jueves, 31 de julio de 2014

REVISTA ÍNSULA. ESPAÑA EN LA POESÍA DE HOY.

ÍNSULA  811-812
Revista de letras y Ciencias Humanas
Julio Agosto 2014
Editora: Arantxa Gómez Sancho
Coordinadora del monográfico:
Araceli Iravedra
Espasa Libros, Barcelona
 
 ¿Y QUÉ DECIR DE NUESTRA MADRE ESPAÑA?

   Coordinado por la profesora y ensayista Araceli Iravedra, aparece en verano el monográfico de la revista Ínsula en torno al topos literario “España”. Bajo el enunciado “¿Y qué decir de nuestra madre España?" se revisa la vigencia del tema en la poesía reciente, y se analizan las apreciables mutaciones que ha generado el asunto en la sensibilidad creadora de sucesivas hornadas.
   Una efemérides proporciona enlaces con el tema. Se cumplen ahora cincuenta años de la aparición de una obra emblemática, El tema de España en la poesía contemporánea, una antología editada por José Luis Cano en 1964. Destacado promotor de la cultura de posguerra, poeta, ensayista y director durante muchos años de la revista Ínsula, José Luis Cano preparó una selección poemática con textos escritos desde 1900; en ella se reflejaba el despliegue de enfoques generado por la idea sentimental de patria.
   La profesora de la Universidad de Oviedo Araceli Iravedra retoma la cuestión y con España como clave orgánica, completa un análisis con doble simetría. Por un lado presenta trabajos críticos, firmados por estudiosos y creadores como Juan Carlos Rodríguez, José Andújar Almansa, Jesús Munárriz, Roger Wolfe, Erika Martínez… Y en páginas centrales aglutina una panorámica de poetas actuales cuyos versos conectan con el motivo: Manuel Vázquez Moltalbán, Ángeles Mora, Miguel d'Ors, Luis Alberto de Cuenca, Jorge Riechmann, Luis García Montero...
   La escritura lírica nunca puede desligarse del contexto histórico donde nace, es mapa de un tiempo, los versos siempre caligrafían las turbulencias del ahora. España es un concepto en permanente cuestionamiento, periférico o centralista, hecho de afinidades o disidencias, y el acercamiento de Ínsula lo refleja con ejemplar pluralidad.
   España como espacio convivencial sigue en el mapa entre el yo individual y el ser colectivo, hecho de materiales interpretativos. La oportuna indagación de Ínsula, cuando el modelo de estado que designa la constitución del 78 vuelve a cuestionarse, deja otra vez en la plaza pública palabras y argumentos. La poesía del ahora prosigue su deambular meditativo por el laberinto de nuestra identidad.

miércoles, 30 de julio de 2014

IRENE Y LOS MAPAS.

Irene, julio 2014
 
 
IRENE Y LOS MAPAS
 
                 Japón, verano de 2014
 
Besos con nubes
en el mapa de Irene.
Sonrisa zen. 

martes, 29 de julio de 2014

ESTUPIDEZ COHERENTE.


ESTUPIDEZ COHERENTE

   Anima su actitud. En este tiempo de relativismo y de certezas en fase terminal, mantiene a diario una estupidez coherente. Tan vigorosa pervivencia solo tiene un principio: siempre juzga el quehacer del jardinero por la hoja mustia del geranio. 

lunes, 28 de julio de 2014

EDUARDO GARCÍA. POESÍA Y PENSAMIENTO.

Las islas sumergidas
Eduardo García
Cuadernos del Vigía
Granada, 2014
POESÍA Y PENSAMIENTO

