sábado, 8 de febrero de 2025

ESCRIBIR EN RIVAS

Entrevista en casa sobre revistas literarias
Rivas Vaciamadrid (Madrid)

 

ESCRIBIR EN RIVAS

 
   Hace unos un poeta joven me pedía organizar una presentación en Rivas de una novedad poética. Respondí con cierto desánimo que la asistencia a los eventos literarios en la localidad está bajando de forma alarmante. Tal vez sea la percepción subjetiva de un hombre cansado, o acaso la competencia desleal de tantas plataformas digitales y tanto gimnasio. Hace unos años -mis álbumes de fotos lo confirman - Rivas era una localidad puntera y de avanzada que acogía cada semana una lectura poética de las mejores voces . Ahora todo tiene la cadencia del recuerdo, de ese mirar atrás que nos convierte en estatuas de sal. Queda la gratitud por lo que ha sido y agradeceré siempre la buena disposición y el clima general de colaboración de la Concejalía de Cultura y de la Universidad Popular, que han hecho posible el nacimiento de la revista Luna Llena, una iniciativa de un grupo de amigos y vecinos empeñado en que la creación literaria llegue a la inmensa mayoría, como manifestó en su día Blas de Otero. "Queremos que la poesía esté en la calle, como la rosa o el pájaro y sea un hecho medible y constatable…” Así comenzaba la presentación del  número cero de la revista Luna Llena en la ya desaparecida estructura provisional de la Universidad Popular en 1990, cuando nuestro municipio apenas contaba con unos miles de habitantes que iniciaban una nueva aventura personal, todavía por hacer. Y ese proyecto fue mi primera inmersión en el tejido asociativo de Rivas. Desde entonces han transcurrido más de treinta y cinco años, he participado en decenas de citas culturales y he escrito más de treinta libros que alternan poesía, ensayo, aforismos y autobiografía.
   Nunca he creído en la idea de un creador desgajado de su contexto. Soy un ciudadano que vive con intensidad los pormenores diarios de la calle y que intenta reflejar en la página los rasgos figurativos de un entorno común que engloba la individualidad y lo colectivo. Por eso, creé a principios de los años noventa la revista Luna llena, propuse los talleres literarios municipales, coordiné durante una década la revista gráfica y de textos Prima Littera y estuve compartiendo la primera fila de las Jornadas de Historia de Madrid, que fusionaban historia, arte y literatura, y tuve un papel activo en el ciclo Una biblioteca, un libro que trajo a la biblioteca José Saramago y al Centro Federico García Lorca a los mejores poetas y narradores del momento, convirtiendo la cita con la lectura en un hecho cotidiano. Con nosotros José Hierro, Francisco Umbral, Ángel González, Luis Mateo Díez, Almudena Grandes, Juan Manuel de Prada, Andrés Trapiello, Francisco Brines, Félix Grande, Francisca Aguirre, Clara Sánchez, Ada Salas y tantos otros que sembraron dedicatorias y abrazos, que hicieron de mi biblioteca una casa sosegada y llena de luz.  
   Aquellas iniciativas siempre tuvieron un refrendo de público notable. De hecho, muchos invitados elogiaron, una y otra vez, el peculiar carácter del público ripense y esa manera de confrontar sus versos con sensibilidades despiertas y receptivas. Y la repercusión de los eventos programados fue grande porque las revistas de información local  siempre prestaron sus páginas con generosidad a la literatura.
   Ahora, cuando la ausencia de público amenaza con segar cualquier iniciativa, Rivas se ha consolidado como municipio y ha hecho de la cultura una de sus señas de identidad. Sus instalaciones, servicios y programaciones no tienen parangón con otros municipios madrileños. Pero se corre el riesgo de que lo conseguido en tantos años de esfuerzo se volatice. Conviene, pues, estudiar otras formas de financiación, disponerse a ser generosos, aportando  ideas y recursos.
  Mi postura personal es conocida. La cultura no pertenece a ningún monopolio ideológico ni depende de la voluntad de un cargo público transitorio; es una obligación intrínseca a la persona, un derecho y un deber. Y en eso estamos, con el folio sobre la mesa, el ordenador encendido y la ilusión inalterable de seguir andando por las calles de Rivas  “verso a verso”. 



viernes, 7 de febrero de 2025

CORTAR EL TIEMPO CON LA MANO

Ávila, 1972
Estudiando COU

 

CORTAR EL TIEMPO CON LA MANO

 
 
 
El pesimista es tan clarividente que anticipa el fracaso.
 
