viernes, 30 de abril de 2021

MEDIODÍA EN EL PARQUE

Simetrías
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia
 

MEDIODÍA EN EL PARQUE

 

. La gente de espíritu cívico busca en medio del parque pasos de cebra.
 
. El pacto autobiográfico en la escritura. Esa forma de contar una vida de verdad, donde casi nada es cierto.
 
. Existir no es más que ir dejando las huellas en su sitio.
 
.  Habla mucho, con palabras cuyo significado está en paradero desconocido.
 
.  Mal sumados, el pensamiento y la emoción crean la sospecha de una doble contabilidad en el poema.
 
. Si callo, me repito.

(Aforismos a solas)


jueves, 29 de abril de 2021

DANIEL ZAZO. SINGLADURAS

Singladuras
Daniel Zazo
Editorial Páramo
Valladolid, 2021

TIERRA IGNOTA

 

   Esta tercera entrega de Daniel Zazo (Ávila, 1985), tras Que ardan los fuegos, libro epifánico editado en 2017, y La periferia del deseo, su primera incursión en el catálogo de Editorial Páramo, busca en su planteamiento un mapa de ruta que encuentre para los itinerarios del yo cauces de introspección y experiencia. Así lo corrobora el collage de portada y el selecto aporte de citas nucleadas en torno al viaje, con magisterios de intensa permanencia: Konstantino Kavafis, Anne Carson, Jack Kerouac y Fernando Pessoa.
   Si el desplazamiento reivindica en su transcurso la fuerza para cambiar la textura completa de la identidad es necesario, antes de partir, adentrarse en el propio pensamiento, dar voz a los prolegómenos del discurrir. Así se titula el apartado auroral compuesto por un único poema “Travesía”, en el que aflora la necesidad de una conciencia nómada para renunciar a la sedentaria quietud del conformismo: “Emprender la travesía como quien, / con paso firme y con los ojos cerrados, / se arroja huérfano y sin saber nadar, / desde un farallón alejado de la costa / a los profundos abismos del piélago”.
   El afán metaliterario se convierte de inmediato en razón argumental; así tiende sus versos el apartado “Periplo” que sale al día con una poética;  en ella se constata la incertidumbre del perímetro escritural, esa necesaria actitud de búsqueda que sondea la superficie y nunca toca fondo. Con un claro propósito enunciativo, los poemas van planteando un clima lector donde el fluir aloja los matices: la percepción en la ventana del campo abierto, las provisiones necesarias para nutrir la senda, la compañía y la caricia, o el sustrato cultural que rescata los pasos de la tradición, como dejan constancia los versos de “Odiseo” recuperando el demorado regreso de Ulises al lecho de Penélope. Daniel Zazo es un lector que asume la profunda metafísica del libro y recupera numerosos personajes imaginarios para que sus regresos constaten incisiones meditativas. Al manso despliegue versal llegan los pasos de Lemuel Gulliver, Bastian, Santhi Andía o Lord Jim, cómplices pasajeros de la página escrita que enlazan imaginación y realidad como geografías trasversales.
   Otro tejido fuerte del poema es el erotismo como canto y celebración y la mirada a la historia como página abierta a la interpretación ética, o el propio papel activo del yo zarandeado por un tiempo extraño, que erosiona la piel cálida de las utopías. En el poema “Mi generación” se guardan las cicatrices abiertas de lo contingente; la caída de las torres gemelas, la educación sentimental o esos hitos de la memoria como el movimiento social del 15-M que definen un lapso temporal, tan igual y distinto a los que le precedieron.
    Al hilo de Cernuda, Daniel Zazo argumenta que la única patria es el cuerpo; desde esta idea se escribe el homenaje a la coherencia ideológica y personal del progenitor del poema “Apátrida”, un rechazo a la establecida intemperie de las salvas de cuartel y una reinvención de la ternura que hace de los sentimientos el más tácito premio en la quimera gris de lo real. Si los afectos son incansables estímulos del viaje, como lo son la música y el diáfano cristal del entorno, en el cuaderno de bitácora quedan los lugares del poema, sendas que buscaron su ubicación precisa en la memoria. Queda también la semántica fuerte del peregrinaje como intacto símbolo de la existencia: “Vivir es sorprender al murciélago en pleno vuelo / y apoderarse del pálpito del albatros / ante la inminente llegada del huracán. / Es volver a los diecisiete en una noche de cencellada, / desvelar lo invisible en los vértices del cuerpo / y encontrar en el absurdo la lógica de todos los sentidos”.
   Como estación final del poemario Daniel Zazo deja dos enclaves verbales, el esqueje de “Legado”, solo formado por dos versos que parecen reivindicar la desnudez como único patrimonio del viaje; y la sección “Coda”, subtitulada “La jaula invisible”, que clausura el poemario con los trazos de este tiempo de clausura y pandemia, una realidad colectiva que ha quebrado el vuelo libre y que ha cambiado las rutinas diarias, siempre necesitadas del asombro y lo inesperado. Ya casi es costumbre la sombra y el silencio, esa singladura sin pasos que deja en nuestras manos la ceniza.
   Singladuras se construye con un claro sentido unitario, a partir de los significados connotativos del desplazamiento. Viajar, más que una aleatoria suma de pasos, es adentrarse en los itinerarios del pensamiento; es interiorizar los estímulos y sensaciones que depara el caminar para percibir, con la mansa caricia del regreso, que espera a los que vuelven el final del túnel, el súbito destello del comienzo.
 
JOSÉ LUIS MORANTE


 
   

miércoles, 28 de abril de 2021

INDECISIONES

Paseo matinal
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

 

INDECISIONES

  
Es tan singular, que cuando corre a solas siempre llega segundo.
 
Para la confianza el desierto es también un refugio seguro.
 
Busca aguaceros que asciendan.
 
El paso sereno hace señas al abismo para que se aparte.
 
Tolerancia, respeto, solidaridad, coherencia… Esos conceptos que llegan sin resuello a la primera sílaba.
 
Duerme fuera, para cobijar la fragilidad de la noche entre sus brazos.
 
Narciso busca en los espejos un confinamiento estable.
 

(Inéditos en el parque)


martes, 27 de abril de 2021

ARIDEZ

Cauce seco
Fotografía
de internet

 

ARIDEZ

Pasa de largo
el frío de la acequia.
Libre, la sed.