    En el pulso literario de Eduardo García (Sao Paulo, Brasil, 1965) se entrecruzan dos dimensiones complementarias: la poesía y el pensamiento filosófico. Ambas vertientes de la sensibilidad creadora mantienen relaciones de influencia recíproca y están presentes en el libro Las islas sumergidas, una compilación aforística que llega a las librerías, impulsada por Cuadernos del Vigía, casi al mismo tiempo que otra obra del autor, el poemario Duermevela, ganador del XXV Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla.
   Vivimos un tiempo áureo para el aforismo, así lo constatan algunas antologías y el nacimiento de colecciones monográficas sobre la práctica de un decir breve, cuyo formato conceptual tiene lindes difusas. Y en esa clave reside gran parte del encanto del género. Lo escribió F. Nietzsche, cima de esta escritura fragmentaria: “Un aforismo cuya forja y cuño son lo que deben ser no está aún descifrado porque se le haya leído; muy lejos de eso, pues la “interpretación” entonces es cuando comienza ". El poeta, consciente de esa indefinición, comienza sondeando la naturaleza de esta escritura con cuatro aforismos que miran su propio reflejo especular; resalta por su acierto el que sigue: “El aforismo es un turbio fogonazo. Nunca alcanza a explicarse. Pero quema”; tan preciso testimonio contiene efectos secundarios enaltecedores: la intensidad de su fuerza para esclarecer, su capacidad para reavivar cenizas y esa estela emotiva que deja en la conciencia el  rastro de su paso.
   En la travesía de Las islas sumergidas Eduardo García prefiere la brújula, aglutina sus  textos bajo nubes que abarcan idénticos intereses y cobijan estelas o variables derivadas de un hilo argumental semejante. Una palabra cernudiana, “El deseo” sirve de enlace  al primer grupo de aforismos. El deseo es una estrategia perfecta contra el ensimismamiento y el solipsismo; impulsa hacia el otro, conmina a abrir nuestras percepciones hacia la alteridad, dibuja corrientes para que la voluntad puede seguir su cauce. A veces ese deseo sea un espejismo: “Creemos desear objetos o personas y en realidad corremos tras fantasmas. Objetos y personas nos son desconocidos. Tan solo nos seduce el resplandor de su reflejo en nuestra fantasía". El escritor despliega un amplio tratamiento sobre el motivo, siempre expuesto a la contingencia y al ser temporal; con frecuencia bajo el deseo se esconde la mentira de lo ideal.
   Ya se ha comentado que los aforismos nunca caminan en línea recta, ni bajo los trazos de un itinerario previsible; su escritura se deja llevar por la corriente. El apartado “En cuerpo y alma” sondea el sustrato de la identidad; en él está presente la noción de extrañeza, ese yo dubitativo en el que se repliegan tantas incertidumbres; un aforismo deja una clave de uso que permite reconocer la convivencia entre materia y espíritu: “Somos la estela de un sueño que la materia se empeña en despertar”.
   Las nubes bajas de lo cotidiano emergen en el tercer apartado, “Estado de cosas”. El yo verbal está condicionado por el ruido de fondo de lo colectivo; lo cotidiano expone los claroscuros del ser social y sus contradicciones. La fisonomía de época alumbra un laberinto en el que se arrinconan comportamientos, actitudes, la estridencia de la moral pública y los ecos del chisme y el rumor que tanta atención concitan en los medios de comunicación. Es el apartado con una mayor carga ética.
   En el tramo final del libro la escritura retorna a casa y se concentra sobre sí misma para percibir los itinerarios estéticos que rigen su caligrafía. Cada autor alumbra un ideario estético. Las palabras buscan sitio, se conceden un propósito significativo, se diversifican para trazar las líneas que reflejan la imagen del creador: “desentrañar la realidad es vislumbrar en su callada superficie nuestra huella”. De estas tentativas nace el poema, el chispazo del aforismo o el argumento inolvidable que conduce la buena prosa.
   Hasta la fecha, Eduardo García era un poeta reconocido y un autor ensayístico. Ahora deja una nueva faceta, la de aforista. No alumbra un compromiso circunstancial con el género; sabe que el aforismo ilumina un amplio campo expresivo, que los buenos aforismos aman la paradoja y dejan sobre la mesa la carga significativa de su parquedad.

domingo, 27 de julio de 2014

sábado, 26 de julio de 2014

viernes, 25 de julio de 2014

MURALLAS Y ERIZOS

Castro de las Cogotas (Ávila)
Fotografía de Rubén Sánchez Santana


MURALLAS Y ERIZOS 

                                                                   C. Cavafis y Joan Margarit

   Retorno con frecuencia a la poesía de C. Cavafis. Leo en voz alta versos que sobrepasan su condición de textos literarios para convertirse en principios  vivenciales, instrucciones aplicables al itinerario del mañana que empieza. Así me sucede con “Murallas”, una composición breve que suelo emparentar con "El erizo", otro poema imprescindible en mis hábitos lectores, un acierto de Joan Margarit.
   En los dos se habla de un yo encerrado, seguro, inaccesible, protegido en Cavafis por la vertical solidez de una muralla y en Joan Margarit por la agujas punzantes del erizo.
  Ambos poemas dan voz a una conciencia a resguardo que, bajo el flexo de la razón, descubre el mundo afuera, al otro lado. Y allí habita la vida.
 
 
 

jueves, 24 de julio de 2014

FERNANDO VALVERDE. INSISTENCIAS.