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La autobiografía convierte a otro en protagonista.
 
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Ideas de saldo; necesitan un lenguaje primario, como esos productos de consumo que se adquieren en los minoristas chinos.
 
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No siempre fue pasado e invisible.
 
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Alza construcciones con andamios de humo.
 
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Hay comportamientos que tienen la grisura de las aguas fecales, y el mismo olor.
 
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La derrota es parcial si alimenta un estado de escucha; la posibilidad de gestar una existencia nueva, que tome el vacío como punto de partida.
 
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Los espacios intermedios confunden márgenes y periferia y se expanden en las dos direcciones.
 
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Pasan años abriendo itinerarios. Los que llegan, olvidan el trayecto de vuelta.
 
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Los discursos vacíos crean vínculos estériles entre las palabras.
 
                                         
 
Cada náufrago reclama para sí la madera raída
 
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No están cerca o lejos. No están.
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Tomo el té a diario con mis limitaciones, para recordar quién soy.
 
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Cualquier soledad está repleta de encuentros.
 
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Colecciona fósiles. Quiere entender el tiempo sin la atribulada nebulosa de lo inmediato.
 
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Derrumbar es ocupación de dinamiteros; reconstruir, oficio de arquitectos; y preservar, labor de artesanos.
 
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Aprendizaje. Esa larga senda entre la biología y el ser cultural.
 
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Percibo contornos con la precisión ambigua del miope.
 
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Valoro mucho la inclinación kafkiana de su periplo personal. Suelo repetir sus itinerarios.
 
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Las biografías ficticias enderezan existencias insensatas.
 
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Certeza insoportable: sé que tengo un precio.
 
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Libertad,  para sembrar amapolas en un paisaje ártico.
 
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El optimista define el caos como una narración abierta.
 
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Cuando se pide imaginación a la rutina, balbucea.
 
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El barrio residencial de la función crítica está lleno de deudores, amigos y vecinos, que intercambian favores a diario.
 
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( De  los libros Mejores días, De la Luna Libros, Mérida, 2009)
 y Motivos personales, La isla de Siltolá, Sevilla, 2015)





jueves, 6 de febrero de 2025

Entrevista a JUAN JOSÉ MARTÍN RAMOS

Juan José Martín Ramos (Madrid, 1961)
Editor de Polibea, narrador y aforista

 

1 - ¿Cómo nace la editorial Polibea? ¿En qué proporción se han cumplido aquellas expectativas iniciales?

POLIBEA nació hace cuarenta años como una editorial dedicada a la información sobre discapacidad a través de publicaciones técnicas periódicas. Nació en un momento de gran concienciación sobre el colectivo de personas con discapacidad, sobre sus derechos, sobre su reivindicación de la diferencia que hoy, desgraciadamente, se ha diluido un poco en favor de otros colectivos más mediáticos. En ese contexto hace 15 años se decidió abrir una línea editorial literaria no comercial, que empezó con la colección de poesía “El levitador”, a la que siguió la de prosa, “La espada en el ágata”; la de traducción, “Orlando Versiones”; la de poesía latinoamericana, “Toda la noche se oyeron…”; la de libros descatalogados, “Fuera de lugar”; la de literatura breve, “Pasión de lo breve” y el Premio Javier Lostalé de Poesía Joven.  

2 -  Qué momentos de esta larga trayectoria del catálogo de Polibea recuerda con más satisfacción. ¿Cuáles, también, han abierto puertas al desánimo y la frustración?

El trabajo de cualquier pequeña editorial independiente hoy es un trabajo, como he leído en una publicación sobre este asunto, que se realiza “a pulmón”. Y, siguiendo con esa metáfora deportiva, que a mí me pareció muy acertada, en esta labor hay muchos momentos de apnea que llegan verdaderamente a la asfixia total. De otro lado, el hecho de que haya muchas editoriales independientes y, por otro, muchos autores, hace que cada libro irrumpa como una gota de agua en un océano, en el que termina diluyéndose. A pesar de todo ello, la labor editorial se realiza con cierto espíritu aventurero y de descubrimiento que te anima a seguir, como cuando te llegan determinadas joyas que te sientes orgulloso de haber contribuido a su conocimiento y divulgación… Aunque, como  decía antes, todo termine diluyéndose en el océano librero. Debo suponer que al lector que haya recibido esas joyas le habrá dejado una marca más indeleble… En  eso confío. 

