viernes, 31 de enero de 2014

LA POESÍA DE FÉLIX GRANDE

Félix Grande (Mérida, 1937, Madrid, 2014)


                    PALABRAS SOBRE FÉLIX GRANDE
 
    No es accidental que uno de los intelectos más lúcidos de nuestro tiempo, Ernesto Sábato, en las páginas autobiográficas de España en los diarios de mi vejez – Círculo de Lectores, 2004- anote un emotivo comentario: ”Siempre que llego a España, lo primero es llamar a Félix. Si escribo sobre la amistad, es en él en quien pienso, es él a quien estoy evocando”. Desde el comienzo de la década del noventa, cuando comencé a coordinar la revista literaria Prima Littera, puedo dar testimonio personal de la amistad de Félix. Argumentaba Octavio Paz que los poetas no tiene biografía. Félix Grande contradice este juicio; su escritura está marcada por el latido vital, impulso constante y perenne motivo de reflexión. Un poema de Taranto rescata su nacimiento en Mérida, el 4 de febrero de 1937. Eran días brumosos, con un padre soldado, una madre afanándose en lavar ropas y curar desgarros en el hospital de San Juan de Dios y un país inmerso en una contienda fratricida. Para afrontar los años de carencia la familia se traslada a Tomelloso. Es el pueblo natal de los padres. Allí nacieron siete hijos, de los cuales mueren cuatro, y allí vivirá el poeta días infantiles, adolescencia y juventud. El ambiente rural del entorno se plasma en la novela la balada del abuelo Palancas, crónica que entrevera el recorrido de tres generaciones. En ella se expande una periferia cuajada de personajes de gran tensión ética. La pobreza se mitiga con una pequeña tienda de ultramarinos y algunos animales domésticos; los ralos ingresos obligan a emigrar y a ejercer diferentes oficios. Félix Grande será pastor,  dependiente, oficinista. Resuenan las dificultades; la necesidad es una forma de aprendizaje. En Tomelloso despierta el interés por la lectura. Comienza la formación literaria, alentada por el criterio de Eladio Cabañero, quien orienta al muchacho hacia los poetas del 27, Antonio Machado y Miguel Hernández, lecturas alejadas de los modelos inmediatos del garcilasismo oficial. En 1957 se traslada a Madrid; cifra ilusiones en los libros, pero subsistir exige la práctica de ocupaciones temporales, como administrativo o vendedor ambulante, hasta que en 1961 es contratado como corrector de pruebas en Cuadernos Hispanoamericanos. Trabajaría con Luis Rosales y con José Antonio Maravall, a quien sustituye como director de la revista, comenzando un largo periodo al frente de la publicación que abarca desde 1983 a 1996.   En 1963 contrae matrimonio con Francisca Aguirre, hija del pintor Lorenzo Aguirre, fusilado en la guerra civil. Se conocieron en el Ateneo de Madrid donde el poeta José Hierro coordinaba un ciclo de recitales en el que intervendrá un inédito Félix Grande. Al año siguiente amanece su primer libro, Las piedras, aunque anteriores son los poemas de Taranto  Quedan para otro momento sus incursiones en la ficción, la práctica del columnismo y el ensayo, para explorar las cualidades de su poesía. Taranto prologa la lírica completa de Félix Grande que la editorial Anthropos presentó en Biografía, título que reúne siete entregas. Es un homenaje a César Vallejo, fechado en 1961, que enraíza con la voz torrencial del peruano. Debe a Carlos Sahagún la admiración por el autor latinoamericano: el poeta del cincuenta se sabe de memoria  composiciones deslumbrantes; algunas semejanzas biográficas –familia numerosa, ambiente rural- el carácter apasionado de un muchacho seducido por el magisterio de César Vallejo. En Taranto están la travesía existencial del yo y los pilares de la casa paterna, clavados con ternura y cansancio para aguantar el rigor de la pobreza. Con un título vallejiano, henchido de simbolismo, Las piedras, formado por compasiones fechadas entre 1958 y 1962, fue carta de presentación. La piedra es mansedumbre, una manera de mirar el paso de los días sin codiciar nada. Las voces que resuenan inciden en la meditación temporal: Quevedo, Rilke o Antonio Machado nutren a quien sabe que el tiempo es una larga dolencia que nos arrastra hacia la noche tibia del olvido.  Las piedras  aborda la intimidad del sujeto. Mantiene una cuidada expresión poética y un tono uniforme. Consiguió en 1963 el Premio Adonais. Su salida en Rialp significó la incorporación de facto al horizonte poético nacional. La voluntad unificadora de la crítica lo adscribió en la nómina del sesenta –junto a Miguel Fernández, Ángel García López, Rafael Soto Vergés Antonio Hernández y Diego Jesús Jiménez...- cuyos rasgos vectoriales son: atención formal, rechazo de la comunicación denotativa, vuelta al irracionalismo y tendencia a lo real trascendido.
  Félix Grande se considera un músico frustrado. Durante años aprendió guitarra, aunque nunca fue un instrumentista profesional; sin embargo, la melomanía es una constante en la titulación de sus entregas, en las tramas, en su tarea ensayística y en las relaciones personales con destacadas figuras de la música. El poemario que más subraya esta pasión por las estructuras sonoras es Música amenazada, libro que consiguió el premio Guipúzcoa en 1965. Sobrevuela un tiempo de tristeza en el ambiente inhóspito de la ciudad. Hay alusiones a los días de infancia y a ocupaciones humildes que ahora se rememoran con temblor de inocencia. El sujeto poético parece instalado en la desgana y en la decepción. Consume en el insomnio recuerdos, rescata hábitos y sombras. En esta angustia la música es sosiego. La partitura sirve de antídoto contra el principio de realidad en el que cada sujeto es un superviviente. Blanco Spiritual  (1967) es un poemario innovador en lo formal donde prosigue la crítica del yo poético ante la cotidianidad. El lenguaje se hace creativo, se convulsiona la norma ortográfica, se resquebraja lo discursivo para introducir en el argumento materiales de acarreo; se entrelazan sintaxis coloquial con resonancias literarias, términos cultos y versos remozados buscando una mayor