viernes, 29 de agosto de 2014

JESÚS APARICIO GONZÁLEZ. EL EMPEÑO DE SÍSIFO

La paciencia de Sísifo
Jesús Aparicio González
Libros del Aire, Madrid, 2014

EL EMPEÑO DE SISIFO
 
    Dos años después de la entrega doble, La papelera de Pessoa / La luz sobre el almendro, Libros del Aire publica La paciencia de Sísifo, nueva salida del poeta Jesús Aparicio González (Brihuega, Guadalajara, 1961), quien ya cuenta con una decena de estaciones.
   Tan amplio recorrido poético se define por una mirada que encarna una dicción coloquial, con el aire fresco de una conversación de sobremesa, que elude los laberintos conceptuales y que nace casi siempre cercana y despojada. El yo que habita en los poemas nos habla del cotidiano sueño del existir, está presente en el hilo de epifanías que va esparciendo viajes y regresos, un cúmulo de instantes que el acontecer transforma, inexorable, en un liviano montón de ceniza. Meditativo y temporal, el poema hace suyo el axioma machadiano de ser palabra en el tiempo.
 El volumen se estructura en dos apartados. Ambos tramos escriturales, “Hojas del calendario” y “la paciencia de Sísifo” aportan un considerable número de composiciones, aunque tengan la brevedad del haiku o de un tanka, ya que el poemario está formado por ciento treinta y tres textos, lo que permite leer la entrega como si fuese una antología plural y representativa del autor. El verso libre elige siempre la brevedad y un formato sostenido en un soporte anecdótico que deja la impresión de cuaderno vivencial, de estancia en una casa sosegada cuyos rincones se abren de par en par ante el lector. La hoja en blanco se va poblando con la minúscula caligrafía de una andadura emotiva. La amanecida especula con la posibilidad de dejar sitio al sueño cumplido; despliega una luz auroral, nos pone entre las manos la punta renomazada de un lápiz infantil que dibuja las cosas con la pureza de un trazo sin sombras; así se va forjando la travesía de cada yo sin que todavía oprima el pecho la sensación de acabamiento y ceniza.También la segunda parte comparte la palabra elegíaca y el estar conforme. Un viento amigo siembra indicios ante los sentidos para que se pronuncie la voz que define esa relación entre el ser y el entorno, ese remozado verdor de una tierra acogedora y hospitalaria que se llena de matices en cada ciclo estacional. Como las aves, el sujeto levanta su mirada para que sobre la mesa de cada día se comparta el fruto de su canto. De ese modo la palabra se torna luminosa cadencia de aceptación, prolonga lo vivido, sondea en la permanencia de lo transitorio con la paciente voluntad de Sísifo.
  Elegía y celebración, la lírica de Jesús Aparicio González muestra el fulgor que destila lo minúsculo. Lo cotidiano renueva en cada esquina ángulos que enriquecen humildes apariencias.. El ser se complementa con lo externo porque la realidad es un espacio abierto que da sentido a la identidad individual, un escenario dispuesto para que las acciones de Sísifo, siempre metáfora de la incomprensión de su destino, de voluntad incesante y quemada en un esfuerzo inútil, encuentre su verdadero papel en la cuesta arriba de cada travesía vivencial.

jueves, 28 de agosto de 2014

TIEMPO DE REGRESO.

Rivas-Vaciamadrid, 2014
Fotografía: Adela Sánchez Santana
Desde Rivas

                       Para Blanca Moreno D.
   que recorre el camino de regreso

Aquí pierdo la voz, contemplo Rivas,
un nombre propio escrito en el asfalto,
un árbol que resguarda la memoria,
pulcra ciudad de espacios habitables,
igual y diferente a cualquier sitio.
Cada jornada intento sin demora
la gesta cotidiana de aventar
el cansancio de los días comunes,
mientras, bruñida y frágil, a lo lejos
una luna de plata abre la noche,
dibuja su contorno en el regazo
del cielo envejecido de Madrid.
Crece la sed aquí, varado en Rivas;
busco en vano la esencia de las cosas,
acumulo renuncias e inquietudes
y despide mi mano el tren vacío
de la vida que parte, no sé dónde.

