sábado, 31 de agosto de 2019

LATIDOS DEL VERANO

Navadijos
(Sierra de Gredos)
Fotografía
 de
Adela Sánchez Santana



LATIDOS DEL VERANO

Cuando conciliaba el sueño, permanecía insomne su inteligencia práctica.

El fulgor del adjetivo ciega el poema.

Activos habitantes de la ciénaga, los ajetreos del odio nunca cierran jornada laboral.

Refrenda la última resistencia de un castillo de arena frente al mar: persevera en la nada.

El verano y esos desnudos que eligen mis ojos para decirse.

En el aforismo grava suelta, que presiona los pies de quien camina.

Todos admiraban la solidez y el peso de sus opiniones. Él asentía, mientras ocultaba su petrificado cerebro.

Hay inteligencias livianas, casi invisibles. Buscan su imagen en el espejo de la prepotencia para no desaparecer entre la neblina.

 Sus racionamientos cumplen milenios. Usan el lenguaje de las piedras, un abecedario tectónico.

Quien quema el bosque sugiere ahora plantar arbustos sobre el tizne.

Soy el mismo, aunque la edad  borra senderos al deseo. Seca las sábanas.


(Aforismos  de verano)



jueves, 29 de agosto de 2019

LUIS FELIPE COMENDADOR. POEMAS INÉDITOS

Luis Felipe Comendador

POESÍA EN BÉJAR. REGRESOS



  Esta tarde regreso a Béjar para participar en una lectura poética, organizada por la Concejalía de Cultura del ayuntamiento. Me acompañan amigos y maestros: Antonio del Camino, Elías Moro y Antonio Gutiérrez Turrión, quien hizo hace casi treinta años uno de los primeros análisis críticos de mis libros. En Béjar he leído otras veces y tengo el mapa de la memoría repleto de recuerdos y nombres propios como Ángel González, la voz más entrañable y cercana de la generación del 50. Este regreso a las vetas más emotivas de mi trayecto poético no sería posible sin Luis Felipe Comendador, quien es y ha sido siempre mi mejor amigo, también cuando no hablamos o cuando monopolizan su amistad otras identidades que tienen los mismos claroscuros que tengo yo, pero menos ternura. Treinta años de vida son muchos, y casi nunca se sale ileso de los estragos del tiempo. Los míos se multiplican y para curarlos recurro a los últimos poemas del poeta bejarano. Se agrupan en el libro Las afueras. Advertí al escritor que el epígrafe suena a jaime Gil de Biedma con la misma intensidad que los molinos suenan a Cervantes, o los laberintos a Borges. Pero Luis Felipe Comendador tiene criterios propios y suele seguir siempre la brújula interior. 
   Las composiciones de las afueras cobijan una intensa preocupación social. Lo hacen desde la pupila abierta de un cronista implicado que se desdobla como protagonista y testigo. No hay distancia con los desajustes del marco accional, un poblado marginal peruano, en Trujillo. Es una geografía áspera, violenta, marcada por la miseria, pero nunca exenta de una ternura desnuda, una catarsis emocional que sirve de redención y fachada en la indeclinable derrota. La realidad se impone vinculada con la carencia y con un sentido trágico de lo existencial que no permite disidencias. Los que nacen en aquel entorno están marcados, no se pueden transformar las coordenadas de espacio y tiempo; solo disfrazar la realidad con algunos hilos de esperanza. Solo la mirada infantil espera el milagro o hace de la pérdida de la inocencia una demora.
  Dura, ajustada, empática con el drama, la voz poética de Luis Felipe Comendador crea una densa contaminación emocional. Sin concesiones, enfoca el yermo territorio del cerro, la periferia de un entorno carente de aura, donde no hay nada, solo la inmediatez de seguir viviendo.
  Esta tarde la hermosa arquitectura del pueblo salmantino se llenará de poesía y amistad. De versos que buscan ese diálogo que no necesita palabras sino hendiduras interiores para cobijarse. Y yo seré feliz. Aunque nadie lo sepa.



martes, 27 de agosto de 2019

DÓNDE ESTÁ EL FUEGO 9

Dónde está el fuego 9
(Brooklyn, Nueva York, julio, 2019)
Dirección:
Hilario Barrero / Jesús Nariño
Editorial Cuadernos de Humo