intensidad comunicativa. En el libro, se integran alusiones a narradores como Faulkner o Cortázar y a poetas como Cesare Pavese, CésarVallejo o Rubén Darío. Como el canto primigenio y dramático del negro espiritual, el poemario entona una queja honda y colectiva; el yo forma parte de una derrota que adviene de una miseria tentacular. La palabra da voz a los oprimidos; la mirada contempla con el ceño fruncido los rasgos de un espacio y un tiempo en el que llueve sobre mojado. Una conciencia social vigilante se implica en lo cotidiano. Publicado en 1979 en Nueva estafeta, el breve poemario Film, escrito en 1967, se incorpora a la quinta edición de Biografía. La génesis del poema fue una circunstancia familiar cuyos efectos se fueron diluyendo al cabo del tiempo. El lenguaje cinematográfico presenta una historia amorosa cuya emotividad sufre la lógica de la reflexión. El acontecimiento sacude los sentidos hasta convertirse en material meditativo donde el yo se siente un Ulises que vuelve a la Itaca del hogar a recuperar cada uno de los fragmentos de una rutina rota. La historia compartida se ha transformado en una elegía, en una parte de la memoria en la que se cobijan el miedo, la culpa y el conflicto de mirar hacia el mañana. El entrañable verso de Neruda Puedo escribir los versos más tristes estas noches sirve de título a un poemario cuyas composiciones abarcan un lapso temporal de dos años, entre 1967 y 1969. En él, la lucidez se demora en los rincones del ser biográfico; los poemas introspeccionan la propia intimidad  con ternura incisiva. Está el remordimiento de la claudicación y la certeza de una  existencia maltrecha, sólo redimida por los sentimientos y por la fortaleza de las palabras, cuya persuasión permite alejar los fantasmas de la soledad. Es el único libro de Félix Grande escrito en prosa poética. La forma da un tono discursivo como si cada texto encauzara un pensamiento. La composición final vuelve al verso libre  y dirime el paso del reloj, manso e inadvertido que va acumulando vivencias, desde aquella primera luz de 1937 cuando el poeta nace en el cielo encapotado por los nubarrones de la guerra civil.
   Horacio Martín es el otro, un sujeto escindido y diferente, con una entidad alucinatoria. Será el protagonista de Las rubáiyátas de Horacio Martín en una zona existencial en conflicto que acoge una parte de la experiencia vital. Algunos de sus poemas se adelantaron en revistas antes de confluir en la edición definitiva de 1978 que añadiría el conjunto Cuaderno de Lovaina y posteriormente los textos de Aparición. El yo lírico traza un itinerario biográfico. Es pariente lejano del complementario machadiano Abel Martín. Pone fin a su vida, según relata Félix Grande en el liminar Sobre el amor y la separación, en 1991.  Carnalidad y erotismo son sustratos temáticos de un corpus que añade a los antecedentes culturales del poeta el legado oriental. La rubáiyáta es un poema conciso que celebra el gozo sensorial y fue cultivado con notable acierto por el poeta persa Omar Kheyyam, en el siglo XI.   Frente a la servidumbre de lo establecido, Horacio Martín opta por la trasgresión, rechaza el ensimismamiento y desafía los valores al uso alentando una moral libre en la que da cauce a la libertad del corazón.  Félix Grande justifica el devenir imaginario de Horacio Martín en una carta prólogo que incide en lecturas, hastíos, heterónimos ajenos a esa personalidad común en la que se yuxtaponen  perfiles desconocidos. La prosa descubre los singulares rasgos de un carácter y las inquietudes de Horacio en ese constante diálogo con la carne. Los versos de la sección “Cuaderno de Lovaina” hablan de huida, angustia y soledad; el esfuerzo de olvidar resulta baldío. En la nostalgia de los cuerpos amados hay una sensación de frío; sobre la piel se siente el abandono de la felicidad.   Otra carta, fechada en Madrid, en julio de 1976, cierra el periplo de Horacio Martín. La destinataria es Doina, esposa del heterónomo, bautizada con un sustantivo que define una música popular rumana. El añadido de “Aparición” quiebra el sosiego de Horacio que vuelve a encuadrarse en el gremio de amantes desvelados que busca una fuerza motriz para dar cumplimiento al destino. 
  La noria clausura la producción poética de Félix Grande, es una colección en la que resalta la diversidad de motivos por el dilatado tiempo de escritura. Está el intimismo, la veta amorosa y una colección de homenajes. Figura como preludio una poética; el asunto metaliterario utiliza una prosa discursiva que permite un alejamiento de las vicisitudes del yo biográfico y un tono ensayístico de objetividad. “Mágico abuelo” rescata la sombra de Antonio Machado, arquetipo de sabiduría moldeada por el pasar de los años; el roce de su palabra se convierte en voz de compañía y remedio contra la soledad. Se mencionan artistas plásticos, como el pintor figurativo Antonio López, junto a cantaores flamencos y poetas. Están Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Luis Cernuda, Carlos Edmundo de Ory, o la innominada presencia de Luis Rosales en el trasfondo de “Nocturno”. La progresiva depuración de ornatos y el tono coloquial de la nana o la canción se emparentan con algunos poemas escritos con un lenguaje preciso y directo. El cauce expresivo es polimorfo y hay composiciones que nacen como ejercicios miméticos: “Las nanas de la cebolla” de Miguel Hernández inspira “Las nanas de la metralla” y una situación semejante se produce respecto a las odas elementales de Pablo Neruda. Otra poética, esta vez en verso, más existencial que lingüística.
   La poesía de Félix Grande alienta un protagonista poemático implicado en las circunstancias históricas. Su palabra se torna rebeldía contra la condición de ser, impregnada de temporalidad. En su poesía está la palabra necesaria, la trama de vivencias, fracasos y logros que teje la existencia, una existencia que hoy, 30 de enero de 2014, nos deja el brusco abatimiento del final.  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

