y  que han aportado títulos que ya pertenecen al imaginario colectivo. Asistimos al enfoque de varias generaciones en activo que exponen consideraciones y se adentran en sus aspiraciones  creativas.   
   Para los que seguían la colección Cuatro estaciones no habrá sido una sorpresa la magnífica edición en pasta dura. Los que se acerquen por primera vez descubrirán el riguroso cuidado y la calidad tipográfica de una propuestaa enriquecida con fotografías de Arturo Ledrado y Juanjo del Pozo.
   Palabras adentro es una conversación pautada con un interlocutor inagotable de múltiples rostros: la literatura.





sábado, 19 de marzo de 2016

RECUERDO DE MI PADRE

En la memoria



RECUERDO DE MI PADRE

Mi padre ponderaba la eficacia
como un tesoro extraño y valiosísimo,
escondido en el vientre de la tierra.
Solía levantarse muy temprano,
con el tictac grabado en la memoria
y dilataba, oscuro, una jornada
que concluía laso y taciturno.
Era su empeño inmune al frío o la canícula.
Por él estuve interno tantos años
con la sola misión de hacerme un hombre.
(Entendamos: un hombre de provecho,
un atinado buscador de logros).
Mas el esfuerzo no valió la pena.
Él no tiene conciencia del fracaso.
Descubrió en la derrota
una patria feliz, compensatoria.

                  (De Causas y efectos, Sevilla, 1997)





viernes, 18 de marzo de 2016

ELOGÍO DEL HAIKU

El mar, un haiku en compañía

 ELOGIO DEL HAIKU

  Debo mis primeras lecturas de haikus al poeta lucentino Manuel Lara Cantizani. Con él aprendí a caminar por esta forma poética, de aparente sencillez y severa pauta métrica, cuyo origen se remonta hacia el siglo XVI, aunque es previsible que existieran precedentes en el cauce oral de la literatura japonesa. Con Fernando Rodríguez Izquierdo, el estudioso más perseverante, fui sondeando la contingencia temporal de la estrofa y su evolución en las voces mayores de Matsuo Bashoo, Yosa Busson e Issa Kobayhashi. Otro poeta, Josep Maria Rodríguez escribió una afectuosa misiva para pedirme algunos haikus de mi autoría para una antología de contemporáneos; no pude corresponder a su empeño, pero su petición soliviantó mi taller de escritura y un par de años después el editor Francisco Peralto me dejó en las manos Nubes, una compilación de haikus.
  El blog ha reanimado mi práctica del esquema versal y a la vez he ido acumulando lecturas, estudios ensayísticos y antologías, porque es conocida la copiosa lluvia que han dejado las últimas hornadas. Mi inclinación afectiva hacia esta forma lírica se cimenta en su brevedad, en su pupila abierta para cobijar argumentos, mucho más allá de su supuesta condición de lírica estacional, y en la carencia de artificio retórico por el chispazo inmediato.
  Así que es previsible que este elogio no sea más que un síntoma temprano de otro libro de haikus. Esperemos.



jueves, 17 de marzo de 2016

EL EJEMPLO DE BLAS DE OTERO

Blas de Otero (15 de marzo de 1916, 29 de junio de 1979)

EL EJEMPLO DE BLAS DE OTERO

Compromisos y palabras bajo el franquismo
Recordando a Blas de Otero (1979-2009)
Araceli Iravedra y Leopoldo Sánchez Torre (eds)
Renacimiento, Sevilla, 2010