Insistencia en el daño
Fernando Valverde
Visor Libros, Madrid, 2014


INSISTENCIAS
 
 
   Nathalie Handal ha acuñado una expresión que se ajusta con lucidez precisa a los contenidos de este poemario de Fernando Valverde (Granada, 1980): “Lírica de las ruinas”; una forma de abarcar el discurrir del tiempo y la prometeica tarea del poeta, al dejar constancia de este ruido de fondo.  La indagación sobre la naturaleza transitoria del yo constituye uno de los ejes más fértiles de la obra poética de Fernando Valverde, Doctor en Filología Hispánica, Licenciado en Filología Románica y Antropología, y con una obra poética que acoge las entregas Viento favorable, Madrugada, Razones para huir de una ciudad con frío y Los ojos del pelícano; títulos con reconocimientos como los premios Emilio Alarcos, Federico García Lorca y Antonio Machado. Son libros que apuestan por una poesía que hace de la sencillez comunicativa condición natural, que acompañan y emocionan con un vocabulario coloquial y abierto al diálogo con el lector.
  La insistencia del daño comparte esa sensibilidad al dibujar las líneas del naufragio, un discurrir en el que todo sucede y se integra, como si cada latido fuera parte de un cuerpo común: “Toda la angustia elige el mismo tiempo. / El diluvio que llena de barro los colchones, / la desembocadura, / su agonía de oro que acaba en los tumultos. / Todo ya es parte de la misma herida.”
  En el sol de las horas se van acumulando los estímulos. El intimismo velado deja que colonicen los versos los apuntes escritos de una voz narrativa. Palabra a palabra, brotan los centros de interés que constituyen el cauce argumental. Las impresiones son capaces de reconstruir el periplo biográfico de Ana Brontë, joven modelo del pintor Scarborough; o del criminal Ratko Mladic, responsable de miles de muertes durante la Guerra de Bosnia, que se convierte en centro del poema para sondear la conciencia y una actitud ética que hace costumbre el asesinato y la barbarie. Aparece también un simple caminante sobre un fondo de niebla… Son figuras que se mueven en el escenario del poema, dejando espacio para la  elegía: en este caminar a paso lento donde todo fluye se deja constancia de lo perdido, de la tenaz presencia de la muerte, de ese desenlace anunciado de despojamiento y desnudez.
   El hablante lírico percibe de continuo intersecciones entre la intrahistoria biográfica del sujeto y el acontecer histórico; la pupila social difunde esas instantáneas que definen la cronología de un paréntesis temporal. Así sucede en la composición “Con los ojos abiertos caminas por la muerte”, sentida evocación de un símbolo vivo, Ernesto Che Guevara. Los pormenores del traslado del cuerpo muerto a un hospital bolivariano retornan al ahora, donde el Hospital de Malta, tantos años después de aquella tarde de 1967, sigue proporcionando un poco de alivio en el dolor.
  Fernando Valverde hace unos meses firmó el prólogo del poemario Sarajevo, obra del bosnio Izet Sarajlic, también presente aquí. Aquella avenida de Sarajevo recorrida por el visor de los francotiradores, el azar de las balas que buscan el albergue de un cuerpo son imágenes de una realidad que no merece olvido. Está en los emotivos versos de Sarajlic y están en el frío estremecido del poema que rememora la erosión final.
Todos los poemas del primer apartado de La insistencia del daño se escriben desde el cauce del otro, haciéndose eco de una causa ajena, mientras que el segundo apartado tiene un mayor calado intimista. En él está la amanecida, esa aurora de luz que deja sitio a la esperanza, que es “principio y asombro” y está  el yo solitario que deambula por laberintos urbanos, por calles donde aparcan la soledad y la melancolía del verbo elegíaco. Lo constata el poema “Ayer”: “Ahora que cae noviembre sobre el mar, / las palabras son árboles. / Nadie sabe decirme / si existe tu recuerdo / o es solo la mitad del infinito, / todo lo que me importa. “
  La poesía de Fernando Valverde sienta en la mesa de las confidencias al yo dubitativo para que formule sin estridencias los interrogantes que se bebe a diario, cuando el azar borroso oculta las respuestas, como si la tristeza de andar solos fuese el páramo natural que los mapas dibujan. El daño insiste siempre.
 
 
 
 
 

                

miércoles, 23 de julio de 2014

TARDE CON SOMBRAS.



TARDE CON SOMBRAS

           Apunte biográfico

   La memoria perdida se refugia en dos sillas que esperan con quietud disciplinada en el salón. Allí duerme la siesta la luz de media tarde. En una de las sillas permanece invisible una cercana imagen de mi padre, callado y pensativo, entre la niebla gris de su ceguera. En la otra, el cuerpo de mi madre mide la inercia del alzheimer.
   Encogida, en silencio, mi madre ya no sabe quién soy yo; sus manos tiemblan con el pulso vencido de los años. Me acerco hasta su oído y siembro voces, pero nunca responde. Nadie cuenta su vida a un tipo extraño que insiste en las caricias y evoca, persistente, la imagen de otros días; que pregunta sin voz por este sinsentido de una tarde con sombras.
   Mi madre ya no sabe quién soy yo.
 

martes, 22 de julio de 2014

REITERACIONES Y AFECTOS.



REITERACIONES

               Empieza a amanecer. Sigo tus pasos.
  
   "Dos amigos se encuentran al cabo de los años.
Ejerce de escenario una ciudad románica,
un velador colgante, un promontorio,
un refugio de piedra sobre una cima agreste,
un estuario que no viene en los mapas,
aquellos soportales
que se borran discretos y dejan frente a frente...
Los afectos no deciden paisajes.
Tan grande es su alegría
que se abrazan llorando, sin saber qué decir.
El silencio los salva...".

En esencia,
tal es el comienzo de cien obras maestras
de la literatura.
De la vida también.

      Población activa, Gijón, 1994

lunes, 21 de julio de 2014

CUERPO ANFIBIO

Morro de Gos, julio, 2014



CUERPO ANFIBIO
 
       Para Victoria Méndez,
       cuya sonrisa sigue allí

 En la playa se quita los zapatos la poesía.

 Cuento transitorios círculos de  agua para conocer la edad del mar.

 Gotas. Silenciosa transparencia del deseo.

El niño dispara su pistola de agua contra las olas; yo no sé distinguir las olas vivas y el rictus apagado de las víctimas. 

Palas, rastrillos, cubos…Utillaje infantil que descifra el secreto del barro.

Gaviotas y palomas digieren palomitas; muda la arena en patio de butacas de un cine de verano.

Cuerpo anfibio; el buzo radiografía nervaduras de agua.

Perseverante el viento deshoja las sombrillas.

