Adela y yo, 6 de diciembre de 1978 Navadijos, Ávila |
RECUERDO DE 1978
(Elogio de la Constitución)
Había que encontrar un equilibrio y hacer de la convivencia una fuerza integradora, capaz de disolver el odio revanchista y el resentimiento, que habían hecho de su jerarquía una costumbre. La política –la de verdad, la que busca el interés colectivo y el servicio a la causa social- es pacto, aportación al todo, esqueje autónomo que crece a su aire, pero en el árbol común.
Un tiempo limpio encendía la aurora con la celeridad de quien tiene prisa para salir al día. Dos jóvenes miraban las horas de la incertidumbre, buscando la empatía de un futuro a dos voces. Votaron juntos en la mañana del seis de diciembre y, cuatro días después, se casaban en Ávila, la ciudad donde se habían conocido a los diecisiete años, mientras estudiaban, la ciudad de siempre.
El día 11 de diciembre de 1978 viajábamos a Portugal para disfrutar la luna de miel en Lisboa, Coimbra y Nazaret… Todo pasó en el 78. Ahora su huella firme está conmigo. Hace cuarenta y cinco años se aprobaba la constitución, ese marco legal que nos cobija a todos, y merece la pena celebrar aquella historia vivida en cada poro. Yo lo hago ya, mientras cierro los ojos para recordar mejor.
(Autobiografía)
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