Desierto de Wadi Rum, Jordania Fotografía de Pierre Brunder |
sábado, 30 de noviembre de 2024
ESPEJISMOS
viernes, 29 de noviembre de 2024
LUIS VALDESUEIRO. MORALISTAS FRANCESES
Moralistas franceses (De La Rochefoucauld a Joubert) Luis Valdesueiro Amazon, Independently Published Traverse City, Michigan, USA, 2024 VOCES EN EL AIRE |
Abierto de par en par el incontinente cajón del aforismo, y convertido en vaso transparente, que apaga la sed de conocimiento mientras ensaya elogios entre poesía, ética y pensamiento, se expanden sobre la mesa del lenguaje algunas etiquetas críticas que recogen los momentos históricos esenciales en la consolidación normativa del género. Así sucede con el aserto “Moralistas franceses”, que aglutina el fluir reflexivo de un grupo de pensadores, florecido en territorio francés entre los siglos XVII y XVIII.
Luis Valdesueiro (Peguerinos, Ávila, 1953), aforista, difusor y estudioso del laconismo ha incluido en su propuesta a La Rochefoucauld, Pascal, La Bruyère, Vauvernagues, Chamfort, Rivarol y Joubert. Son rutas expresivas que comparten un consolidado trayecto aforístico que, desde hace décadas, es parte del canon y soporte de la senda central minimalista.
El antólogo obvia el prólogo de contexto. Se centra en la pulsión de cada autor y da unos breves trazos del discurrir vital, ese cúmulo de pasos de la biografía que condiciona, en mayor o menor medida, el ideario estético y la perspectiva escritural. Desde ese retrato se hace una breve selección de textos, que pretende clarificar, en su semántica general, la razón existencial de cada voz. Todos los seleccionados rastrean nuestra condición transitoria; sondean el sentido existencial del ser. Meditan de continuo sobre la remansada superficie del discurrir y alientan una retina crítica de la convivencia social, empeñada en anteponer el interés individual a la convivencia colectiva. Cada legado toma conciencia y se hace registro en la introspección.
La primera obra incluida es la de La Rochefoucauld (1630-1680), cuya aportación se define como “Máximas de un hombre desengañado”. Su breve libro Máximas y reflexiones diversas explora con ironía y sarcasmo ese entorno de fingimiento y desolación de la experiencia vital que disimula escombros, inmundicias y sinuosidades, detrás del escenario de las apariencias. El amor propio mitiga esas cicatrices de la experiencia vital que desazonan. Su mordacidad descubre que la verdad está lejos del ideal y la mentira coloniza campos enteros de la vida social y afecta a los trazos del propio sujeto que habita nuestros espejos.
Las convicciones de Pascal (1623-1662) se acogen en “Los pensamientos de un alma en vilo”. Pese a su temprana muerte, dejó una heterogénea herencia como físico, matemático, inventor, teólogo y filósofo. El desasosiego religioso impulsa su cercanía al debate teológico de la Abadía de Port-Royal. Como caña pensante, el hombre personifica una amalgama de creencias y afectos; la conciencia personal con frecuencia se ve contaminada por las sombras de dudas e incertidumbres. La nada parece ser el destino final de la existencia y su libro Pensamientos enaltece la necesidad de Dios y la fuerza salvadora de la religión.
El anhelo de verdad está muy presente en La Bruyère (1645-1696), cuya obra define Luis Valdesueiro como “máximas de un pintor de almas”. Su exitoso balance literario justifica la consideración de ser una de las voces mayores de la literatura francesa. En sus caracteres refleja el carácter moral de sus contemporáneos; su libro es el espejo de una época. Incansable observador, La Bruyère descarga en el sujeto la capacidad de ser testigo y observador de la realidad. Así se fortalece una visión crítica que depura lo que ve y quiere buscar resolver por sí misma los interrogantes existenciales.
El mínimo aporte textual de Vauvenargues (1715-1747) se estudia en el apunte “Las máximas de un hombre doliente”. En reflexiones y máximas las anotaciones objetivan el conocimiento del ser y del mundo, buscando un equilibrio de moderación entre luces y sombras, entre visión candorosa y nihilismo. Considera que la razón necesita el pulso sentimental para no ser áspera y fría. Nuestras capacidades cognitivas alumbran claridad. Dado que nuestras capacidades son limitadas y nuestro entendimiento insuficiente, hay que cultivar la voluntad firme y el empeño en poner luz a la incertidumbre con un espíritu reflexivo abierto y tolerante.
