Óvulos en la mano Antología comentada Sharon Olds Edición bilingüe Selección, traducción y prólogo de Óscar Curieses Editorial Ya lo dijo Casimiro Parker Madrid, 2023 |
SECUENCIAS
En el verano de 2023 Sharon
Olds (San Francisco, 1942) recibía por su itinerario poético el I Premio Joan
Margarit de Poesía. El reconocimiento a la escritora californiana, que se suma
a una larga lista de distinciones y premios internacionales, impulsó la edición
de Óvulos en la mano, selecto
conjunto de poemas entre mínimas reflexiones en prosa de la autora, con edición
y traducción de Óscar Curieses, poeta, narrador, periodista, traductor y
reiterativo estudioso del testimonio poético de Olds.
La excelente propuesta editorial de Ya lo dijo Casimiro Parker arranca con un liminar del traductor comentando las contingencias de las versiones al castellano, los encuentros personales, las gratas confidencias directas y la procedencia bibliográfica de las composiciones. El muestrario abarca desde la entrega auroral Satán dice, publicada en 1980 y con versión al castellano en el catálogo de Igitur en 2001, hasta El salto del ciervo, que llega a los lectores en 2012. Es un largo intervalo en el que Sharon Olds publica las entregas Los muertos y los vivos (1983), La célula de oro (1987), El padre (1992), considerada por gran parte de la crítica como su obra cumbre, editada en España por Bartleby Editores en 2004, con volcado al castellano de Mori Ponsowy; y Strike Sparks. Selected Poems 1980-2002 (2004) un práctico balance del cauce lírico.
Queda fuera de esta larga senda el último tramo, conformado por Odas (2016), Arias (2019) y Balladz (2023), una etapa de madurez en la que adquiere mayor peso la tradición clásica y el carácter meditativo de las composiciones.
Para entender en su justa dimensión el incisivo diálogo con el intimismo que propone este quehacer versal conviene recordar, como subraya Óscar Curieses, el acercamiento de la escritora al ideario poético de Walt Wthiman y su proximidad a los distintos ámbitos lingüísticos de la generación Beat, en especial a los modos expresivos de Allen Ginsberg. Así forja una obra singular en la que tiene asiento la descarnada angustia existencial, el absurdo del devenir diario en formas básicas de convivencia social como la pareja o la familia, la desnudez expresiva, el afán narrativo y las paradojas de la comunicación entre emociones y pensamiento, entre la configuración del yo subjetivo y el entorno humano que lo rodea.
Buena parte de los textos seleccionados son instantáneas del contexto afectivo, secuencias que proyectan con gran fuerza el testimonio de un mirar solo frío en apariencia. La pupila percibe el álbum del tiempo y las voces nítidas del pasado. Son fotografías amarillas pero llenas de vida y capaces de iluminar una caverna de sombras. Para quien escribe: “La poesía es una forma de acción contundente porque al escribir intentamos cambiar el mundo para que sea mejor”.
Sin recurrir a los espacios de la imaginación, como si sólo fuera preciso el hilo argumental consciente y directo, el poema se nutre de protagonistas cercanos, figuras que son percibidas por la mirada de un testigo implicado, que ve, juzga, interpreta y disiente. El yo camina por la razón de ser de la experiencia, entreteje, con la letra escrita del tiempo, ese estar que despliega conductas y actitudes que van marcando la educación sentimental de protagonistas y secundarios. Los poemas son tendones fuertes; sonidos claros que abren el epitelio poroso de la realidad o cuestionan los pasos de ese puente que enlaza pretérito y ahora. De lo vivido emergen esos primeros óvulos, semillas vivas que habrán de germinar para mostrarnos un mundo sombrío que asoma desde la profundidad y la sombra, donde anidan la soledad y el dolor, los restos de una fiesta de aire espeso que concluyó demasiado pronto.
La edición bilingüe acoge dos textos en prosa. Ponen una coda que ayuda a conocer mejor a la poeta. Se trata de “Carta abierta a Laura Bush” un escrito que responde a la invitación de la primera dama norteamericana en 2005 para asistir al Festival Nacional de Washington. En la breve epístola la poeta declina la invitación y se posiciona contra la guerra de Irak, un conflicto cruel, una invasión justificada con argumentos falsos que tendrá un altísimo coste de vidas humanas. Y, por último, una conversación con el editor de Óvulos en la mano, fechada en septiembre de 2021, con motivo de la jornada inaugural del Master de Poesía de la Escuela de Escritores, donde responde a cuestiones sobre la motivación escritural, el proceso creativo y las impresiones generales sobre su trayecto.
