lunes, 23 de junio de 2025

COLORES Y FORMAS (Una conversación con el poeta y profesor Antonio Gutiérrez Turrión)


 

Una conversación con José Luis Morante

 Antonio Gutiérrez Turrión

    Hace casi tres décadas preparé el libro Apuntes de supervivencia, un breve estudio crítico sobre la lírica de José Luis Morante, con una selección de poemas. Desde entonces el poeta abulense, nacido en El Bohodón en 1956, ha recorrido un trayecto que abarca una docena de poemarios –alguno reconocido con premios como el Luis Cernuda, el Premio Internacional de Poesía San Juan de la Cruz o el Hermanos Argensola-, un libro de entrevistas, Palabras adentro, una compilación de ensayos, Protagonistas y secundarios, el diario Reencuentros  y algunas ediciones de autores como Joan Margarit o Luis Felipe Comendador. Es además un activista cultural en Rivas donde ejerce como profesor en un instituto. Hablamos, mientras suena un viejo disco de Charlie Parker. El jazz es el mejor fondo sonoro.

 P.- ¿Cómo recuerdas tus primeros pasos en el traslado desde el mundo de la lectura al mundo de la escritura?

 R.- Los inviernos de la infancia eran largos y tediosos, así que pronto busqué en la lectura un refugio complaciente. Del tebeo pasé a los libros de un cineclub municipal y de allí a la biblioteca del internado en Ávila. Fue en los años de mi bachillerato en Ávila, en plena adolescencia, cuando comencé a escribir. Muchas poesías sobrevivieron durante años, hasta que las quemé. Eran crónicas sentimentales sin ningún valor.

 P.-Se te considera un gran lector y conocedor de la literatura actual. ¿En qué medida sientes que te pesa la carga de la lectura a la hora de crear? ¿Sientes dificultades para desengancharte de este peso?

 R.- No creo en el escritor analfabeto, así que la lectura es una obligación general. Durante años he compartido autores actuales y clásicos y eso ha originado que sea la biblioteca el reducto natural de mis horas. No creo que nadie pueda liberarse de las influencias, la tradición es un camino continuo donde todos acumulamos pasos. Es mejor caminar por sendas abiertas que despeñarse.

 P.- ¿Cómo encaras la construcción de un poema? ¿Puedes mostrarlo con un poema concreto?

 R.- Suele asociarse mi poesía con esa corriente que postula un realismo narrativo. A mí no me disgusta la etiqueta, aunque sea una mera construcción conceptual. Entiendo el poema como un relato mínimo que acoge un cauce argumental. Por eso tiene tanta importancia el verso de cierre. Muchos de mis poemas se acogen a ese formato. Cualquier texto de Un país lejano, o Largo recorrido, ilustraría ese modo de entender el poema.

 P.- ¿Y la construcción de un libro de poemas?

 R.- Casi siempre hay un hilo conductor en el que las piezas autónomas se van yuxtaponiendo buscando un sentido más amplio. Incluso en Un país lejano sobrevive la idea del libro unitario, a pesar de la aparente diversidad de argumentos. Prefiero que los poemas creen un clima emocional.

 P.- Qué te parece de la proliferación de escritores? ¿En el mundillo literario son todos los que están y están todos los que son?

 R.- Somos demasiados. Hay una evidente superpoblación en todos los géneros porque editar no es difícil. Otro asunto sería hablar de la distribución de lo publicado. Pero aparecen multitud de premios municipales, provinciales, autonómicos… junto a las editoriales de siempre que sólo apuestan a caballo ganador. Hay un afán desmesurado por el titular de prensa y por recibir la confirmación oficial de los suplementos de los grandes periódicos nacionales. Que hablen de ti en Babelia parece mostrarse como una herida de guerra. El estar se prefiere al ser y además hay una cadena de favores que mitifica esa crítica de urgencia.

  ¿Hay focos literarios en España? ¿Es real la influencia de Madrid y Barcelona y la de los medios de comunicación?

 R.- Si hay agrupaciones, pandillas, mafias, amistades… como en cualquier otra actividad; la literatura se escribe por sujetos, ciudadanos que se mueven por afinidades y disidencias y lógicamente donde más abundan es en los polos demográficos más concurridos: Barcelona  y Madrid. En ambas ciudades se concentran editoriales e instituciones culturales y, por tanto, la actividad literaria es más intensa y suele tener más eco en los medios. 

P.- ¿Hay una “literatura alternativa”?

 R.- Hay escritores que cuando se miran al espejo se sienten al margen. Pero ese sentimiento a veces es puro espejismo. Conozco a un autor reseñado en ABC, El mundo y El país, que se queja, con frecuencia, de la escasa repercusión de sus libros. Lo mismo sucede con los malditos, con los contraculturales… en un lejano congreso en Vitoria me criticaron duramente por coordinar una revista subvencionada por un ayuntamiento; al acabar la charla los mismos que me criticaban se acercaron a ofrecerme sus poemas para el número siguiente de la revista. Y eso me ha pasado también en Huelva, Moguer, o Rivas…los marginados sueñan con vestirse poéticamente en El Corte inglés

P.- El universo poético de Joan Margarit demuestra la importancia de la biografía en la creación. En concreto, ¿una buena obra literaria tiene que estar sostenida por una biografía “interesante”?

