El juego de la taba
Elías Moro
Calambur, Narrativa
Madrid, 2010
Como si asistiéramos a la proyección de una película a ritmo lento, donde los espectadores concedieran a la retina el pausado disfrute de cada una de las secuencias dando tiempo a explorar el encuadre, el colorido, las siluetas formales y el tema así se me antoja esta compilación de breverías que el poeta Elías Moro (Madrid, 1959) ha titulado El juego de la taba. El volumen lleva el mismo título que el blog personal del escritor; la edición en papel y las entradas digitales, aunque difieren en la presentación ya que no cuentan con el sugerente apoyo de la imagen, comparten un propósito similar: las dos se aplican en dibujar una identidad a partir de una yuxtaposición de asuntos múltiples.
El cambio de temas es continuo, propiciando un alto ritmo lector. El viaje introspectivo de la vida al paso traza un itinerario en el que sobreviven unas cuantas obsesiones: la muerte, la fugacidad de lo vivo, el amor como asidero en el naufragio, las incertidumbres de lo cotidiano o las actitudes que definen la condición humana inspiran la mayor parte de las anotaciones y son los puntos cardinales que permiten situar las coordenadas de una sensibilidad explícita.
Otra fuente de conocimiento es la inequívoca presencia de los otros en el paisaje urbano. “Mi mejor espejo son los otros; ellos me devuelven siempre la verdad de lo que ven”. En esa lección desveladora hay perfiles agrios, que hablan de sombra y decepción, y sujetos que viven todavía en la edad de los sueños, de los que se guarda una memoria idealizada. La voluntad existencialista oportunamente nos advierte que es nuestra obligación buscar un punto de equilibrio, un dominio de conformidad para relativizar el conflicto y poner en práctica la autocrítica; el trigo y la cizaña suelen ser compañeros de viaje.
No faltan las anotaciones referidas a la literatura. El autor ha practicado la poesía y el relato y es habitual que el sentido de la escritura impulse la asunción de una serie de normas o principios para fortalecer la vocación creativa. Aunque Elías Moro desdeña la teoría y prefiere la práctica escritural, hay textos que cobran la apariencia de poéticas; así leemos en “Recolección”: “El poema, como el fruto, ha de recogerse a tiempo, en su justo momento, so pena de pudrirse en el árbol frondoso de las palabras”.
Otros hablan de afinidades; en ese rastro de nombres propios están W. Whitman, Neruda, Pacheco, Viñals, Gamoneda, Mestre, Ángel Campos Pámpano, amigos y maestros que refrendan criterios estéticos o cercanía afectiva.
Nuestro siglo de oro hizo del conceptismo una preceptiva. Elías Moro se incorpora con gusto a esta corriente literaria, nunca periclitada, para entregarnos El juego de la taba, un libro de apuntes que desde la ironía desmitifica la realidad y rebaja la carga sentimental. Lacónico, inteligente y coloquial, hace de cada tema una reflexión sucinta, una pincelada, un conjunto de trazos que dibuja una experiencia biográfica.
Excelente libro y precisa reflexión en torno a su sustancia. Sin duda, El juego de la taba es un texto que se lee con placer y del que puede sacarse mucho provecho. Perfecto como regalo.
ResponderEliminarUn saludo.
Enhorabuena, de nuevo, Elías. La mirada externa de la escritura propia es siempre un motor de propulsión si está hecha desde la honradez y la objetividad y no cae en el halago de la complicidad interesada. Tu blog es un remanso y esto que ahora sucede la merecida recompensa por la labor paciente de escritura.
ResponderEliminarUn abrazo grande
Elías posee una sensibilidad especial que demuestra siempre en sus relatos, su poesía, su blog... Abrazos.
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