jueves, 30 de enero de 2014

VUELO A LIMA (PERÚ)

Con Luis Felipe Comendador en la T-4 de Madrid

VUELO A LIMA (PERÚ)
 
   Respiro unas horas de afecto y coca-cola, en la Terminal-4 de Madrid, con Luis Felipe Comendador. El poeta y editor vuela de nuevo a Perú; lleva hasta la otra orilla una maleta copiosa  de ayuda solidaria de ONG, en la que se han volcado desconocidos, vecinos, voluntarios y amigos. Luis sonríe, con el ánimo mucho más azul que otras veces; tiene el pelo cano -como lo tengo yo-, la barba de nieve -también como yo- y esa sonrisa devinciana de quien ya no se asombra al paso, porque dobló muchas esquinas. Sabe que cada gesto del existir emite facturas con la gélida eficacia de un parquímetro. Pero hay que aguantar; un cuerpo encaja "cuatrocientos golpes".
  Me ha regalado su último poemario, dedicado con palabras que hablan de encrucijadas inolvidables. Luis se pierde entre los arcos detectores y alza las manos  porque el presente tiene el tacto áspero de un uniforme. Que vueles cómodo, que regreses de Perú con un cuaderno lleno de experiencias para compartir. Mientras espera en la sala de embarque, yo me despido del poeta.
  Abro la primera página de Los 400 golpes.  
 


Los 400 golpes
Luis Felipe Comendador
Asociación cultural "El Zurguén"
Morille, Salamanca, 2013
 
 
 

martes, 28 de enero de 2014

DESPERTAR, CONTIGO

Edward Hopper

Identidad

No sé nada de ti, pero me absorbe
ese juego inocente de modelar tu ser.
Transmigro cualidades y actitudes
que te definen cuando las pronuncias,
condesciendo con algunas manías;
respeto los precintos
que deciden el paso a tus zonas ocultas;
te dejo los sentidos en alerta.
Hago y deshago en ti.
Me siento un dios menor
que en esta creación cobra sentido.
Es urgente que tú pongas el soplo.

La noche en blanco, DVD, Barcelona, 2005)

domingo, 26 de enero de 2014

HAIKU DEL CANSANCIO

Londres, 2010
Fotografía de Javier Cabañero

 
HAIKU DEL CANSANCIO
 
 
Con paso quedo,
el cansancio me alcanza.
Sombra sin voz.

viernes, 24 de enero de 2014

ERIKA MARTÍNEZ. INTEMPERIE.

El falso techo
Erika Martínez
Pre-Textos, Valencia, 2013

UN RUMOR DE INTEMPERIE
 
   En Color carne, salida inicial de Erika Martínez (Jaén, 1979), se abre paso una voz intimista. Aporta un tono coloquial remozado en el que la ironía distiende la epidermis de algunos argumentos y deja un soplo fresco. Ese vitalismo de quien percibe cerca el color de la realidad se enmarca en un cuadro general realista que apuesta por el poema breve y el cierre conclusivo, próximo a la eficacia comunicativa de los aforismos.
  Son rasgos definitorios de un modo propio de entender el hecho literario que encuentra continuidad en su segundo peldaño, El falso techo, cuya incorporación más notable es el registro de la pérdida. Los contenidos enuncian el parte de lesiones de una generación que sumó voluntad y esperanza, mientras el itinerario se bifurca aleatorio sin que aparezca la estación final. Color carne tenía como apertura el poema “Genealogía”, donde el yo poemático sentía en su entorno una solidaridad cálida y comunal; El falso techo cuestiona ese engarce generacional que yuxtapone causas y efectos; a la cadena solidaria le falta un eslabón; se ha producido una ruptura, un estar aislado que implica pesimismo y desvalimiento. Esa es la sensación que desprende “La casa encima”. El discurso poético dibuja un estado social que no oculta una fuerte conciencia de naufragio. Si abres el armario descubres arrumbada la derrota, un estar que promueve sensaciones de culpa: la mancha de algo está ahí, densa, singular, reconocible, aunque no se entienda cómo llegó al tejido.
  El apartado “Segundo techo” concentra algunos poemas-relato (uso la denominación que algunos críticos aplicaron a la poesía más temprana de  Cesare Pavese), textos en prosa poética que reflejan fogonazos de lo cotidiano; son imágenes que niegan la indiferencia ante situaciones frecuentes del ahora que, de cuando en cuando, proyectan sus estrías de pobreza y miseria en los medios de comunicación. Son estampas protagonizadas por secundarios que los poemas acogen al abordar ese perpetuo conflicto entre lo social y lo personal en los distintos planos de un largo desplazamiento, un vuelo que va mudando su caligrafía para alternar situaciones de los demás e inflexiones del sujeto verbal. La transición parece tener una lectura alegórica: el pasajero de vuelo toma asiento, pero cuestiona el pilotaje; el pesimismo es la certeza de quien desconfía.
  En el tramo final la propia escritura se hace materia de introspección, las palabras no esconden esa necesidad de sondeo que quiere hallar sentido a su propia función: “Escribir es hacerle cosquillas / a las raíces de las cosas”.
   Los poemas de Erika Martínez golpean la mesa del ahora con la mano abierta. No hacen elegía de la pérdida, formulan desasosiegos e incertidumbres, se alejan del conformismo. La esperanza dejó sensaciones de cobijo y resguardo. Bajo techo, cualquier vida se siente firme, halla hospitalidad y permanencia. Pero la cubierta se hizo con materiales defectuosos y se resquebraja. Las sombras colonizan cada espacio, convierten lo habitable en intemperie.  Queda entonces – y El falso techo es claro ejemplo-  el consuelo tenaz de la mejor poesía, como la que firma Erika Martínez.    