DONDE ESTÁ EL FUEGO

   La fisonomía creadora del poeta y profesor jubilado Hilario Barrero (Toledo, 1946) es diversa y plural. Aglutina géneros como la poesía, la traducción, el trazo autobiográfico y el ensayo breve. Pero también es el impulsor, junto al profesor universitario Jesús Nariño, de la editorial Cuadernos de Humo, un quehacer casi artesanal. Se han publicado hasta la fecha veinticinco títulos, algunos de los cuales se dedican a autores contemporáneos y otros conforman selecciones antológicas de voces actuales. Así sucede con la entrega Donde está el fuego 9, una edición de tirada reducida que incorpora dibujos de Hilario Barrero y se enriquece con una litografía personal, autentificada por el poeta.
  La muestra es una galería de poemas donde se establece un diálogo convivencial entre poetas de obra amplia como Francisco Álvarez Velasco, Efi Cubero, Miguel Veirat, Antonio Carvajal, Luis Alberto de Cuenca, Elías Moro, Lara Cantizani, Andrés Newman, o la escritora venezolana Mery Sananes, entre otros, con autores que se abren surco con entregas recientes, como Pilar Aranda, Javier Gallego, Ballerina Vargas Tinajero o Marcos Matacana Martín o Rosalía Perera Gutiérrez.
  El editor recoge también muestras de poetas jóvenes que conforman los núcleos de interés del ahora como Miguel Floriano, Rodrigo Olay y Begoña Iturralde.
   El discurrir del tiempo asienta una colección, como advierte la nota prologal, en la que han dejado sus textos más de ciento cincuenta poetas y más de treinta escritores, críticos y artistas. las salidas constatan enriquecedoras perspectivas de la realidad literaria actual en castellano, una etapa que expande una cosecha abrumadora en publicaciones digitales y papel. Así se definen, como portadoras de buena poesía, las páginas de Dónde está el fuego 9  para habitar la tierra firme de la creación. La revista abre senda a un largo recorrido en el que se repliegan emoción y pensamiento, las maneras de mirar las cosas  que hacen del poema contemplación y diálogo.



lunes, 26 de agosto de 2019

FUERA DE HORARIO

Amanecidas y exilios



FUERA DE HORARIO


   Se acuesta tarde y suele dormir poco. Mientras duerme tiene una respiración pudorosa y hermética. Vela la llegada de esos sueños que parecen salidos de las nubes. Cree que los sueños ajenos quedan fuera de los que madrugan para salir a pie de calle y se incorporan a esa confrontación solar de itinerarios y pasos perdidos.
   Sometido a una terca vibración inmóvil, busca el amparo de las sábanas. Sin ataduras visibles con las tercas señales de lo real. Sigue fuera de horario.

(De Cuentos diminutos)







sábado, 24 de agosto de 2019

JAIME GIL DE BIEDMA. DIARIOS

Diarios (1956-1985)
Jaime Gil de Biedma
Edición de Andreu Jaume
Lumen, Memorias y Biografías
Barcelona, 2016