   Una cronología, el trigésimo aniversario del fallecimiento de Blas de Otero, proporcionó el motivo para la convocatoria en Granada, entre el 27 y el 29 de enero de 2010, de un foro internacional. En torno al paradigmático poeta coincidieron más de veinte estudiosos de la lírica contemporánea. El volumen Compromisos y palabras bajo el franquismo, editado por Araceli Iravedra y Leopoldo Sánchez Torre, compila las actas del congreso y permite profundizar en el legado intelectual y en los claroscuros biográficos.
   Sabina de la Cruz, compañera sentimental del poeta desde 1971 y albacea testamentaria, aporta el trabajo liminar; centra su intervención en un paréntesis temporal (1943-1944) que coincide con la crisis que condujo a su primer internamiento psiquiátrico, y la penuria económica de posguerra que se convirtió durante años en un mal endémico y colectivo y fomentó la búsqueda de canales alternativos de supervivencia. Como privilegiada conocedora de entresijos coyunturales, nos descubre siete cartas inéditas dirigidas a un amigo cercano, Antonio Elías Martinena.
   La necesidad de integrar el material literario en el discurrir colectivo fue tratada con singular acierto por Jean Paul Sartre en su ensayo ¿Qué es la literatura? Aquel texto de 1948 se asentó de inmediato como bibliografía básica sobre la eficacia del valor estético. Fomentó un debate que todavía no ha periclitado y ahora se recupera al abordar la relación contextual de la poesía de Otero. A él se dedica el cuerpo central de Compromisos y palabras bajo el franquismo.
   Lo social como clave temática crea escuela, se convierte en elocuente epígrafe, sintetiza un recorrido en la que abren senda Blas de Otero y Gabriel Celaya. Sin embargo, la exigencia ética transciende ese periodo de humanismo utópico y deviene coordenada referencial en el quehacer de las promociones siguientes. El legado reitera vínculos con la Escuela de Barcelona, aquel subgrupo mediosecular que aglutina a Jaime Gil de Biedma, Carlos Barral y José Agustín Goytisolo, también con Ángel González en cuya poesía abundan los ecos sociales, los ingredientes de denuncia y el empleo de una ironía crítica distanciadora.
    Esta filiación languidece en los años setenta, cuando se impone como tendencia dominante el formalismo esteticista, y vuelve a aflorar en el comienzo de los ochenta debido al impulso de “la otra sentimentalidad”. La estela de la poesía cívica no se apaga con Javier Egea, Álvaro Salvador y Luis García Montero, yuxtapone matices y crea enunciaciones que difunden la utilidad ideológica en el cambio de siglo.
   La posguerra, el franquismo consolidado y la postrera etapa de la dictadura fueron estrictos vigilantes de la libertad expresiva. En ese marco agónico los valores oterianos mantienen su vigencia; la escritura preserva su vocación transformadora y se hace portavoz de afanes colectivos. El entramado lírico difunde una actitud crítica ante la realidad circundante y propicia el ensanche de la conciencia individual. Su coherencia y unidad sigue pidiendo al tiempo la paz y la palabra.   



                                         

                                                                                           

miércoles, 16 de marzo de 2016

FRANCISCO ÁLVAREZ VELASCO. DÍAS CUMPLIDOS

Gregor Samsa frente a la ventana
Francisco Álvarez Velasco
XXXI Premio Jaén de Poesía
Hiperión, Madrid, 2015

DÍAS CUMPLIDOS

  Hay títulos de libros que son en sí mismos una invitación a la lectura. El de Francisco Álvarez Velasco (Cimanes del Tejar, León, 1940), Gregor Samsa frente a la ventana, cumple esta premisa; sugiere una inmediata posibilidad de diálogo para compartir las divagaciones del personaje de Kafka. Otro acierto añadido es la cita de César Vallejo, una raíz proclive a la hendidura rotunda: “La cólera del pobre / tiene un aceite contra dos vinagres”.
   Así da el primer paso un trabajo reconocido con el XXXI Premio Jaén de poesía, que se integra en un corpus formado por casi una docena de títulos ya que su autor, Francisco Álvarez Velasco empieza a publicar en la década novísima y ha ido sumando entregas durante más de tres décadas, alejado de cualquier agrupamiento gregario.
  La lírica de Gregor Samsa frente a la ventana alza inventario de lo vivencial. Alude con voz reiterativa a la orfandad de quien respira  el aire cotidiano en el sosiego manso de lo transitorio, entre el temblor de una emoción apenas visible en la claridad crepuscular del día vencido. En ese rumor mudable que no cesa se van acumulando sensaciones. A cada paso irrumpen, desde algún recodo de la memoria. La evocación se convierte en surco generoso que preserva el aliento del pasado. A veces ese rumor adquiere el contorno humilde un objeto hallado en el azar diario. de su percepción nace el poema, palabras que alzan el vuelo como hilos de brisa de un acontecer escorado hacia otros días.
  La percepción del pretérito presenta rostros que zarandean los sentidos. Los hay que crean una cadencia y música, como si el trayecto biográfico interpretara una pieza bailable, un ritmo intimista, un verbo hecho tango que al sonar recuerda el eco afín de Jaime Gil de Biedma. En otros se va gestando un calendario de revelaciones, como sucede en ese tramo  de días de infancia que fijan en el lecho vivencial los contradictorios vislumbres de la existencia, ese vaivén pendular que abre distancia entre la belleza y la finitud en donde adquieren sentido la elegía y la sombría certidumbre de la ceniza.
  El estar del yo difunde una situación paradójica, tiene cercanía con las líneas del paisaje que conforman el entorno y propaga un silencio didáctico. En su callado hueco se hace un hábito la búsqueda hacendosa de respuestas. Leemos en el poema “Adobes”: “Fueron paja trillada / y agua fresca y arcilla / sol de agosto. / Hoy son muro y te ofrecen / contra la luz de julio / dónde apoyar la espalda / y el amor de la sombra“.
 La poesía de Francisco Álvarez Velasco se sitúa frente a la ventana para dibujar en la retina un trayecto de fresca arcilla y sol de agosto. Un mapa de días lejanos cuyas imágenes van acumulando bordes amarillentos en los que la sensibilidad de lo rural todavía copaba el espacio y daba al colectivo un semblante de soledad y ensimismamiento. El tiempo discurría contradictorio y frágil, pronunciando a cada paso  que “el mundo está bien hecho” y corresponde al yo tapar las grietas de la incertidumbre, limpiar aceras con el agua clara de los sueños cumplidos.


