sábado, 5 de julio de 2025

WISLAWA SZYMBORSKA. RELECTURA

WISLAWA SZYMBORSKA
(Kórnik, Polonia, 1923-Cracovia, Polonia, 2012)

 

ESA MANERA DE DECIR NO SÉ

 
 La sencillez biográfica de Wislawa Szimborska (Prowent, actual Kórnik, 1923-Cracovia, 2012)  solidificó el mapa literario polaco actual al conseguir en 1996 el Premio Nobel de Literatura. Toda la crítica focalizó un proceso creativo marcado por la voz lírica, el ensayo y la traducción. Desde su niñez, la escritora ligó su destino personal a la ciudad de Cracovia, donde se instaló con su familia a los ocho años de edad. Allí emprendió su formación universitaria e impulsa una obra poética cuya primera entrega aparece en 1952; es un conjunto de poemas marcado por el realismo socialista y sería repudiado por la autora como perteneciente a un periodo de formación y tanteo.
   También su compromiso ideológico con el comunismo de su época juvenil, adquiere con los años un epitelio crítico que le lleva a adoptar posturas de comprensión con los disidentes.
Su poesía está marcada por el pacto autobiográfico y por enunciados comunicativos que le hacen desconfiar de las disertaciones teóricas. Así lo exponía en su discurso de recepción del Premio Nobel: “El poeta contemporáneo es escéptico y desconfía incluso –o más bien principalmente- de sí mismo. Con desgano confiesa públicamente que es poeta –como si se tratara de algo vergonzoso En estos tiempos bulliciosos es más fácil que admitamos vicios propios, con tal de causar efectos fuertes; mucho más difícil es reconocer las virtudes, ya que están escondidas más profundamente, y hasta uno mismo no cree tanto en ellas “. Su argumentación quitaba el monopolio de la inspiración a los poetas y hacía de la misma un impulso de la voluntad entendido como amor al trabajo bien hecho, al espíritu inquieto que propicia una búsqueda constante. 
   La humilde imagen de una anciana de serena belleza, me lleva a recuperar en mis estantes su libro Aquí, un poemario traducido por Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia Soriano, en 2009, incluido en el imprescindible catálogo de poesía contemporánea de la editorial Bartleby.
   El preciso enunciado, Aquí, sugiere inmediatez y refugio próximo; son cualidades que la poeta polaca hace suyas desde la amanecida de su quehacer literario. Todos los textos de Wislawa Szymborska se formulan en un tono intimista, como quien comparte una contingencia o un pormenor vivencial, como quien define pensamientos al alcance de cualquier usuario, sin el clasicismo elitista de la reflexión filosófica y sin la formulación calculada del lenguaje científico.
   El devenir concede los instrumentos necesarios para entender lo que nos rodea, ya sea un asunto doméstico o las características generales de nuestro planeta: “La vida en la tierra sale bastante barata. / Por los sueños, por ejemplo, no se paga ni un céntimo. / Por las ilusiones, sólo cuando se pierden. / Por poseer un cuerpo, se paga con el cuerpo. “
   El sistema de ideas parece haber sido dictado para vivir sin pretensiones, como si el mensaje directo, nítido y certero sortease cualquier circunloquio y eligiera siempre la línea recta. Tan escueto aderezo nos convence de inmediato de su pertinencia y además nos asegura que lo genial pertenece a otra voz y que quien nos habla tiene las mismas limitaciones que tenemos nosotros y el mismo riesgo de que una buena razón se vaya diluyendo sin remedio por nuestra pereza.
   Los poemas de Wislawa Szymborska dejan sitio a una amplia gama de recursos expresivos, como la personificación o el desdoblamiento de la identidad y nada le es ajeno. Despierta, por ejemplo, una complicidad inmediata su incursión en el microcosmos, ese mundo invisible que pudiera tener su peculiar sociedad organizativa y que en su mínima existencia es capaz de condicionar múltiples existencias de seres superiores.
   Los misterios de lo cotidiano son tratados desde el coloquialismo y la sencillez; sólo así se plasman en sus versos un pensamiento firme y un verso inolvidable y transcendente.




 

viernes, 4 de julio de 2025

A PUNTO DE VER

Días en Shirakawako
(En el País del Haiku, 2025)

 
Siguen sus ojos
el exilio de nubes.
El viento empuja. 





jueves, 3 de julio de 2025

VIAJERO ACCIDENTAL

Hendiduras
Archivo general de internet

 

VIAJERO ACCIDENTAL

 

 

Un transcurrir en el que me siento viajero accidental del tedio.