            (Inédito) 

lunes, 26 de abril de 2021

RAFAEL SOLER. EL SUEÑO DE TORBA

El sueño de Torba
Rafael Soler
Olé Libros
Colección Vuelta de Tuerca / Narrativa
Valencia, 2021, 1ª edición 1983

 

UN TEMBLOR FRÍO

 

    Casi cuatro décadas después de su amanecida en Cátedra, El sueño de Torba, por jerarquía cronológica la tercera novela de Rafael Soler (Valencia, 1947), tras El grito (1979) y El corazón del lobo (1981), retorna al mediodía impulsada por el maravilloso compromiso editorial de Olé Libros. Cuidado artesano en el diseño formal, pasta dura, cubierta enlutada y cuerpo de letra de luminosa complicidad. El poeta de la muy recomendable trilogía Maneras de volver, Las cartas que debía y Ácido almíbar convoca, en reunión de urgencia, a un panel de personajes que todavía respira con oxígeno vitalista en los sedentarios refugios de la memoria.
  No escapa al lector el pulso justificativo del liminar recordando las contingencias de escritura y la singladura de aquella propuesta narrativa que agotó en poco tiempo sus dos primeras ediciones. En esa nota prologal respira la soledad del escritor de brújula; la vocación de rocoso superviviente de compromisos familiares y dispersiones sociales para habitar a solas la línea de sombra del taller literario.
  El hilo argumental amanece con un alborotado monólogo interior. El fragmentario dibujo de lo real convulsiona las galerías del recuerdo; libera instantáneas vitales en las que adquieren fuerza las voces de la rememoración. Con esta resonancia de fondo, se abre paso hasta el primer plano Jaime Sarduy, profesor de instituto, cuarentón con poco sentido práctico, sustituto ocasional del director del centro, coleccionista heterodoxo, paciente sufridor de ladridos y arañazos de la enfermedad de plomo, y protagonista de un periplo vital complejo, que necesita sueños, soledades y amantes para construir en la grisura existencial andenes nuevos.
  El tiempo accional bascula con apariciones y ausencias de personajes que ofrecen planos secuenciales yuxtapuestos y un deambular de identidades que deja trayectos entrelazados. Así conocemos los rincones umbríos de un entorno proclive a lo precario, tanto en el centro de trabajo, como en las relaciones familiares que jamás tienen la quietud estable de la felicidad.
   Pero el escritor, junto al desarrollo de la trama, apuesta por la experimentación lingüística y la ruptura del enunciado lineal. Por ejemplo, en la segunda parte “La vuelta” concede continuidad a la historia como si fuera un relato dentro del relato, escrito por José Radek, un judío en el exilio, convertido en amigo confidente, mientras ejerce de librero en estado de ruina. El narrador anota los detalles ajustados que requiere el protagonismo de Jaime Sarduy, en su carnal romance con Teresa, una compañera de instituto a quien visita en el pueblo durante el periodo vacacional. Pero también fija en su quehacer literario los recuerdos de su propia historia y los apoyos previos de la escritura: organización de personajes, rasgos, reflexiones sobre el formato escritural, como el diálogo o las descripciones, y otros asuntos propios de quien se sienta a inventar una ficción y repasa sus claves.
   Así mismo, los capítulos muestran una confluencia de tiempos interpretativos, como si el discurso introspectivo del ahora nunca pudiera librarse de los efectos del pasado. El recuerdo es una forma de moldear las cicatrices vitales, esa codificación de actuaciones familiares que lleva en su desarrollo un notable resentimiento y el rictus patético de sentirse extraño en la propia casa. De ahí, ese continuo empeño de Jaime Sarduy de clausurar en el olvido pasos oscuros del ayer: los desencuentros familiares, la historia de Berta O´ Sullivan, el rolls, y otros elementos que contextualizan un tiempo de libertad y descubrimientos.
   El paso argumental del capítulo nueve emplea la prosa fragmentada del diario de Jaime Sarduy. Es tiempo de dar voz a la crónica personal en el regreso a casa. La voluntad, casi en estado febril, se aplica en reconstruir paciente el coche, convertido en herramienta del destino, busca piezas, también, de la historia personal, más con el ánimo de explicarse a sí mismo, que encontrar en esta tarea la verdad objetiva de los afectos familiares, causantes de tantos traumas.
   El sueño de Torba sorprende por la compleja construcción. En sus capítulos conviven el monólogo interior y los diálogos, las evocaciones y el presente para hilvanar un argumento proclive a las conexiones secundarias y al peso activo de los figurantes. Nace así una ficción que se hace fuerte en la tarea experimental de la palabra y en las paradojas que suscita ir descubriendo las señales explícitas de la dimensión inédita. Queda en esta propuesta narrativa de Rafael Soler un retrato de grupo en el que se acogen los pasos inconformes del amor y el deseo, la sal rutinaria y los recuerdos. Un estar transeúnte con sitio para las brumas y el naufragio. Aunque lleguen tarde, los sueños saben que nunca falta en el aleatorio viaje existencial el temblor frío de la decepción.
 
JOSÉ LUIS MORANTE


 

 


domingo, 25 de abril de 2021

EFECTOS SECUNDARIOS

Espejismos
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia
 

EFECTOS SECUNDARIOS

 

   Compartía con la realidad vínculos secretos que diluían los sueños en un vacío tranquilizador. Hubo que extirpárselos mediante una compleja intervención mental. El material operatorio evidenció algún fallo y nunca se aquieta el agua de los efectos secundarios. Ahora su cuerpo es un portavoz ensimismado, donde solo se escucha el acento confesional de los espejismos.