El apartado “Los pensamientos de un hombre desesperanzado”, dedicado a Chamfort (1741-1794), recuerda sus orígenes oscuros, que condicionaron un persistente resentimiento en su quehacer literario. El instructivo moralista percibió en primera fila el desvarío jacobino de la Revolución francesa y su empeño en hacer del precipicio un andén de llegada. Las máximas y reflexiones de Chamfort difunden una gélida desolación. Su pensamiento expande una incontinente tormenta de sombras. La voluntad de las palabras es estéril porque sus significados no curan los más doloridos sentimientos. Como afirma el antólogo, las máximas y pensamientos de Chamfort son “la radiografía de un hombre vencido por la amargura”. Se percibe en el breve apartado un claro pesimismo, como si la presencia de la esperanza no fuera sino un espejismo que se obstina en mentir a cada instante.
La vida de Rivarol (1753-18019 fue una continua búsqueda de fortuna. Ensayista y panfletista sus máximas se leen como “los pensamientos de un espíritu inquieto”. Fue un enemigo declarado de la revolución francesa, lo que impulsó su persecución y exilio, hasta su definitivo asentamiento en Berlín. Su brevedad está marcada por la claridad y el rigor y deja patente su ingenio, y una inconfundible mezcla de ironía y humor. La filosofía de Rivarol entiende la vida como una floración de frustraciones, un cúmulo de estaciones de paso que espera ese tren que no lleva a ninguna parte, salvo a los trampantojos de la esperanza, esas oquedades ilusorias de lo temporal.
El volumen se clausura con los aforismos de “Un poeta de la luz”: Joseph Joubert (1754-1824), un incansable compilador de aforismos que representa el vínculo de transición entre los moralistas franceses y la naciente sensibilidad del romanticismo. Convergen en la escritura lacónica de Joubert filosofía y poesía; el empeño de brevedad y la precisión más extrema. La sensación que deja la lectura de Joubert es que los grandes temas de la conciencia humana necesitan el amparo reflexivo del pensamiento. Todo lo que pensamos es preciso pensarlo con el ser completo; con el alma y el cuerpo porque ser natural en el arte es ser sincero.
Con nitidez y armonía, Luis Valdesueiro deja un ajustado registro nominal de los moralistas franceses y de su destacada aportación a la tradición literaria del aforismo. Un itinerario de voces consolidadas que ensancha el camino lector. Un espacio asentado que sostiene un magisterio fuerte, desde una concepción abierta del género, desde el paso libre y ligero de la inteligencia.
miércoles, 27 de noviembre de 2024
SER MAESTRO
Escuela rural de Cabranes (Asturias) |
SER MAESTRO
es escarbar a mano decepciones
de cimientos profundos
y persistir después en el relleno.
martes, 26 de noviembre de 2024
CHUS PATO. SONORA
Sonora POESÍA REUNIDA VOLUMEN VII Chus Pato Traducción del gallego de Gonzalo Hermo Prólogo de Alba Cid Ultramarinos Ediciones Barcelona, 2024 |
AUSENCIA
El jurado propuesto por el Ministerio de Cultura ha concedido el Premio Nacional de Poesía en la convocatoria de 2024 a la poeta gallega Chus Pato (Ourense, 1955). La obra reconocida, Sonora, es una entrega escrita en gallego, y traducida al castellano por Gonzalo Hermo, con una introducción de Alba Cid. Chus Pato ha ido tejiendo en la lengua originaria un fuerte tapiz, con denso asentamiento cultural en su entorno geográfico y afectivo, un espacio conceptual inspirado en la tierra madre, convertido en semilla germinal de la sensibilidad creadora. Las composiciones de Sonora hacen de la pérdida materna el eje orbital del libro. La ausencia final es un impacto dimensional de amplios efectos. Abre grietas en la lógica cotidiana, por las que emanan convulsiones anímicas como la disolución, la soledad, los repliegues de la memoria íntima o el fluir incontinente del dolor. Son estratos de la condición de ser que se perciben a través de la voz emergente del sujeto poético. El lenguaje configura un discurso reivindicativo fuerte, del que emerge la memoria subterránea, la reafirmación de un heterogéneo legado de personajes, recuerdos, sensaciones y esquejes emotivos. Asuntos interiores que condicionan la personal manera de percibir el latido del tiempo y conectar la intrahistoria del hablante lírico con el transitar colectivo.
