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miércoles, 15 de marzo de 2023

JAIRO GARCÍA JARAMILLO. A TRAVÉS DE LA NOCHE

A través de la noche
Jairo García jaramillo
Eda Libros Editorial
Colección Seguro Azar
Benalmádena, Málaga, 2023


FUERA DE LUZ
 

 
   A través de la noche (Eda, 2023) marca el debut de la cosmovisión poética de Jairo García Jaramillo (1982) quien realizo los estudios de Filología en la Universidad de Granada y prosigue su formación cursando el Grado de Filosofía en la UNED. Sus primeros trabajos de investigación tienen como trasfondo exploratorio la obra poética de Javier Egea, uno de los nombres centrales de la Otra sentimentalidad, el movimiento literario impulsado conjuntamente con Álvaro Salvador y Luis García Montero; el grupo cimentaría la poesía de la experiencia, estética convertida en tendencia central en la década del cierre de siglo. Completa trazos de su perfil investigador labores de documentalista en torno a la presencia creadora femenina de la Edad de Plata.
   El preámbulo de Salvador Galán Moreu adopta el formato epistolar para concretar los rasgos singulares del libro a través de detalladas exploraciones lectoras. Resalta el carácter unitario, el meditado orden poético y la búsqueda de sentido orgánico a través de poemas cortos y aforísticos. Un buen umbral, como lo son las dos magníficas citas de amanecida en las voces de Roque Dalton y Alejandra Pizarnik. Anticipan una senda verbal formada por los tramos “Descenso”; “Vacío” y “Silencio”, tres sustantivos de fuerte densidad conceptual, ligados al malditismo de Baudelaire.
   Precisamente es el clásico francés quien alumbra los pasos de partida del poema “Océano”, una exploración nocturnal que convierte al sueño en territorio de inmersión y búsqueda, de rescate y retorno a la claridad. Ese ámbito penumbroso y sombrío se mantiene en otras composiciones, como si la existencia negase la posibilidad de un mundo en calma, ni siquiera en los sueños, por más que el yo poético se empeñe en rescatar una amanecida de luz. Respirar es asumir un aleatorio descenso hacia la sombra, abrir las manos para dejar en ellas el ébano tenaz de  la tiniebla.
   Concisos y lacónicos, todos los poemas de este primer tramo, en el que resaltan composiciones excelentes, como “Nómada” y “Descenso”, cobijan la vencida arqueología de la soledad, esa tanteo pausado con las asimetrías del transitar que permita volver a casa, aunque no haya nadie.
   La sección central, “Vacío” reitera la disposición enunciativa y emplea de nuevo el soneto para sumergirse en un ámbito abisal, cuajado de onirismo y fantasía, como leve cosecha del delirio. Rompe la continuidad visual con la inserción del poema caligramático “vacío”, que sin duda crea rareza y desconcierto y supone un quiebro en el poemario. Por fortuna, el tono se recupera de inmediato con “Adormidera”, casi un poema celebratorio, o “Adolescencia” un texto repleto de emoción sobre el despertar sentimental y las débiles señales del camino hacia el otro.
   El apartado “Silencio” se abre con “Amanecer”, donde se cobijan excelentes metáforas que diluyen el epitelio nocturnal de las primeras secciones, aunque persiste ese horizonte tóxico, enfermizo, "que todo lo oscurece” y que convierte la existencia en “una rosa de ceniza”. Persiste en la conciencia la sensación de finitud y soledad, como se plasma con aliento clásico en el soneto “Orfeo”: “Sombras de un sueño, criaturas de un día / ¿por qué mirar atrás cuando ya vimos / todo pasar y ahogarse en el olvido / y que esa es nuestra herencia de ceniza?”; insistir en ser no es más que ir dejando algunos destellos al paso, el soplo de una vela encendida.
   A través de la noche esta signado por un tono pesimista y sombrío de lo existencial. Los poemas nacen desde el fluir de una conciencia marcada por la soledad y el desamparo, por un largo recorrido al fin de la noche en el que se van sumando indicios de oscuridad y contingencia. Real o simbólica, la noche está ahí, con su laberinto de imágenes, con su tacto oscuro, como un espejo que acogiera en el frío de su superficie las sombras interiores, la desnudez de un corazón a solas.