 Movimiento de piezas en la voluntad. La razón, intransigente, funciona como un bisturí.

 Arqueología de una amistad diluida por su egolatría. Triste, como un desguace de automóviles.

 Aunque nunca responde, cuántas palabras.

 Oprimido por un pensamiento de esquemas métricos.

Elogio apabullante, de alumbrado publicitario.

Ausente. En ese tiempo de mirar afanosas hormigas.

 

(Aforismos de verano)





 

 

miércoles, 2 de julio de 2025

FRUTOS SORIANO FERNÁNDEZ. MI PADRE ME VISITA EN SUEÑOS (APUNTES DEL DIARIO DE RAMÓN FERNÁNDEZ)

Mi padre me visita en sueños
(Apuntes del diario de Ramón Fernández)
Frutos Soriano Fernández
Chamán ediciones
Colección Chamanes en trance
Albacete, 2025 

 

ASUNTOS PROPIOS

 
   Desde el formato expresivo de la anotación breve, Frutos Soriano Fernández (Albacete, 1960) escribe Mi padre me visita en sueños. (Apuntes del diario de Ramón Fernández). A primera vista, la narración remite de inmediato a una autobiografía en la que tienen acogida señalados episodios personales,  que marcarán el azaroso discurrir de lo cotidiano.
   El múltiple perfil literario de Frutos Soriano, en el que conviven la poesía, el teatro, la columna y la exploración del haiku como autor, antólogo y estudioso, moldea un protagonista cercano. El narrador tiende a la meditación, desde la experiencia de lo vivido, con el íntimo lenguaje de la confidencia y con el epitelio estacional de los cambiantes estados de ánimo. El viaje  ficcional comienza en “Invierno”, un intervalo de gelidez solitaria en el que resalta la ausencia de un personaje central: el padre. El tiempo de duelo está marcado por la evocación: “Mi padre me visita en sueños. Desde que murió, hace casi tres años, sueño a menudo con él. Casi nunca recuerdo detalles concretos, pero siempre hay en los sueños una sensación de vínculo y amor”. Tan hermoso despertar es en esencia el despliegue argumental de la historia. Como un faro atemporal, la identidad paterna sirve de anclaje a vivencias, pensamientos y actitudes; será la línea de equilibrio que conforme el discurrir de la cronología y la puerta franca que permite el paso hacia la espesura del pensamiento.
  La brutal hendidura de la pérdida es un desastroso acontecer que marca el antes y después en la existencia. El yo asume en su introspección meditativa el dolor y sus zarandeos. La pulsión intacta del abismo. Pero no es la única inquietud. También se hace fuerte la extraña culpa por una hermana gemela, muerta en estado embrional. El desamparo sume al sujeto en una indagación sombría del sentido existencial y del vulnerable estar en lo diario. Aunque no naciera, el recuerdo abre un cobijo emocional que preserva y cuida el recuerdo imaginario, formulando cuestiones de imposible respuesta.
  El apartado “Primavera” descubre la cadencia del haiku y la conformación de un aquí y ahora donde germina la vida y el deseo de “andar por andar. Atento a lo que surja. Olvidándose de uno mismo”. La nueva estación apacigua el persistente estado de melancolía y hace que los esquejes verbales adquieran una textura emotiva, donde todo se vuelve más transparente y real, como si cobraran mucha más entidad los pequeños gestos, lo humilde y lo desapercibido. Son días en fuga que renuevan brotes para inventar la aurora y para percibir en su decurso la necesidad de una mirada espiritual y transcendente; el necesario asombro y deslumbramiento ante los sucesos del entorno natural. Pero el tiempo nunca declina su afán de seguir. Lleva a la sala de espera de la tarde final, al inevitable viaje que apura el paso hacia el crepúsculo.
  La voluntad no cede a una reconfortante sensación de epifanía. Desde la esperanza y la fe nace la fuerza que reivindica el retorno a la vida sencilla, frente al cambiante desajuste exterior. La escritura es terapéutica compañía, donde se sedimenta el copioso anecdotario de lo cotidiano. Las teselas narrativas se enriquecen con frecuencia con la inclusión de poemas y haikus que atestiguan la conexión del sujeto con el entorno y con la conversación ensimismada que proponen las cosas. Quien siente la pulsión de la existencia se sume con frecuencia en un reparador éxtasis contemplativo que invita a la evocación. Que llama también a buscar en el interior las razones que justifican la vuelta de la claridad.
   La cartografía del apartado “Verano” ubica recuerdos, secuencias del aprendizaje sentimental y ese reguero de emociones que convoca el reloj de lo vivido en su diversidad.  El expansivo fluir de la conciencia entremezcla sentimientos y el silencio activo de la contemplación. El escritor además intercala citas que reflejan aspectos esenciales del aprendizaje personal y del conocimiento interior. En esta tercera sección resalta también la inclusión de abundantes haikus que sirven para llenar de precisa belleza de la realidad ordinaria.
   El tramo “Otoño” se abre con la jubilación del protagonista. Comienza una nueva etapa vital y corresponde jalear los hábitos de siempre. La escritura sosiega y preserva entusiasmo. El propio cuerpo también moldea su estar. De repente se echan de menos a presencias a las que estábamos acostumbrados y a su trasiego de apariciones y desapariciones. El pensamiento se vuelve menos dogmático y más tolerante y, alrededor, el ámbito familiar ratifica su condición imprescindible, su papel de refugio.
   El escritor da a su libro un sentido circular y lo cierra con el retorno del invierno. Poco a poco se impone el sentimiento navideño y el cierre de año, como si el presente generara la sensación de vivir aquí y ahora e invitara al yo a mostrar su compromiso de vida, con la justa energía, con la conciencia clara de que existe un compromiso personal de aceptar los contraluces de nuestra condición humana.
   Frutos Soriano Fernández hace de la escritura de Mi padre me visita en sueños. (Apuntes del diario de Ramón Fernández) una elegía en prosa. El sondeo interior del protagonista del relato y su perseverante contemplación salvan del olvido los mínimos destellos de una existencia aparentemente humilde y poco dada a la estridencia de lo extraordinario. La trama textual y su senda de emociones y pensamientos propician el reencuentro con instantáneas vitales cargadas de sensibilidad y humanismo. Las palabras escuchan el latido del tiempo, ese pasado desdibujado y neblinoso que guarda los momentos vividos. Recordar es abrir senda a lo extraordinario, llenar los sueños con la tinta fresca de lo inmarchitable
 