(De Cuentos diminutos)






viernes, 23 de abril de 2021

JAVIER CERCAS. EL PENSAMIENTO LIBRE

Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962)


 

EL PENSAMIENTO LIBRE

DE

JAVIER CERCAS

  

   En la senda creadora de Javier Cercas (Ibahernando, Cáceres, 1962) ha estado presente siempre la conexión con la realidad del tiempo histórico, la metaficción y las incisiones de un itinerario biográfico que condiciona, claramente, su forma de entender lo diario. Nacido en una familia extremeña de clase media, hijo de un veterinario rural y de un ama de casa, abandonó muy pronto su espacio germinal para integrarse en el incansable flujo migratorio extremeño hacia Cataluña. A mediados de los años sesenta la familia se traslada a Gerona, donde comienza su formación primaria y realiza el bachillerato con los maristas. En la Universidad Autónoma de Barcelona concluye la licenciatura en Filología hispánica y dos años después se doctoró en la misma especialidad para dedicarse a la docencia. Ya en 1989 comienza a ejercer como profesor de literatura española en la Universidad de Gerona. La vocación escritural es temprana. En 1987 aparece su primera ficción narrativa El móvil y una década después El vientre de la ballena (1997), pero el reconocimiento pletórico no llegó hasta Soldados de Salamina  (2001), cuya versión cinematográfica se estrenó en 2003, con dirección de David Trueba.
   Con una cadenciosa frecuencia fueron sumándose al itinerario La velocidad de la luz (2005), Anatomía de un instante (2009), Las leyes de la frontera (2012), El impostor (2014) y El monarca de las sombras (2017) una propuesta narrativa que retorna a los hilos sueltos del enfrentamiento ominoso de la guerra civil. Con su primera incursión en la novela negra, Terra Alta ganó el Premio Planeta 2019. El afán narrativo suma en este año pandémico Independencia (2021) que conforma una foto coral del espectro político y económico catalán del presente, lo que ha ocasionado una fuerte campaña de desprestigio y acoso mediático, impulsada por el radicalismo independentista.
   Por eso hoy, en el Día del Libro me sumo a la voz de tantos amigos escritores para solidarizarme plenamente con el pensamiento libre del escritor y su compromiso ético, con su catalanismo abierto y pleno, claramente manifestado en sus colaboraciones como periodista, traductor y docente. Los inquisidores secesionistas solo pueden justificar su aspereza ideológica contaminando el agua limpia con elementos tóxicos: supremacismo, violencia, exclusión de quien no piensa como ellos, doble moral... Y merece la pena decir que yo también admiro a Javier Cercas, leo su obra, comparto su manera de sentir y pensar. La mentira inquisitorial es un escaparate de cobardía y flaqueza, un rancio cuarto oscuro que merece la luz de la cerilla.
 
Citas extraídas de la narrativa de Javier Cercas
 
Y el pasado volvió, inevitablemente.
 
He llegado a la conclusión de que la realidad mata y la ficción salva.
 
Un historiador serio y, como tal, un enemigo jurado de la industria de la memoria.
 
                                                   El impostor (2014)
 
Ahora todo el mundo quiere ser siempre joven; lo entiendo, pero es un poco idiota
 
                                                    Las leyes de la frontera (2012)
 
Encontrar culpables es muy fácil; lo difícil es aceptar que no los hay.
 
No era un hombre religioso, pero había sido educado en ese estricto sentido de la justicia y la probidad ética.
 
                                                   La velocidad de la luz (2005)

La pregunta es qué hay detrás de todas esas máscaras. Y la respuesta es nada: las máscaras que esconden su cara son su auténtica cara.

La gente, créeme, hace lo que se le dice, sobre todo si tienes de tu lado el dinero y el poder político, como teníamos nosotros, y encima tienes televisiones, radios, periódicos, redes sociales y todo lo que hay que tener. A la gente es facilísimo sacarla de casa, sobre todo ahora. El problema es volverla a meter.

                                                        Independencia (2021)


JOSÉ LUIS MORANTE


 

jueves, 22 de abril de 2021

ROSARIO TRONCOSO. EN EL CORAZÓN, ESCAMAS

En el corazón, escamas
Rosario Troncoso
Prólogo de Pilar Cabanes
Ilustraciones de José Enrique Izco
La Quinta Rosa Editorial
Córdoba, 2020

SENTIR EL FRÍO

 

   Me acerco con frecuencia a la poesía de Rosario Troncoso, profesora de Lengua y Literatura, poeta, columnista de prensa e impulsora de distintos proyectos editoriales, atraído por la callada confidencialidad de una voz sacudida por la inconformidad existencial. En su denso tejido verbal el espacio vital es una aleación de contenida riqueza emocional en la que conviven el canto y la queja, el dolor y la plenitud sensorial de los sentimientos. 
   El texto de introducción de En el corazón, escamas, firmado por Pilar Cabanes, recuerda el quehacer plural de la autora y deja en primer plano esos rasgos nucleares definidos por la búsqueda incesante del sentido vital. Las palabras dan cuerpo e impulso al discurrir y recuerdan el carácter catártico y depurativo de la razón poética en el desvalimiento y la fragilidad. El análisis de Pilar Cabanes explora también con mucha lucidez el carácter simbólico del epígrafe En el corazón escamas. “En la misma fuerza simbólica que entraña el título vislumbramos este resurgimiento y una implacable resistencia. Las ásperas escamas protegen y aíslan  a un herido corazón de sirena”. 
  Este itinerario intimista, en el que nunca se pierde la conciencia de lo temporal, muestra un afán introspectivo que complementan las ilustraciones de José Enrique Izco (Puerto Real, Cádiz, 1976), maestro y estudiante de Bellas Artes, cuyas imágenes dejan las coordenadas de un interior marino habitando en el pecho, hecho de colores fríos, como si la profundidad ocultara la decepción y la culpa; un rastro de musgo que fermenta en los fondos abisales del yo.
  Rosario Troncoso acrecienta la carga narrativa del verso, explorando las anotaciones del poema en prosa. Lo que da a cada composición la apariencia de una crónica emotiva que busca un escueto desarrollo argumental. Desde esa actitud de compartir estados anímicos, que nunca renuncian a la evocación y a la búsqueda de instantáneas vivenciales, van aflorando cicatrices y sombras. Los poemas retratan una existencia marchita y anodina que suele desembocar, a diario, en la plaza estrecha del desencanto: “Frágil ha sido esta fortaleza imaginaria. Y fugaz. / Ahora sabemos, amor, que no es posible huir del sol”.
  El poemario no cierra los ojos al uso convencional del verso libre, e integra composiciones próximas en sus recursos expresivos a los textos en prosa. Si vivir es sentir la nada, en esa ambigua identidad mitológica de la sirena, el sujeto verbal siente que se configura en su destino un callejón final: “destino irremediable de sirena: / morir de asfixia y sed / con la culpa enredada / en la aleta dorsal”. Es una certeza sombría que anula el bucear de la esperanza y hace de cada logro concreto una estela de fugacidad. Acecha la indolencia y el paso rutinario que convierte la costumbre en grisura: “Emergí y caminé sobre los añicos de todo. Ojalá tenga sentido. No permitas que seque la indolencia. No me dejes morir”. Tras la noche de sombra acecha el despertar y en ese retorno a la superficie la soledad se hace certeza y frío, esos síntomas de la desnudez que invitan al vacío y la disolución.
   En las emotivas secuencias que Rosario Troncoso hilvana en los poemas de En el corazón, escamas late fuerte una historia de amor y desamor. El vértigo cansado de una voluntad a solas, nadando en la corriente del deseo hasta caer exhausta en el desamparo. Toca entonces buscar el tacto áspero de la línea de playa; aceptar esos espejismos conformistas que proyecta el futuro: “Entre los sueños descansó con él, lejos de miedos abisales. Y entendió de su mano que la orilla es el regreso a una casa que no existe”.
 

