martes, 10 de septiembre de 2019

RAFAEL ARRÁIZ LUCCA. De la vocación al compromiso. (Diálogo con CARMEN VERDE AROCHA)

Rafael Arráiz Lucca:
de la vocación al compromiso
Diálogo con
Carmen Verde Arocha
Editorial Eclepsidra
Colección Catedral Solar, Entrevistas/Testimonios
Caracas, Venezuela, 2019


A FONDO

   Dentro del mapa cultural venezolano, tan sacudido por una sobrecogedora contingencia histórica que condiciona el quehacer diario en todas sus expresiones, Rafael Arráiz Lucca (Caracas, 1959), Miembro de la Academia venezolana de la Lengua, protagoniza un incansable quehacer que abarca poesía, ensayo, investigación histórica, edición de antologías, gestión cultural y una activa estela en artes como el cine, la radio o la escritura en prensa escrita.
  Del legado creador y de los matices existenciales da testimonio un meditado diálogo con Carmen Verde Arocha (Caracas, 1967), Licenciada en Letras, Profesora de la Universidad Metropolitana y de la Universidad católica Andrés Bello, poeta de amplio recorrido, editora y miembro fundador del grupo literario Eclepsidra.
  Una larga amistad, de más de tres décadas, fue la causa de una conversación fragmentada en el tiempo, que comienza en marzo de 2016 y finaliza en diciembre de 2018. Durante más de dos años, Carmen Verde Arocha ha investigado el trayecto de Rafael Arráiz Lucca en torno a tres vectores básicos: el trabajo gerencial, intelectual y el afán académico.
  A través de este viaje a dos voces, hecho de cercanía y complicidad, se vislumbra una manera de estar que avanza entre la vocación y el compromiso y clarifica un pensamiento humanista, desplegado en su labor diversa como escritor, docente, historiador y analista de la actualidad diaria, donde el laboreo continuo es impronta existencial.
   Rafael Arráiz Lucca se inicia como poeta en la década de los 80, como miembro fundador del grupo Guaire, que añadía al cauce poético venezolano una tradición renovada donde se hace evidente la herencia anglosajona y una sintaxis lírica más conversacional y exenta de hermetismos. Tras dar a la imprenta una decena de entregas, el presente ha mitigado la actividad poética, mientras se ha fortalecido la indagación ensayística en sus dos vertientes: académica y cultural-literaria. En cualquier caso, la lectura sigue siendo sustancia central del activo creador. Es una rutina iniciada muy joven que hace de la curiosidad, esa mezcla de entusiasmo y fervor, su brújula más efectiva. Leer es siempre una sed necesaria.
   El extenso diálogo amical cobija el agua clara de lo personal. Desde aquella patria primera de la infancia, la mirada sentimental recuerda la genealogía familiar y los hechos más relevantes del círculo doméstico. Junto a esa evocación, el crecimiento personal recupera los momentos anímicos más intensos de la educación sentimental y el paso a paso de etapas vitales que han dejado incisiones perdurables en la hondura afectiva, como el matrimonio con Guadalupe Burelli o la paternidad. También el devenir laboral ha perfilado cerca rostros e intereses que se mantienen inalterables, como la gastronomía, la música, el cine o los recorridos por países lejanos. Son bifurcaciones necesarias para asumir una escala de recuerdos y vivencias que aportan densidad y sabor a lo diario.
  Demócrata y pensador, el escritor conoce a fondo la historia de Venezuela. A su estudio y comprensión ha dedicado abundantes ensayos. Muchos de estos trabajos sobre áreas esenciales del conocimiento para entender los sustratos del presente resuelven vacíos historiográficos. Por tanto, la ensayística ocupa un sitio nuclear en la especialidad y se define por un enfoque propio que aglutina la formación reglada y específica del historiador y el saber del pensador, capaz de entrelazar devenir colectivo e ideas.  Se resalta en sus respuestas que sus ensayos van dirigidos al lector, no al elitismo especializado en la materia; prefiere por tanto el enfoque directo y diacrónico, frente a la hondura temática monocorde; ese enfoque se mantiene también en sus análisis del marco constitucional, de los sectores empresariales del país y de recursos naturales esenciales como el petróleo.
  El periplo vital, proyectado en tantas ramas, requiere una multiplicidad de miradores. La conversación explora esas sendas complejas que fortalecen una personalidad ecléctica, aglutinadora, con  hondura y expansión en un profundo campo de ideas y creencias. La imagen a fondo del escritor se completa con aportes personales de Guadalupe Burelli, Licenciada en Letras, gerente cultural y esposa del poeta, que añade calidez y contacto con el estar diario del sujeto; también amena y proclive a la ternura es la evocación de su hija Eugenia Arráiz Burelli, quien resalta sobre todo el amor al país y la fuerza de sus convicciones en las diversas incidencias existenciales. De igual modo la anotación de Cristóbal Arráiz Burelli resulta una crónica intimista y confidencial que recuerda el tiempo compartido y las anécdotas más notables de la vida familiar. 
  Otros trazos necesarios que ayudan a completar este daguerrotipo son las palabras del poeta, ensayista y profesor universitario Joaquín Marta Sosa, quien retrotrae su memoria a los primeros tiempos del grupo Guaire y al trayecto poético, con dos hitos esenciales, Plexo solar y Un bonzo sobre la nieve que conviven con un quehacer humanista de amplio espectro. Por su parte Víctor Guédez se centra en la memoria de su experiencia docente para recordar al alumno en el aula lejana del tiempo y, más tarde, al compañero y profesor universitario que hace del aprendizaje y del estudio razones vitales. Cierra esta semblanza plural un acercamiento de Ivanova Decán Gambús, profesora universitaria y amiga cercana del profesor, quien glosa la impenitente voluntad laboral y la curiosidad como vector de búsqueda.
   Carmen Verde Arocha propicia un puente de acercamiento repleto de interés. Conoce bien las convenciones del género. Revela con sus preguntas los estratos del mundo interior del escritor, pauta la recuperación en el tiempo con un interrogatorio que define pasos, actitudes y procedimientos de búsqueda y recopilación, pero deja al lector la posibilidad interpretativa sobre una psicología hecha voluntad, sensibilidad y cultura. Así perfila el retrato humano de Rafael Arráiz Lucca, un viaje existencial en el libro de arena de los días en el que muestra el certero reflejo de una vocación entendida como necesidad placentera y el amor generoso por el vuelo desplegado de la inteligencia. En los espejos de la escritura queda el cálido reflejo de un sabio, el manantial sereno de un hombre, en el mejor sentido de la palabra, bueno.  



 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.