jueves, 23 de enero de 2014

J. R. R. TOLKIEN Y "EL HOBBIT"

Exposición de figuras de plastilina
modeladas por Sergio Sánchez (3º ESO)
Fotografía de Antoaneta Toneva
 

J. R. R. TOLKIEN Y EL HOBBIT 

A los alumnos del Club de lectura del IES
 
  Se considera a John R. R. Tolkien uno de los máximos impulsores de la novela moderna de fantasía, así que hemos aprovechado el reciente estreno en el cine de La desolación de Smaug, segunda entrega de la trilogía de El Hobbit, para organizar en el Club de Lectura del instituto Duque de Rivas una actividad de animación dirigida al alumnado de Secundaria. A mí me corresponde trazar las líneas generales de un autor, J. R. R. Tolkien, de copiosa biografía creadora. Nacido en Bloemfontein, Sudáfrica, en 1982, y fallecido en Doirset, Inglaterra, en 1973, John Ronald fue un aplicado estudiante, que aprendió muy pronto el latín y otras lenguas, y un incansable lector que, tras sus estudios universitarios, ejerció como profesor de Lengua y Literatura inglesa, fue también filólogo y amaba crear lenguas autónomas e imaginarias, escribió poesía, ensayo, cuentos y novelas, a la vez que mantuvo una intensa relación personal con algunos escritores contemporáneos. Entre sus obras destacan El Señor de los anillos, El Silmarillion y El Hobbit.
   Queda para otra ocasión comentar las influencias de los poemas épicos y de los cuentos de hadas, o el análisis pormenorizado de la geografía fantástica que puebla las historias de Tolkien, porque lo verdaderamente importante de esta actividad es la exposición El Hobbit y sus personajes, con esculturas de plastilina modeladas y coloreadas por Sergio Sánchez, alumno del centro que ahora cursa tercero de ESO. En todas sorprende el insólito realismo, la compleja realización con un material tan humilde como la plastilina, y el entusiasmo con el que cada figura comunica en su quietud su papel en la trama. Así que sólo resta dar las gracias a Sergio y animar a todos a emprender viaje por la maravillosa geografía literaria de J. R. R. Tolkien. Nos vemos en el camino, en la Tierra Media.    
 
Escultura de Sergio Sánchez
Fotografía de Pablo Aljarilla.

martes, 21 de enero de 2014

JOSÉ LUIS MARTÍNEZ: ANTOLOGÍA POÉTICA.



LA POESÍA DE JOSÉ LUIS MARTÍNEZ

Camino de ningún final
José Luis Martínez
Edición y prólogo de Vicente Gallego
Renacimiento, Sevilla, 2013

    La recopilación Camino de ningún final lleva un cordialísimo prólogo del poeta Vicente Gallego. El texto introductorio, aunque no sortea el análisis textual ni los comentarios sobre el material poético, evoca un recorrido de afectos e ilusiones; también comenta las duras circunstancias biográficas de José Luis Martínez (Valencia, 1959), claros condicionantes del silencio tenaz de estos últimos años.
   La labor literaria del poeta valenciano arranca en 1986, cuando se edita su entrega auroral Culture Club. El aserto está lleno de connotaciones musicales de los años ochenta; es la época en la que la banda británica Culture Club imponía en los escenarios sonoros de media Europa su estética glam y trasgresora. El poemario era un aviso para navegantes, aunque en Camino de ningún final aquella denominación muda su título por el de una sección de aquel libro: El concepto de autor. En los poemas, escritos entre 1980 y 1986, predomina una escritura incisiva e irónica que, tras un aparente confesionalismo, recurre al ludismo en la recreación de un balance vivencial, despojado de trascendencia. Habitamos una realidad anodina, alzada con materiales humildes.
  El segundo libro, al préstamo de Cortázar añade el nombre de la amada. En Pameos y meopas de Rosa Silla hay un hilo argumental compartido: el sustrato amoroso. El tejido sentimental convierte a quien se ama en destinatario único de la voz. Las palabras conforman un largo soliloquio fragmentado en el que predomina, como sucediera en la primera entrega, la expresión prosaica y el coloquialismo exento de sensiblería; el amor pone los pies sobre el suelo y se rebaja a un murmullo mental desnudo que busca un refugio contra el tiempo.
   Tras casi una década de silencio aparece Abandonadas ocupaciones, tercera salida de José Luis Martínez. Reanuda tarea con un verso más reflexivo y con una mayor amplitud temática. Abundan las fotografías del entorno, de esos elementos delimitados que el discurrir diario deja ante la lucidez de nuestra retina, ya sea un viaje – Estambul-, un perro, un cuarto de baño, o una digresión sobre el propio quehacer escritural, escurridizo y desvaído, con tendencia a ser olvido y ceniza.
   El último tramo poético, el que representan los libros El tiempo de la vida y Florecimiento del daño es el mejor representado en la antología. Es lógico; la escritura se va ajustando al devenir vital y se hace su reflejo; es más fácil el propio reconocimiento en el presente. El tiempo de la vida es un cuaderno de campo sobre lo perdido; en sus poemas habita la elegía, esa voz que recuerda las cosas diluidas en la memoria, que deja en la conciencia la sensación de una vida breve y transitoria. La última salida, Florecimiento del daño, adquiere un tono reflexivo e intimista; sondea la identidad del sujeto a través de la azarosa aportación de esas presencias que nos salen al paso y son capaces de ahuyentar el letargo y ese estado de apatía que se deriva de lo rutinario.
   La poesía de José Luis Martínez se viste en ocasiones con la humilde apariencia de la prosa, deja en el cenicero el humo de las metáforas para definirse como una anotación vivencial, sin afirmaciones trascendentes, sin la egolatría del que se empeña en dibujarse nítido y solemne en las palabras. Versos sobrios para esa línea gris que marca senda hacia ningún final, que buscan la verdad en el fondo de un vaso de cristal.