JOSÉ LUIS MORANTE





 
  

miércoles, 21 de abril de 2021

DORMIR AL RASO

A cielo abierto
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

 

DORMIR AL RASO
 
La mala luz derrumba mis lecturas
cada vez más pronto.
Recurro al cuello blanco
de un flexo que ladea
la mínima planicie
y  pongo ante mis ojos
el ascua iridiscente.
Pero los trazos
no saben mentir.
Oblicuas y veladas, las grafías
son el polvo fugaz
de viejas fotos;
Solo hay manchas, deshechos,
reincidentes borrones deslucidos
que guardan  el lugar de la intemperie
con su puerta cerrada.
 
Se agazapa en mis ojos
la indefensión del gato;
los borrones maúllan,
mientras en la buhardilla,
al raso del cristal,
los recodos delatan
nuevas sombras.

          (De Nadar en seco)


   


martes, 20 de abril de 2021

GERARDO RODRÍGUEZ SALAS. ANACRONÍA

Anacronía
Gerardo González Salas
Valparaíso Ediciones
Granada, 2020

 

CAÍDA


   Autor de una extensa obra ensayística expandida por publicaciones académicas, practicante del relato corto y escritor de teatro, Gerardo Rodríguez Salas (Granada, 1976) es profesor titular de Literatura Inglesa en la Universidad de Granada. Tras anticipar algunos poemas en revistas y volúmenes colectivos, confirma amanecida lírica con  Anacronía que, junto a los poemas integrados, añade en “Cartografía” una estela de aportes, relacionada con el sustrato cultural neozelandés, y una copiosa lluvia de agradecimientos personales.
   Este despertar literario recurre al formato breve para dar voz a una incisión reflexiva. La senda evocadora deja en sus trazos una crónica sentimental ajustada al discurrir de la memoria, hecha de ese misterio inadvertido de la experiencia vital que aporta lo diario. Las palabras se esfuerzan en reconstruir los pasos de la ausencia. Preservan un silencio del que afloran interrogaciones, como si el manso fluir de la cronología se justificase a sí mismo como simple tránsito: “El viaje puede ser una fuga al pasado, / un ascenso sin alas al punto de partida”.
   Desde el primer apartado, “Ayer”, la perspectiva de rescate mantiene abierta la fuerza fragmentaria del recuerdo. Nace desde la pérdida una conciencia de finitud que empaña el epitelio de las cosas: “Chirrían las cigarras y los grillos / y acallan los rumores del arroyo / que mece nuestra infancia / en un lecho de musgo / tras la puerta entornada del recuerdo”.
  El poema también explora la sombra que convierte la inocencia en noche. La muerte vela y se hace tangible ante los sentidos; es desolación y herida. El pulso narrativo del poema “Sirenas” recupera la dureza maltrecha de lo contingente, donde cada elemento testifica el suceso. El dolor de la pérdida germina con fuerza. Y esa sensación de frío e intemperie dibuja en la caligrafía de las composiciones un epitelio sentimental, crea  un sustrato básico, previsible, cercano a la elegía.
  Ya se ha comentado el marco escénico que impulsa los poemas de “Ausencia”. La geografía de Nueva Zelanda (Aotearoa) expande la mirada del solitario y siembra en su retina instantáneas nuevas. Persiste el dolor opaco pero en la percepción se abren sitio los acordes culturales que dan impulso a itinerarios cognitivos del pensamiento, menos ceñidos al discurrir biográfico. La voz poética recurre al monólogo dramático para encontrar en el patrimonio cultural un impulso de aceptación y cercanía.
  La pulsión de las palabras del apartado “Porvenir” ubica las pautas situacionales del poema en Granada, ese mapa vivencial que enlaza existencia y poesía. En el retorno, la ciudad oferta perspectivas plurales, muestra la eficacia entrelazada de un callejero que suma arquitectura y cauce emocional para construir un paisaje íntimo, donde el espectador encuentra una fértil riqueza sensorial y un despliegue de la memoria, enriquecido con detalles biográficos que marcan la ilación del contexto. En ese estar en el ahora caben distintas actitudes: la celebración de los rincones mágicos de la ciudad, legados por el patrimonio temporal, los recuerdos que se van sucediendo con la sencilla claridad del agua y la palabra verbal que es celebración y canto en el regreso: quien vuelve, cobija la certeza de que nunca abandonó aquella casa alzada, hecha fe de vida y constancia.
  Los poemas de Anacronía evocan distintas secuencias del pretérito porque en él se muestra, esencial y prístino, el conflicto latente entre olvido y rememoración: “El recuerdo es la sombra / torpemente zurcida a los talones/ y el olvido la piedra / que no termina nunca de caer”. La mano se desliza en el poema para reconstruir, con trazos sueltos que trascienden lo anecdótico, esas hojas y brotes que borran la caída, en las ramas del árbol despojado. Que sean la tangible dimensión de la fronda en la que cristalizan memoria y tiempo.
 