     

martes, 15 de marzo de 2016

CUALQUIER ESQUINA...



CIUDAD

Cualquier esquina
en su apacible estar
oculta miedos.




lunes, 14 de marzo de 2016

JAVIER LERENA. EL SILENCIO EN SU HUECO

El silencio en su hueco
Javier Lerena
Huerga & Fierro Editores, Poesía
Madrid, 2015


EL SILENCIO EN SU HUECO

  Javier Lerena (Madrid, 1962) se incorpora al mapa lírico del ahora con el libro El silencio en su hueco, un muestrario de poemas reconocido con el I Premio de Poesía Manuel del Cabral, encomiable iniciativa cultural del Consulado de la República Dominicana en Valencia. Precede a esta amanecida un reguero de colaboraciones en antologías y eventos literarios, como el Día Internacional de la Poesía en Segovia, y varios trabajos en publicaciones digitales.
  Por tanto, El silencio en su hueco es un primer paso de un itinerario creador que arranca con la huella sosegada de quien llega al taller de autor cuando ya reside en la madurez y ha superado aquellos primerizos ejercicios de tanteo y ha hecho costumbre la mirada reflexiva en sus actitudes. También las citas prologales tienen un enfoque meditativo. Los versos de Julia Castillo sirven de granero para el título y el aporte de Ada Salas funciona como indicio de una voz que se expande con mínimos desarrollos enunciativos porque confía en la intuición y en la sugerencia conceptual.  Así lo comprobamos desde el comienzo, un texto que entrelaza hilos de pensamiento ante el eco rumoroso del acontecer temporalista. De esta veta nacen los argumentos poéticos. los versos buscan la claridad entre la incertidumbre de lo existencial; el yo apenas dibuja sus contornos, se hace casi transparente mientras busca en su estar el vacío asignado entre los elementos del entorno. Se siente: “Una semilla de bosque / en un cuerpo seco. / palabra transparente / al llegar la noche”. Así van germinando alrededor las cosas que llevan inscritas en su formas un destino pactado. En ellas se percibe un caminar indeclinable hacia la erosión y la ceniza, una consunción que contagia a todo lo matérico: “Lo que se deshace / mansamente / sin pausa, / en el fingido contacto, / en los gestos / cada día. /   Cuando no se reconoce / el perfil preciso que la memoria guarda / aún. “
  La sección “Se despliega el zarzillo” concede a lo visual un mirador más nítido; las formas imponen un estar cercano que busca asentamiento en la mirada que testifica. Los versos abren un lecho enunciativo para describir la tensión íntima de la naturaleza, un remanso de quietud donde se desmenuzan las sombras. De esa atmósfera de diálogo entre sensibilidad y paisaje también participa el tramo de cierre, “Los límites”; de nuevo, la observación se hace pensamiento: “Con los brazos en cruz / el sol repetirá el trazo / las lindes de la casa / sin aparente esfuerzo / habitar las miradas / la distancia imposible hacia el centro / donde rompe lo ajeno”.
  Frente al callado papel del sujeto mecido en lo diario, buscan acomodo los límites de la realidad, un lugar diluido donde conviven el pulso de la luz y un silencio que encuentra  a su mutismo una expresión definitiva. Con El silencio en su hueco Javier Lerena atraviesa el umbral de la poesía para salir a campo abierto. Y lo hace construyendo una voz que busca contenido en lo esencial, en ese formato reducido de un espacio interior, donde la palabra se acerca en soledad para discernir sobre la difusa naturaleza del tiempo.


domingo, 13 de marzo de 2016

MANOS AMIGAS Y DEDICATORIAS



MANOS AMIGAS Y DEDICATORIAS

Para Andrés García Cerdán y Rubén Martín Díaz

Buenas tardes a todos. Agradezco a Librería Popular de Albacete  la invitación para presentar la antología Re-generación en este acto que es  un eslabón más en la vida cultural del municipio, ahora repleta de poesía para ahondar en las preguntas de siempre.