domingo, 19 de enero de 2014

ELOGIO DEL DESACATO



Asamblea en el barrio de Gamonal (Burgos)
 
ELOGIO DEL DESACATO

 Al vecindario burgalés de Gamonal

   Una de las manipulaciones más zafias que soportamos la infantería de talla media (los ciudadanos sin más atribuciones cívicas que la quebrada voluntad en el quehacer laboral y su inteligencia) es la que confunde el espacio de un ego singular, una institución, o un partido político con el bien público. Sucede a diario y en las esquinas de todas las calles: la casa real solapa con quejas las marañas contables y alude a conspiraciones antimonárquicas; el presidente autonómico segregacionista equipara a su comunidad autónoma con el huerto de lechugas del abuelo; el alcalde que practica la especulación inmobiliaria con disfraz de bulevar ecológico predica el bien de la ciudadanía; un concejal de pueblo resume la cultura con aquellos actos vecinales que él preside desde una mesa con estrado; el equipo directivo de un centro educativo cree que sus instalaciones son corredores que sólo se recorren con su permiso en papel timbrado, y el poeta que da voz de elegía a sus minúsculas tragedias pretende que son problemas de verdad y universales.
 Son variables de la manipulación. De igual modo, un poder transitorio, circunstancial y gaseoso parece revestido de omnipotencia divina y los límites de sujetos liliputienses se rellenan de estrategias con tallas gigantes. 
   Hay que sobrevivir a diario y en esta guerra de guerrillas conviene ser resolutivos y oír sólo la voz de la razón, aunque se escuche mal por las interferencias con uniforme antidisturbios: la única respuesta a tanta manipulación añeja, autoritaria y rechazable es el desacato, la tranquila desobediencia de quien dice “no”. Como la gente del barrio de Gamonal.

sábado, 18 de enero de 2014

AFORISMOS SOBRE POESÍA.


AFORISMOS SOBRE POESÍA
 
                                                 Para Antonio Rivero Taravillo
 
. Hay poesía muy buena, bastante buena y pasable. Lo demás no es poesía.

. Los que conciben el poema como un barrio residencial emplean palabras de diseño, con prestigio de marca.

. La poesía y yo nos vemos a diario, aunque no intercambiamos demasiadas explicaciones.

. No pensaba escribir más poesía, pero acaba de llegar un verso cargado de buenas intenciones.

 

jueves, 16 de enero de 2014

JUAN GELMAN. DESPEDIDA.



JUAN GELMAN: LA LENGUA DEL DOLOR

   Ha muerto Juan Gelman y el día se despertó vestido de grisura y lluvia triste, como corresponde a las despedidas. Se han prodigado los homenajes y las elegías en un cuerpo de letra grande, ese que utilizamos para alzar la voz del agradecimiento. Recupero en esta entrada un breve texto que escribí en mi última lectura de la poesía de Juan Gelman, una obra que tiene mucho de recuento autobiográfico.
   La poesía de Juan Gelman es incómoda para el sedentarismo y la conformidad. Sus versos descubren cicatrices, enfrentan a la conciencia del dolor y obliga a no bajar los ojos ante lo que contemplamos. En la antología Otromundo, edición preparada por el poeta mexicano Eduardo Hurtado para Fondo de Cultura Económica, se compila una amplia muestra de su quehacer lírico entre, 1956 y 2007. El título de esta selección se toma de un poema en prosa  que define el exilio como un otro mundo diario, como un error que persiste y puede descubrir una verdad.
   Gelman no deja de preguntar en cada libro porque está marcado por la dictadura argentina y por el exilio; su trayecto vital sufrió las mordeduras de unos hechos históricos que alzaron la sinrazón de una realidad ignominiosa y asumió sin titubeos el papel de cronista y testigo que se niega a cerrar los ojos; un caminante que no pasa de largo sino que se detiene para formular su veredicto sobre lo real. Siempre quiso esclarecer el sentido de los actos humanos en una larga conversación, entrecortada y austera.
   En su escritura el poeta reelabora una experiencia colectiva, busca la racionalidad de un ideal que sobrevive en solitario, preserva sentimientos y deja un hueco para la dignidad, incluso cuando caminamos a oscuras, en las tinieblas de lo cotidiano, y es necesario abrir una ventana. 
   Hay que resistir, ahora también desde el silencio.




miércoles, 15 de enero de 2014

MAR BUSQUETS. DE LA INVISIBILIDAD.