JOSÉ LUIS MORANTE




   
 
 
 

lunes, 19 de abril de 2021

EL CALLADO OFICIO DE LOS DÍAS

Mirar dentro
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

 

EL CALLADO OFICIO DE LOS DÍAS

 
   El periodismo pulga necesita empequeñecer al protagonista real de la noticia, para que el tamaño propio adquiera volumen. Un gacetillero rosa y facheril, conocido por los frecuentes sarcasmos sobre la reina Letizia y sus estridencias corbatiles, al comentar el fallecimiento de Felipe de Edimburgo, consorte de la reina Isabel de Reino Unido  durante setenta y tres años, resume así el aporte convivencial: “Fue el inseminador de la reina”. Y la frase muere inadvertida y sola, impune, tétrica, mientras la pulga sonríe, succionando el ánimo de la razón.
 
    Se habla a diario del privilegiado régimen fiscal de Madrid. Nada se dice de los privilegios forales, de las sobredosis de competencias a los territorios históricos, del sobresueldo de complementos de sus funcionarios realizando las mismas funciones. Y se hace verdad común que los que vivimos en Madrid desconocemos la decencia, somos los perpetuos explotadores en la España doliente de las Autonomías. Pues no. Desde el cristal limpio del lenguaje, la mentira sigue siendo mentira aunque sea estribillo.
 
    Si se escuchan dos o tres veces sus digresivos razonamientos, dictados por el impudor del ego, nace completa la genealogía natural de su masa encefálica: es un aplicado epígono de la estupidez.
 
    Son los poemas los que van sembrando indicios evidentes en el lector: una lírica despojada, esencial, que confía en su cierre en el enunciado aforístico y que incide en sus temas en el muestreo reflexivo de la peripecia existencial del sujeto. En el evento digital, la propia imagen está falta de luz y la voz casi no se oye. Un desastre que los amigos disimulan con entusiasmo y apoyo incondicional.
 
  Las palabras exploran, miran dentro, buscan la improvisada lección de lo diario, reconocen humedades y sombras; miden el trazo firme de las arrugas y constatan que es preferible seguir. Intentar, poco a poco, la búsqueda de tierra firme.
 
(Apuntes del diario)


 

 

domingo, 18 de abril de 2021

MARIO LOURTAU. EL LUGAR DE LOS DIGNOS

El lugar de los dignos
Mario Lourtau
XVIII Premio de poesía José de Espronceda Ciudad de Almendralejo
Algaida Poesía
Sevilla, 2021

MATERIALES DEL RECUERDO


   Mario Lourtau (Torrejoncillo, Cáceres, 1976), licenciado en Filología Inglesa, suma a la diversa geografía poética contemporánea cuatro entregas, Donde gravita el hombre, Catálogo de deudores, Quince días de fuego La mirada del cóndor. Son quehaceres que conforman un itinerario lírico con sitio en distintas antologías. El lugar de los dignos ratifica el riguroso trabajo personal y obtuvo el XVIII Premio de Poesía Ciudad de Almendralejo.
  El poema prologal está precedido por tres nombres propios de solvente evocación semántica, Ida Vitale, Francisco Brines y Basilio Sánchez, cuyos extractos verbales comparten evocación y cercanía a un entorno que se hace observación, espacio de conocimiento, claridad y belleza. Los versos inaugurales reivindican el papel de la memoria y su profundidad de horizonte. En ella afloran, con fuerza, las palabras convertidas en cauce y labor de permanencia de lo nombrado.
  La amanecida del libro “Raíz de la memoria” opta por dar cauce libre a los recuerdos. El poema yuxtapone secuencias biográficas y sustratos reflexivos hasta culminar un deambular expresivo que tiende manos entre pretérito y presente. Se enlazan viajes introspectivos y destellos al paso, como dones dispuestos a la tenaz cercanía de los sentidos: ”Yo no sé qué recoge mi mirada / después de tanto asombro, / después de acariciar, sin yo tocarlo, / el gesto de la vida, su regazo. / Tal vez aquí, en lo intangible, / resida la grandeza de las cosas. / Tal vez de aquí, de los sencillos dones / derive lo sublime”.
  La aproximación a los materiales del recuerdo despliega sensaciones magmáticas que unen palabras, tiempo y existencia, ese asombro diario que tiene el peso leve de lo transitorio: “La memoria es el agua que se filtra en tus poros. / Arena entre los dedos que se criba hacia el alba. / Mano que traspasa el alféizar del tiempo y los visillos. / Nube subordinada a la elástica luz de lo inefable”.
   El enfoque del segundo apartado “El reino escrito”, subtitulado “Dimensión de la palabra”, consolida una creciente sensibilidad metaliteraria. Las peculiares características del quehacer poético añaden a la existencia amanecidas fundacionales, universos de claridad e intimismo, capaces de dar vuelo a la mansedumbre de lo cotidiano. Pero los enfoques varían y en este apartado se alojan también dos homenajes, el que configura el poema “El pulso de lo eterno”, dedicado a Miguel Ángel Velasco, y “Las aguas mansas”, que busca dimensión afectiva con el recuerdo de Claudio Rodríguez. El mismo afán celebratorio marcan otros nombres propios como José Hierro y Leopoldo María Panero.
  El discurrir argumental de “La estatura de un hombre”, abierto con una cita de Chantal Maillard, postula una inclinación más pronunciada hacia el intimismo reflexivo. Se oye la voz de lo biográfico en el poema “Semejanzas” donde se contrastan el recuerdo del padre y la pujanza germinativa del hijo, cuya inocencia adquiere el aire de familia y el pequeño milagro de la continuidad. El empeño de lo diario propone un marco escénico, con su carga de azar y rutina. Sobre ello se habla en el poema “Alineación de los planetas”. Habitamos un discurrir de fachadas grises y crepúsculos cansados, pero “La vida es así, / un par de viejos jugando a la petanca, / mientras  la tarde / cae / como una bola espesa sobre el foso”. No resulta fácil con esa panorámica en la retina diaria buscar un horizonte de esperanza y saber responder a las incertidumbres que componen sus preguntas sencillas en las aceras de lo laborable.
   En El lugar de los dignos el paso modulado del poema dialoga con la condición efímera que conforma el epitelio de las cosas cercanas: “Como el vuelo de las grullas en otoño / somos breves, fugaces, / contemplación casi ilusoria de este mundo, / efímera verdad, belleza y llanto”. El viaje introspectivo del lenguaje se esfuerza en preservar el asombro del latido existencial, superando erosiones y pérdidas. Quien formula las interrogaciones de siempre no ignora las asimetrías de una realidad distorsionada e impredecible que conlleva un estar perdido en los extraños laberinto de la vida diaria. Pero desde este hábitat sin certezas, entre luces y sombras estacionadas por el peso de los años, perdura el afán de mantener, sin desmayo, las coordenadas recurrentes de emoción y belleza, el alojado empeño de interpretar el mundo.
 