      Mapa de ruta, Granada, 2010

martes, 26 de agosto de 2014

HILARIO BARRERO. HAIKUS.

Tinta china
Hilario Barrero
Cuaderno de Salima
Cylea Ediciones
Carbonero el Mayor, Segovia, 2014

HAIKUS DE TINTA CHINA

   La biografía intelectual de Hilario Barrero (Toledo,1946) integra el trabajo docente, primero en la Universidad de Princeton y más tarde en la  de Nueva York, y un quehacer creador que aglutina poesía, cuentos, traducciones y media docena de diarios. Añade ahora Tinta china, una compilación de haikus editada con ilustraciones realizadas por el propio poeta. Quede para otro momento insistir en la confortable situación del haiku en la lírica hispana; la estrofa japonesa es material poético habitual y las variaciones y matices del formato solo se determinan por el ideario concreto de cada voz. Hilario Barrero comienza con una poética: “Que el verso sea / como una doble llave/ abriendo heridas”; son palabras que acogen un propósito comunicativo y trazan en su diálogo con el lector sensaciones de intimismo y apertura. En los veneros argumentales, el tiempo y su transcurso constituyen un motivo central del que da cuenta el grupo de poemas del inicio: cada mes del calendario se define con una idea breve, postula un acercamiento en el que las palabras son testimonios sensoriales de la cronología estacional. Así amanece abril en la retina: “La niebla espesa / a los ojos del puente / ojeras pone “ Otro apartado, “Aroma de eucalipto”, eco cercano del poeta Andrés Neuman, enuncia una sección en la que cada haiku refleja autonomía; los tres versos de cada poema definen un interés resumido  en la semántica del título. Cada haiku sirve de acogida al fragmento de una realidad matérica que desperdiga indicios en el tránsito diario. También se abordan ideas conceptuales, sensaciones y sentimientos que establecen puentes relacionales entre el acontecer existencial y las cosas. El apartado que da título a este breve libro, “Tinta china” recorre pasos de una temática similar a la de “Aroma de eucalipto”; otra vez la lectura de lo diverso aflora en el breve esquema para definir latidos vivenciales. Leves trazos reflexionan sobre instantes temporales- la amanecida, la noche, la madrugada…-, lugares de paso –el gimnasio, las calles de la ciudad, un rincón urbano…- o cualquiera de los estímulos que demandan la atención del verso. Los haikus del último apartado, “Santoral ateo”, se construyen desde referentes culturales, aunque en algunos casos pertenecen al itinerario biográfico del escritor y sus claves se desvelan en las dedicatorias finales. Hilario Barrero deja en Tinta china casi un centón de haikus. La estrofa exige siempre lucidez, precisión verbal y ese deslumbramiento que convierte al verso en un relámpago, en una caligrafía de luz dormida en el suelo mojado del poema: “Sobre el papel / llueve sobre mojado / el último haiku “.













lunes, 25 de agosto de 2014

HIJOS, ÁRBOLES Y LIBROS.

Camino de la mar
 

HIJOS, ÁRBOLES Y LIBROS

                   El Bohodón, 25 de agosto de 1956

Hoy es mi cumpleaños.
Parada obligatoria frente al cauce del tiempo,
un recorrido largo, extenuante,
que me conformará
como el desconocido que se muestra
entrañable y cercano.
A mi lado palabras amistosas
y el cálido rumor
que suele terminar enumerando
las justificaciones del trayecto:
hijos, árboles, libros...
Han crecido mis hijas
y sus manos borraron muchas veces
mi propensión a la melancolía.
También escribí libros
y planté en el jardín
arbustos y frutales...

