viernes, 13 de mayo de 2022

ISABEL FERNÁNDEZ BERNALDO DE QUIRÓS. BIENANDANZA

 Bienandanza
En las orillas del haiku
Isabel Fernández Bernaldo de Quirós
Mahalta Ediciones
Castilla la Mancha, 2022

 

VUELOS Y NUBES 

 
 
   He mantenido durante años una cálida amistad con Isabel Fernández Bernaldo de Quirós (Mieres, Asturias, 1947) Profesora Titular de la Facultad de Biología de la Universidad Complutense de Madrid y hemos coincidido algunas veces en eventos literarios en la capital, donde reside desde hace décadas. Y sin embargo he llegado muy tarde a su poesía, cuya amanecida se fecha en 2004 cuando aparece su libro Al son de las mareas, una obra que hallaría continuidad en más de media docena de títulos. Por eso urgía sondear su escritura en la nueva entrega Bienandanza que llega de la mano de la novísima editorial castellano-manchega Mahalta, con imagen de cubierta de la propia autora, que es también una notable fotógrafa.
   El libro, subtitulado En las orillas del haiku, clarifica de inmediato la naturaleza de su contenido poético. Isabel Fernández Bernaldo de Quirós pone sus pasos en las aguas mansas de la tradición japonesa para hilvanar una estela de haikus distribuidos en cuatro apartados: “Esencias”, “Paisajes”, “Del paisaje, sus pobladores” y “Meses del año”. Las cuatro secciones se nutren del esquema habitual del haiku pero en sus contenidos vislumbramos los vuelos y nubes de enfoques plurales.
  El apartado inicial “Esencias” opta por el tono reflexivo, por ese viaje interior que lleva la percepción hasta el laberinto confidencial del sujeto para captar su esencia. Nada hay más complejo que descubrir entre lo contingente la zona germinal, el núcleo que define el transitar del tiempo más allá de las vivencias que depara el abrasivo efecto de los días. Hay un sostenido contraste ficcional entre la apariencia y la búsqueda ontológica de quien percibe: “Sobre la arena / transmutación de amor. / Místico encuentro.”, “Emana música. / Inagotable fuente / de la que bebo.”. De inmediato aflora la sensibilidad musical de la poeta y ese estar con los ojos cerrados que transforma la armonía en una voz que comparte. Todo se hace audición y melodía: “Sea la música / el canto de la Tierra / en comunión.”, “Cantan los pájaros. / Sinfonía romántica / mientras camino.”. Pero también se oye el pentagrama cálido de lo diario: “Por el camino / se proyectan las sombras / de los recuerdos”, o el apunte evocativo tan ligado al trayecto biográfico: “En el confín / de mi memoria: Hierba / carbón y mar”, “Pueblo minero, / bajo tu tierra negra / llanto y silencio”. Si la vida es camino es conveniente multiplicar los pasos y que la voluntad no dormite: “La soledad / es profunda raíz / que busca vida”.
   Los nombres del canon clásico japonés convertían al yo poético en mero testigo; se velaba lo autobiográfico para que resaltara pleno y fuerte el horizonte, un entorno hecho para la contemplación que busca capturar el instante. Como cálidas secuencias visuales llegan los textos de “Paisajes”: “Bajo el castaño / la niña mira al valle / y se estremece”, “Tras la tormenta / los trigos en el suelo, / lloran sus frutos”, “El agua humea. / Frío y niebla en diciembre. / Nadie en el mar”. En esos apuntes del entorno los ciclos estacionales acercan sus variaciones como síntomas del transcurso vital. Los haikus hilvanan argumentos desde los sentidos. Asumen el oficio de cronista del vaivén temporal, aunque de cuando en cuando no duden en transmitir sus destellos emotivos: “El faro azul / sobre roca en el mar. / ¡Qué desamparo! ".
   Ya he comentado en el inicio de esta mirada crítica que la escritora ha ejercido durante muchos años como profesora universitaria de Biología; no resulta difícil encontrar en el tercer apartado del libro “Del paisaje, sus pobladores” sendas afines con el periplo laboral y la fuerza vocacional de una ciencia que estudia los seres vivos y sus características, entornos y evolución natural: “Sus corazones / laten con la nobleza / de los humildes”, “Dejó su tierra / la lombriz. En la calle, / su cuerpo seco”, “Primeras flores. / Y no importa el invierno. / Vuelan abejas.”.
   Sirve de cierre el apartado “Meses del año” un asentimiento reflexivo sobre la cronología anual y sobre la naturaleza transitoria de sujeto y entorno que expande en cada periodo temporal sus señas de identidad: “Tirita enero. / Duermen hierbas y flores / bajo la nieve.”, “Si buscas mayo / lo hallarás escondido / entre mil flores”, “Dialogan nieblas / entre los vientos calmos. / Llega noviembre”, “Diciembre es gozne / que articula el amor / y la esperanza.”
    Isabel Fernández Bernaldo de Quirós articula en Bienandanza un hermoso relato visual, una narración escalonada de sensaciones que busca en cada secuencia una dicción limpia; esa plenitud de ángulos muertos que muestra la voz sosegada de la belleza, el misterio que deja en cada mirada unos hilos de luz. Los haikus optan por compartir la incertidumbre aleatoria del tiempo, y su peculiar manera de respirar la existencia desde el asombro de lo cotidiano, con el perfil nítido de una voluntad celebratoria ante el expandido jardín de la naturaleza.

  
                                                      JOSÉ LUIS MORANTE



 
 

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