Es un placer compartir sitio en la mesa con Andrés García Cerdán, poeta, crítico y antólogo, y con Rubén Martín Díaz que siempre pone música al poema. Esta mesa estaría completa si otros compromisos no hubiesen requerido la presencia de Constantino Molina Monteagudo y Javier Temprado, dos autores integrados en la selección, dos poetas de la tierra. 

Mis gratitud también a Valparaíso Ediciones por sacar a flote el talento y la creatividad de la nueva generación de poesía en castellano y por convertir la edición en un trabajo donde se entromete la belleza en cada página.

Un abrazo también a todos ustedes por ser los epicentros de este diálogo con la memoria y la identidad de la lírica más reciente.

Cuando Andrés y Rubén organizaron este acto, se esforzaron en  alzar un espejismo. Acercar a esta mesa a los escritores del futuro. No es un empeño fácil porque no hay un paisaje único de la poesía actual. O mejor, cada antólogo tiene su propio mirador,

Después de treinta años cumplidos en el quehacer de escritor, percibo en esta tarea un largo aprendizaje que casi no recuerda con precisión los primeros pasos. Sospecho que en el comienzo siempre hay un libro. Y de esa pautada convivencia con los libros ha nacido Re-generación.

La antología es una forma de mirar la realidad  poética actual y de dejar memoria de sujetos, paisajes y versos. La muestra de autores nacidos entre 1980 y 1995 enseña a percibir y añade a los cinco sentidos tradicionales un sexto sentido: el sentido común, que actúa como catalizador de los demás y pone simetría y orden en los restantes. Los que están son, y habitan aquí por su calidad y por los méritos evidentes de sus poemarios.

El trabajo y la constancia hacen el resto y ayudan con su horario laboral a fomentar un archivo de asuntos fértil e imaginario. Así que les dejó con los poemas conocidos e inéditos de estas veinticuatro voces que ya forman parte de un canon provisional; que hacen de la poesía un largo río con voz emotiva.

Su poesía, y termino, nos ayuda a saber quiénes en el tímpano atento de los demás y quiénes son ante ese intruso que habita en sus espejos. Hay que seguir escribiendo para descubrir su identidad.

Muchas gracias.


(Palabras de presentación de la antología Re-generación,
Librería Popular, Albacete, 11 de marzo, 2016)




                                       

viernes, 11 de marzo de 2016

EL NIÑO QUE JUEGA SOLO

Esquina de la soledad

EL NIÑO QUE JUEGA SOLO


   No acaba de encajar en el equipo de fútbol de su clase, como si fuese un puñado de arena fina que se derrama entre los dedos. Se siente pequeño y débil, perpetuo candidato a consumir  las horas de competición en el banquillo. Así que recorre calles solitarias y juega solo, en sitios olvidados por la luz. Allí percibe un poblado universo de voces apagadas. 
   La sombra es una pared lisa que si cierra los ojos se va poblando de mensajes.

(de Cuentos diminutos)




jueves, 10 de marzo de 2016

EN LA MESA DE TRABAJO

En la mesa de trabajo



OBJETOS


Están hechos de reiteración y cercanía,
de un esplendor sencillo, de una nimia ternura.
Nos son imprescindibles al paso de los años.
Permanecen morosos, perennes, vegetales.
Diseñan una decoración reparadora
que en cada sitio ofrece serviciales regazos.
No discuten razones, fracasos, esperanzas.
Compartimos con ellos esas gotas de júbilo
que dan a lo vivido momentos memorables.
Dialogan con palabras de sonidos armónicos,
suenan a persuasivas, a dulces cantinelas.
Sus materiales unen pretérito y presente;
saltan hacia adelante, más allá de los riesgos,
como fuertes cornisas que soportan los brazos.
Si alguna vez nos faltan, sentimos la impostura
de ese desconocido que vive por nosotros.