3 - ¿En qué modo son compatibles los papeles de editor y escritor?

 Desde el punto de vista práctico y logístico son completamente compatibles. Desde otro punto de vista, tu visión de lo editorial termina contaminando tu escritura en la medida en que si ves que ciertas joyas que has editado han pasado sin  pena ni gloria, empiezas a pensar que lo que escribes correrá inevitablemente la misma suerte y el esfuerzo termina resultándote baldío. 

4.-La lectura de poesía sigue siendo minoritaria y el número de ventas es muy reducido. Cómo responde a estos efectos secundarios que alimentan estados de ánimo crepusculares. ¿El editor está abocado al diván del psiquiatra?

El editor, por supuesto, está abocado al diván del psiquiatra. Pero decía Scott Fitzgerald que “uno debe saber ver que las cosas son absolutamente imposibles y, sin embargo, estar dispuesto a intentarlas”. 

4 – Editar concede al lector un paisaje de totalidad. Cómo definiría el momento creador presente en las distintas estrategias expresivas: poesía, novela, ensayo, aforismos…

De estos géneros que mencionas, el de aforismos parece que está viviendo un momento dulce, a pesar de que, como en todo, la proliferación conlleve a la confusión, al abuso de la fórmula, a cierta adulteración del género. La poesía, la novela, el ensayo, y también el teatro, a los niveles en que se mueven las editoriales independientes, están atravesados por el impulso poético, literario, el amor a la palabra y el pensamiento, independientemente de que luego el resultado de cada obra sea mejor o peor, eso es otra cosa. Quiero decir que debo suponer que no es lo mismo escribir sabiendo que tu libro lo van a leer dos millones de lectores que apenas unos trescientos (que muchas veces ni a eso llegan). En ese sentido digo con verdadero convencimiento que la verdadera literatura se encuentra en las editoriales independientes y, al decir eso, pienso en la distinción que hacía Juan Goytisolo entre literatura y producto editorial. 

5.- Lectura, Maquetación, Publicación, Distribución, Presentaciones… constituyen las aceras cotidianas del trabajo editorial. ¿En cuál se siente más cómodo?

Sin duda alguna, en la lectura y maquetación, porque son trabajos solitarios. 

6.- Todo proyecto cultural exige un diálogo de colaboración y cercanía, un quehacer hombro con otros en el que resultan imprescindibles las tareas de unos cuantos nombres. ¿Quiénes están en su mesa de trabajo?

Efectivamente, uno no está verdaderamente solo en esta labor, y se realiza con el concurso de amigos, como en  mi caso, los directores de algunas colecciones de nuestro catálogo, como Verónica Aranda, José Tono Martínez, Aitor Francos y Manuel Neila, o el grupo de amigos escritores que forman parte del jurado del Premio Javier Lostalé, o los amigos escritores que forman parte del catálogo con algunos de los cuales se  pueden, y de hecho así ocurre, establecer dinámicas de colaboración, intercambio de ideas, diálogo… 

7.- El plan de trabajo es siempre un recorrido pactado. Qué novedades esperan al lector de Polibea?

Más allá de los nombres, que no querría citar porque la lista es larga y no querría dejar de nombrar a nadie o que alguien se me olvidara, lo importante es que en lo que tenemos por delante, como lo que hemos hecho en estos 15 años, hay poesía y pensamiento, que son los pilares de la creación literaria sea cual sea el género de que se trate, y esperemos que cada uno de los libros que publiquemos encuentre a su lector… aunque sea uno…

8 -  Parece que papel y red digital son el Yin y el Yang, cejijuntos espacios confrontados. ¿Hasta qué punto es deseable la colaboración entre ellos?

Hoy en día las redes son más necesarias que nunca como instrumento de divulgación de la edición independiente, toda vez que los suplementos literarios de los grandes diarios han abandonado la literatura y sólo se centran en el producto editorial. Pero tampoco nos engañemos, dado el nivel masificado de publicación, una reseña tampoco hace que el libro que publicas tenga el impacto que te gustaría que tuviera… Soy muy escéptico en este asunto, de ahí que con el tiempo yo haya elegido una dinámica editorial más “doméstica”.  