Cumplo cincuenta y ocho.
Con el soplo entusiasta que culmina la fiesta,
he apagado las velas
mientras prosigue el río
-uno mi voz al verso de Manrique-
camino de la mar que es el morir.




Postdata:

Mi libro Población activa, editado en 1994, recoge el poema "Treinta y cinco y los tópicos". En él comentaba las sensaciones del tiempo al cumplir esa edad. Han trascurrido veintitrés años y he vuelto a recuperar el poema con una versión adecuada para este cumpleaños. En esencia, las composiciones no han cambiado mucho porque tampoco se ha modificado en exceso mi percepción del tiempo. Somos agua que busca el mar.  

sábado, 23 de agosto de 2014

SIERRA DE GREDOS. NAVADIJOS.


SIERRA DE GREDOS. NAVADIJOS.
 
Para los abuelos, Mariano y Nati
 
  En los declives de la Sierra de Gredos, junto a Serrota, el municipio abulense de Navadijos aparece ante los ojos del viajero como un entorno apacible. En las formas de sus construcciones preserva una peculiar fisonomía rural, a pesar de las transformaciones económicas de las últimas décadas y del paso corto de una demografía que languidece, como es norma en muchas comarcas castellano-leonesas que han sufrido un severo proceso emigratorio.
   Fue a comienzos de los años setenta cuando visité estas calles por primera vez. Yo era un estudiante que apenas había cumplido los diecisiete años. Desde entonces he disfrutado muchas veces de este lugar privilegiado y he gozado del carácter hospitalario de sus pobladores. El presente apunte es  un acto de gratitud por tantos recuerdos, pero el motivo principal que justifica esta entrada es la peculiar belleza de un paisaje que puebla la retina de imágenes inolvidables, que habla desde el silencio con lenguaje directo y sencillo, cálido y coloquial.
   Vuelvo a Navadijos. Otra vez completo itinerarios por los senderos de la evocación. Aquí viví los cálidos veranos de otro tiempo. Yo soy aquel muchacho que hoy recuerda.

viernes, 22 de agosto de 2014

PALABRAS PARA UNA DESPEDIDA.

Morro de Gos, Oropesa del Mar, agosto, 2014
Fotografía de Irene Morante

PALABRAS PARA UNA DESPEDIDA
 
   Esta mañana el mar no quiso hablarme. Se encerró en un silencio lleno de ínfulas filosóficas. Yo tampoco dije gran cosa: "Me voy para siempre, pero regreso cualquier día".

jueves, 21 de agosto de 2014

PLAYA DE VALDELAGRANA.

Playa de Valdelagrana, Puerto de Santa María (Cádiz)
 
PLAYA DE VALDELAGRANA
 
              Puerto de Santa María, 1980.
 
Un tórrido silencio
inclemente quemaba los restos de la tarde.
El viento de levante recogía muchachas
y las depositaba en los cercanos bares
del paseo marítimo.
Emulaban los toldos de las cafeterías
briosos estandartes cabalgando
en pos de la batalla.
Solo tú perdurabas, como un dios estelar,
siguiendo las consignas de las contemplaciones,
escribiendo en la arena con tus pasos,
abstraída y feliz,
cautiva de un paisaje
inmóvil, denso, azul.
 
              Mapa de ruta, Granada, 2010.

miércoles, 20 de agosto de 2014

APUNTE SOBRE LO REAL.


APUNTE SOBRE LO REAL

Miro en silencio la obsesiva cadencia del oleaje, esa confirmación de que las formas de lo real son espejismos. La realidad miente, es solo un  paisaje interior. 

lunes, 18 de agosto de 2014

ANTONIO VILANOVA. OFICIO CRÍTICO.