La entrega poética Sonora establece sus claves escriturales lejos de una poesía intimista y confidencial. No es la autobiografía sentimental de un yo pensante, cuyo quehacer anota emociones y sentimientos. La voz asume de inmediato una visión vanguardista y experimental, un persistente abrazo de “lo que carece de formas y límites” para romper lo previsible. Esta visión estética se definió con fuerza en su discurso como Académica de número de la Real Academia Gallega, pronunciado el 23 de septiembre de 2017, donde hacía una profunda reflexión sobre la creación poética, sondeando las relaciones entre poesía, lenguaje y filosofía, tan presentes en toda su obra.
La entrada de Alba Cid “Este fémur de voz, imantado“ empieza vislumbrando el contenido semántico del sustantivo “Sonora”; el nombre alude a la formación desértica mexicana, un territorio geológico cuya biología está cuajada de diversidad. Un lugar icónico para el deambular transitorio de la conciencia; un territorio de frontera del que emerge un silencio denso que dispara la capacidad cognitiva.
La escritura de Chus Pato adviene desde la bruma; recuerda una travesía iniciática, fragmentada en signos que adquieren, al ser interiorizados, una densidad de sombras. La presencia cercana de la muerte contamina las palabras con un epitelio de gravedad y desasosiego: ”El idioma construye en mí un huerto para los difuntos / ellos/ellas son la memoria un corazón y el lenguaje / todos mis órganos les ceden el lugar”. Las palabras aprenden a construir un no lugar, un andén evanescente que desanda el tiempo
La sección “Salvoconducto” convoca al mismo tiempo una fauna doméstica y la presencia escritural de César Vallejo. Se amalgaman en el poema elementos, aparentemente dispares, que dan al hilo argumental del pensamiento un recorrido caótico, en el que se integran variados referentes culturales que convocan tiempos diversos. De igual modo, las composiciones de “Ethos” sirven de búsqueda de esos rasgos personales y colectivos que conforman la identidad y nos ubican. “Ethos”, para la poeta, también “puede ser leído como temperamento cromático, es la posibilidad de una aparición, la posibilidad de que broten los colores”.
Otros apartados, como “Stalker” (Acosador)” guarecen un formato expresivo que rompe la lectura lógica y entrelaza signos gráficos y enumeraciones caóticas que bifurcan las interpretaciones. Su título, tomado de la película de Andréi Tarkovsky, director de cine, y actor ruso. Es un claro homenaje a la exigencia creativa y a libertad expresiva sobre lo comercial.
En “cartografía para un relato” el poema enuncia una historia de la que Ludgaard se hace topónimo central de los acontecimientos; de este modo se compone una sinfonía fantástica, que se desliza entre el relato y la evocación y contrapone personajes del pasado alojados en la distancia. Los versos recuerdan las visiones de un sueño.
Chus Pato no se ajusta a la línea continua de la evocación. Yuxtapone piezas de un pensamiento libre que orbita recuerdos y espacios oníricos, que busca intersecciones con las interrogaciones del lenguaje. Los poemas abren tramas argumentales con estratos heterogéneos. Esta convergencia de miradas expande sentidos mientras las palabras nombran y exploran ángulos entre el orden simbólico y el orden imaginativo. En las composiciones, las estampas familiares del álbum conviven con las anotaciones conceptuales, los interrogantes metaliterarios o las variaciones interpretativas de legados pictóricos como el de Rodríguez Méndez.
Quien sale a escena en los poemas de Sonora no pretende apuntalar la memoria del yo biográfico. Sabe que el protagonista esencial es el lenguaje, un yo desdoblado de naturaleza conceptual que multiplica la fuerza expresiva y emocional de la interpretación, que baja al fondo para encontrar la paradoja auroral que convoca la muerte, la claridad de las tinieblas.