9 - ¿Favorece al momento histórico de la escritura actual la gran variedad de temáticas y la facilidad para publicar o para la práctica de la autoedición?

Aunque cada libro sea una gota en el océano, el conjunto de cada una de esas gotas crea o es el propio océano. Y ese océano es el resultado de una gran variedad de miradas, sensibilidades, propuestas, que conforman la literatura. Evidentemente, y por citar a Benjamin, estamos más que nunca en la época de la gran reproductibilidad técnica, de lo que se han beneficiado las editoriales independientes y el mercado de la autoedición, que le hace cierta competencia desleal a las verdaderas editoriales, en la medida en que las obras de autoedición no pasan muchas veces un escrutinio y se publican sencillamente porque el autor paga para que se publique. Está claro que la facilidad de la reproductibilidad técnica facilita la edición masiva y la escritura se ve, de alguna manera, condicionada por esa facilidad. Hay una “edición fácil” que inevitable y desgraciadamente genera una “escritura fácil”. El tiempo pondrá a cada uno en su sitio… o no. 

10.- He vuelto e leer tus aforismos y tienen una evidente carga existencial, no exenta de ironía y escepticismo.  ¿Vivir  y escribir son la misma tarea?

Escribir es una de las muchas tareas que se pueden realizar en esta vida. No creo en el “destino literario”, como tampoco creo en la “llamada de la literatura” ni en que un escritor esté más tocado por los dioses por escribir que otro ser mortal por hacer otra cosa. Mis aforismos intentan, en ese sentido, ser una refutación del valor trascendente de las cosas y la vida, aunque sea en su manifestación pagana. Dice uno de ellos: “Nada es un  destino”. Y todo terminará cayendo en el olvido… aunque sea dentro de cinco mil millones de años cuando parece que el sol se apagará y aquí no quede nadie para dar testimonio de que un día hubo algo que llamábamos poesía. Qué le vamos a hacer…


JOSÉ LUIS MORANTE

(Madrid, febrero de 2025)


 

 

 

 

miércoles, 5 de febrero de 2025

MÁSCARAS

Figuraciones
Archivo de internet

 

Máscara
 
Reposa en el sillón, inoperante,
mi trasnochada máscara de oficio.
Por su silencio asciende
la falsedad creíble,
el material que integra
lágrimas y sonrisas,
el que elude por miedo,
el que pone la brida en el galope,
el que nos colma el vaso
de sanas intenciones
y cordiales deseos,
el que deja razones suficientes
para justificar la amanecida.
 
Su logrado artificio
oculta las estrías.
Se hizo con materiales resistentes.
Con ella se completa mi disfraz.
 
                       
                        (José Luis Morante, de Mapa de ruta) 



martes, 4 de febrero de 2025

PISOS TURÍSTICOS

Jornada Laboral
(Rivas Vaciamadrid, enero, 2025)
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana


 GENTE DE PASO

No sé nada de la inteligencia artificial, ese inquilino ruidoso que alquila los pisos turísticos del futuro.

Habla a menudo en voz muy alta, no para tener audiencia, sino para escuchar mejor las distorsiones de mi propia voz.

Lo peor de los oportunistas en su voluntad de escalada es que consiguen llegar a la meta.

El diván aconseja disimular las quejas con una sonrisa de entretiempo, encerrarse en una habitación acolchada para no despertar entusiasmos caritativos.

Esas presencias que estuvieron alguna vez a nuestro lado y todavía no sabemos por qué.

La libertad individual es solo una reiteración de fugas malogradas.

¿Aquiles o Ulises? Ulises, claro; para caminar a la estación final no se necesitan los pies ligeros sino la prudencia de quien navega con los prejuicios atados a un mástil.