La letra y el espíritu
(!950-1960)
Antonio Vilanova
Prólogo de Adolfo Sotelo Vázquez
Devenir, El Otro, Madrid, 2014
 

                                              OFICIO CRÍTICO
 
   Son muchos los que conceden a la escritura de reseñas un valor tangencial, la inocua consideración de un apunte de urgencia  destinado a consumir un plazo efímero. Sin embargo, la tesis argumentada de un buen reseñista sobrevive al tiempo y deja en cada acercamiento a las estanterías de novedades una meditación perdurable. Así sucede con el sumatorio acogido en La letra y el espíritu, una muestra de trabajos de Antonio Vilanova, publicada en las páginas del semanario Destino durante la década del cincuenta.
   El largo introito de Adolfo Sotelo Vázquez documenta y contextualiza el quehacer analítico  de Antonio Vilanova, quien ya en su inicio consiguió juicios muy favorables sobre su lucidez crítica. Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre percibieron en el joven profesor universitario una encomiable capacidad para el ensayo. Los poetas del 27 acertaron en su valoración; pronto el perfil de Antonio Vilanova consolida sus rasgos. El discípulo de Ortega y Gasset concitó el asentimiento  general de los intelectuales del momento por su preparación y por la batería argumental de sus ideas.
   En el volumen La letra y el espíritu se comentan ediciones de novela y poesía de autores universales que han superado en casi todos los casos la prueba del tiempo. Están las obras de Rilke, T. S. Eliot, W. Faulkner, George Orwell, Albert Camus… Autores singulares, de fuerte carisma, que tras sus primeras salidas consiguieron reputación universal y cuyo influjo fue iluminando poco a poco el maltrecho clima cultural de la posguerra. Muchos de los escogidos fueron merecedores del Premio Nobel de Literatura.
  En casi todos los artículos percibimos un sólido conocimiento del entorno escritural del autor analizado y una panorámica de conjunto que ayuda a trazar las coordenadas estéticas de cada universo escritural. Antonio Vilanova es un crítico formado y sus lecturas son un selecto bagaje, cuando no era fácil la percepción global de la literatura europea y norteamericana que permitía entender cada obra en su dimensión adecuada.
  Hablé al comienzo de la devoción por Ortega del autor de La letra y el espíritu. Del filósofo proceden los principios vertebradores del trabajo crítico del profesor Vilanova, esa pasión por entender  antes de juzgar con meditaciones esenciales como la que sigue: “El crítico ha de ser, ante todo, un hombre de su tiempo, ha de tener como misión primordial interpretar y explicar las obras de su época, y hacernos comprender el arte del momento en que vive, que es también el nuestro, que a menudo valoramos a través de sus ojos, tal como ha sido juzgado por él”. Juicio central de una tribuna crítica muy recomendable.

domingo, 17 de agosto de 2014

UN PAÍS LEJANO.

Bosque de bambú, Japón


 

Un país lejano

         Para Irene y Javier, que vuelven
        desde un país lejano

En sueños imagino
un país lejano.
Aventuro curiosas vestimentas,
la piel cetrina de sus pobladores,
los gobiernos, las rancias dinastías,
los complejos oficios
que erosionan los brazos de sus gentes,
el borbotón sonoro del mercado,
las ruinas semiocultas,
las viejas e imborrables tradiciones
-ascuas que encienden calles y avenidas-
y el singular acervo
que un tiempo avaricioso colecciona
en los estantes de las bibliotecas.
En sueños me reclaman
contornos fronterizos.
Diligentes guardianes me franquean
las íntimas balizas de un yo contradictorio,
que no tiene pasado ni futuro.
Enfermo de impaciencia,
en una duermevela cadenciosa,
con la mirada limpia de los niños
me dispongo a sellar el pasaporte.

         Mapa de ruta, Granada, 2010

sábado, 16 de agosto de 2014

viernes, 15 de agosto de 2014

EL PRIMER MAR.

