Tengo una acuarela de Edward Hopper (1882-1967) como cubierta de un poemario inacabado, en cuya gestación me aplico con pereza desde hace un lustro. Es una pequeña reproducción del cuadro adjunto, un óleo que refleja el ensimismamiento de una mujer desnuda que mira la claridad del día sobre los tejados. El cuadro da la impresión de una cronología suspendida y de una llelleza estática.
Ahora el museo Tyssen Bornemisza ha organizado una exposición muy completa del artista. Nacido en Nyack, Hopper es un neoyorquino de adopción; allí se formó y allí encontró la temática esencial de su ideario estético. Mi hija acaba de visitar la muestra anticipándose a mi propia visita y me trae como regalo unas cuantas postales y dos cuadernos blancos con cubiertas de Hopper. Es un regalo muy grato.
Antes de su consagración como pintor figurativo, Hopper fue ilustrador comercial y grabador. Eran quehaceres provisionales de los que nunca se acordaría tras el éxito de una exposición de acuarelas que supuso su entrada en la dinámica comercial del arte. Después completaría una fructífera carrera pictórica en la que se convirtió en el mejor testigo de la clase media americana.
Su lenguaje procede de relevantes influencias: Velázquez, el realismo holandes del XVII, Courbet, Manet y sobre todo Degas. Un listado de nombres propios que nutrió su captación de lo real y su gama cromática.
Hopper sigue conmigo. Pone unas briznas de color en mi poesía y asiente cuando hablo en mis poemas del realismo quieto de lo cotidiano y del tono crepuscular de la periferia urbana y de algunas zonas residenciales.
Algún día acabaré el poemario inédito pero mi admiración por Hopper seguirá intacta. Nadie como él ha captado la piscología de la arquitectura urbana, la forma de vivir en soledad en medio de la multitud.
Pues sí, sus obras han marcado un antes y un después en la pintura moderna. Uno de los Grandes. Yo tengo la misma admiración por el gran pintor.
ResponderEliminarLa singularidad de un artista es su capacidad y su talento para abrir itinerarios nuevos. Hopper trasciende el realismo y lo reconvierte en una forma de mirar llena de matices.
EliminarUn placer encontrar tus palabras en el blog. Abrazos.