JOSÉ LUIS MORANTE
lunes, 25 de noviembre de 2024
ESPEJOS DEL YO (Anotaciones del Diario)
El amor a sí mismo Imagen publicitaria de internet |
No necesita interlocutores en la conversación; sólo espejos donde admirar el alto grado elocutivo de su pensamiento.
domingo, 24 de noviembre de 2024
AFECTOS
Estorninos Fotografía de El Confidencial |
AFECTOS
aquella criatura voladora
que, entre mitologías,
cuando respiran juntos
en cualquier dirección.
Van y vienen.
cierran los ojos,
si miran hacia atrás o hacia delante.
Tampoco tiene sombra su razón
cuando se aleja con pasos trasnochados.
Solo camina y sigue.
viernes, 22 de noviembre de 2024
HÁBITOS DE SENECTUD
Palabras en vuelo Fotografía de Adela Sánchez Santana |
MEDIANOCHE
jueves, 21 de noviembre de 2024
HILOS SUELTOS
Olor a cerrado Fotografía de Internet |
AFORISMOS del MURO
Si miras con atención el lugar que ocupas, donde estás no hay nadie.
En el apagado discurrir del tiempo, adanes primigenios que aguardan todavía una manzana.
En la madeja de la gratitud se apelmazan los hilos sueltos.
En la poesía bucólica, espontánea colaboración de una coral ecológica: piedras, juncos, pájaros y nubes…
Carne tranquila. Senectud.
En las conversaciones con desconocidos los intermediarios más eficaces son la elusión y el silencio.
La autonomía imaginativa del sueño requiere folios blancos por su inclinación a lo imposible.
El subconsciente poético confía en el potencial de los precursores.
Punto de fuga. Nostalgia de un lugar que no existe.
Minucia interna; no encuentro en mi interior nadie en quien confiar.
miércoles, 20 de noviembre de 2024
LUIS MIGUEL RABANAL. POSTRIMERÍAS
Postrimerías Luis Miguel Rabanal Prólogo de Sergio Fernández Martínez Epílogos de Rafael Saravia y Alberto R. Torices Eolas Ediciones Serie Azul de Metileno León, 2024 |
UMBRAL
El poeta revisa la cronología de sus poemas y enuncia un discurso, fragmentado en el tiempo, en el que la mirada sombría del presente enfila el paso hacia lo existencial, como si el umbral de una etapa crepuscular convocara, en los momentos postreros del discurso poético, pensamiento y filosofía. A la hora de percibir lo cotidiano se impone una poética del desconsuelo, un nítido pesimismo que arropa los días con el epitelio del dolor. El prólogo de Sergio Fernández Martínez recuerda las sombrías coordenadas del escritor: ”Es un libro atravesado por un profundo pesimismo existencial, un pesimismo que se integra dentro del orden poético y que condiciona los sentidos de los libros. En realidad, esta es una constante en la poética de Rabanal, donde el malestar, el cansancio, la rendición y la inmovilidad se erigen como constituyentes del sujeto.”
Los poemas evocativos de Que llueva siempre dan rumbo al viaje con citas de MJ. Romero y Javier Esteban. Los dos textos se ajustan al pensamiento umbrío de la finitud; las sombras calladas de la intemperie guardan los despojos de la vida alegre. El yo poético se dispone a completar un recorrido en dirección contraria al mediodía, desde el ser a la nada. Intuye que hay que cumplir ese encuentro pactado, a solas con la muerte, y va dejando sus huellas más firmes en los repliegues peraltados del yo interior, hasta componer una autobiografía ficcional.
De cuando en cuando, el imaginario asume la ironía como recurso distanciador, capaz de abordar temas nocturnales y trastocar la comprensión interpretativa. Los sueños traen al primer plano personajes oníricos que comparten los pasos perdidos de la memoria erótica. A su albedrío, conforman un contrapeso del patetismo y la melancolía como si, junto al yo biográfico, existiera un yo aparente y distinto. El pasado cobra un espacio central, donde el tiempo de niñez evoca que, en ese imprevisible relato de lejanías, todavía no estaban encendidas las luces de la soledad y no se había emborronado la inocencia: “Éramos pequeños y se nos mostraba / la envoltura, la azul apariencia de las cosas. / Ningún misterio más / que el de no haberlo comprendido”.