Playa de Morro de Gos, agosto, 2014
Fotografía de Adela Sánchez Santana
 
 
EL PRIMER MAR
 
 
Bajo la hipnosis
y el recuerdo solemne
del primer mar.

jueves, 14 de agosto de 2014

NOCIÓN DEL TIEMPO

 
 
                                              NOCIÓN DEL TIEMPO
 
    Mi reloj se queja de que ha perdido estos días la noción del tiempo. Lo confirma en voz baja, a desgana, como si un bostezo prolongado  no dejara articular las frases. Entiendo su estado. Me sucede lo mismo cuando camino, empequeñecido y silencioso, por el litoral, junto a la línea azul que me deposita en ese mar de nubes del ensimismamiento. Un mar calmo, sin olas, que ha firmado una tregua con la felicidad. 

miércoles, 13 de agosto de 2014

MAPAS DE RUTA DEL OTRO.

San Agustín, Florida, 2013
Fotografía de Adela Sánchez Santana

EL OTRO

Le conozco muy bien, sé lo que piensa
-por más que la certeza suene a pedantería-.
Ama cuanto yo amo y a menudo acostumbra
a confundir rutina y existencia;
como yo justifica  el razonable precio
por encima del cual se vendería,
como yo gesticula, como yo decepciona;
si aparezco vencido él no oculta sus síntomas
de claro agotamiento y he de anotar
con cuanta diligencia
acude a mi llamada silenciosa.
Hablaría del amigo perfecto para el viaje.

Lo impide su manía de guardar la distancia.
Siempre está al otro lado del espejo.

         Mapa de ruta ,Granada, 2010

martes, 12 de agosto de 2014

PENÉLOPE AL ATARDECER.


Penélope

         para quien espera

Antes de que la rosa de los vientos
desperdigara por la lejanía
treinta y dos direcciones,
respirabas el afán de Penélope,
ese tejer paciente que adivina
cuándo se cumple el tiempo de regreso,
la destreza de Ulises con el arco,
la roja espera de los pretendientes.

            Mapa de ruta, Granada, 2010

lunes, 11 de agosto de 2014

domingo, 10 de agosto de 2014

HAMACAS CON REFRESCO.

 
 
                                    HAMACAS CON REFRESCO
 
En las ventanas del litoral la pereza es azul, como la dermis de aquellos pitufos que encerró en un poema Elena Medel, junto al primer bikini. De cerca, el mar prefiere los tejidos blancos de la espuma, un fulgor sosegado hecho acuarela, que aconseja convertir el tiempo del reloj en hielo rojo y habitar las hamacas en silencio, con el ángulo justo de la siesta.

viernes, 8 de agosto de 2014

AFORISMOS A PIE DE MAR

Playa de Torre de la Sal, Castellón

AFORISMOS A PIE DE MAR

                       Para Antonio Rivero Taravillo

Marejadas, borrascas, nubes y claros. Metereología de poeta.

Con la escritura. Restaurante discreto en el que solo hay sitio para dos comensales.

Para la confidencia íntima y personal un tono de voz sobrio, alejado del aspaviento.

Inéditos de textura adiposa. Necesitan una dieta adelgazante.

Afronto la poesía defendiendo un cálculo de estructuras: que nada sobre.

jueves, 7 de agosto de 2014

CALIGRAFÍAS


 
CALIGRAFÍAS
 
                Para Isabel Alamar
 
Letras de espuma.
Renglones narrativos
del litoral.

miércoles, 6 de agosto de 2014

TEORÍA DEL SUEÑO

Oropesa del Mar, 2014


TEORÍA DEL SUEÑO

Todo sueño cumplido es prematuro.
Su tácita presencia pone en duda
que hasta ayer mismo fuera
objeto de un afán cuyo rescoldo
no se apagara nunca.
La posesión no acalla
esa voz inquietante
que aspirara a lograrlo
ni da paso a la tregua
que permite el sosiego.
Intangible y fugaz,
como el vuelo de un ángel,
el perfil de mis sueños no conoce
la hondura hospitalaria del espejo
ni el peso de la luz.