 

 

domingo, 20 de julio de 2014

ANTONIO PRAENA. ANALOGÍAS.

Yo he querido ser grúa muchas veces
Antonio Praena
Visor Libros, Madrid, 2013

 
ANALOGÍAS

   El poemario Yo he querido ser grúa muchas veces, de Antonio Praena (Perullena, Granada, 1973), consiguió en 2013 el XXVI Premio Tiflos de poesía. Su edición en Visor afianzaba una travesía que integraba las estaciones Humo verde, Poemas para mi hermana y Actos de amor.
   En su acercamiento a la lírica de Antonio Praena, el mínimo apunte de contracubierta de Vicente Gallego recalcaba un aspecto clave en la condición biográfica: el sacerdocio, condición que marca los materiales poemáticos; la poesía es esa intuición del espíritu que profundiza en la realidad y da cuenta de la experiencia del conocer las fuentes esenciales del sujeto.
   En Yo he querido ser grúa muchas veces los poemas muestran su trabazón interna en torno a las coordenadas del tránsito vivencial. En él concurren pensamientos e imágenes, huellas dispersas en los días que las palabras reconstruyen en una suerte de registro verbal autobiográfico.
  El inicio, “Horas de vuelo” establece una fecunda analogía entre los pormenores del desplazamiento en avión y el deambular del yo. El campo semántico del vuelo se ajusta con destreza al acontecer del hablante lírico: “En naves cada día más complejas, / creamos condiciones de presión / y clima diferentes / de las fronteras y paisajes / que indiferentes transitamos. / Y aunque parece algo irreal y el riesgo es grande, / la técnica, el esfuerzo y la esperanza / de aquellos que ya hicieron el trayecto / nos hacen no albergar ninguna duda / sobre las coordenadas del destino “.
  Otro conjunto de textos, “Pájaro de providencia” incorpora en el cauce argumental las manifestaciones activas de la mano tendida que protege y evita extravíos. Estar expone al riesgo, pero cercana permanece una fuerza que vela y socorre: esa taxista anónima, citada en el poema, que en su modesto desempeño laboral halla el itinerario de retorno; un atinado ejemplo de aliento transversal que hace propicio el tiempo para una cosecha de sentimientos diáfanos como el amor.
   Se reflexiona sobre el ser de la palabra en “Pájaro de esperanza” ; el verbo se percibe como un pálpito coral y solidario, capaz de definir esperanzas y mostrar la capacidad racional del yo. En esta sección se integra el poema “Collage con esperanza”, explícito homenaje al legado de la tradición, construido en su totalidad, como anota el poeta en el cierre del libro, con versos ajenos.
  Aves y pájaros mantienen un estar frecuente en los apartados del libro. Más que como elementos vivificadores de la naturaleza como símbolos plurales de cuyo existir se deducen inflexiones éticas o lecciones didácticas, animadas caligrafías de un catálogo de actitudes. Otra vez los paralelismos y las analogías conceden al poemario textura meditativa.
  En los poemas de Yo he querido ser grúa muchas veces el mensaje adquiere una importancia explícita; las palabras trasmiten la militancia activa de un sentir religioso; el credo aspira las cualidades y estímulos del entorno, ya sea frente a la naturaleza o en un contexto urbano marcado por las contingencias del presente. Este singular encuadre personifica la lírica de Antonio Praena. Poesía espiritual, realista y activa, que no olvida el cartabón formal y sabe despejarse de hermetismos y oscuridades para expresar la tensión interna, las vibraciones de un corazón abierto al secreto tangible de la fe.

sábado, 19 de julio de 2014

LLAMADAS RESTRINGIDAS.


LLAMADAS RESTRINGIDAS

   Ella desconocía, imagino, que tras las estrepitosas facturas cursadas por Movistar, yo había cambiado de número de móvil. Supongo también que cuando concluyó su periplo estudiantil por difusos destinos universitarios buscó mis señas a resguardo en su agenda y escuchó con paciencia el mensaje operativo de cortesía:
- Este número tiene las llamadas restringidas. Lamentamos no poder establecer la comunicación con el abonado. Inténtelo en otro momento. Muchas gracias...
  Siguiendo las amables intrucciones de modo literal, volvió a llamar una y otra vez pero en mi móvil nunca se cobijó su voz ni el tono confidente de la cita posible. No soy un narrador omnisciente que dispone de hilos privilegiados.
  Y así estuvimos solos y atemporales, con la inquietud y el pensamiento caminando en círculos de dunas mientras en el interior de nuestra amistad crecía un gran silencio.
 
Epílogo con dedicatorias:
 
A Dolores Leis, que pone raíces de ternura en cada amanecida literaria.
A Karmelo C. Iribarren, que compartió conmigo unas páginas de La ciudad.
A Amanda Cabezas, que no sabe mi número de móvil.
A Pilar Blanco, que sonríe y se hace verano.
A Luis Felipe Comendador, que tiene las llamadas restringidas.
A Abel Santos, mientras oía jazz a medianoche.
 

viernes, 18 de julio de 2014

REGRESO A LA MONOTONÍA.