En el recorrido de Que llueva siempre conviven las fluctuaciones argumentales, aunque entre los detonantes poéticos no existan itinerarios antagónicos. Juntos conviven los recuerdos, los días de infancia, la invitación al deseo y las despedidas. Los textos muestran las inclinaciones subjetivas de un pensamiento en vela en el que se agolpan las cicatrices más profundas, esos campos de análisis que requieren contemplar en silencio el horizonte desenfocado.
Luis Miguel Rabanal ubica el libro Los poemas de Horacio E. Cluck en el espacio central de Postrimerías. La entrega recupera un viejo personaje narrativo del poeta y alumbra un pensamiento especulativo sobre la escritura: “La poesía te rodea las manos, es la amiga que sangra”. Entre las palabras se desvanecen las brumas de lo etéreo; la experiencia vital muestra su fragilidad y añoranza, exige un trazado de sensaciones, que delimite el paso del tiempo. En el prólogo del libro exento, que se publicara en 2017, Andrés González escribió una síntesis del volumen muy afortunada. El trabajo poético es “una cronología de la infamia y de la mística del amor”.
El apartado “Desnudos” aloja en sus poemas el formato de la prosa poética, de este modo se acentúa la reflexión sobre lo transitorio y ocasional de las palabras, su luminosidad cerrada y tan llena de brumas para comprender la realidad. Se abre la intrahistoria de un sujeto verbal con los inacabables conflictos del deseo, la soledad y el transitar por los grumos de lo cotidiano. Secuelas de vida que esconden el desamparo y la incertidumbre.
Editado en la editorial Trea en 2018, Matar el tiempo comienza con una composición que hace del tú apelativo un interlocutor de las indagaciones reflexivas del hablante lírico. Se hacen fuerte las incógnitas del tiempo, esas quebraduras hechas de memoria, alquitrán y bruma, en las que se liberan las palabras pero no su sentido, como si el verdadero cauce argumental fuera un territorio de frontera entre la realidad y la imaginación. Todo parece abocar en un entorno de sueños, que se recorre al frío de la noche y nunca pierde el olor a cerrado.
Desde el dolor y la impotencia de la enfermedad, desde la quietud insomne de quien hace de la medicación un intervalo para no apagar el deseo o la ternura, las palabras emergen para dar cuenta de la desolación y el espanto, en el vivo desorden del silencio.
La epístola afectiva final de Rafael Saravia alude a la existencia como fracaso permanente. Vivir nos coloca al borde. Casi pronuncia el adiós en las postrimerías, cuando advierte que la angustia es una presencia fuerte que pide silencio a la esperanza “con la verdad ingrata del poema sublimado”. Por su parte, Alberto R. Torices establece el espacio poético como un territorio ficcional, una geografía telúrica que recorren “vientos de simbolismo y abstracción", la memoria y fantasía de un hombre en el laberinto de su identidad sentimental.
martes, 19 de noviembre de 2024
DESPOJOS DE LA MEMORIA
Intemperie Fotografía de Javier Cabañero Valencia |
Cada vez más, mi memoria se parece a un gran aparcamiento vacío.
La madurez contagia el síndrome de la resignación.
Sombrías y esquinadas en un rincón, con el tacto frío de la escarcha, las decepciones.
Todos los sueños se desvanecen; conforman bellezas y verdades en estado etéreo.
La prudencia resignada y penosa de quien no puede argumentar cuando le llevan la contraria.
Quise mostrar en el reencuentro daños y heridas, pero percibí de inmediato que ya era otro.
"Los recuerdos antiguos duelen, abren grietas por las que duerme dentro la intemperie. No quiero que sean palabras del ahora. Quiero que se alejen para siempre, por favor. Tomó nota en silencio y desde ese momento los convirtió en el tema predilecto de su conversación"
(Elogio de la tristeza)
lunes, 18 de noviembre de 2024
EL OLOR DEL BOSQUE
Armonía (California, 2024) Fotografía de Adela Sánchez Santana |
domingo, 17 de noviembre de 2024
ANA MARÍA BUSTAMANTE. POEMAS
De Antes de ser silencio (Sílaba Ediciones, 2019)
tan lejos,
donde la boca del mundo desaparece
y queda solo una sombra,
donde la soledad se yergue.
En la ceguera de mi nombre
emprendo el viaje.
II
Vengo al encuentro con lo antiguo,
al hondo renacer de esta ceniza.