LOS LÍMITES DEL YO


   Andreu Jaume, editor de Diarios (1956-1985), resalta en el introito que Jaime Gil de Biedma preparó este recuento autobiográfico con voluntad crítica, con el firme propósito de que fuese un testamento de claves interpretativas. Esta valoración otorga al volumen espacio singular y una íntima relación con Las personas del verbo, que aglutina el fondo lírico, y con El pie de la letra, donde se integran artículos y ensayos. La condensada  indagación intimista nace de un afán de “adiestramiento en la literatura”, activo ejercicio de aprendizaje y búsqueda de un lenguaje para precisar y comunicar las gradaciones de la experiencia.
   Las vicisitudes de imprenta son conocidas. En 1974 amanecía Diario del artista seriamente enfermo que más tarde, ya en 1991 y en edición póstuma, se integraría en Retrato del artista en 1956. Al perfil del poeta-poema se suman aquí los textos inéditos. Son dos diarios fechados en 1978 y en 1985 que constituyen, y otra vez recurro al contexto informativo del prólogo, el retrato tardío de una sensibilidad renacida tras una estrepitosa crisis de identidad, sin asiento en un entorno cívico convencional.
  En la organización de la obra percibimos el deseo de un orden; un afán de simetría por trazar con veracidad los afanes de un protagonista implicado, que inicia el recorrido biográfico con Retrato del artista en 1956. Es el tramo más vitalista; en ese tiempo el escritor está trabajando en “Las afueras”, conjunto poético integrado en la obertura Compañeros de viaje y comienza su relación con la Compañía de Tabacos de Filipinas, empresa familiar en la que desarrollará todo su periplo laboral, con numerosos viajes de negocios y una agenda vital de libertad y descubrimientos.
  Las anotaciones de Retrato del artista en 1956 se convierten en un atlas de geografía humana. En él emerge un yo en crecimiento con inquietudes literarias, muy cercano en lo intelectual al grupo de amigos de Barcelona, sobre todo a Carlos Barral. Dan fe de una intensa pasión por vivir. Los días en Manila muestran, sin sombras, una continua búsqueda de relaciones y encuentros sexuales, no carentes de morbo y confrontados con la moral católica. También aflora la conciencia social y la evidencia de una jerarquía asumida en la que cada vez soporta peor la prepotencia colonial, esa insólita desnudez de derechos que tiene la mano de obra indígena. Las secuencias refuerzan su rechazo a una forma de vida aristocrática que fomenta el poder económico desde la explotación de los más débiles y crea en su interior un acuciante vacío ante las severas condiciones de supervivencia de los más humildes.
  Desde la distancia, la realidad política española adquiere atinada definición. Se aprecia el desarraigo interno y la ausencia de peso en la política internacional que aísla al integrismo franquista. El poeta escribe: “España es un país enfermo, enquistado en sí mismo”.
  La misión de Jaime Gil de Biedma en la Compañía General de Tabacos de Filipinas se expone en el informe sobre la administración general, un texto de fuerte contraste con la perspectiva general del diario. Se trata de un trabajo técnico sobre la fisonomía de la empresa, sus activos mercantiles y el funcionamiento operativo del personal. Apenas queda sitio para el enfoque confidencial que solo retorna en el apartado “De regreso en Ítaca”, cuando la estancia en Filipinas concluye. La implicación con la geografía asiática fue intensa. Mas el poeta ampara una sensibilidad mudable y las nuevas anotaciones acogen el clima de relación, las lecturas y el afán literario. Sitio especial concede a su temporada de convalecencia en la Nava de la Asunción, un municipio próximo a Segovia, a causa de la tuberculosis. El moroso discurrir mesetario ralentiza las horas y da ocasión a un análisis del yo verdaderamente demorado que integra facetas diversas, desde la sexualidad apaciguada hasta los problemas de composición, o las acuarelas familiares que permiten conocer el retablo de presencias cercanas y su empatía.
   Más que las vicisitudes del ego son los trabajos y días literarios los que rigen el enfoque tonal de Diario de “Moralidades”, segmento que abarca desde 1959 a 1965. El cauce vitalista, no exento de polémica por una sexualidad desbocada y oscura, se hace remanso sedentario para adentrarse en la conversación pausada entre biografía y escritura. Lo que se estima ahora es el apunte de taller, aunque de cuando en cuando desgrane  textos  que bosquejan rutinas de la casa.
   En esos meses concluye varios proyectos, entre ellos un ensayo crítico sobre Jorge Guillén, publicado en 1960. Es la etapa de definición del grupo de Barcelona a través de gestos colectivos como el homenaje en Colliure a Antonio Machado, en el vigésimo aniversario de su muerte, la preparación de la antología de Josep María Castellet, o la realización de lecturas y encuentros que dan a  conocer emergentes idearios estéticos.
   Es el tiempo de escritura de Compañeros de viaje, su carta de presentación. Las anotaciones revelan la lenta elaboración de los textos, el pulido final y el sesgo racional de una obra que va creciendo con lentitud, muy lejos de la intuición sentimental, con un sólido trabajo de organización.
   Por otra parte, los contactos con Carlos Barral, Josep María Castellet y otros poetas del medio siglo facilitan el conocimiento público de sus creaciones. Son días de cielo claro. Cuando arranca 1960 sus apuntes lectores gestan un criterio crítico pleno de solidez. En él, Antonio Machado adquiere una significación tutelar, que influye en una expresividad directa y en el sentido ético del poema; lo mismo sucede con los compañeros de viaje. Con afines supuestos estéticos forjan el catálogo de la colección Colliure, que habrá de convertirse en pórtico editorial de la lírica del grupo. También es valorado de forma positiva Luis Cernuda; en cambio cuestiona las últimas salidas de Juan Ramón Jiménez.
   El periodo acogido discurre hasta 1964 y en él perduran los peculiares caracteres del ego, aunque los párrafos se hacen más esquemáticos. En ellos se alternan los estados de ánimo, las crisis físicas y amorosas, las lecturas y los avances de poemas que van adquiriendo todos los elementos de la versión final. Asimismo prosiguen los contactos promocionales y el deambular por enclaves peninsulares, con especial incidencia en la costa. La identidad del yo se asienta en claroscuros que transmiten su inestabilidad afectiva. Mientras lee a Catulo y los poemas epigramáticos de la Antología palatina que servirán para encontrar el tono de “Pandémica y Celeste”. Cuando arranca 1964, vislumbramos síntomas mudables en la persona. Se remansa su intemperancia polémica, siempre dispuesta a la confrontación, y eso permite una meteorología relacional más estable. Se consolidan ramas esenciales: Jaime Salinas, Esther Tusquets, Gabriel Ferrater, Juan Marsé… Un escogido listado de nombres propios que aglutinará esfuerzos e  itinerarios editoriales comunes.
   Este litoral en calma también tiene borrascas, como el fallecimiento de Joan Petit o la muerte de Luis Cernuda, cuyo legado siempre será un hito referencial. Son meses también de provechoso quehacer: los versos de “Pandémica y Celeste” pulen aristas con un sostenido afán reflexivo. De nuevo, el discurso verbal está marcado por la razón de una exigencia máxima que analiza avances y movimientos, articula secciones, evitando espejismos aleatorios con una organización interior que sostiene el desenlace.
  El calmo acontecer amansa la inquietud erótica. Ahora sus desvelos sentimentales están cuajados de moderación filosófica. Sobre la mesa están las páginas abiertas de Corpus Barga, Gombrowicz, Villalonga, Sartre o Isherwood. Es un tiempo claro y benigno en el que se va gestando el libro Moralidades con calculada lentitud.
   De cuando en cuando la serenidad bascula hacia la apatía. Su exigencia crítica es extrema, lo que le provoca paréntesis de desmoralización, cuando los proyectos no adquieren solidez y coherencia. Su falta de interés afecta sobre todo a los entornos literarios y a su presencia activa en foros sociales. En cambio, le gusta meditar sobre la intrahistoria colectiva: ecos de las revueltas universitarias, huelgas asturianas y el sostenido caos ideológico del franquismo que diluye las líneas de fuerza del poder político.  
  En el diario de 1978 la textura de la realidad ha sufrido significativas quiebras. Desde 1972, en los estertores de la dictadura, viaja al litoral porque adquirió una casa en Ultramort, en la comarca del Empordà y allí fija su retiro residencial. Se asienta la convivencia sentimental con Josep Madern, salvo algunos esporádicos encuentros ocasionales y sus preocupaciones cotidianas se mantienen, tanto en la empresa, como en el taller de autor, que acrecienta enlaces con la segunda generación poética de posguerra
  De cuando en cuando, los síntomas de la enfermedad condicionan su salud o empujan a temporadas de ánimo sombrío. Pero la radiografía general de este periodo se expone con tranquila objetividad, como si fuese trazando una estela de sueños cumplidos, a pesar de su conocida inestabilidad emocional.
   Poco a poco adquiere su pleno sentido un verso premonitorio: “Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde”. El invierno vital establece una perspectiva crepuscular en la que el sujeto adquiere razón de una travesía transitoria. Se recupera de una fatigosa bronconeumonía que acentúa su humor sombrío. Los años cumplidos comienzan a sumar erosiones. La historia del país tras la muerte de Franco entra en un interludio complejo donde no siempre se sortean los resabios franquistas. Varias notas reflejan la detención del dramaturgo Albert Boadella por la representación de la pieza teatral La torna. El director será sometido a un severo proceso judicial, tras un consejo de guerra.
   Retornan los hábitos, viaja de nuevo a Filipinas y asume responsabilidades empresariales. Cada vez muestra una mayor dependencia afectiva de Josep M., pero sus vaivenes emocionales persisten. Incluso el diario se convierte en una enojosa tarea obligatoria que solo retoma en 1985, cuando se le diagnostican los primeros síntomas del sida. Las páginas autobiográficas de 1985 son la crónica del viaje final hacia ninguna parte.
  El hábito del diario requiere coherencia y dejar que pase la tentación continua de embellecer el pasado. La escritura de Jaime Gil de Biedma abre los ojos con la claridad apacible de la amanecida y en ella se diluyen los límites del yo para convertirse en literatura y existencia, sin trasfondo, con la respiración ajustada de quien cumple trayecto hasta la última estación.