 R.- Creo que sería bueno precisar qué es una biografía interesante. Si entendemos por interesante la acumulación de peripecias y situaciones límite, la vida de una prostituta, de un mercenario, de un emigrante, de un alcohólico terminal o de una becaria del Erasmus, tiene más posibilidades de ser motivo de escritura que la de un padre de familia sometido a un horario funcionarial. A mí esa teoría no me parece acertada. La poesía tiene más que ver con la biografía interior. La literatura es literatura y la existencia es otra cosa; puede que existan conexiones o puede que no. No hay una fórmula única para el poema.   En cuanto a Joan Margarit, a quien dediqué mi estudio crítico Arquitecturas de la memoria que Cátedra tuvo la amabilidad de publicarme en su colección Letras Hispánicas, sí hay un peso específico de lo biográfico, pero Joana es un libro de poemas no el acta notarial de una muerte anunciada.  El poema en primera persona busca verosimilitud; no hay que confundir el escritor con el sujeto que habla en el poema. Un buen poema está habitado por muchas voces.

P.- ¿Hacia dónde puede romper la literatura  poética del inmediato futuro?

 R.- Si nos atenemos a recuperaciones de nombres, a premios literarios de postín y a novedades de voces emergentes, parece que hay un cierto cansancio del realismo y una sintonía con resquicios del surrealismo. Pero cada lector debe ser capaz de buscar en el escaparate de novedades y emitir sus propios juicios. El reseñista está bien, como pasa con el cronista de fútbol; es mejor ver el partido en la grada: que no te cuenten por donde camina la literatura, descúbrelo tú mismo.

 P.-¿Hasta qué punto tiene que ser distinta la aproximación a la realidad que realiza la poesía de la que realiza la persona “normal” en su discurrir diario?

 R.- No percibo ese desdoble. El poeta y el ciudadano tienen los mismos sentidos, el mismo tejido sentimental y un enfoque semejante de la realidad. El poeta no es un ectoplasma, aunque es cierto que algún crítico actúa como un verdadero fantasma (No hace falta que ponga nombres propios: el sujeto sabe quién es porque nunca aparece en el espejo. 

P.- Ese comentario parece tener un sentido en clave, ¿es una venganza?

 R.- Claro, es echar un poco de leña al fuego. Un fuego que durante muchos años me pareció cálido e iluminador y ahora me parece un ejercicio de pirómano sin más mérito que hacer daño en los campos cercanos. Así que he decidido apagarlo con alguna meada.

P.- ¿Hay mal ambiente en la literatura?

R.- Depende el punto cardinal que contemples; mis mejores amigos son poetas, comparten mis alegrías, son solidarios y alguno, como Luis Felipe Comendador, me edita y dedica parte de su economía a recoger mis anotaciones de lo cotidiano y a ofrecerme sus colecciones para mis inéditos. Su generosidad está fuera de toda duda. Como la de Josune García, Emilio Pascual, o Sergio Gaspar.  Durante la década que coordiné Prima Littera recibí muchas colaboraciones y un notable apoyo personal y literario. Como en otras actividades, hay de todo, pero yo estoy muy contento con el elemento humano de la escritura.

 P.- ¿Qué proyectos ocupan tu mesa actualmente?

 R.- En febrero de 2007 apareció mi diario Reencuentros y algunos párrafos tenían claras similitudes con el aforismo y los epigramas. Así que estoy escribiendo algunos aforismos y al mismo tiempo preparo una antología de poesía contemporánea. Lo que hago cada vez menos es escribir reseñas; es un trabajo muy ingrato que requiere muchas horas de tiempo y prefiero releer.

 P.- ¿No hay excesivas antologías en el mercado?

 R.- Una antología es una introspección de etapa. En ella se percibe el estado de salud de un periodo, aunque el diagnóstico puede ser equivocado. Al realizar mi antología soy optimista: vivimos años saludables; sólo los agoreros vislumbras años negros.

 P.-¿Tienes preparado algún nuevo libro de poesía? 

R.- No; cada vez escribo poemas con más lentitud aunque cuando concluyo el poema recibo una alegría de primer orden.                                  



[1] Antonio Gutiérrez Turrión  (Valero de la Sierra, Salamanca, 1950) es Doctor en Filología Hispánica. Ha publicado los poemarios De ser y estar,  Diario de la tarde y Brindis al sol. Colabora en prensa con artículos de creación y reseñas críticas.  Editó Apuntes de supervivencia, primer estudio crítico sobre la poesía de José Luis Morante en 1998.

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