Rivas al atardecer

FIDELIDAD A LA MONOTONÍA


   Rezuma la nostalgia e importuna el regreso.
Hay que volver a casa,
a que otra vez despliegue la rutina
su ajada vestimenta y nos acoja.
La casa es un planeta a la medida
-un verso semejante describió otro regreso...-
y sus muros preservan
el oro sobrio de lo cotidiano
cuya renta permite
vivir con cierta holgura
y a menudo con gozo.
A la llegada, como un feliz presagio,
el sendero olía a lluvia
y un renacido sol oreaba los muros.

     Población activa, Gijón, 1994

viernes, 11 de julio de 2014

GOZOS Y SOBRAS. (VIVIR EN UN BLOG)


GOZOS Y SOBRAS  (VIVIR EN UN BLOG)
 
Entrevista de Tasio Luna con José Luis Morante
 
   Converso con José Luis Morante, bajo un título inspirado en la saga de Torrente Ballester. Su blog PUENTES DE PAPEL lleva un largo camino recorrido; llega a las doscientas mil visitas, una cifra muy alta para un blog literario. Con su autor charlamos en el sosiego caluroso de julio sobre gozos y sobras, apenas unas horas antes de que el poeta viaje de nuevo hacia la costa mediterránea.
 
 ¿Satisfecho por el seguimiento de sus textos?

Más que satisfecho perplejo. No creía que la difusión de textos a través del blog alcanzara estas cifras. También abrumado por la generosidad de seguidores y amigos que me dedican su tiempo con paciencia encomiable. 

¿Qué aporta el blog como soporte literario?

 El blog borra distancias espaciales; llega a cualquier parte del planeta y solo demanda el interés de sus posibles lectores. También la inmediatez del mensaje comunicativo y la respuesta inmediata que se enriquece, a menudo, con los comentarios y opiniones a los que siempre procuro responder.

 ¿Qué papel juegan las imágenes en sus entradas?

 Complementan la escritura con referentes cercanos a los argumentos. A veces son imágenes del archivo personal y otras proceden de internet; procuro que sean atractivas y den alguna pista sobre los contenidos de la entrada.

 ¿Resulta gravoso renovar los textos casi a diario?

 Para mí es una costumbre, tras estos tres años de práctica rutinaria. Tal vez más complejo que renovar las entradas es encontrar motivos habituales de interés. Compagino poemas, microrrelatos y reseñas… Estas últimas son las más áridas, pero juegan un papel esencial para llamar la atención sobre libros recientes.

 ¿Sus reseñas son para todos los públicos?

 No sé si entiendo bien la pregunta. Supongo que las reseñas están más dirigidas a un público más especializado, a un caminante habitual de la poesía que de este modo encuentra nombres o títulos que pueden ser de su agrado. Procuro además priorizar a autores jóvenes o menos conocidos. Y detesto los elogios gratuitos lo mismo que los zarpazos: si un libro no me gusta no lo comento.

 ¿Rivas-Vaciamadrid facilita su tarea como escritor?

 Es un entorno sosegado y hospitalario, pero escribiría igual en una ciudad de la meseta como Ávila, o en un pueblo de la costa mediterránea; la escritura es una necesidad vital, como la lectura. Por otra parte, me asomo muy poco a las calles literarias de mi pueblo. Hace unos años practicaba un activismo cultural notable, ahora prefiero el sedentarismo del ordenador y las estrategias digitales para comunicarme con mis amigos.

 ¿Todo son gozos en el blog o hay también sobras?

 Lo cotidiano está hecho de contraluces. Hay gozos y asuntos gratificantes y de cuando en cuando hay sobras que van a parar al cubo de la basura del olvido, ese lugar que admite el reciclaje. Enumeraría como sobras del “mundillo literario bloguero” la envidia por el triunfo de los demás, la imbecilidad del rumor y la sospecha, la prepotencia, el cinismo, el falso interés que solo focaliza los desajustes, la amistad a cobro revertido… Esos asuntos aposados en las cloacas de la convivencia.

Por último, ¿Qué opinión le merecen redes sociales como facebook?

Es el combustible del blog; cada vez que publico una entrada lo publicito en facebook; esa es la utilidad esencial que veo en la red; soy de los que prefieren la charla y la presencia real; pero cada uno concede una utilidad a su muro. El mío casi siempre está lleno de indicios literarios. Para los contactos personales preciso una cerveza compartida, una confidencia en directo y una caricia de verdad… Lo virtual desprende casi siempre gelidez.       

jueves, 10 de julio de 2014

EN EL LABERINTO

 


EN EL LABERINTO

                                                              A los que siguen dentro, conmigo.
 
   Después de largo tiempo de caminar oscuro y azarosos itinerarios, percibió una claridad tenue al final del pasillo. Supo que sus ojos se abrirían en ese mundo extraño de formas y colores que habrá de confirmar su identidad: si era Teseo o si era el Minotauro. 
   Imprevista llegaba la cita con la luz.

miércoles, 9 de julio de 2014

MARÍA TERESA ESPASA. ANTOLOGÍA POÉTICA.