EL SUEÑO DE LA LUZ

De la invisibilidad
Mar Busquets Mataix
Alejandría Narrativa, Ediciones Oblicuas, Barcelona, 2013

  En su novela De la invisibilidad, ganadora del Premio Ategua 2012, Mar Busquets Mataix recrea la senda biográfica de un atractivo personaje del siglo XVIII: Giulia Lama. Nacida en 1681 en la parroquia de Santa Maria Formosa de Venecia, su vida fue un esfuerzo tenaz por quebrantar paredes y superar esa invisibilidad social de la mujer en el ocaso del Barroco, para labrarse una reputación prestigiosa como artista. Un viaje vivencial, no bien documentado todavía en los manuales de Historia del Arte, que Mar Busquets completa desde la dinámica narrativa, aunque sin alterar los datos más conocidos del trayecto.
   En la ciudad de los canales, abierta al Adriático, un escenario dado a la plástica, repleto de sensaciones visuales, ubica Mar Busquets al personaje central. La escritora siempre ha tenido una percepción plural del quehacer literario, y alterna en sus entregas poesía, traducción y crítica. Aquí no falta el lirismo al abordar la singular historia de Giulia Lama de manera lineal, guiada por una cronología que integra la convivencia del marco familiar, sus años de formación y las vicisitudes sentimentales, aspectos condicionantes que fortalecen el espíritu rebelde y el impulso creador. Queda dibujada en los breves capítulos una sensibilidad en lucha. Era un tiempo en el que la mujer tenía un papel secundario, centrado en lo doméstico, la crianza de los hijos y las labores que marcan los ciclos temporales en la casa. En ese ámbito de lo privado no hay sitio para el desarrollo intelectual, la fantasía y la idealización. Sin autonomía para ser, la personalidad de muchas mujeres envejece a ras de tierra, sumisa, resignada al dictado determinante del varón.
   Mar Busquets opta por una escritura reflexiva, hecha de matices iluminadores y digresiones que buscan, más que sumar peripecias en la trama accional, descubrir el mundo introspectivo de Giulia. Las galerías interiores caligrafían los trazos firmes que resaltan su carnalidad. Es la primogénita del pintor Agostino Lama, padre de una familia numerosa que consume los magros recursos. Los padres optan por internar a Giulia en un convento para ahorrase la manutención y la futura dote y allí, desgajada del tronco familiar, la muchacha busca salida a su talento natural y a sus inquietudes artísticas. Tras la iniciación con su padre, se integra en el taller del maestro Antonio Molinari pule su técnica y sedimenta su singular estilo; tendrá oportunidad de convivir y conocer a Gianbattista Piazzetta, con quien pronto mantiene una relación, amistosa primero y después sentimental, que condicionará su existencia.
  Los rasgos esenciales del periplo vital de Giulia Lama no se quedan en la mera historia de un personaje; son también la constatación de las privaciones que limitan la identidad femenina en una realidad histórica. De la invisibilidad es una lectura amena que aporta textos poéticos, ya que Giulia Lama compartió el ejercicio de la pintura con la lírica, lo que permite integrar las variables de una conciencia artística que halló una efectiva correspondencia entre la escritura y la mirada. La estimulante biografía recreada por Mar Busquets nos acerca a un personaje cautivador, Guilia Lama, que busca sitio en un espacio social osificado. La pintura le concedió el sueño de ser libre, la posibilidad de un destino cumplido que buscó en el arte su carta de libertad.


martes, 14 de enero de 2014

CERCA DEL MAR.

Mar Adriático (Dubrovnik, Croacia)

Cerca del mar


Cerca del mar todo se borra, salvo el silencio roto y el efecto emocional de la contemplación.
 

No renuncia a ser feliz. Aplica el bricolaje a los sentimientos. 


Lo que me pertenece tampoco es mío.


Los paisajes virgilianos caducan. Veneralos, pero no te detengas.

domingo, 12 de enero de 2014

RECUERDO DE MI PADRE



Recuerdo de mi padre

Mi padre ponderaba la eficacia
como un tesoro extraño y valiosísimo,
escondido en el vientre de la tierra.
Solía levantarse muy temprano
con el tic-tac grabado en la memoria,
y dilataba oscuro una jornada
que concluía laso y taciturno.
Era su empeño inmune a la canícula.
Por él estuve interno tantos años
con la sola misión de hacerme un hombre.
(Entendamos: un hombre de provecho,
un atinado buscador de logros).
Mas el esfuerzo no valió la pena.
Él no tiene conciencia del fracaso.
Descubrió en la derrota
una patria feliz, compensatoria.

     (Causas y efectos, Sevilla, 1997)

viernes, 10 de enero de 2014

TODOS EN NINGUNA PARTE.