                                                                                     JOSÉ LUIS MORANTE

viernes, 23 de agosto de 2019

IDEAS DE GRANITO

El silencio de Gredos
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana


IDEAS DE GRANITO

Olvídate de mí, si estás conmigo

LUIS GARCÍA MONTERO

. Cualquier derecho a decidir al margen de la ley es sospechoso. Tiene una naturaleza ficcional.

. Ninguna piel esconde las heridas contiguas.

. Tomar la calle, ese gesto estridente que convierte la convivencia en parodia.

. No soy mejor que tu, pero sospecho que tampoco peor. Ambos tenemos un mismo peso muerto en la cabeza; ideas de granito.

. Ese estar inquietante de los que desconocen que libertad es responsabilidad.

. Sigo exiliado en el viento interior del pesimismo.

(Aforismos de verano)



miércoles, 21 de agosto de 2019

LABORES DE PODA

Naturaleza muerta



PODA

El hielo presentía la hoguera,
La muerte venteó la juventud.

PERE GIMFERRER

   Aplicó su indeleble afán corrector en la poda de un árbol gigante. Afanoso, lo convirtió en arbusto. Reiteró su actitud al día siguiente y logró que la silueta arbustiva mudara en rama. Siguió cercenando aquel relieve hasta que tuvo la levedad difusa de un brote germinal. Desnudo y frágil, el frío de la noche  agostó la mínima resistencia.
 Salvo él, nadie se dio cuenta de aquel nacimiento en la nada. Su aridez buscó senda temprano, para proseguir el despojo en otro sitio.

(De Cuentos diminutos)




lunes, 19 de agosto de 2019

RICARDO VIRTANEN. BAZAR DE ESQUIRLAS

Bazar de esquirlas
Ricardo Virtanen
Editorial Renacimiento
Colección A la Mínima
Sevilla, 2019