JOSÉ LUIS MORANTE


 
 
  

sábado, 17 de abril de 2021

NADAR EN SECO

Tiempo inestable
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

 

NADAR EN SECO

El tiempo que no tuve nada en seco.
En él cada brazada recolecta
el secreto de la profundidad.
De cuando en cuando
rasga la superficie un hueco húmedo
cuyo fondo merece 
estelas de luciérnagas.
Mas un sudor salobre
desdice la quietud
e impulsa otra brazada
hasta el perfil exacto del trascielo.

No dejo que el cansancio
 se carcoma en reflejos.
Sacudo el agua ausente.
En los brazos maltrechos
hay jirones de mí.

     (De Ahora que es tarde, La Garúa Editorial, 2020)


viernes, 16 de abril de 2021

INCONFORMISMOS

Con respaldo
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de internet

 INCONFORMISMOS


Y volase un enjambre entre las ramas
donde puso el temblor la primera hoja...

LUIS ROSALES

 

Un buen aforismo es una silla con respaldo; deja el lenguaje en posición correcta.
 
Esos errores, nunca casuales, que me hacen parecerme a mí.
 
Corrigió su defectos visuales con laser y nunca volvió a ver unicornios.
 
Aunque ella no esté, es uno de esos sueños que no se abandonan.
 
Entre los dos exiliamos los relojes;  se hizo tarde muy pronto.
 
Los aforismos que prefiero transpiran un narrador que pisa el asfalto, mojado y sucio, de lo real.
 
La escritura somete al silencio a continuas revisiones.

(Aforismos con lluvia)




 


jueves, 15 de abril de 2021

142 REVISTA CULTURAL, número 9

142 REVISTA CULTURAL
Número 9
ABRIL MAYO JUNIO, 2021
Dirección:
Ferran González y Paco González Fuentes
Compras y suscripciones:
www.142revistacultural.com

 

SEGUIR AL PASO

 

   En este raro tiempo de soledad y encierro, que ha cerrado tantas ilusiones y suprimido casi al completo la vida cultural, prosigue senda 142 REVISTA CULTURAL, la singular publicación en papel que dirigen Paco González Fuentes y Ferran González, con la coordinación de Esther Paredes y Raquel García. El prolífico sumario de esta novena entrega aborda en sus contenidos los aleatorios rincones del discurrir existencial, y las sensaciones que difunden estratos vivenciales como el dolor, la esperanza, la nostalgia y la bondad.
   El fallecimiento del poeta Joan Margarit el 16 de febrero dicta la mirada “Retrato de poeta”, con excelentes fotografías de Javier Cabañero Valencia, un espacio para el recuerdo personal y una incisión crítica sobre un itinerario creador que conforma “un edificio sólido de cimientos profundos”, reconocido en 2019 con el Premio Cervantes, máxima distinción de nuestro idioma.
  La entrevista a Mauricio Bach (Barcelona, 1965) editor, crítico, periodista y profesor de escritura creativa, propicia el recorrido biográfico del narrador, ensayista y poeta argentino Jorge Luis Borges, cima de la literatura universal y creador de símbolos persistentes, tigres, laberintos y espejos. En Jorge Luis Borges hay también un conferenciante prodigioso y un permanente cuestionador del populismo peronista, con un sistema ideológico conservador que no pocas veces provocó la ausencia de algunos reconocimientos públicos. Excelente repaso a la memoria de un autor plural que siembra a diario un magisterio incansable.
  La colaboración de Anna Miralles, licenciada en Filología Hispánica por la Universitat Autònoma de Barcelona y profesora de Lengua y Literatura focaliza el proyecto literario del profesor guatemalteco Eduardo Halfon, en torno a sus obras Duelo (2017) y Canción (2020). La mirada a ambas novelas subraya enlaces entre biografía y ficción, en el entorno de una Guatemala de compleja estabilidad social, que hace de la violencia y la inseguridad ciudadana una fuerza hacia el exilio.
  El apartado de poesía integra los nombres de Gloria Díez, Óscar Rodrigañez Flores y Raquel Zaragaza Pablo, tres sensibilidades distintas que ilustran bien un ahora lírico plural y de continua búsqueda expresiva; mientras, en la sección de relatos son dos las firmas invitadas, Abel Fernández Rivera y Silvia Zuleta Romano.
  Es tradición de la revista explorar campos de realización personal mediante la entrevista, esa estrategia que propicia el lado humano de nombres propios dedicados a parcelas de conocimiento y activismo solidario con fuerte anclaje en la vida social.  Los protagonistas integrados en las páginas de esta entrega son Ellen Bénichou Benarroch, en cuya charla se desgranan tramos autobiográficos y exploraciones reflexivas en torno al judaísmo, el psicoanálisis y la docencia. Pero la mejor conversación, conducida por Ferran González y Alex Quer Tarrós, tiene como invitado a Nemrod Carrasco, Doctor en Filosofía y profesor de la Universitat de Barcelona y autor del libro Viaje al centro de la filosofía. El discurrir de respuestas deja momentos esenciales como este:” … filosofar no es algo que te calme con el sedante de las respuestas, sino al contrario, es algo que te obliga a sobrevivir en medio de la perplejidad, en medio de la inquietud…”. Completan el apartado de entrevistas otros dos diálogos, uno con Laura Ferrero, autora del libro de relatos La gente no existe, y otro con Carlos Hernández de Miguel acerca de los campos de concentración de Franco.
   Tan denso sumario incluye el apartado de libros recomendados y colaboraciones de Marina Casado Hernández, que escribe sobre este presente distópico que ha creado la pandemia y que hace del futuro el único espacio habitable, Alicia Domínguez, Aitor Francos y Mónica Miro Vinaixa, dejando como cierre un trabajo conjunto de Mónica Pradas y Ferran González sobre la bondad.
   El amplio muestrario de esta entrega de primavera aglutina indagaciones plenas de interés y bifurcaciones del humanismo que desbrozan puntos tangenciales de la identidad cultural del ahora. Una salida completa que despliega diversidad y que además aporta el lenguaje plástico de fotografías e ilustraciones sugerentes como la de cubierta. Gran trabajo de Ferran González y Paco González Fuentes que anima a la suscripción y al encuentro lector.