Tanto y tanto silencio
Antología poética
María Teresa Espasa
Prólogo de Ricardo Bellveser
Vitruvio, Madrid, 2014
 
 TANTO Y TANTO SILENCIO

  Tras una larga senda creadora, María Teresa Espasa presenta una amplia selección poemática en Tanto y tanto silencio, con un exhaustivo liminar de Ricardo Bellveser, que apunta ejes temáticos, singularidades y compromisos de la escritura en la búsqueda continua del verbo necesario. Es una edición muy oportuna; contribuye a reactualizar los poemarios de una voz que  ha publicado un buen número de libros y cuyo trabajo intelectual acoge también el estudio ensayístico y la coordinación de antologías, junto a la organización de ciclos literarios o la coordinación de tertulias, encuentros, pliegos de poesía y de la revista Corondel.  
   En esta muestra están representados los distintos momentos escriturales, con mínimas correcciones, en los títulos más antiguos, y se prioriza la última etapa con más textos antologados, y con el complemento de algunos inéditos que dejan las huellas dactilares del trabajo actual. Se ha dicho con frecuencia que un escritor es siempre una mirada redundante que una y otra vez vuelve a los mismos temas, para dejar expuestas sus preocupaciones esenciales. Y María Teresa Espasa no es una excepción porque los núcleos centrales son cuatro o cinco asuntos atemporales que se remozan en la caligrafía de cada poeta.
    La amanecida está representada por Desierto articulado; el conjunto ocupa los estantes de las librerías en 1992. Era un tiempo donde la línea figurativa imponía con fuerza su registro, pero la autora prefiere la senda individual para gestar una lírica reflexiva, en la que el yo poemático actúa como voz desdoblada del sujeto biográfico. En un marco urbano, la mirada introspectiva da cuenta de sentimientos y afanes, recuerdos, sensaciones y pérdidas, porque ese es el sino existencial que protagoniza cada conciencia.
   En la década de los noventa, la etapa más fecunda de la autora, firma otros cinco títulos, entre libros y cuadernos poéticos, El bazar de los insomnios, El gesto habitual de la torpeza , Las flores idílicas, El ocio de la gaviota y Cuando puedas llama. Son títulos que dibujan nítidamente una poesía vivencial, que testimonia el paso incierto de lo diario, amalgama acción y quietud, apuntes sensoriales y pensamiento.
   Toda poesía de madurez conlleva un enfoque elegíaco. El ser transitorio del yo se enfrenta a un acontecer crepuscular hecho de límites y distancias. Tanto y tanto silencio cede sitio en los últimos libros seleccionados al cierzo del otoño, a esa forma de callejear por la incertidumbre que deja en nuestros pasos melancolía y cansancio.
   Por último, clausura el libro un puñado de inéditos. Otra vez el tiempo y su erosión está presente en la descripción de los entornos al paso, de igual modo que las relaciones entre el yo y el otro en un ser que no está nunca ajeno a las turbulencias del presente, al compromiso explícito con lo real.
   Tanto y tanto silencio sigue, con un criterio cronológico, la aportación lírica de Maria Teresa Espasa. Los versos bracean entre la interrogación dubitativa de quien pregunta al tiempo y la asunción de unas pocas certezas que hacen más llevadera la memoria de lo que ya no es. Poesía cálida, emotiva, con la mansa cadencia de una lluvia de otoño.  

lunes, 7 de julio de 2014

LEYENDO A MIGUEL D'ORS



LEYENDO A MIGUEL D'ORS

                  Aquellos del 56...

  Salvo recuerdos tristes,
no guardo muchas cosas de la infancia:
lugares como sombras, escenas redundantes
que retornan ajadas, falsamente
maquilladas de olor y de ternura.
Yo, que nací en un pueblo
con tapiales de retama y de barro,
que soporté el trasiego de lejanos parientes,
que anduve en lodazales
a la caza y captura de gordos renacuajos,
que, escondido el pitillo
en cualquier parte,
puse cara de bueno ante el maestro,
leyendo a Miguel d'Ors
y tomando las huellas dactilares
a una felicidad rural y cristalina,
ante el feroz saqueo
del tiempo en mi memoria, me pregunto
si alguna vez fui niño.

       Población activa, Gijón, 1994

domingo, 6 de julio de 2014

TÉ CON HIELO.

Madrid,  julio, 2014
 
TÉ CON HIELO
 
                                Poética del té con hielo
 
Grietas, suturas,
manchas, imperfecciones,
dudas... Quietud.

sábado, 5 de julio de 2014

NÉSTOR VILLAZÓN. SALIDA A ESCENA.