A poblar el silencio,
el cansancio,
torpemente,
con mis huesos fundidos.
A nacer, viajera
en el indefinible milagro del alba.
A eso he venido.
La despedida
El
mundo nos abandonó
verdaderamente
en
la lluvia
en
el agua se dijeron adiós
los
cuerpos
que
amaron tanto la herida
hasta
secar su ardor
se
dijeron adiós las manos
que
palparon tantas veces la rasgadura
hasta
entender su paisaje
todo
lo nuestro se despidió en el agua
quedamos con el temblor apenas
con
el frío desdibujando las raíces
con
el miedo de nuestros ojos mojados
en
el diluvio que fue una hoguera.
De Nieve (Valparaíso Ediciones, 2022)
Ser mujer
Ser mujer es estar adentro
de la piel
y decirlo todo
con lágrimas y sangre
que es el lenguaje más sencillo
es
ser llama al viento
que el viento apaga
y reverdece
con las primeras sombras
es
sentir en las puertas
del
corazón
el llanto
y no poder
hablar
las lágrimas
es no saber decir
porque lo indecible
vale más que el tiempo
y porque hay dolores
invisibles a los hombres
ser
mujer es sentirse una
y sentirse también
cada
una de ellas
es pensar que algún día
las mujeres tendrán alas
y se irán volando
A Susana Thenon
Me
niego a ser definida por geometrías absurdas
a ser destruida por un reloj
que no reconoce mi hambre
No quiero ser
este
pedazo de mundo
y
arrastrar mi cuerpo
colina
arriba
pidiendo
un poco de cielo
o ser nombrada por dioses
que
no me pertenecen.
Me niego a febrero
y
a junio
y
a todos los meses.
Quiero
no tener molde
no tener
forma
no
tener nombre
-para que nadie me llame
ni nadie
me busque-
y
ser todas mis formas
y
todos mis nombres.
Ausencia
No hay
idioma más sincero
que el
frío
su ardor
acaricia los huesos
como a la
vida:
eso es lo
que llamo ausencia
una voz
temblando en la carne
un murmullo
un
recuerdo estrechándose
a lo que
duele
como el
mundo se estrecha
cada
noche
al
silencio.
sábado, 16 de noviembre de 2024
PEDRO LÓPEZ LARA. EXPIACIÓN
Expiación Pedro López Lara Huerga y Fierro Editores Colección Graffiti Madrid, 2024 |
CULPAS
La amanecida poética de Pedro López Lara (Madrid, 1963), Licenciado en Filología Hispánica, queda lejos de cualquier apresuramiento juvenil. Se fecha en 2020, cuando su libro Destiempo es reconocido con el Premio Rafael Morales, convocado por el Ayuntamiento toledano de Talavera de la Reina, para conmemorar la memoria del inolvidable autor de Poemas del Toro, libro con el que se inauguraba la colección Adonais, sin duda el sello más emblemático de nuestra historia poética. Comenzaba a ser celebrado un manantial poético, muchos años inédito, que sigue manteniendo un cauce fuerte, como ratifican las entregas Meandros (2021), Dársenas (20222), Escombros (2022), Filacterias (2023), Iconos (2023), Singladura (2023), Muestrario (2023), Incisiones (2024), Cancionero (2024) y Expiación (2024). Son rutas expresivas que comparten en sus títulos la querencia natural del sustantivo explícito, como si esa palabra guareciera el lugar sensitivo, el eje orbital que debe organizar la senda básica del poema.
El movimiento de la pulsión poética está ligado al trayecto vital, ese cúmulo de pasos que buscan la claridad del mediodía y el ocaso cansado del atardecer y más tarde la línea difusa del vacío; por tanto el tiempo, en su semántica general, constituye la razón del libro. Las palabras rastrean nuestra condición transitoria, sondean el sentido existencial del ser, meditan sobre la superficie del discurrir, remansado en la superficie transparente de los días. La poesía es voz convulsionada por los guijarros del pensamiento. La incertidumbre del yo toma conciencia, sabe, como en la hermosa cita de Fernando Pessoa que el polvo y la ceniza están cerca: “No soy nada. / Nunca seré nada. / No puedo querer ser nada. / Aparte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo”.