LA VIDA EN SERIO


   Con el libro Bazar de esquirlas, integrado en la prestigiosa colección A la Mínima en la editorial Renacimiento, Ricardo Virtanen (Madrid, 1964) retorna al aforismo, subgénero en el que ha dejado hasta la fecha tres títulos: Pompas y circunstancias (2007), Laberinto de efectos (2014), y El funambulista ciego (2019). Tan fértil legado demuestra la importancia central que el escritor concede a ese oficio del pensamiento. La escritura concisa es capaz de fabricar miniaturas expresivas, relámpagos de lucidez que postulan una manera de acercarse al entorno, a ese ruidoso litoral de una realidad mudable. Aunque es evidente que Ricardo Virtanen –y ahí están sus últimas publicaciones para corroborar el apunte- entiende la literatura como un marco escénico capaz de acoger el cauce poético, la autobiografía, el ensayo o el quehacer editorial al rescate bibliográfico de nombres propios como Emilia Pardo Bazán, Luis Alberto de Cuenca, Aurora Luque o Pilar Blanco Díaz.
   Los aportes de Bazar de esquirlas compilan un recorrido  creador fechado entre 2015 y 2017, lo que permite conocer el primer plano del aforismo y su actualidad estética, tras más de una década de cultivo personal, en la que sigue perdurando el intangible misterio del minimalismo expresivo, siempre sorprendente e imprevisible. La obra integra una ventana crítica a modo de introducción, el breve ensayo “Una sublime imposibilidad”. En sus párrafos Ricardo Virtanen clarifica la formulación semántica de esta estrategia expresiva y su contemporaneidad en un presente proclive a lo fragmentario. Conecta de paso el aforismo con otros formatos como el haiku y el diario, como se percibe en la práctica de algunos moralistas franceses, y en Canetti, Cioran y Jules Renard. Por tanto, la esquirla sería una síntesis, con afinidades con la greguería, el esqueje elíptico y un pensamiento poético en cuyo andamiaje se asienta la cotidianidad.
   Tras citas de Emerson y Cioran, las esquirlas se secuencian en cinco tramos y dejan al alcance de la mano un decir despojado cuya pupila enfoca interiores y entorno. Cada frase está marcada por la sutileza y por los contrastes del discurrir existencial, esas mutaciones inadvertidas que permiten “Asombrarse y seguir siendo el mismo”. El trayecto cognitivo nunca concluye, ni depara la quieta solidez de la certeza, “La única certeza es que no sabemos y queremos conocer”; “La verdad siempre la imagino como un pomo en la puerta”. Esta vigilia indagatoria concede a la tesela aforística una razón de ser: “Un aforismo tiene la virtud de convertir en movimiento la idea más peregrina”.
   No son pocos los instantes en los que el pensamiento indaga los límites del ser: “Yo soy yo, pero podría ser otro sino mediara un abismo de por medio”, “El tiempo confirma una entelequia a la que nos aferramos para captar la sensación de ser reales”. Virtanen es consciente de que la solemnidad moralista requiere paréntesis más livianos, esos claros en el bosque que rompen la inercia recurriendo al humor. De este modo, cada segmento textual, bajo el epígrafe “Humorismos” integra subconjuntos donde amanecen recursos distanciadores como el humor, la ironía, o el trazo paródico: “El humor desestabiliza a los intransigentes. La ironía los inmaterializa”. 
   El aforismo nunca ignora la condición temporal del yo subjetivo y la declinación de cualquier certidumbre en ese pautado caminar hacia la ceniza. El fluir de la conciencia adquiere con el tiempo un tono conclusivo: “A la vida no hay que darle demasiadas vueltas. Acaso tomárnosla como una autopista recta que avanza fugaz hacia la nada”. En Bazar de esquirlas aflora una sensibilidad dispuesta a entrelazar voluntad y exploración; nunca se siente ajena a esos mínimos sucesos que pasan por el tamiz del pensamiento: “las ideas brotan en mí sin ton ni son, como sarmientos en un campo abandonado”. Cómoda tras su epitelio filosófico, la nueva entrega del poeta, músico y profesor Ricardo Virtanen es un punto de encuentro entre verdad y lucidez, las instrucciones luminosas de “un manual ético y estético para valorar nuestro tiempo”

  

sábado, 17 de agosto de 2019

AFORISMOS DE DEFINICIÓN

Equilibrio



MÍNIMO DICCIONARIO


Aforismo: equilibrio en la ramas secas

Andamios: umbral de muros y ruinas

Cuerpo: elemento que en verano mantiene una relación transitoria con el mar.

Deterioro:  zumo frío de la senectud.

Ella: hacinamiento de inteligencias múltiples, con efectos secundarios

Espectador: oficio visual del jubilado.

Espejismo: secuencia en blanco y negro de la propia identidad.

Extranjero:  el otro interno.

Imprecisa: área geográfica de cualquier utopía.

Inapelable: sabiduría conclusiva de la vigilia.

Memoria: narradora caótica, con tráfico intenso
.
Nacionalismo: Tendencia a la continua fragmentación mental y física.

Niebla: distorsión ocular con pretensiones estéticas.

Ombligo: punto central en la fisiología del ego.

Semilla: gesto cordial donde se dan la mano sequía, tiempo y árbol.

Sombrilla: círculo colorista de la pereza.

Utopía: vuelo vertical con alas de cera.

Verano:  pausa larga en las constantes vitales.

Viaje: impulso narrativo que germina al regreso.


(Variaciones para un diccionario estival)




jueves, 15 de agosto de 2019

KARMELO C. IRIBARREN. UN LUGAR DIFÍCIL

Un lugar difícil
Karmelo C. Iribarren
XL Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla
Visor Libros
Madrid, 2019


