Descarrilada Gabriela Rosas Editorial Petalurgia.com Colección Arcania, edición digital Madrid, 2022 |
POÉTICA DEL CUERPO
Por primera vez, de forma monográfica, Gabriela Rosas añade a su trayecto
el minimalismo y la voluntad lacónica del aforismo. Desde la síntesis expresiva,
amanece la entrega digital Descarrilada,
cuyo título, según comenta la poeta y editora María Gabriela Lovera, proclama
un expresivo gesto de rebeldía. La obra de Rosas se integra en un proyecto
editorial colectivo personificando el naipe de El Carro, séptima carta del
Tarot. En las veintidós imágenes que componen la baraja, la elegida representa
el control de la mente sobre las pasiones. Cobra así un sentido pleno el estar
“descarrilado”; es decir, el no seguir los trazos del camino y avanzar por
fuera, en la periferia de lo establecido, rompiendo las normas del estar
diario. Sirven de umbral al libro dos incisiones mínimas seleccionadas del
aporte textual de Eugenio Montejo –“Ama que se va el día”- y de José Luis
Morante –“Con letras de lluvia escribía otro sueño”-. Las dos se integran en la
estela del aforismo lírico, cultivado por escritores referenciales como Juan
Ramón Jiménez o Rafael Cadenas.
El decir breve de Gabriela Rosas constata una fértil veta existencial
que emana directamente de su mundo poético. Conviene recordar que la escritora
cultiva un intimismo humanista, claro espejo del yo interior, en el que se
vislumbran obsesiones básicas como el amor y el desamor, un territorio pasional
siempre convulsionado por el deseo y el oscuro vuelo de la pérdida, la
disgregación en el tiempo o la zozobra de encontrar sentido a la propia
existencia. Las hebras lacónicas alientan un trayecto reflexivo donde los estados
vivenciales resuenan con fuerza: “Para amarte me inicié en el fuego”, “Ser el
poema o el rayo, la misma intensidad, la misma quemadura”, “Cada uno con su
derecho al incendio”, “Para decir amor, primero digo cuerpo”, “Que tu boca sea
el lugar donde nos encontramos”, “Llueve y es contigo”, “Pensar en la llama me
consumió”. Son textos que se desmarcan de una contemplación distante y objetiva
del trasiego afectivo y se nutren de un activismo cercano que apenas encuentra
calma.
También la palabra es cuerpo que renace en cada amanecida con músculos y
huesos, abrazo y calidez. Los interrogantes del quehacer poético desvelan, como
si recorrieran la oscuridad tanteante de un espacio interior, dilatados
enigmas. Abren ventanas de comprensión, enlazan el legado de la experiencia
biográfica y los trazos del quehacer escritural: “La poesía nos hace mejores
amantes”, ”Escribo para que el cuerpo sea poema”, “Sin dolor no hay placer”,
“La poesía es como el amor, te pasa o no te pasa”. El personaje definido en los
textos de Gabriela Rosas mantiene un compromiso con la lucidez; postula en su
mirada una realidad insuficiente, alejada del temblor estival y la calidez
celebratoria de los cuerpos al sol. Quien habla es una incisión vulnerable de
nostalgia. Desde la evocación, la ausencia encuentra sentido y permanencia.
Resalta en esta levedad la perfección semántica de algunos aforismos,
cuajados de belleza: “Desamparo es no tener quien te desnude”; o la excelente reflexión
paradójica: “Yo estaré de pie cada vez que me olvides”.
El
recorrido argumental de Descarrilada nos
deja entre las manos una actitud en guardia, donde el repliegue en los
laberintos interiores es el camino franco para la memoria. La experiencia vital
se erosiona por el discurrir del tiempo, ha perdido certezas para agostarse en
los espejismos de un estar carente de ideales. Es el tiempo de negociar coherencia
y dejar sitio a las sensaciones que testimonian la derrota.
En esa intemperie, las presencias familiares
se convierten en refugio donde germina lo vivido; nace así la brisa del retorno,
la necesidad de convertir en permanente patrimonio la fuerza terapéutica del aforismo.
Los recuerdos se hacen voz contra el estar a solas. Con dicción despojada, en
la mirada fragmentaria de Descarrilada Gabriela
Rosas armoniza pensamiento y lirismo existencial. En los dardos conviven la voz
sosegada de lo coloquial y una percepción que guarda el misterio de la
intensidad y el tanteo fecundo de lo imaginativo. La voz expande nervaduras con
sinceridad emotiva, con esa austeridad de ojos abiertos que escribe un desenlace
a la esperanza.
JOSÉ LUIS MORANTE
Querido José Luis, agradecida con esta reseña y lectura tan entrañable de Descarrilada. Gracias por tu tiempo, lectura y tu estar en mi hacer poético y aforístico. Eres un referente para mí y para todos en el género, igualmente en la poesía y narrativa, así que me siento muy honrada con esta lectura vuestra, que es la guinda.
ResponderEliminarGracias siempre querido poeta.
Querida amiga, soy de los que disfrutan con la escritura como forma de entender lo diario, como casa y refugio donde mover los pasos de incertidumbres y sueños; me encanta el aforismo por su levedad, también por hacer del pensamiento una manera de conocimiento y apertura. Así que muy feliz con tus palabras y los breves de "Descarrilada", un hermoso libro muy bien editado por Petalurgia.com. Feliz jornada.
EliminarMaravillosa reseña de "Descarrilada" de Gabriela Rosas. Muy agradecidos desde Petalurgia.
ResponderEliminarAbrazo de regreso, querida amiga, y muy agradecido por tu proyecto editorial, una senda creadora con notable perfección formal y con títulos de interés como "Descarrilada" la colección de aforismos de la poeta Gabriela Rosas. Feliz empeño.
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