El poeta une en Expiación el recorrido por cuatro secciones, muy bien definidas por el propio autor en la solapilla interior de cierre: La primera sección del libro “Sentina” hace de la introspección una enumeración de la infamia; explora ese entorno de desolación que acumula escombros, inmundicias y malos olores. La experiencia vital desazona. Descubre que la verdad está lejos del ideal, que la mentira coloniza campos enteros de la vida social y afecta a los trazos del propio sujeto que habita nuestros espejos. Las convicciones no pasan de ser una heterogénea amalgama de remiendos y la fiel compañía de los afectos, con frecuencia, se ve contaminada por la traición o la silueta entre la sombra de los que nos vendieron. La nada parece ser el destino final y sus efectos secundarios dañan la claridad de la memoria del sujeto poético. El ser hace un ominoso balance del transitar por el tiempo que justifica la decepción y la necesidad de decir “No”.
El enunciado “Introspección” descarga en el sujeto la capacidad de ser testigo y buscar resolver por sí mismo los interrogantes existenciales con la única herramienta que tiene a su alcance: el lenguaje. El patrimonio del decir es la primera forma de objetivar el conocimiento del ser y del mundo. Como producto cultural, la actividad lingüística moldea la fisionomía del cosmos y la propia identidad. Pero nuestras capacidades cognitivas son limitadas y nuestro entendimiento insuficiente. El poeta, con una humilde poética muestra su empeño en poner luz a la incertidumbre:“Unas pocas palabras / colocadas en orden, / a manera de escolios que anotasen la vida. / Un conjuro pequeño, / ubicado en un margen, / de alcance limitado y voluntad sedante “. Quien escribe empuja su vocación descubridora para explorar la naturaleza del sujeto poético, las condiciones del poema, aun sabiendo que las variantes del texto original son infinitas.
El tercer apartado “Exterminio” hace del precipicio un andén de llegada. La noche se repliega y expande una incontinente letanía de sombras. La voluntad de las palabras es estéril. No arraigan sus significados porque el transitar del tiempo transforma la voz en un estigma exhaustivo. Se percibe en el breve apartado un claro pesimismo, como si la presencia del sujeto verbal fuese zarandeada a cada instante por las convulsiones del desasosiego, o se viese sometida a una liquidación por derribo. Solo queda dar el último paso hacia el abismo y al imprevisible final de trayecto.
La extensa oración de cierre “Kirie” toma su nombre de una plegaria de la liturgia cristiana. El sustantivo es una voz griega y su versión al castellano sería “Oh, Señor”; de este modo el aserto “Kirie Eleison” denominaría una frase implorativa que insta a la compasión” “Oh, Señor, ten piedad”. Con el formato de una letanía, el poeta compone un largo monólogo sobre personajes, actitudes y secuencias de un corrosivo valle de lágrimas. La escenografía de la infamia necesita expiación y penitencia para tantos desahuciados de la felicidad. Vivir es una floración de frustraciones, un cúmulo de estaciones de paso que esperan el traquear de ese tren que no lleva a ninguna parte, salvo a los trampantojos de la esperanza, esas oquedades ilusorias de lo temporal.
En Expiación convergen la sombra y el aullido, la áspera sensación de que no hay regreso y además es tarde para la esperanza porque la existencia no es sino un caminar marcado por la ausencia, por esa nube cenicienta que explora un cielo turbio.
viernes, 15 de noviembre de 2024
LA EDAD DE LAS MENTIRAS
laberinto Fotografía de Javier Cabañero Valencia INDAGACIONES |
Hay interiores sórdidos, dispuestos a excretar basura a cada instante.
Hicieron del presente pulpa oscura, un relato del odio.
Le gustaba vivir en descampados de certezas, esos sitios poblados de hosquedad que prenden hogueras para consumir cualquier signo de vida.
La mala conciencia de los inquisidores es feliz en la escarcha; la convierte en ruta principal.
Miran a distancia, saben que la ternura es lugar intangible.
(Anotaciones sin luz)
miércoles, 13 de noviembre de 2024
SONORÁMICA. PAISAJE SONORO VENEZOLANO
SONORÁMICA
(Paisaje sonoro venezolano en 11 poemas) Coordina el disco-libro Tibisay Guerra Entidades colaboradoras: @autoresVzlanos Promusik Caracas, Venezuela, 2019 |
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