AL ATARDECER


   Miramos en silencio las formas simples de lo cotidiano. Si cerramos los ojos, expanden sensaciones de inercia y quietud. Están ahí, casi inadvertidas, moldeando un tejido aleatorio de mutaciones, desgastes y monotonía. Es en ese estar donde el asombro de lo insignificante se hace nota discorde en los pentagramas de la percepción. Delante del observador, una anestesiada realidad dispuesta a la mirada aprensiva mientras nace la luz, como si alguien pulsara el interruptor y abriese una brecha de claridad. La realidad entonces se trasforma en  paisaje interior.
   Así nacen muchos de los argumentos de Karmelo C. Iribarren (San Sebastián, 1959), cuya obra completa –salvo el madrugador cuaderno Bares y noches (1993)- se integra ya en el imprescindible catálogo de Visor; Poesía completa (1993-2018) corrobora que el corpus lírico es un recorrido repleto de aciertos dentro del panorama poético contemporáneo, que sigue creciendo fuerte.
   Con sus poemas más recientes, compilados bajo el epígrafe Un lugar difícil, el escritor consiguió el XL Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla. En ellos deambula un personaje de mediana edad, sosegado y reflexivo, que justifica esta cita de Antonio Machado: “…El sol murió… ¿Qué buscas, poeta, en el ocaso?”  La madurez vital deposita en los textos otro yo biográfico, un hombre tranquilo que acomoda el deambular a la temporalidad. La pericia existencial exige un impulso de aceptación que obliga a sentir lo cotidiano como presente continuo. El alter ego ha aprendido a habitar la soledad: “Hace tiempo que decidí quedarme al margen / de un tráfago de gentes y de ideas / que no me dicen nada, / en las que no me reconozco. “.  (P. 14). El periplo singular avanza hacia la última costa y eso convierte el hecho de vivir en un refugio cercano, en el que a veces, sobrevive una plenitud desconocida. Al alcance de la mano duerme un entorno desapercibido, hecho de singularidad y momentos únicos que se idealizarán después entre los pliegues de la memoria. En los recuerdos vuelven los escenarios del Barrio Viejo con tus rostros familiares, sus rincones umbríos y su anecdotario de la contingencia, esos destellos de vuelos ligeros que pasan rozando el aire.
   La inercia de cada amanecer parece un reiterado ejercicio de hipnosis para profundizar en el fracaso. El sujeto esperanzado deja sitio a “un tipo descuidado, huraño y pesimista” adentrándose en el otoño. Pero no se ha perdido el deseo de abrir puertas al asombro. Quien reflexiona confía en descubrir el misterio de la existencia, ese lugar donde el sueño alza espejismos que ocultan el camino de vuelta.
   Algunas anécdotas subjetivas dejan el campo abierto al encuentro con las indagaciones críticas más transitadas en la práctica poética de Karmelo C. Iribarren: el carácter autobiográfico y la indiscutible base realista del espacio lírico. Se recupera la figura del padre, muy pronto ausente en el proceso vital del escritor, que ahora inspira una “Carta al padre”, como si todavía fuese posible responder a la inocencia del niño perdido en el tiempo. Y persisten la lluvia, los domingos, las mujeres y esas dudas de costumbre, como perennes acompañantes de la soledad diaria: “Me pregunto / cuántos volverán a casa / sólo / porque no tienen / otro lugar a donde ir”.
  Se ha resaltado siempre el propósito formal del poeta y su querencia por el texto breve, que resuelve su nudo semántico con mínimos elementos y con un final hondo y sugerente, que suena casi con la fuerza conclusiva del aforismo. El poeta rompe en la última composición esa norma escritural para cerrar el libro con un poema de inusual extensión que, por sí solo, es un apartado. bajo el epígrafe “Ya lo veo acercarse”. La personificación del tiempo otoñal, como un hombre común que tiene llena de fantasías la cabeza y regresa a los sitios de siempre, es un techado contra la intemperie hecho de emotividad y fuerza sentimental.
  La poesía de karmelo C. Iribarren es una refutación del aburrimiento. Invita a conocer la realidad con la mirada de un observador que descubre un proceso fenomenológico de causas y efectos y un íntimo abrazo entre vida y escritura.  Singular y reflexiva, en los poemas de Un lugar difícil el valor perdurable de una filosofía que expande su luz sobre el barro salobre del discurrir. Poesía machadiana que suena como un borbollón de agua clara.



 
        




martes, 13 de agosto de 2019

TEMPORADA ALTA (APUNTES PARA EL DIARIO)

Conversación



FERRAGOSTO

La jornada más desaprovechada de todas
es la que no hemos reído

NICOLAS DE  CHAMFORT


En temporada alta, a solas con la amanecida, también el mar parece frágil, cerrado por reformas.

A centímetros del rompiente, el poema se queda suspendido, ingrávido, sin palabras. A veces tose silencio.

Sentados frente al mar, las olas tatuaron las pupilas.

Minimalismo cromático. Todo es azul. Los aderezos playeros han desaparecido. No hay sombrillas, hamacas, cocodrilos neumáticos… Alguien me dice que están dormidos en supermercados chinos para un futuro reciclaje. Allí los catalogan y etiquetan para que no se pierda el sentido de la propiedad: turista A, turista B, turista C, turista H. No usan nombres propios; a los comerciantes chinos todos los turistas europeos les parecen iguales.

Sigo perdiendo oído, las confidencias marinas me llegan encriptadas. Modo avión.  

El mar nunca traspasa el umbral del olvido. Reconoce a quien mira. Pero establece una distancia íntima.

(Apuntes para el diario)




domingo, 11 de agosto de 2019

HESNOR RIVERA. GRAMÁTICA DEL ALUCINADO

Gramática del alucinado.
Y otros poemas inéditos
Hesnor Rivera
Colección Memorial
Fundación La Poeteca,

