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| La eternidad menguante Josefina Aguilar Recuenco VII Premio Internacional de Poesía Juan Rejano-Puente Genil Editorial Pre-Textos, Poesía Valencia, 2025 |
INSTANTÁNEAS
Un leve apunte de apertura sobre Lewis Carrol parece sugerir un guiño cómplice sobre las formas de percibir el tiempo y la realidad, siempre mudable en los espejos del tiempo en fuga. Así comienza un libro que sorprende por lo explícito de los títulos de las composiciones y por la expansión de argumentos con fuerte epitelio imaginario. Los poemas nacen como instantáneas que salen a encontrarse con la luz. Sesiones mínimas para captar el interior de hendiduras conceptuales como la realidad, el espejo, los microorganismos, el infierno, un fantasma o una clase de ilógica… Con paciencia convincente se puede fotografiar el rostro quieto de la oscuridad y percibir en su esplendor que los espejos no tienen fondo, que son una rendija donde cabe la hacendosa población de los sueños.
La fotografía necesita ausencia de movimiento, concentración, un paréntesis de no ser en medio de una respiración suspendida. Solo así es posible que una sesión fotográfica se convierta en eternidad menguante. Que capture el desamparo de un ojo mirando un hueco, un agujero que engulle, una caída que está dentro de los sentidos.
La extensión de cada poema y sus renglones centrados conceden a la lectura la apariencia de caminar por un género híbrido. Josefina Aguilar Recuenco yuxtapone en las páginas poesía, por la concentración de símbolos e imágenes, y prosa, por resetear los ecos de los libros de Carrol. La escritora se siente cómoda en esa convivencia aleatoria entre imaginación y sueños.
De ese mundo suspendido, manan situaciones insólitas. Levitaciones dispuestas a recorrer espacios ambiguos de opacidad y transparencia, que gestan una verdad distinta, dispuesta a deshacer convenciones y a prodigar diminutos asombros. De este modo, el tiempo del poema se diluye, da saltos entre el pasado y el ahora; simplemente, ocurre, crece, se desploma, enmascara belleza para que aparezca intacta en alguna sesión fotográfica.
La caja oscura de la cámara se hace fondo para cobijar lo insólito y buscar el comienzo de todas las cosas. La quietud se diluye: “detrás de mi ojo sucede el mundo”. Cada jornada laboral se hace memoria dilatada; es una puerta abierta a la fantasía y al caminar libre de la imaginación. La realidad se trastoca, muda en espacio alucinatorio y se llena de elementos lúdicos. Crea ilusión sobre la incertidumbre. Traza la silueta exacta de lo efímero.
La eternidad menguante es una colección de poemas repleta de belleza por la originalidad de sus metáforas, por el sentido orgánico de las composiciones y por recuperar la fantasía como terapia de una realidad diluida entre sombras. Josefina Aguilar Recuenco explora huesos y musculatura del lenguaje; cuida el jardín, abre surcos para sembrar la espera fértil de lo que no existe.