 

JOSÉ LUIS MORANTE 

 

jueves, 23 de junio de 2022

ÁLVARO CAMPOS SUÁREZ. LA CERTEZA DEL COLOR

La certeza del color
Álvaro Campos Suárez
EDA Libros, Aforismos
Colección Seguro azar
Benalmádena, Málaga, 2022 

 

INTROSPECCIONES

 
   El discurso poético de Álvaro Campos Suárez (Málaga, 1981), formado hasta la fecha por las entregas TrENes (2013) y Buda en el Bolshói (2014), enciende una luz nueva con los aforismos de La certeza del color; se suma así al momento de plenitud de un formato meditativo que plasma su peculiar representación de lo real con los signos fragmentados del pensamiento y con destellos de una mirada subjetiva y lacónica, que indaga en las derivas aleatorias del contexto. Al cabo, como subraya la temprana cita de John Berger: “Para el ojo humano todo lo visible tiene un color”.
  Frente al mimetismo figurativo de la costumbre, la creación yuxtapone matices, explora hendiduras, propaga nuevos contornos, hace de la escritura una detonación que implosiona claves del taller creador. Álvaro Campos Suárez comienza su andadura concisa con el apartado “Cuaderno de artismos”. El sustantivo sorprende, es un neologismo creado por el autor para abordar las líneas de fuerza del verbo lírico como concepto teórico y plantear una epistemología de la palabra: “La poesía de la poesía es el misterio”, “La tarea del poeta versa más en crear sensaciones que historias”, “Todo libro es una forma de muerte”. El ejercicio introspectivo sobre el cauce poético se llena de valor cognitivo y configura los contornos renacidos de un género minoritario y contingente. Las anotaciones a pie de página conocen sus lindes, saben que “lo inmarcesible no puede ser rescatado” y que “pintar una mirada es cerrar un imposible”, pero desde esa pretensión de plasmar lo inefable la escritura encuentra su razón de ser y el escritor va completando el lento pentagrama de la voz propia.
  En la pretensión expresiva del decir breve se busca la definición de la esencia; así nacen los fragmentos acogidos en la segunda parte, titulada “Diccionartio básico de dudas”. Cada sustantivo escogido encuentra una datación nítida que confía en el hallazgo de nuevas expresiones lingüísticas. El autor articula voces de una escala alfabética que tienen como epicentro lo metaliterario. Las teselas que componen esta sección dan forma a secuencias y protagonistas del proceso creador. Veamos algunos fragmentos relevantes: “Aprendizaje. 1. M. Literatura. Tránsito entre el novel y el Nobel.”, “Diccionario. 1 m Alta costura. Cajón de sastre.”
   Es norma de cualquier libro de aforismos el encadenamiento de asuntos. El pensamiento da cauce a una labor singular a partir de un marco situacional que hace suyo aquel verso de Adrienne Rich: “Las palabras son mapas”. Y ese plano desplegado postula un largo viaje al espacio existencial integrado en las dudas e incertidumbres de “La vida indubitada”. La orografía interior está llena de pliegues: “El sentido de la vida es vivir”, “En el mundo de la duda solo existe la certeza”, “Respirar y suspirar. El oficio de la vida”, “Vivir la vida como los pájaros: puro vuelo”. En este entrelazado de reflexiones no falta el sentido crítico: “La vida moderna se simboliza en un grupo de Whatsapp: una repetida sucesión de banalidades”.
  El itinerario de asuntos fusiona entorno social e intelecto, un legado de percepciones que muestra los latidos maleables del discurrir. El recorrido del protagonista verbal se dirige hacia el otro, Es la mejor solución contra el solipsismo y reitera la necesidad de enlaces sentimentales como el amor. Pero también esta senda hacia el otro está marcada por parámetros contingentes. “En los textos de “Del amor a la mentira (y otros deportes de riesgo” se sondean los viajes sentimentales de ida y la vuelta, ese largo paréntesis de andenes habitables y papeles aleatorios. Es preciso descubrir motivaciones y sentidos: “En el amor, como en las grandes lecciones, no somos más que escolares vitalicios”, “Ningún sentimiento es fiel si se razona”. Pero ninguna valoración personal es ajustada, todo adquiere la apariencia mudable de lo imprevisto.
   Paso a paso, los breves van creando un simulacro de suelo firme, una mansa convivencia entre verdades y mentiras que se explora de nuevo con pupila crítica en el apartado de clausura “Guía de últimas verdades”, donde se utiliza la estructura textual de los aforismos de definición.
   Álvaro Campos Suárez clausura la entrega con un excelente metaforismo: “Todo aforismo es un cauce; toda certeza, un río”. El aserto recuerda los signos más palpables del pensamiento lacónico, siempre pleno de paradojas y contraluces: el tacto de la verdad es solo un epitelio que va mudando de color en el tiempo. Lo que permanece intacto es una obra aforística salpicada de originalidad, con singular acuñación y palpable conocimiento del género. La certeza del color es una suma de secuencias reflexivas que acercan y revisan los zarandeos de la inteligencia, esa araña con patas de oro que duerme al sol.


JOSÉ LUIS MORANTE