 Caracas, Venezuela, 2019

LOS GIROS DEL AZAR

   La reflexión prologal de Hesnor Rivera (Maracaibo 1928-2000) en Gramática del alucinado. Y otros poemas inéditos cuestiona un asunto didáctico: la asimilación por parte del alumnado infantil y juvenil de inventarios gramaticales básicos. Y la conclusión del desaparecido poeta es negativa. Es un territorio de desajustes porque el sistema docente convencional ha convertido el recorrido por la gramática en un páramo yermo, en esa disciplina polar que transforma la esencia del idioma en una obligación desmotivadora. Con tal conclusión, Hesnor Rivera quiere establecer en Gramática del alucinado. Y otros poemas inéditos una hendidura para liberar el dinamismo de la imaginación. El poeta fecha el breve texto en 1996, el mismo año en que concluía los poemas de un libro que ha permanecido inédito hasta la fecha.
  Han trascurrido más de dos décadas desde la conclusión de aquel apunte programático y el lector que ahora se acerque a los textos hallará una escritura despojada y directa, casi en un registro coloquial que argumenta, más allá de la propuesta programática, que “La poesía siempre / es otra cosa”; el acto escritural es un elemento vivo y cercano, intangible; una brizna de magia que contradice el rostro desgastado de la realidad para humanizar lo que toca.
   El poema se transforma en una cartografía de la imagen, capaz de trastocar los estadios de la temporalidad. Recrea estratos temáticos enriquecidos con nuevos significados y encuentros para que el segmento lineal que aglutina pretérito, presente y futuro se haga un lugar “Donde los recuerdos, cobran / las apariencias de las profecías / sobre el final de los combates / entre el amor y la muerte” (Pág. 9).
   Los títulos de las composiciones trazan sus sendas en torno al temporalismo, como si cada indagación en el sujeto o en el entorno invitara a caminar a tientas por lapsos o intermedios definidos como espejismos de permanencia aleatoria. Conviven el pasado mudable y el futuro indefinido, un presente gastado y un ayer activo que camina hacia el mañana para definirse con otra identidad. Esas constelaciones cronológicas perduran en una extraña convivencia, intactas, alumbrando sueños, buscando la seducción de la noche y sus caminos de conocimiento para preservar la intensidad del misterio y su fascinación incesante. Así adquieren los poemas ritmos alucinados, donde el discurso lógico se rompe con asociaciones insólitas.
   El apartado “Otros poemas inéditos”, compuesto por textos escritos entre 1988 y 1992, emplea un título abarcador, proclive a la apertura argumental. El comienzo de la sección “Tu edad y el mundo”, con íntima dedicatoria filial, abre puertas a la confidencia. Las palabras refuerzan el mensaje apelativo para avanzar en un diálogo en el que se bifurcan cartografías oníricas por donde caminan los fondos  de los sueños y las sombras de lejanas presencias. En este conjunto de poemas, el recuerdo despierta para reconstruir vivencias que acaso no hayan existido nunca o para recordar que el sentimiento amoroso es núcleo básico de cualquier identidad.
   En la percepción desde el asombro las cosas renuevan su semblante, dejan su apariencia inmóvil para vestirse con significados cambiantes que amanecen en el vendaval del tiempo. En esa aventura incierta se precipitan indicios que entrelazan memoria y sueño, una evocación que suena a melancolía y ausencia, pero también a los mejores cimientos del ser, a esas sumas gastadas del discurrir en el que se refugian las presencias centrales que nutrieron el viaje existencial.
   La voz plural de “Epílogos” aglutina un poema perteneciente a Persistencia del desvelo, junto a un texto crítico de Valmore Muñoz Arteaga. El breve ensayo explora afinidades poéticas generacionales con Juan Sánchez Peláez, Adriano González León y José Lira Sosa, y el fortalecimiento singular de un itinerario que asume recursos estéticos del romanticismo alemán y del surrealismo. La hija del poeta, Celalba Rivera Colomina añade un recorrido elegíaco y evocativo que sirve de homenaje a la personalidad paterna.
   De todos los amantes de la buena poesía  es conocido el incansable quehacer de la Poeteca de Caracas y de su colección de poesía, coordinada y dirigida por Jacqueline Goldberg, por amparar y difundir proyectos literarios de calidad en una cronología social de carencia e inestabilidad colectiva. La edición de Gramática del alucinado recupera un legado que revalida la imaginación en el poema y engrandece en entorno con aportes simbólicos y giros metafóricos. Los versos ofrecen una grieta visible para que aflore una poesía diáfana, indagatoria, atenta al trayecto sentimental del sujeto, que eleva la voz para depositar junto al sujeto la memoria encendida del tiempo.  




    

viernes, 9 de agosto de 2019

OFICIOS DESAFECTOS

Lo demás es silencio
Fotografía
de
Internet



OFICIOS DESAFECTOS

A Luis Miguel Malo Macaya,
 por su amistad  y por hacer de su muro
una geografía poética tolerante y plural
  
Solo su opinión mantiene las constantes vitales; las opiniones ajenas son lápidas.


Censores correctores, enterradores de textos  y taxidermistas verbales nunca desisten; siguen al pie de la letra los férreos manuales del no.

La poesía fue escrita para la lectura, no para llenar los tiempos inocuos de oficios desafectos.

Ese regodeo estruendoso de quien descubre una errata escondida en el último recodo, como si fuese un fenómeno insólito que muda el universo.

Para bandearse por el discurrir existencial, qué necesaria la disposición sin tregua del censor. Como el inodoro de una casa.

Agobiante sensación de soledad … Y la necesidad de estar cerca de alguien a quien insultar.

Utilidad contrastada. La estridencia es el andamio doméstico más eficaz para aupar a los parásitos que se nutren de otros.

La pupila intolerante mira desde lejos.