     Un país lejano, Barcelona, 1998

martes, 5 de agosto de 2014

ANA Y LOS VIAJES

Ana, Madrid, julio 2014
 
ANA Y LOS VIAJES
 
                                        Destino Lake Worth (Florida)
 
Tus despedidas
dibujan permanencia.
Estás conmigo.

lunes, 4 de agosto de 2014

MARTÍN TORREGROSA. ARTE DE AMAR.

Setecientos versos para Maindra
Martín Torregrosa
Renacimiento, Sevilla, 2014

PALABRAS PARA MAINDRA
 

  En el ideario realista, autor y lector habitan una demarcación compartida; cada texto confía en la implicación y complicidad de un interlocutor; el mensaje se desvela a quien se hace depositario de los enunciados. Esta estética está presente en toda la producción literaria de Martín Torregrosa ( Albox, Almería, 1957), que ha firmado los poemarios Lazos de sangre, Azul es el color de los desheredados y los títulos más recientes, El tren de la lluvia y Setecientos versos para Maindra.
   La estrategia de enlazar sentimientos e intereses con los otros desemboca siempre en el compromiso de la palabra, en la necesidad de formular los caracteres del yo subjetivo como partes integrantes de un ser social con visibilidad ética. El poeta y periodista Daniel Rodríguez Moya, en las líneas introductorias de El tren de la lluvia, comenta esa condición solidaria del poema que siempre hace su viaje vivencial en compañía; como si la mano tendida de la conciencia fuese el método más atinado de luchar contra el olvido del tiempo y sus desajustes, de convertir en sitio de llegada “una estación llamada dignidad” donde coinciden la extrañeza, el exilio, el desarraigo  y los pasos perdidos de solitarios que no encontraron respuestas.
   En su última entrega, con prólogo de Raquel Lanseros, Martín Torregrosa vuelve la mirada hacia los paisajes  interiores para convertir el amor en centro del discurso. Setecientos versos para Maindra es un largo soliloquio confesional, un diario sentimental que vuelca sobre la mesa versos que confían en la vigencia del amor como íntimo resorte. Escribir sobre un topos asentado con solidez en la lírica, que acumula un exhaustivo primer plano en la tradición, puede generar desconfianza. Casi nada hay que decir sobre un motivo en el que han desembocado con variaciones y reincidencias los poetas de todas las épocas. Pero la voz lírica de Martín Torregrosa no busca el asombro; el yo poemático  no es un prestidigitador dispuesto a someter al lenguaje a juegos de mano vanguardistas; el escritor defiende que la escritura es siempre la revisión crítica de un legado.
   Quien lo probó lo sabe; el yo enamorado está lleno de efectos secundarios inocultables. La presencia del amor es una apuesta en firme por convertir la voluntad propia en una disposición natural a habitar un territorio común e incierto. Pero ese amor se hace con materiales, tangibles, temporales, cambiantes y el recorrido amoroso deviene un proceso en línea discontínua, hecho con alternancias de plenitud y ausencia, de cercano disfrute y de la cicatriz abierta del recuerdo, de propósitos cumplidos y de ilusiones y sueños que es necesario recomponer. Lo deja claro la composición de cierre, “Epílogo”, un texto que cambia el paso para mirar el amor desde la distancia, con el formato meditativo del versículo.
   La poesía de Martín Torregrosa verifica indicios reconocibles del devenir existencial. Sus poemas caligrafían con tinta sencilla los sentimientos, convierten la intimidad en un alegato coloquial y desnudo contra la soledad.

domingo, 3 de agosto de 2014

SIERRA DE GREDOS.

Sierra de Gredos, Ávila

 
SIERRA DE GREDOS
 
Sobre el granito,
un sol avaricioso
siembra semillas.

sábado, 2 de agosto de 2014

BRIZNAS SUELTAS


LUGAR

En el cuarto descubro
un retiro dispuesto.
Seduce imaginar
las toscas mordeduras del relieve,
el nudo minucioso de senderos
que invade ese dominio.
Existe aquel lugar,
un archipiélago
ceñido a la intemperie de la espuma,
como existe el pasado
con su ruido de puente levadizo.
Sabré cuando se muestre
el orden natural de su transcurso.
Habrá en esa visión
un hueco estupefacto,
un oculto solar
para que se despliegue
tu silente pureza, tu aire limpio.