Otra maldita tarde de domingo
Néstor Villazón
Vitruvio, Madrid, 2014
 
SALIDA A ESCENA
 
    Creo recordar que fue el poeta Luis Felipe Vivanco quien escribió “Poemas representables”, un conjunto de composiciones configurado en forma de diálogo, con acotaciones para enumerar pormenores. Ese aspecto teatral de la poesía está también en algunos espacios creativos de Rafael Alberti y Federico García Lorca. En las últimas promociones es una excepción ya que prevalece la lírica de interiores, sin escenarios ni personajes declamatorios, sólo atenta al soliloquio expresivo de un yo que casi siempre funciona como reflejo del protagonista escritural.
   Néstor Villazón (Oviedo, 1982), Licenciado en Filología Hispánica, llega por primera vez a la poesía con el poemario Melville en la aduana, pero se decanta  por la nueva escena, donde consigue un notable reconocimiento por su obra teatral Democracia. Ahora regresa al verso con Otra maldita tarde de domingo, título que provocaba la reflexión inicial de esta reseña, y que procede de una cita tomada de Roger Wolfe.
  Este conjunto arranca con un poema prólogo, enfocado como si fuese un monólogo situacional en el que conviven la ironía y el sosiego para trazar las pautas que regulan la salida del yo poemático en el páramo incierto de lo cotidiano. También la presentación adquiere la apariencia de un enunciado recitativo, con una exhortación al lector: una invitación a compartir los pormenores existenciales que acumulan las horas, como si diese voz a  un personaje arquetípico y teatral capaz de transmitir a los espectadores una digna apariencia de entereza, aunque sea sólo un hombre ante el espejo, con gestos de derrumbe.
  En este primer tramo del poemario resalta la disposición tipográfica de “Carta para André Breton”, un guiño a la rebeldía surrealista y a los impulsos del automatismo psíquico contra la intervención reguladora de la razón.  
   Pero es una excepción en un avance pautado en el que el tiempo se convierte en protagonista central, hecho casi siempre de rutina y monotonía, asentado en libros y lecturas, proclive a la indagación y al recurso de la escritura poética para descifrar el sentido del presente o evocar los indicios del pasado, como sucede en el poema “Infancia”.
   El autor habla en ocasiones desde un poema personalizado, como si el texto se dirigiese a una única identidad: un padre imaginario, Marinette (a quien también se dedica el poemario) o su ego desdoblado. El texto se convierte así en un mensaje íntimo y cercano que alude a los tejidos sentimentales del sujeto.
   La disposición en apartados deja en el lector la sensación de distintos momentos escriturales y temáticos. Los argumentos se diversifican: a veces reflexionan sobre la poesía, una anécdota laboral, la soledad y sus contradicciones;  argumentos que requieren, como anota el autor, un verso pobre y un material precario, porque el hablante lírico se sabe un hombre más que sale a escena para contar otra maldita tarde de un domingo; en resumidas cuentas, la historia cotidiana de ese tiempo inasible en el que se extienden los renglones de sueños y fracasos, la lucidez y el desconcierto.                         
 
 
 

viernes, 4 de julio de 2014

YO SOY OTRO


YO SOY OTRO
                                                         Je suis autre
                                                                                Arthur Rimbaud
 
   Mientras camino, percibo a mis espaldas las idas y venidas de un rumor inconforme. Aguanto el repicar de nuevos pasos en silencio, hasta que mi inquietud formula dudas:
-¿ Quién eres?
   Pasa un tiempo... Responde, paradójico:
- El otro que eres tú.
  La extraña frase repite letra a letra mis sospechas.
-¿ Dónde estás?
- Lejos -me dice, con un tono de voz conspiratorio.
   Sigo ruta, arrastrando en la marcha mis gastados zapatos. Sus palabras me dejan tranquilo. Certifican, sin más, el final de mi fuga. Los relojes dormitan.
 
 
      

jueves, 3 de julio de 2014

JOSEP LLUÍS AGUILÓ. MONSTRUOS Y OTROS.

Monstruos y otros
Poesía reunida
Josep Lluís Aguiló
Traducción de Francisco Díaz de Castro
Visor Libros, Madrid, 2014
 