José Luis Morante, en Rivas
Fotografía de Javier Cabañero

TODOS EN NINGUNA PARTE 

   Todos somos los inadvertidos habitantes de Ninguna parte, un pueblo sin impuestos y sin padrón municipal, donde a diario salimos a comprar razones para aguardar los viernes del futuro. Cada uno de sus vecinos persigue la quimera de la felicidad, esas huellas en la arena que, al final de trayecto, nos dicen si la meta fue la suma de pasos que hilvanamos para llegar a nuestro interior, un lugar lejano, en el horizonte de las esperanzas.
   Mi último libro de poemas es la crónica viva de esa convivencia plural en Ninguna parte. Si me asomo a su casco antiguo, cada una de sus construcciones está llena de patologías. Así he denominado la primera parte, que tiene como hilo argumental la erosión del tiempo en el entorno más próximo, cuando los días incrementan la dependencia de lo fisiológico; el desgaste nos convierte en seres dependientes y vulnerables que hacen de la incomunicación una resignada espera en la que se va ratificando el final. La existencia entonces se torna oscuramente dramática y dispara el sentimiento de culpa.
 Mucho más optimista, como adecuada para la visita turística del sol de las amanecidas, es el barrio “Deshielo”. Sus poemas habitables hacen del amor y la amistad una forma de estar en compañía y compensar carencias. Los sentimientos son hálito fundamental para seguir el viaje o para recorrer trayectos que mudan paisajes y afectos. Poemas para pasar las horas en habitaciones con luz.
  La existencia, como decurso temporal, conlleva una inevitable cesación. El epitafio no es sino la voluntad de seguir hablando cuando consumimos el turno de palabra; de este modo se convierte en rebeldía frente al silencio. También en Ninguna parte está esa zona reservada para los ausentes, para los que dejaron la solemnidad de una idea sobre el mapa del tiempo.
  Nunca entendí la poesía como algo misterioso e inefable, sólo al alcance de iluminados que esperan la azarosa llegada de la inspiración. Creo en ese trabajo intelectual que transforma lecturas y vivencias en expresión lingüística. Esta consideración del ideario poético está presente en el último apartado, frondoso parque que he denominado “Y todo lo demás…”. Tal zona boscosa difunde impresiones sobre asuntos internos de la literatura: el mensaje, la expresión comunicativa, la distancia entre idea y logro, la identidad del yo lírico…Literatura.
  Pretendo que Ninguna parte, por su constitución interna, sea expresión fiel de una mirada de pautas crepusculares, cuyos contenidos mezclan imágenes, estados de ánimo y actitudes. Son los ojos del ocaso, aunque no olvido que el anochecer siempre tiene un inseparable enlace con la amanecida, una íntima simbiosis. Nos quedan la palabra y la esperanza.
 
 
Pd.- Texto publicado en la revista ESTE DE MADRIDnº 249, diciembre de 2013, pág 102, con motivo de la presentación en Rivas-Vaciamadrid de mi poemario "Ninguna parte", Ediciones La Isla de Siltolá, Sevilla, 2013.

 

 

                                 

miércoles, 8 de enero de 2014

lunes, 6 de enero de 2014

CON CATALUÑA (APUNTES DE CLASE)


CON CATALUÑA  (APUNTES DE CLASE)
 
" Fulgor Sedano, hombre de 54 años, soltero, de oficio administrador, apto para entablar y seguir pleitos, por poder y por mi propio derecho, reclamo y alego lo siguiente..."

Pedro Páramo, pág. 50
 
    Aclaro: no soy nacionalista español –ese supuesto estigma con el que los nacionalistas de periferia pretenden anular los argumentos de la razón- pero me desasosiega que el máximo mandatario de una comunidad, garante legal de la constitución como marco convivencial, sea el más obstinado impulsor de su incumplimiento. Por eso anoto aquí estas impresiones, junto a mis apuntes de clase de Geografía e Historia, la asignatura que imparto desde hace veinte años. Nací en España, pero me hubiese encantado haber nacido en Canadá, Australia, Estados Unidos, Suecia, Italia, Gran Bretaña o Argentina… casi en cualquier sitio de ese mundo en progreso que ofrece a sus pobladores unas condiciones existenciales dignas.
   Me causa pánico que España se balcanice y que los muchos siglos de convivencia dependan de los intereses electorales del nacionalismo segregacionista. No quiero que España se quiebre, porque si la consulta independentista se celebra, sea cual sea el resultado, todos los demás territorios peninsulares e insulares también tienen derecho a esa consulta. Ser catalán no es ser más que ser castellano, andaluz, canario, murciano o extremeño. Ahora soporto a diario titulares de prensa y declaraciones que se barajan para prodigar estupideces. Hace unos años, en la Feria del libro de Madrid, tuve que soportar en una mesa victimista y quejicosa a un Jordi “algo”; rubricaba que no  leíamos la poesía de Cataluña y que se condenaba al ostracismo a sus poetas, por ser catalanes. Escuché perplejo; yo preparaba una edición crítica de Joan Margarit, leía con fervor de neófito a Jaime Gil de Biedma y anotaba datos para un largo artículo sobre Carlos Barral… además dos de mis libros se habían publicado en una edición catalana y adquiría las novedades de la editorial apenas salían al mercado; y uno de los más jóvenes poetas catalanes, Josep Maria Rodríguez, me parecía una de las perlas literarias del siglo XXI. Aquel sujeto, desaforado y pueblerino, negaba mis lecturas, mis vínculos, mis querencias y pretendía apartarme de mis poetas, alegando que eran inexistentes, como su propia obra.  Son poetas de casa, huéspedes fijos de mis estanterías; nunca fueron ni serán extranjeros para mí porque no son un territorio, una excusa bélica, un desagüe para ensuciar la convivencia con réditos electoralistas que disimulen corrupción, populismo y pésima gestión económica. 
   Que 2014 venga sosegado en el quehacer diario de todos, sin que marquen la convivencia himnos, banderas y esa historia reinventada a la medida de un ego deforme. Que sigamos juntos y en paz. Con Cataluña, claro; somos lo mismo.  


domingo, 5 de enero de 2014

NOCHE DE REYES.