JOSÉ LUIS MORANTE


 

miércoles, 14 de abril de 2021

DESDOBLAMIENTO

A solas
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia

  

DESDOBLAMIENTO

 

   Desde la rendija de luz del primer día, el miedo estuvo en él, como una raíz oculta. Para soportar las pesarosas huellas de aquella sombra aprendió a llevar una doble vida. El desdoblamiento tranquilizaba su ánimo y abría un horizonte de esperanza. Aprendió a ocultarse en la segunda existencia. El miedo era indiferente a todo lo que no fuera su versión original.

(De Cuentos diminutos)





 

 

martes, 13 de abril de 2021

JOSÉ IVÁN SUÁREZ. PROTOCOLO REBELDE.

Protocolo rebelde
José Iván Suárez
Prólogo de León Molina
Versátiles Editorial
Colección Avanti
La Antilla, Huelva, 2020

 

PRIMEROS PASOS


    Cada poemario traza una confluencia de interpretaciones que alienta la indagación en busca de una pluralidad de sentidos. Este principio se cumple todavía con más rigor cuando el poeta hace suyo el lema de Pessoa de que la poesía no es una ambición sino una manera de estar solo, lejos de la estridencia del grupo y de las veleidades de los cenáculos literarios. El quehacer lírico de José Iván Suárez (Elche de la Sierra, Albacete, 1980) suma hasta la fecha las entregas Escondites de la Ausencia (2002), Gnomon (2008), Próximamente Pan (2010) y Egoclasta (2015).  Son títulos que reflejan el quehacer particular de un autor a trasmano, lejos de las contingencias prescindibles del etiquetado de moda. Así lo ratifica el poeta, aforista y antólogo León Molina en el prólogo de Protocolo rebelde, una entrega definida con hermosa síntesis reiterativa como “un viaje de la esperanza a la esperanza –o a su búsqueda anhelante- pasando por la larga trituradora de esperanzas de la humanidad, un encontronazo con la historia y desde esa historia una reflexión emocionante y emocionada de la doble cara moral del ser humano en el decurso de las civilizaciones.”
   José Iván Suárez, a la hora de abordar la escritura, deja como enganche lector una nota previa en la que contextualiza el semblante plural del sujeto poético. Se trata de dar voz a ese yo colectivo que tantea en el devenir histórico y que ya es memoria ancestral, ese afán de buscar un lugar propio, capaz de convertir el incesante nomadismo en raíz sedentaria. Esta etapa auroral conforma los poemas del apartado  “Alumbramiento”. Sobre la transparencia del aire a campo abierto, el quehacer laborioso de la cueva y esa lucha desigual de la supervivencia del hombre a solas, que afila su destino frente a dioses lejanos y enigmáticos: “Porque siempre fuimos uterinos y titánicos, / un embrión con mucha memoria. / Vinimos al mundo para ser asombro y sobrevivir, / soñando desde el primer aliento de vida”.
   Las palabras recorren el largo despertar del ser social, sus labores y días, esos enigmas del asombro de la luz, la convivencia, el agua transparente y el sexo. El sujeto percibe un entorno complejo que muestra conexiones abiertas y requiere una voluntad hecha destino y fortaleza. Esa sensación de amanecida perdura en el tramo central “Una fuente de sangre”. En los poemas que conforman este largo relato existencial afloran distintas experiencias de hondo significado; la escritura nace de la necesidad de preservar los pasos ateridos de la memoria, los primeros pasos de un caminante que acaso no sabe todavía donde tiene sus coordenadas la estación final y hace de la incertidumbre conocimiento y experiencia. El entrelazado vivencial está hecho de un sustrato diverso y conjetural: “…como vulgares motas / distraídas por los vientos, / somos tan chicos y vulnerables / tan pequeños y sin defensa alguna, / minúsculos peatones que caminamos / hacia ninguna parte”. Somos estelas de fragilidad y vacío, de soledad y ausencia. José Iván Suárez describe con hermosa sequedad aforística la condición transitoria: ”Nacimos porque se quebró la rama por el peso del pájaro”.  También en la sección “Catarsis cuántica” prevalece la caligrafía de incertidumbre y ensimismamiento de quien busca desentrañar el misterio de lo real. La amanecida solicita en cada percepción esa mezcla de fe y paciencia para asistir al liviano despertar de la luz en la que el yo se reconoce como una voluntad superviviente, que cobija en alguna grieta la esperanza. Así leemos en el poema XI: “Nunca derrotados ni compungidos / ni conspicuos ni apocados / solo confluyentes, confiados solo / y convertidos, solo raíces / en constante construcción”.
  La sección homónima “Protocolo rebelde” cierra el libro con una larga composición cuajada de imágenes, unidas por el afán de airear belleza en materiales de apariencia herrumbrosa y gastada. En esa tarea, la conciencia en vela multiplica percepciones y extravíos, se hace interrogación que borra respuestas, o busca en el vacío la senda compartida del destino común, como quien explora el trazado de una raíz subterránea e inadvertida que sostiene el árbol.
  Protocolo rebelde es el rastreo de una memoria asentada en el tiempo. Poesía donde las palabras traducen la larga marcha del persistir y la capacidad de resistencia frente a las convulsiones del tiempo. En el encuentro con la palabra poética de José Iván Suárez emergen también los enlaces entre el ser singular y el forjado común que cobija la tribu; el nosotros donde lo social se hace sustancia para sembrar, en el surco abierto de la intemperie, un hilo de esperanza.
 
JOSÉ LUIS MORANTE

 
 
 

  

lunes, 12 de abril de 2021

CONSTRUCCIÓN DEL YO

Espera


 

CONSTRUCCIÓN DEL YO

El oficio oscuro del día

MANUEL ÁLVAREZ ORTEGA
 
Cuánto ridículo abarca la vista fragmentaria del yo.
 
Habla de sí mismo con solvencia insólita, como si conociese  de corrido la estructura nómada de las corrientes marinas, la temperatura interior de un volcán activo o la disolución exacta de la bruma.
 
Con la edad, el yo es un edificio de renta antigua; hay grietas visibles y parte de su estructura se ha venido abajo.
 