Sharon Olds hace de la poesía una profunda incisión de lo autobiográfico, no como sondeo de una travesía vital concreta, sino como camino existencial representativo de cualquier identidad común y de sus contextos familiares. El poema intensifica los recorridos temporales que cambian el sentido de la verdad desde la racionalidad del lenguaje, ese magma fuerte que construye tras el derrumbe una casa fuerte para lo diario.
La excelente propuesta editorial de Ya lo dijo Casimiro Parker arranca con un liminar del traductor comentando las contingencias de las versiones al castellano, los encuentros personales, las gratas confidencias directas y la procedencia bibliográfica de las composiciones. El muestrario abarca desde la entrega auroral Satán dice, publicada en 1980 y con versión al castellano en el catálogo de Igitur en 2001, hasta El salto del ciervo, que llega a los lectores en 2012. Es un largo intervalo en el que Sharon Olds publica las entregas Los muertos y los vivos (1983), La célula de oro (1987), El padre (1992), considerada por gran parte de la crítica como su obra cumbre, editada en España por Bartleby Editores en 2004, con volcado al castellano de Mori Ponsowy; y Strike Sparks. Selected Poems 1980-2002 (2004) un práctico balance del cauce lírico.
Queda fuera de esta larga senda el último tramo, conformado por Odas (2016), Arias (2019) y Balladz (2023), una etapa de madurez en la que adquiere mayor peso la tradición clásica y el carácter meditativo de las composiciones.
Para entender en su justa dimensión el incisivo diálogo con el intimismo que propone este quehacer versal conviene recordar, como subraya Óscar Curieses, el acercamiento de la escritora al ideario poético de Walt Wthiman y su proximidad a los distintos ámbitos lingüísticos de la generación Beat, en especial a los modos expresivos de Allen Ginsberg. Así forja una obra singular en la que tiene asiento la descarnada angustia existencial, el absurdo del devenir diario en formas básicas de convivencia social como la pareja o la familia, la desnudez expresiva, el afán narrativo y las paradojas de la comunicación entre emociones y pensamiento, entre la configuración del yo subjetivo y el entorno humano que lo rodea.
Buena parte de los textos seleccionados son instantáneas del contexto afectivo, secuencias que proyectan con gran fuerza el testimonio de un mirar solo frío en apariencia. La pupila percibe el álbum del tiempo y las voces nítidas del pasado. Son fotografías amarillas pero llenas de vida y capaces de iluminar una caverna de sombras. Para quien escribe: “La poesía es una forma de acción contundente porque al escribir intentamos cambiar el mundo para que sea mejor”.
Sin recurrir a los espacios de la imaginación, como si sólo fuera preciso el hilo argumental consciente y directo, el poema se nutre de protagonistas cercanos, figuras que son percibidas por la mirada de un testigo implicado, que ve, juzga, interpreta y disiente. El yo camina por la razón de ser de la experiencia, entreteje, con la letra escrita del tiempo, ese estar que despliega conductas y actitudes que van marcando la educación sentimental de protagonistas y secundarios. Los poemas son tendones fuertes; sonidos claros que abren el epitelio poroso de la realidad o cuestionan los pasos de ese puente que enlaza pretérito y ahora. De lo vivido emergen esos primeros óvulos, semillas vivas que habrán de germinar para mostrarnos un mundo sombrío que asoma desde la profundidad y la sombra, donde anidan la soledad y el dolor, los restos de una fiesta de aire espeso que concluyó demasiado pronto.
La edición bilingüe acoge dos textos en prosa. Ponen una coda que ayuda a conocer mejor a la poeta. Se trata de “Carta abierta a Laura Bush” un escrito que responde a la invitación de la primera dama norteamericana en 2005 para asistir al Festival Nacional de Washington. En la breve epístola la poeta declina la invitación y se posiciona contra la guerra de Irak, un conflicto cruel, una invasión justificada con argumentos falsos que tendrá un altísimo coste de vidas humanas. Y, por último, una conversación con el editor de Óvulos en la mano, fechada en septiembre de 2021, con motivo de la jornada inaugural del Master de Poesía de la Escuela de Escritores, donde responde a cuestiones sobre la motivación escritural, el proceso creativo y las impresiones generales sobre su trayecto.
Sharon Olds hace de la poesía una profunda incisión de lo autobiográfico, no como sondeo de una travesía vital concreta, sino como camino existencial representativo de cualquier identidad común y de sus contextos familiares. El poema intensifica los recorridos temporales que cambian el sentido de la verdad desde la racionalidad del lenguaje, ese magma fuerte que construye tras el derrumbe una casa fuerte para lo diario.
JOSÉ LUIS MORANTE
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