6 de enero
        
            Irene y Ana

   Algo me dice que en los gestos de un niño,
poniendo entre las sombras sus zapatos
y unos vasos de agua
para apagar la sed de esperados viajeros,
está toda mi vida.

   Han pasado los años
y no sé de renuncias ni de claudicaciones:
jamás me fue posible vivir en otra casa
que no fuera tu sueño.


          Población activa, Gijón, 1994

sábado, 4 de enero de 2014

AUTOBÚS PARA EL REGRESO

Con Adela, 2010
Fotografía de Javier Cabañero
 
CUADERNO DE VIAJE

Una primera etapa monótona e insomne.
El paisaje entrevisto despereza los ojos.
Hace calor, pero relaja el verde.
Es verde la llanura y la montaña;
de un verdor móvil se transparenta el lago.
Austria. La abrumadora presencia de Mozart
en la ciudad de Mozart. Romántica Viena
-el adjetivo es justo, pero cansa;
se prodiga en exceso-.
Una semana. El micro tiene
el rostro de la guía,
los ojos de la guía,
sus mismos veinte años;
su perenne sonrisa que se aloja
en la neutra pupila del turista.
La confraternidad con mis preguntas tontas.
Mi admiración furtiva, mi deseo evidente.
El desvelado enigma de su falda cortísima.
El tiempo sorprendido en el instante
de olvidar toda imagen que no sea su rostro.
Alguien que carraspea y nos anuncia
el final de trayecto.

     Mapa de ruta, Granada, 2010

viernes, 3 de enero de 2014

ANTONIO CABRERA. PRIMEROS LIBROS.


LA PRIMERA POESÍA DE ANTONIO CABRERA

   Tras las tentativas exploratorias de Autorretrato y Ante el invierno, Antonio Cabrera (Medina Sidonia, Cádiz, 1958) consolida trayecto con el poemario En la estación perpetua, reconocido con el Premio Internacional de Poesía Fundación Loewe y, unos meses después, con el Premio Nacional de la Crítica). Aquella salida escribe sus composiciones desde un registro meditativo y revela  afinidades con Francisco Brines, César Simón y Eloy Sánchez Rosillo. El hilo conductor de los poemas hace de la indagación en la existencia veta temática esencial. Es signo que da coherencia a su escritura y apenas sufre alteraciones en las líneas estéticas posteriores, como se constata en las entregas Con el aire y en Piedras al agua.
   Editado en el 2000, En la estación perpetua tenía como umbral una solemne aseveración de Miguel de Unamuno: “El gran misterio es la conciencia y el mundo en ella”. Así  lo vislumbra el lector. La madrugadora epifanía de la claridad nos cede el esplendor de lo diario, esa acumulación de formas y contornos que precisan y delimitan las presencias observadas por los sentidos. No tardan en guardarse tras el cristal del pensamiento, mudo testigo de esa intacta luz de lo creado. La fragmentada percepción alumbra en la conciencia escuetas certezas de un tiempo impávido, que cifra en ocasiones el sentido final de sus mensajes. El pensamiento se convierte en estación perpetua, en refugio tenaz de lo transitorio que, poco a poco, se va disipando en la memoria.
   En la colección de haikus Tierra en el cielo, el poeta apoya sus textos en un monotema: las aves. Se aborda, con mínimos elementos conceptuales, una escritura de tacto exquisito en la que se encierra el acontecer natural de un elemento vivo del paisaje. Al margen de notas explicativas, las instantáneas dibujan con su triple trazo la diversidad alada del azul en vuelo; versos a la espera de una pluma en el aire, exenta de contaminaciones alegóricas. Los rasgos reales –reflejo y vuelo- mediante los ojos limpios del haiku cantan esos serenos indicios de una naturaleza enaltecida. Tierra y cielo, en su humilde apariencia, es un apasionado soliloquio con la ornitología, una de las pasiones del poeta.
   La primera poesía de Antonio Cabrera es un viaje lento, minucioso, que pone rumbo a un conocimiento introspectivo y que contempla con sosegado estar los espacios de una realidad transitoria con la que el ser individual establece una relación unitaria.Ya he aludido a las constantes vitales que conectan las distintas entregas de Antonio Cabrera hasta conseguir una palmaria identidad de tono: el intercambio relacional entre el hombre y su entorno natural, la proyección reflexiva de lo sensorial, el material filosófico que aporta una luz áurea y muestra la azarosa senda del discurrir. A las que añado ahora serenidad expresiva y sentido clásico del poema que dejan una personal versión del misterio del mundo y la emoción intacta del verbo necesario.   
 
 

 

 

 

 

 

 

 

  

miércoles, 1 de enero de 2014

TEORÍA DEL SUEÑO

Ricardo y José Luis, Santa Mónica, Rivas, 1 de enero de 2014.
Fotografía de Sofía Virtanen
 
TEORÍA DEL SUEÑO

Todo sueño cumplido es prematuro.
Su tácita presencia pone en duda
que hasta ayer mismo fuera
objeto de un afán cuyo rescoldo
no se apagara nunca.
La posesión no acalla
esa voz inquietante
que aspirara a lograrlo
ni da paso a la tregua que permite el sosiego.
Intangible y fugaz
como el vuelo de un ángel,
el perfil de los sueños no conoce
la hondura hospitalaria del espejo
ni el peso de la luz.

    (Mapa de ruta, Granada, 2010)