                                  (De Mapa de ruta)





martes, 8 de marzo de 2016

JOSÉ ANTONIO SAU. LA CHICA DE LOS OJOS MANGA

La chica de los ojos manga
José Antonio Sau
La Isla de Siltolá, Nouvelle
Sevilla, 2016

A SOLAS, CON ELLA 

  Un gesto de la educación sentimental del joven es la idealización, esa capacidad de contagiar la figura del otro con la vestimenta del mito para que no se desvanezca en el acontecer de los días. De esa evocación de la etapa juvenil se nutre el  primer argumento de La chica de los ojos manga, relato de arranque de la segunda entrega narrativa de José Antonio Sau, periodista, crítico literario y autor de otra compilación titulada Cuentos de la cara oscura.
  En "La chica de los ojos manga" las huellas del pretérito se marcan en la memoria veinte años después para dibujar la verdadera historia de Isabel, aquella muchacha a quien el narrador conoció siendo un niño y que nombró, influido por sus continuas lecturas de cómics japoneses, como “la chica de los ojos manga”. Nunca salió con ella, ni fue capaz de manifestar más actitud que el seguimiento continuo por lugares urbanos cuando ella tuvo pareja. Callado, pronosticó un destino cumplido, repleto de reconocimientos sociales. Pero las especulaciones raras veces aciertan y dos décadas después descubre, por las confidencias de los protagonistas de su admiración, que él es necesario en su mínimo papel de testigo callado para empezar a solas, con ella, una segunda aurora.
   El relato que presta título al conjunto anticipa también el venero temático del libro: los encuentros y desencuentros del ser enamorado y su deambular angustioso por los itinerarios del corazón. A veces estos trayectos son oníricos y se gestan a espaldas de la voluntad, como si en la conciencia personal habitase un extraño que solo cumple las aleatorias normas que impone el azar; es el caso del texto, “Sonia no está en el oasis”, una pieza que estremece por los claroscuros y por el tejido lírico de algunas secuencias.
   Aunque todas las prosas comparten las caligrafías irregulares de la convivencia, tienden a convertir el diálogo sentimental en una marejada de aguas bravas en las que no cabe monotonías sino el encuentro directo con lo imprevisible. Son miradores de vista singular. En los renglones de “El sol de agosto” acaso el aporte más realista del conjunto, con el titulado “El santón de Jarapalos”, narrativa que parece emanar de la tradición popular, el escritor se mira en su taller literario convertido en testigo accidental de la mansa calima playera para dibujar un cuadro de personajes reconocibles en el trasiego vacacional, con sus historias domésticas.
   En “El cuidador” prevalece el aire de comedia sentimental porque la presencia de la enfermedad va erosionando una rutina asentada para convertirse en una muerte lenta, que se muestra como dato feroz de ese yo vulnerable que soporta las pruebas complejas de lo existencial.
   He hablado ya de la diversidad de planteamientos que José Antonio Sau oferta en esta memoria ficcional. No podía faltar la mirada al pasado, ese ayer en cuyo cauce confluyen intrahistoria individual y memoria histórica. La guerra civil y su estela de perdedores ha dejado una fecunda cosecha narrativa. A ella se suma el cuento “Dolores” cuya protagonista es una de esas mujeres que puso en el azul ominoso entereza y obstinación contra la barbarie falangista.
  En este trayecto con bifurcaciones por el itinerario amoroso cobra vida también la semántica del regreso. En “No habrá flores para Elena” reconocemos esa emoción que oprime el pecho desde el recuerdo, cuando la soledad se rompe por un presente mínimo repleto de simbolismo. Y en el cuento final “El detective” se aborda la infidelidad con el aire de una investigación por encargo que recuerda a la serie negra.
  En esta cosecha narrativa de José Antonio Sau, que traza en el ánimo lector una impresión de complicidad agradecida, encontramos la relación de pareja como un terreno fértil que reemplaza sentimientos y conductas, como si el amor fuese un inventario caótico que solo pudiera mostrar sus contornos desde la introspección y el silencio, con la incertidumbre de quien mira un mundo que gira alrededor sin saber dónde oculta su centro gravitatorio. Nunca resulta fácil entender la terca artesanía de los sentimientos.

   

lunes, 7 de marzo de 2016

LUNES, COMO UN ÁRBOL VENCIDO




LUNES, COMO UN ÁRBOL VENCIDO


Si escribir significa una escapatoria, ¿de quién huyo?

Dejó el domingo una sola línea de prosa.

Ramas astilladas antes de que fueran árbol.

Cuido la fisiología maltrecha de la vejez, su continua agitación mental, las palabras entumecidas de un tiempo sin alegaciones

Hoy me desperté con un verso entre los dedos. Era la avanzadilla de un poema.

El gesto teatral de tantos ideales de solidez gaseosa.