El corrector necesita el magisterio de otro censor experimentado y popular, alguien que realce su sombra como si fuese un epitelio de tolerancia ecuánime.


(Contra la intemperie digital)




miércoles, 7 de agosto de 2019

BAJO LA SOMBRILLA (ENTREVISTA)

A pie de playa
(Oropesa del Mar, Castellón)
Fotografía
 de
Adela Sánchez Santana



BAJO LA SOMBRILLA

 (Entrevista a José Luis Morante)

Biblioteca LES AMPLARIES

Oropesa del Mar, Castellón, agosto de 2019


¿El mar es un bolero?

Cualquiera que se acerque al mar en las primeras horas de la amanecida y recorra el suelo húmedo y arenoso, escucha de inmediato un chorro de voz repleto de emociones y el pentagrama azul de los boleros…

¿Es posible la lectura bajo la sombrilla?

Los sentidos están sometidos a una intensa terapia visual; la lectura se disgrega, se ralentiza, se fragmenta y cuando retorna prefiere las formas breves: aforismos, microrrelatos y naturalmente los poemas. El verano exige otra forma de leer,

¿Qué títulos en su mochila de verano?

Traje un par de bolsos porque desconozco todavía cuando regresamos a la rutina, y entre ellos está Poesía completa (1993-2018) la obra completa de Karmelo C. Iribarren, editada en Visor,  que es una terapia escrita contra cualquier aburrimiento y contra el spleen del  verano; también Relámpagos de lucidez obra ensayística de Javier Recas, editada por Biblioteca Nueva sobre el arte del aforismo y algunas revistas literarias en papel como Ïnsula, que ha editado un monográfico sobre el aforismo de altísimo nivel bajo la coordinación de Josep M. Rodríguez… Además, mis hijas vienen a vernos el fin de semana y nos dejan en las manos los libros que dormían en el buzón de casa…    Aquí también hay que comprar nuevas estanterías.

¿Sigue conectado a la actualidad literaria?

Sí, no soy capaz de vivir la literatura a tiempo parcial; para mí la literatura es media vida, la otra media también. Por tanto, dedico algunas horas de la mañana a trabajar en proyectos acordados y con fecha de entrega, respondo el correo y de cuando en cuando escribo algunos aforismos y reseñas…

¿Qué nombres propios resaltaría?

El fallecimiento de Carmen Jodra, tan joven, me ha convulsionado profundamente. Es terrible. En los inicios del siglo, en plena marea celebratoria de Las moras agraces invitamos a Rivas a la poesía. Era tímida y estaba desbordada por la repercusión de su poemario que había trastocado su existencia; se alejó pronto del foco mediático y su segundo libro, reconocido con un premio menor, pasó casi sin voz. La muerte está ahí, insomne, dura, y cualquier felicidad es un estado transitorio. 

¿Y la censura a Luis Pastor?

Es repulsiva y vergonzosa, como si se recuperase el espíritu más rancio del franquismo censor. El papel del cantautor sigue molestando al poder por su voz crítica. Conozco muy bien a Luis, somos vecinos y amigos y alguna vez pensé en editar sus canciones y hacer un prólogo extenso y clarificador de su recorrido musical…El libro se fue haciendo pero nunca vio la luz porque otra edición hizo lo mismo y me quedé fuera… En fin, la realidad es siempre azarosa y extraña, pero me alegra mucho el sentimiento de solidaridad que se ha generado en torno al cantautor. 

¿Sigue su trabajo crítico a pie de mar?

No tengo más remedio; debo entregar dos ediciones en octubre y aunque su formato final estará listo en septiembre, no descuido los afanes correctores ni las notas. Así que entre los pliegues de las olas, mi voluntad literaria  camina por los senderos habituales… Camina a solas y despacio.       


lunes, 5 de agosto de 2019

AFORISMOS DESDE EL FARO

Tierras Altas
(Escocia)
Fotografía
de
Javier Cabañero Valencia


AFORISMOS DESDE EL FARO

Despertar es siempre una sorpresa

ANTONIO PORCHIA

Escribía aforismos; le gustaba patinar sobre zancos.

Voluntad continua para especializarse en el autorretrato. Pero no encontraba modelo.

En la consulta, frente al doctor, bajo los ojos. Confieso mi adicción. Una y otra vez recorro una llanura escrita.

Escribir es vencer el miedo. La literatura es un acantilado que reclama el salto.

Mientras estoy en ella, la realidad es un espacio en blanco.

Para explicarme uso el silencio. Se entiende mejor.

La felicidad atestigua demoliciones. Lo que pudo haber sido.

Enfermé de ausencia. Nunca estoy. Si vuelvo retorno amorfo e impreciso, como si me hubiese perdido en el camino.

Las máscaras engañan cuando mienten, y cuando dicen la verdad.

Sobre el dintel de cada aforismo alerta un dictum preventivo: aquí hablar mucho cuesta caro.

AFORISMOS DE VERANO



domingo, 4 de agosto de 2019

HÁBITOS

Hacia dentro
Fotografía
de
Internet


HÁBITOS

Un hombre solo es mucho
para un hombre solo

ANTONIO PORCHIA

Pienso en ti casi siempre;
las otras veces, pienso en ti.

                   (De Ecuaciones vitales)