Esa publicidad monolítica del espejo; nunca cesa de anunciarse a sí mismo.
 
Suponía que era el único habitante de la galaxia, una identidad previa a Adán y Eva.
 
A diario hay que buscar al yo un estacionamiento subterráneo.

(De  Pelear a la contra)






domingo, 11 de abril de 2021

EN FAMILIA

En la comisaría
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EN FAMILIA

 

  En casa no nos gusta incomodar a nadie, señor comisario. Las cosas, como son. No hay más indicios, pero todos buscábamos algo. Mi madre buscó siempre el sosiego en la farmacia; mi padre en la mudez de un cigarrillo, convencido de que el cansancio y el frío están en las palabras, pero son otra cosa; mi hermana, cuando niña, en el reclinatorio de la ermita y después en la esquina más rentable del polígono sur. Yo que no busqué nada, encontré un libro y en él sigo.
  Vivimos juntos el abuso feliz de sentirse en familia. Repare usted, señor comisario, que en nuestra casa los sueños nunca dieron ningún paso.  

(Del libro Cuentos diminutos)



viernes, 9 de abril de 2021

YOLANDA CORELL ALMUZARA. DESDE DENTRO

Desde dentro
Yolanda Corell Almuzara
Prólogo de Fernando Sarría
Tregolam Editorial
Madrid, 2021


 DESTELLOS DE VIDA


   El discurso lírico no tiene una fecha de amanecida programada. Un día, inadvertido, muestra su fluir alborotado con incuestionable claridad y las palabras entregan sus frutos verbales y maduros al sol. Así nace Desde dentro, primera aurora de Yolanda Correll Almuzara. La poeta, frente a la habitual voz omnisciente del apunte biográfico, se mira en el espejo para ofrecer un emotivo autorretrato, donde se percibe el entorno familiar como un espacio intimista, expuesto ante la claridad del día “para sacar fuera lo que siento dentro”. La copiosa lluvia de dedicatorias refuerza la semántica emotiva del trabajo que cuenta con un pórtico del poeta aragonés Fernando Sarría. La introducción reflexiva resalta el nítido periplo existencial que dejan los poemas y la manera natural de conformar el discurrir de lo cotidiano como entrelazado de sentimientos  y emociones, esos vínculos tendidos que prolongan la identidad del yo.
   El apartado de arranque ”De la vida y otras soledades” caligrafía un mapa expresivo en torno a la condición temporalista de la existencia.  Con gratitud, el yo poético muestra la importancia esencial que tienen las hijas al construir un refugio que es continuo tránsito de luces y sombras. Esa inestabilidad necesita la mirada limpia y luminosa de quienes hacen de la casa un latido coral para el sentir de la conciencia. La escritura de  “Alas de mariposa” hace del estar meditativo un símbolo de fragilidad en la búsqueda: “Más allá de lo invisible / quizás soy / el último sueño”. De esta mirada ante la realidad vivida, que siempre se muestra efímera y transitoria, se nutren muchas composiciones del apartado “De la vida y otras soledades”. Pero la umbría se hace pronto habitable mediodía, cuando los pliegues de la memoria preservan los elementos más singulares del paisaje; por ejemplo el mar, con el que la poeta mantienen un intercambio relacional muy fértil. Desde esos murmullos de plenitud  se hace el tiempo amanecida y canto, estar conforme de quien “Solo quiero ser / una sílaba perdida / posada en cualquier verso / de un poema”.  
   El trayecto poético de la sección de cierre “Del amor el deseo” se empapa de esos destellos de vida del deseo y de la celebración del cuerpo; la presencia del ser amado acrecienta sensaciones que quedan incrustadas en el inventario sentimental. La naturaleza del erotismo se define como territorio germinal. El yo lírico acoge en su conciencia el cálido temblor del deseo. Leemos en el poema “Sed de ti”: “Las mareas de tu vientre / me han dejado desnuda. / Solo soy agua / desembocando en tu pecho. / Sedienta de ti”. El amor entonces, en la intensidad del lenguaje, se hace plenitud y destino;  una senda de entrega que marca los instantes y la piel. El impulso sexual dicta latidos y añade a la caligrafía tanteante del poema la quemazón del deseo cumplido: “El alma se abre, se despliega / convertida en nota y pentagrama, / sinfonía que tú inventas e interpretas”.
   Yolanda Corell Almuzara establece como estrategia versal de su epifanía Desde dentro el poema breve. Propicia un esfuerzo creador despojado y directo, para que las  palabras encierren en su semántica la pulsión temporal del entorno biográfico. Este enfoque nos muestra la encrucijada visible de un diario íntimo, cuyas anotaciones compusieran un estar hecho de indagación e instante. De ese propósito enunciador llega un discurso conversacional vibrante de vida, pleno de símbolos, que abre camino al núcleo sentimental del ser humano, hecho reflexión y aporte emotivo. El amor, más allá del tiempo y sus contrastes, el discurrir crepuscular de la vida y sus adecuadas circunstancias, que son motas de polvo entre los dedos, los recuerdos fechados en las resmas de la evocación, o la conciencia de temporalidad que teje su epitelio entre las cosas son líneas principales. Voces del poema que llegan con la dicción precisa y musical de lo necesario, con ese afán intacto de buscar un margen a la verdad de ser.


JOSÉ LUIS MORANTE



jueves, 8 de abril de 2021

PARADOJAS

Exploraciones
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PARADOJAS


Aforismos: ilusiones momentáneas

JAVIER SÁNCHEZ MENÉNDEZ


Oigo mejor cuando calla la voz y habla el silencio.

Esa pericia artesanal de la ceguera al moldear rostros de sombras.

Nunca me concedo cita previa para hablar conmigo.

En el corazón del cínico la cortesía de dar la palmadita para reservarse el abrazo.

La cálida intensidad de los inviernos hace germinar las semillas del lenguaje.

Desazón existencial: un pensamiento sin ideas.

Qué larga tradición cobija al pensador adánico.

Las nubes están llenas de claves herméticas.

En la humildad de los días laborables, la contingencia apocalíptica.

Su pluralidad afectiva exigía la acción directa. Compró un gato, dos cactus y una acuarela.

Un explorador que sigue el caudal del río desde la orilla.


(Aforismos inéditos)