JOSÉ LUIS MORANTE
 
 


 

 

martes, 1 de julio de 2025

SIN RELOJ

Horario nocturno
(Osaka, Japón, mayo de 2025



      Sin reloj. Solo.
      La mirada tantea
      de calle en calle.



      lunes, 30 de junio de 2025

      CIUDAD PRIVADA

      Itinerarios de regreso
      (Japón, mayo de 2025)




      CIUDAD PRIVADA
       
                           
      Una vez más regreso a la ciudad de siempre.
      Descifro con premura
      un largo itinerario de recuerdos,
      mientras sube, con ardor renovado,
      la hiedra de otros días
      desde un lejano sueño hasta la boca.
      Pero nada es igual, aunque contemple ileso
      el dócil deterioro,
      antiguos edificios maquillados de tiempo.
       
      No logro adivinar qué signos, qué paredes
      ocultan las hogueras del pasado.
      No hay rastros inmutables, no hay indicios
      de una felicidad remota en la memoria.
      Cuánta mano vacía, cuánta ausencia;
      quedaría conforme siquiera vislumbrando
      una imprevista huella, algún reflejo.
      Se reiteran mis pasos por calles desoladas,
      mi soledad se enquista en noche,
      suena el reloj de un campanario,
      aburrido neón de pupila naranja
      vierte sobre mi busca un guiño cómplice
      y una difusa luz precede al día.
       
      La llegada del alba desvanece
      esa ciudad cuyo nombre es olvido.
       
                                     JOSÉ LUIS MORANTE

          

      sábado, 28 de junio de 2025

      FOTOGRAFÍAS DEL YO

      Parque del Retiro, Madrid en cualquier tiempo
      Fotografía
      de
      Adela Sánchez Santana

       

      FOTOGRAFÍAS DEL YO

       

         Cuando el discurrir de los años le llevó a la conformidad inexpresiva del no decir nada, eran sus fotografías antiguas las que, a diario, cambiaban de gestos. Él consentía. Pensaba que las imágenes eran zonas de paso entre pretérito y presente. Miraba en ellas una representación; esa ternura triste de un silencio testigo, que sostiene la noche y quiere recordar.


      (Del libro Fuera de guion, Lastura, 2024)