(cuaderno de apuntes)


sábado, 5 de marzo de 2016

FIGURACIONES Y CERTEZAS




FIGURACIONES Y CERTEZAS

   Viajo mucho a ciudades distintas y lejanas, pero casi nunca abandono la habitación del hotel donde me alojo. Es una costumbre arraigada. Nació el día en que encontré en el espejo de mi cuarto de baño el rostro del huésped anterior. Fue él, con gesto tranquilo, quien me desveló su identidad y quien, tras una larga charla cuajada de interés, me facilitó el contacto con huéspedes encerrados en otros espejos. Todos resultan interlocutores amenos, que buscan el aire fresco de la confidencia.
  Sigo en ruta. También la soledad en los espejos es una calle que espera transeúntes.

                                                      (De Cuentos diminutos)



viernes, 4 de marzo de 2016

JESÚS URCELOY. VISIBLES E INVISIBLES

Visibles e invisibles
Falsa antología de poetas verdaderos
Jesús Urceloy
Editorial Cuadernos del Laberinto
Madrid, 2015

IDENTIDADES DEL YO

   A mi parecer, la actividad laboral de Jesús Urceloy (Madrid, 1964) como profesor de talleres literarios guarda una evidente relación con el planteamiento de Visibles e invisibles, una propuesta lúdica que subtitula “Falsa antología de autores verdaderos”. Quiero decir que, frente a la sobrevalorada ingenuidad romántica de la inspiración, como evento milagroso que completa poemas casi sin tinta china, Jesús Urceloy sabe, con sostenida aplicación, el laboreo que requiere el taller. Escribir poesía es ese cartel de abierto hasta la madrugada y la suma de continuos itinerarios por las estanterías de la tradición, dos actividades que dejan el barbecho listo para la sementera (ahora sí) de la inspiración.
   De ese conocimiento autorizado de las hornadas líricas del siglo XX nace este inventario de afectos, Integra a cuarenta y cuatro poetas nacidos entre 1937 1980. En el muestrario, Jesús Urceloy dialoga en ausencia con el modo de escritura de conocidos autores de los que mimetiza su palabra poética para escribir composiciones que podrían ser firmadas, sin mucho reparo como versión original. La idea de este Urceloy melómano es hacer cantar al solista como si fuese un coro; interpretar el repertorio de un yo múltiple.
   El poemario tiene unas palabras previas que comentan el propósito de Visibles e invisibles; en ellas recuerda la gestación del libro y sus peripecias por algún premio literario, un asunto que nada aporta a los poemas y a su textura emocional, que solo dejará un cierto gesto de resignación. En los premios, como en la vida hay luces, sombras, mediodías y espejismos al paso; pero la posibilidad de presentarse o no presentarse en un asunto personal que obliga a ser selectivo.
   El introito de Álvaro Muñoz Robledano tiene mayor carnadura. Desde el sedentario mirador de lo biográfico dibuja una imagen del poeta en la incertidumbre de esperar que la empatía cree un estado de sosiego y gratitud, para que el tiempo, siempre maleable y fugaz, marque una estela más duradera de recuerdos, confidencias, canciones y lecturas.
   Abre el paisaje lírico un nombre propio que ya no está, por lo que el homenaje parece doble y necesario: Féliz Grande, con quien Jesús Urceloy construyó una amistad a lo largo como se construyen los buenos caminos, esos que llevan a ninguna parte y exigen estar sembrando pisadas cada día porque “la levedad no sabe de conciencias”. Así arranca una línea continua en el tiempo que aglutina representantes de los años setenta, cuando ser novísimo, era peaje de multitud. Allí suenan las voces de Javier Lostalé y Ángel Guinda, ecos de un tiempo en el que los propósitos formales fagocitaron con su esteticismo otras pretensiones.
   Pero Jesús Urceloy no solo busca hacer del verso mero reflejo especular de una estética, también explora la personalidad literaria del otro; resuenan en las aceras del poemario los tacones de aguja de Ana Rosetti, el lugar del deseo en Enrique Gracia Trinidad o la sabia meditación de Luis Alberto de Cuenca, disfrutando de alguna imagen culturalista; digamos por ejemplo, imaginando el incendio virtual de la Biblioteca Nacional… No todos los nombres propios tienen una caracterización tan evidente  como Julio Martínez Mesanza, Amalia Bautista o Fernando Beltrán;  un buen elenco de los antologados no suele ocupar las columnas impresas de la reseña celebratoria. Y quizás en estos poetas, elegidos por el criterio personal del antólogo, es donde mejor se percibe la amanecida, esos hilos de ternura que han hecho de la composición una alegría. En la voz de Marisol Huerta hay ternura y horario de recreo, como si el amor cercano se meciera en el tobogán de un parque infantil, y hay afecto también en las miradas interiores a los escritores del entorno: Antonio Polo, Jaime Alejandre,  Álvaro Muñoz Robledano, Francisco García Prados, Juan Manuel Navas… porque suena el rumor del trayecto en compañía, que ha ido moldeando literatura y vida en un rostro bifronte que da cuenta de la provisionalidad de las certezas.
  La primera vez que leí este poemario de Jesús Urceloy pensé en la revista Jugar con fuego, donde todas las colaboraciones las escribía José Luis García Martín con entusiasmo pessoano, y en el poemario de Felipe Benítez Reyes Vidas improbables. Lo vuelvo a hacer ahora para concluir que más allá del juego literario de la suplantación y de la estancia en el cuarto de estar del yo de sujetos visibles e invisibles, esta muestra lírica permite vislumbrar con provecho una observación de la vida literaria, ese laberinto de egos en calles principales y secundarias. Otro acierto del libro es la imaginativa representación de la identidad, desde el monólogo dramático o desde la enunciación en segunda o tercera persona. Y una vez más, –otra constante en Urceloy- disfrutar del dominio formal del poeta ante la expresión versal tratando matices con imaginación, ritmo y sentido, con esos ingredientes que hacen de cada página una invitación al gusto, una mesa dispuesta para la buena compañía.  