MONSTRUOS Y OTROS

    Traducida al castellano por el poeta, ensayista y profesor universitario Francisco Díaz de Castro, aparece en Visor la poesía completa de Josep Lluís Aguiló (Manacor, Mallorca, 1967) firme propuesta del ámbito lingüístico catalán. No es una recopilación completa; queda fuera, como aclara la nota final, Cants d’arjau, un fruto de amanecida, firmado a los dieciocho años, que se considera muy alejado de la sensibilidad estética actual. Tras su edición, el poeta mantuvo un largo silencio hasta 2004, cuando retorna con La biblioteca secreta, al que siguen La estación de las sombras, Monstruos y Lunario. Estas cuatro entregas del nuevo ciclo son las que aportan todas las composiciones, pero se altera el orden de publicación para que funcione como apertura Monstruos, libro que consiguió en 2005 el Premi Ciutat de Palma.
   La lírica de Monstruos se caracteriza por su tensión narrativa. El poema cuenta una historia, con una palpable cadencia versal que elimina el prosaísmo pero que lo acerca a un trabado microrrelato, como sucede en algunos poemas de Jorge Luis Borges, o en la poesía de autores del setenta como Luis Alberto de Cuenca, con quien también comparte el fondo cultural del poemario, con alusiones a Caronte, el Minotauro, las Moiras, Polifemo… El resultado, sin embargo, nunca es previsible y demuestra imaginación despierta. Sirva de ejemplo el brillante poema de apertura que da voz al cartógrafo judío mallorquí Abraham Cresques, quien dejó una nutrida documentación sobre cartas náuticas y realizó el atlas catalán de 1374.
   Para dar fuerza al hilo argumental de cada composición, Aguiló utiliza con frecuencia el monólogo dramático, esa confesión directa que acrecienta la verosimilitud; sucede en “El holandés errante” y en “El Licántropo”, asuntos con amplio tratamiento literario que desprenden la sensibilidad comunicativa del relato oral y de los estantes más clásicos de la novela juvenil.
  El apartado final hace del arquetipo “monstruo” una presencia persistente en situaciones con un claro enfoque visual. La composición “Despedida a modo de epílogo” clarifica el sentido último del poemario y una de sus posibles lecturas: en cada hombre habita lo diverso; su identidad cobija todos los monstruos posibles, esos desconocidos que conforman el reverso de lo que se aparenta, y afloran hacia el exterior mediante la escritura.
   Cada poeta crea sus antecedentes y en La biblioteca secreta muchos indicios llevan a Borges. El universal argentino llenó sus páginas de laberintos, tigres, espejos, y no ocultó nunca que su patrimonio más personal fueron los libros y la noche. Esa noche en los ojos del maestro que impedía la lectura diaria provocó una estrategia muy bien narrada por Alberto Manguel; fueron muchos los lectores que dejaron su voz para que persistiera la memoria escrita en aquellos ojos cansados. Por su palpable admiración, Josep Lluís Agiló pudo haber sido uno de ellos. En los trazos de tinta de La biblioteca secreta dejan su estela persistentes lecturas; el autor sabe que los libros son puertas que permiten el encuentro diario entre recuerdos y olvidos. Por ellos regresan sombras  como Adán y Eva, Ramón Llull, Giordano Bruno… Al cabo, una biblioteca, según define un poema, no es sino el palacio de la memoria.
   El poemario añade un matiz nuevo en la poesía de Josep Lluís Aguiló: la mirada social; está en los versos que detectan la zona umbría de la condición humana como “Herramientas” y “Paralelismos”, en los que una vez más vuelve a ser cierto esa inclinación del hombre a ser un lobo, a provocar dolor y sufrimiento. Las palabras no son sólo palabras; constatan lo que sucede fuera; hablan también de que la escritura es siempre un horizonte abierto que no precisa más final que el aliento que guía cada verso: la cercana presencia de los sentimientos.
  El tercer título incluido es La estación de las sombras. La entrega apuesta por el intimismo y la proximidad del sujeto verbal, cuya voz en el ahora refleja el cauce manso de lo cotidiano, esas fotografías de lo diario que reflejan los estados de ánimo ante el paisaje habitual. Prosiguen la perfección formal, la lucidez para reflexionar sobre el sentido de lo existencial y el vocabulario coloquial. El acontecer del yo adquiere una mayor relevancia, mientras se mitiga el aporte cultural, aunque el libro se cierra con un poema sobre el sentido de la escritura, “Curso de supervivencia·, y una cita de W. Shakespeare, perteneciente a El sueño de una noche de verano.
   Por último, clausuran el volumen los poemas de Lunario. En él hallamos ciertas similitudes con La biblioteca secreta, aunque exista una mayor autonomía en la disposición poemática. El cauce argumental del libro, como espacio que recupera la emoción de la noche, acoge a los hitos temáticos perdurables: el amor, la muerte, la soledad y esos impactos mínimos que marcan la piel de la existencia y resaltan la fragilidad del ser transitorio y dejan un mejor conocimiento de nuestra propia identidad.
   Las versiones que ha preparado Francisco Díaz de Castro incorporan al castellano la aportación lírica de Josep Lluís Aguiló. El crítico ha preferido evitar cualquier ingerencia en forma de prólogo o epílogo  para conceder a los destinatarios  de Monstruos y otros la última palabra. Deja al lector en el punto de partida: el encuentro a solas, con una poesía natural, rítmica, que destila lecturas y reinterpreta el cauce manso de lo cotidiano. Poesía viva, sensible, bien trabajada en lo formal, con el latido de lo perdurable.
 
 

miércoles, 2 de julio de 2014

CONFIDENCIAS.


CONFIDENCIAS

                   Para los que piensan que el futuro
                   está en alguna parte

   En el bar de costumbre soy atento auditorio
de un borracho feliz, adolescente,
cuyo pulso derrama hermosas confidencias.
No son originales,
acaso no pretenden ser creídas.
En su infancia fue víctima de una escuela rural
-el asunto es común y se repite
con alguna frecuencia-
y aprendió a odiar los libros con un odio precoz,
como sucede siempre que aprendemos con sangre.
Memorizó de paso reyes godos,
algo de geografía,
la sibilina historia de Caín,
la prueba de los nueves
y el uso de la m delante de p y b.
Porque nada es eterno aquel encono
se fue desvaneciendo como luz de crepúsculo.
En un hipermercado -limpiando estanterías-
descubrió por azar
el polvo acumulado de los clásicos.
Aquel hallazgo fue clarividente:
quiere ser narrador, o siquiera poeta.
No pone a su deseo ningún sello de urgencia.
Que Cervantes escribiera el Quijote
a los cuarenta y tantos
le hace ser optimista.

      Población activa, Gijón, 1994

martes, 1 de julio de 2014

ELLA (Y CASI YO)



ELLA

Apacible y real
o cada noche
una obsesión intrusa,
un trapecista
encaramado al sueño más lejano.
Cierzo sobre las horas,
frágil tacto de oro
que acaricia los cuerpos estivales,
posesión ilusoria,
laberinto,
sorpresa entre los restos
del último naufragio,
o compleja ecuación
que resuelve una suma
reiterativa,
extraña, irresoluble,
en la que el todo siempre
es mayor que la suma de las partes.

       Causas y efectos, Sevilla, 1997