(Aforismos inéditos)
  

lunes, 3 de febrero de 2025

ANTONIO MACHADO. LIGERO DE EQUIPAJE

Antonio Machado
(Sevilla, 1875-Colliure, 1939)

 
ANTONIO MACHADO EN LA POSGUERRA
 
El poeta rescatado.
Antonio Machado y la poesía del “grupo de Escorial”
Araceli Iravedra
Biblioteca Nueva, 2001
 
   La contienda cainita de 1936 dividió la península literaria en vencedores y vencidos y condenó a los últimos a un solapamiento forzoso que no cesaría hasta el arranque de la década siguiente. Lo sufrieron Federico García Lorca, Miguel Hernández y también Antonio Machado. Pero la tradición es un continuo y desde muy temprano existen tentativas de rescate que en su mejor versión corresponden  a la dispersa poesía del exilio y en el interior a la que se denominaría “estética de la rehumanización”. Pocos meses después de la implantación del régimen franquista, existió un claro intento manipulatorio de la herencia de Antonio Machado por parte de la cultura nacionalcatólica. Lo personifican los poetas aglutinados en torno a la publicación Escorial, Dionisio Ridruejo, Luis Rosales, Leopoldo Panero y Luis Felipe Vivanco. Araceli Iravedra investiga este episodio en El poeta rescatado y analiza cómo se conforma su estética al canon oficialista en el prólogo que el director de la revista, Dionisio Ridruejo, escribe para la edición auspiciada por Espasa-Calpe en 1941. Empeñada en reconstruir la actividad creadora bajo postulados falangistas la revista Escorial deviene plataforma aglutinadora en el desolado clima de posguerra; se impone la perspectiva clásica, la vuelta de Garcilaso y los poetas del Siglo de Oro, el rigor formal y una suerte de intimismo transcendido que rechaza la deshumanización del arte. En ese contexto se produce la captación de Antonio Machado a través del artículo “El poeta rescatado” que firma Ridruejo y aparece en noviembre de 1940; el sesgado retrato borra cualquier reflexión ideológica o la enmascara bajo la hojarasca de lo sentimental.
  El magisterio de A. Machado en el discurrir de la década se consolida, junto al de otros nombres de la generación del 98, como Miguel de Unamuno. Alcanza su apogeo en el homenaje de Cuadernos Hispanoamericanos, una iniciativa de Luis Rosales que conmemora el décimo aniversario de la muerte con un número doble. Todas las colaboraciones inciden en un enfoque similar al del grupo escorialense, salvo la de Eugenio de Nora, quien reivindica al sujeto verbal machadiano como portavoz de afanes colectivos.
   La indagación aporta también cómo se concreta en el proceso evolutivo de cada trayectoria la recepción de influencias y concluye que, junto a los abundantes rasgos textuales (dedicatorias, citas, niveles léxicos e intertextualidad), Machado ejerce como modelo idóneo para el desarrollo de una lírica intimista y confesional que hace patente la dimensión existencial del lenguaje; cada verso es eco de un latido. También comparten con el maestro noventayochista la querencia por el verso que mana de lo popular, con ecos del romancero y de la tradición oral y un similar repertorio temático, sobre todo referido al tratamiento del paisaje.
  En el acontecer de la autarquía se buscan raíces y el aire de familia de los predecesores. La maniobra requiere la suma de herencias desgajadas por la guerra civil; con esa voluntad se gesta el episodio de Escorial. El ensayo de Araceli Iravedra proporciona un amplio cuadro contextual de ´la anexión del grupo a un magisterio, cuya voz es palabra en el tiempo, aguja de navegar para voces futuras.
 
                                                                  JOSÉ LUIS MORANTE

domingo, 2 de febrero de 2025

ALCANTARILLAS

Hedor
fotografía
del archivo Istockphoto

 

ALCANTARILLAS

 Hábitat de la noche.

 En la sombra dos puntos luminosos;
una rata furtiva
que no aparta su miedo
del  resplandor lineal de las linternas.
Cerca suena un golpeo monocorde
en el que cada gota
parece dejar sitio a la siguiente.
Igual que pulsaciones
de una sístole histérica.
Su percusión restalla y contagia humedad
al manchón de los muros.
 
Aquí está boca abajo la belleza;
su destello cansado
es una pausa,
provisional y torpe.
 
Llagas ocres ascienden
hasta el negro vacío
de otro túnel.
Más cables, tuberías,
excrementos...
Un denso  chapoteo
sobre el limo que engulle las pisadas.
En el hedor, continuas advertencias
de  un terco desaliño.
 
Pero nada socava
el afán de seguir;
camino a tientas.
Todavía hay un miedo
más oscuro y más hondo,
y sé dónde comienza.

    (Variaciones del libro Nadar en seco, 2022)