jueves, 3 de marzo de 2016

"RE-GENERACIÓN" EN LA REVISTA ESTE DE MADRID

José Luis Morante
Madrid, Reina Sofía
Fotografía de Hilario Barrero 


JOSÉ LUIS MORANTE PUBLICA RE-GENERACIÓN


   Treinta años como crítico literario han convertido a José Luis Morante (El Bohodón, 1956) en uno de los mejores conocedores del panorama poético actual. El  poeta y profesor, que vive y trabaja en Rivas desde hace tres décadas.acaba de publicar Re-generación una antología de voces jóvenes que incluye veinticuatro poetas nacidos entre 1980 y 1995, es decir la primera fila del siglo XXI. El resultado da cuenta de un momento creador muy fértil no solo en poesía sino también en otros géneros como el relato, la novela o la traducción.
  Con una atractiva cubierta y un título que anima a disfrutar de su contenido, la antología aparece en la editorial granadina Valparaíso y se distribuye al mismo tiempo en España y en Latinoamérica para resaltar el rostro versátil de los escritores contemporáneos incluídos. Según nos cuenta Morante, el proyecto Re-generación comenzó a gestarse en 2013, cuando un poeta amigo, Xosé Bolado, director de la revista asturiana Lliteratura pidió al crítico un sondeo en la poesía más joven; aquel encargo fue creciendo hasta convertirse en una larga etapa de dos años dedicada a leer las entregas editadas por la nueva hornada, los poetas que llegan a las librerías en la primera quincena del siglo XXI. Así se acotó esta lista de veinticuatro poetas nacidos entre 1980 y 1995. La introducción repasa signos de esta generación, a saber las relaciones básicas entre lírica y tecnología, el afán de continuidad, la pluralidad de idearios estéticos, la expansión del trabajo creador en la red y otras nociones como el contexto histórico. También se clarifica en la introducción el itinerario creador de cada poeta con breves pinceladas definitorias de su identidad. Pero es el muestrario de poemas editados o inéditos el que da cuenta con suficiencia del arte verbal del grupo escogido.
  Es evidente la voluntad de diálogo entre los incluidos con una sensibilidad abierta hacia espacios lingüísticos fuera del idioma natal. En la antología Re-generación está el avance de una promoción activa, la primera del siglo XXI, un elenco de autores  que alienta una obra en ciernes, que hace de la palabra poética revelación y conocimiento, que mira hacia el futuro con el deseo de ensanchar los límites del lenguaje.
 El poeta José Luis Morante comienza ahora una intensa promoción de su antología con presentaciones en Madrid, Alcalá de Henares, Albacete, Cartagena, Oviedo y Granada. En Rivas-Vaciamadrid se presentará el día 14 de abril en El Mirador Literario de Covibar, acto del que informaremos en su momento.