         La noche en blanco, Barcelona, 2005

viernes, 1 de agosto de 2014

DAVID DELFÍN. EN VUELO.

Los matemáticos no saben pilotar aviones
David Delfín
Círculo Rojo Ediciones, 2014
 
EN VUELO 

   Las mareas poéticas más recientes recorren un territorio fronterizo, un drástico cambio de sensibilidades y valores estéticos. La intemperie tecnológica, las aceleradas mutaciones de la realidad económica y la globalización invitan al continuo cuestionamiento del ser existencial y de la misma función de la escritura. La poesía de David Delfín (Málaga, 1968) habita en esta cartografía de incertidumbres. En ella germinan las estaciones de paso de su trayecto creador que aglutina los poemarios Nombrar el silencio, La ruptura renacentista, Arqueología disponible, Alrededor, El orden razonable, Triduo  y Principio; una obra fértil representada en varias antologías.
   Las salidas de David Delfín denotan una querencia natural por el fragmento. Lejos del intimismo autobiográfico, prefiere el tono solemne y reflexivo que hace de la indagación una de sus líneas de fuerza y del hecho potencial de las imágenes una de las claves de su ideario estético.
   Así lo constata Los matemáticos no saben pilotar aviones, entrega organizada en tres tramos que emplea como umbral unas palabras de María Zambrano. La cita alude a la contingencia de lo real y su carácter transitorio. Así comienza un itinerario de pasos meditativos, casi al filo del apunte ensayístico, como un manual de observación que traza las circunvoluciones de un tiempo desajustado. El poema se hace registro, incorpora datos e impresiones, añade dudas, recurre a la memoria para rellenar espacios en blanco, da cuenta de la respiración y guarda imágenes de desintegración en las que se define el entorno, un discurrir de días y de espacios ofrecidos a la lentitud de quien percibe. Estar es descubrir, asimilar, sentir el viaje interior de las palabras que reconstruyen y conforman una mirada reveladora.
  En esta primera parte, el poeta Hölderlin se convierte en presencia simbólica; la biografía personal concluye en la estación final del desvarío y en el internamiento en un manicomio. El poeta representa la mirada más triste del desamparo, la lucidez a trasmano de la razón.
  La sección que da título al poemario “Los matemáticos no saben pilotar aviones” toma el pulso al presente y a sus luces de posición: las raíces del ahora cuajaron en el pasado de cuya estela solo quedan algunos indicios que irrumpen en el sosiego del sujeto para recuperarse de su inexistencia. La línea de horizonte parece repetirse, como si obedeciera las coordenadas situacionales de un vuelo.
   Un vuelo nominal, “Vuelo 7988” define los poemas de cierre en los que encontramos esta definición del taller de escritura: “un poeta es un astrónomo que aísla los enunciados de cada fugaz parpadeo entre oscuridades…”  Bajo la piel de lo aparente dormita la verdadera esencia, ese largo túnel sin arquitectura que cada conciencia recorre en un trayecto vivencial que nunca sigue las directrices marcadas por el rigor científico de la ciencia; siempre se escora hacia la incertidumbre.     Con una urdimbre textual compleja, bajo el encuadre del poema en prosa, hermética e irracional en su transcurso, en la poesía de David Delfín la realidad es un espacio de indeterminación que exige nueva alzada a través del lenguaje. Exige un lector cómplice, al que no asuste la cartografía difusa de los laberintos ni el vuelo libre de la imaginación; un lector dispuesto a decodificar e interpretar.  Poesía que no crea con las palabras una realidad mimética sino una travesía incierta, un rumor de burbujas interiores bajo la superficie transparente del agua.