                                                                                          REDACCIÓN

( Revista ESTE DE MADRID, nº 273, marzo de 2016)



miércoles, 2 de marzo de 2016

LUNA MIGUEL. LOS ESTÓMAGOS

Los estómagos
Luna Miguel
La Bella Varsovia
Córdoba, 2015

FISIOLOGÍA DEL DOLOR

   El itinerario biográfico de Luna Miguel (Madrid, 1990) propicia un contacto temprano con la poesía. Sus padres crearon el sello editorial El Gaviero, que todavía mantiene en el mercado un catálogo solvente donde encuentran acogida propuestas diferenciadas. Esa condición de singularidad está también en la forma de entender el poema de Luna Miguel que es autora de los poemarios Estar enferma, Poetry is not deat, Pensamientos estériles, La tumba del marinero y, el más reciente, Los estómagos, que llega en febrero de 2015. La cosecha creativa tiene representación en un buen puñado de antologías, como “Re-generación”, muestra editada por Valparaíso en la que conviven veinticuatro poetas que forman la primera avanzadilla del siglo XXI.
  La cubierta de Los estómagos es una ilustración expresionista de Aleksandra Waliszewska que parece predisponer al lector sobre el material temático, pues sugiere una interpretación alegórica. Nos hallamos ante un conjunto de poemas que requiere una lectura implicada; la realidad cercana quema como el hielo y es necesario abrir sentidos y percibir, si la identidad no quiere moverse entre tanteos. Las relaciones entre sujetos y elementos están ahí, siempre trastocadas y mudables, por lo que galvaniza el pensamiento: “Pensemos en un hospital lleno de gatos / pensemos / los huesos se comen a los huesos, / las uñas son un gesto / el esqueleto felino / su olor / pensemos en gaviotas y en carroña / en ese color que maúlla…”
  Que el primer entorno del poema sea el hospital y que su espacio muestre los despojos, el olor, los gestos de búsqueda de la carroña o los recelos del gato entre sobras de alimentos nos dice que la lírica de Luna Miguel es una escritura visceral, nada complaciente; por eso, acierta plenamente la nota de Antonio J. Rodríguez que define el poemario como “un ejercicio de meditación que consiste en mirar el dolor de frente, a los ojos, sin huir de él, sin renunciar a él, hasta que se extinga o hasta que sea él quien nos esquive….”
  Por tanto, el sujeto verbal está en la brega, no hay esteticismo sino crónica al paso que busca las arterias del caos, que reproduce desde las palabras el desajuste de una indecisa línea de fuego. La desolación forma parte del entorno doméstico; está en lo cercano, en la casa personal y en el barrio. De este modo, El Raval, en pleno corazón urbano se hace pobreza, un hábitat humilde en el que sobresalen los perfiles de cuartos oscuros, de pisos alquilados, o de materiales que componen las actividades de lo cotidiano. Los mercados dejan en las aceras hilos de asco, estelas de desperdicios que obligan al sujeto a afrontar imágenes feístas que nublan cualquier esteticismo del poema. La fisiología cobra carácter matérico, se impone como parte esencial del yo, como una definición de aparatos y órganos que quita voz al pensamiento.
   Si el tramo inicial del poemario difundía el protagonismo del cuerpo que exigía asumir sus funciones esenciales, el apartado “Metástasis” emplea una semántica de impacto que genera, de entrada, un estado de ánimo. La enfermedad, los términos claves del proceso, el estallido y los efectos secundarios en el organismo crean un diálogo sobrecogedor que disemina el ánimo sereno y añade a las palabras un latido esencial. El cáncer está ahí, nos hace vulnerables, postula un inventario de síntomas y solo se combate con una implicación sentimental palpable como si la realidad de lo vivido sobrepasara la distancia que las palabras ponen en los poemas.
    Luna Miguel concede a  los dos últimos apartados un sesgo conclusivo, que también persiste en el anexo. En “El matadero”; el largo camino en el dolor encuentra una estación final, un itinerario cumplido en la ceniza. Los poemas enuncian visiones estremecidas. De igual modo, las composiciones de “Y los animales” enaltecen el ambiente de finitud existencial, como si todos los elementos estuviesen contagiados y tuvieran una textura enferma. 
  Puedo suponer el significado íntimo de esta escritura para Luna Miguel, como catarsis frente a una contingencia extrema y dolorosa. Pero más allá de ese diálogo a dos voces entre ausencia y ternura, queda la fuerza de un poemario que anula cualquier lirismo gratuito para sembrar esa exigencia inexcusable de encontrar sentido a los poemas.  El paisaje está ahí, oscuro y denso en medio de la noche; pero queda la voz para llamar al alba y sembrar entre las formas un instante de luz.


  

martes, 1 de marzo de 2016

AL BORDE DE LA RUTA

Estorninos

ESTORNINOS

                                           ¿A quién esperan?

Pájaros negros,
al borde de la ruta.
Espectadores.