viernes, 12 de mayo de 2023

ANDRÉS ORTIZ TAFUR. TRAIGO NOCHE EN LOS ZAPATOS

Traigo noche en los zapatos
Andrés Ortiz Tafur
Ediciones de la Isla de Siltolá / Poesía
Sevilla, 2023 


 

TURBULENCIAS

 
   Hace mucho tiempo que la poesía contemporánea perdió la solemnidad en vuelo de lo transcendente para mostrarse vitalista y cercana. Un patio de vecinos que incorpora intimidad, confianza, empeño dialogal y humor. Con estas pretensiones de irreverencia llega la entrega Traigo noche en los zapatos de Andrés Ortiz Tafur (Linares, 1972) bibliotecario, músico, articulista y narrador. También había firmado una primera entrega de poesía Mensajes en una botella que estoy acabando en 2018, editada por la Fundación Huerta de San Vicente de Granada en su colección de poesía Juancaballos; en la salida, con prólogo de Andrés Neuman, convivían el relato breve y el poema en torno al extravío existencial y al cambiante territorio de las emociones.
  Traigo noche en los zapatos recuerda en su comienzo una certeza: en el discurrir existencial no hay regreso, todo es una senda de sentido único, con frecuentes apeaderos de extrañeza, dolor e incertidumbre, donde reserva sitio la ausencia. Así cobra sentido un discurso poético sosegado y plural que percibe la intimidad como acuciante venero argumental. El balance previo del poema “Perros de presa” es un ejemplo paradigmático de lo vivido y de ese empeño de sentir que el aprendizaje vital es una cuenta de resultados a la baja. El pasado se traspapela en cualquier grieta y el futuro pierde fuelle, como un corredor de fondo con poca resistencia.
  El equipaje de motivos del tramo inicial “Nuevo catecismo” deja la sensación de desplazarse en círculos concéntricos. El sujeto verbal emplea una perspectiva realista y figurativa. Suma despojadas instantáneas de un estar diario que acoge anécdotas aparentemente menores y cotidianas. Pie en tierra, en los distintos momentos del día profundiza en la experiencia de ser y hace del escepticismo o la ironía la última bala. Perfila destellos cognitivos sobre el estar. El análisis del poema de cierre “Nuevo catecismo” recurre a la prosa poética para mostrar la aspereza del vivir en el proceso de percepción de la realidad y sus interpretaciones.
  En las composiciones centrales del apartado “Fogata”  el texto se despoja y adquiere en ocasiones un tono aforístico en el que la paradoja resume la observación del testigo directo: “Solo descubres que estás en guerra / cuando alguien te pide la paz. / A veces / la paz se erige en el detonante de la guerra. “. Andrés Ortiz Tafur especula con la cercanía autobiográfica y las contingencias de un entorno que percibe en su acontecer diario los pliegues del horizonte. Sus apreciaciones conceden al tiempo un valor añadido y resultan brújulas eficaces en los itinerarios por completar.
   La coda final es la que da título al libro “Traigo noche en los zapatos” y en ella persiste ese clima de realidad estremecida que dejan en nuestra piel los efectos secundarios del tiempo. El hablante verbal se posiciona, sigue ahí, dispuesto a aguantar un diálogo sostenido con la incertidumbre: “Estoy aquí por hacerte un favor. / Un favor cualquiera, / el que tú decidas”. Lo posible con frecuencia no pasa de ser mera presunción mientras lo laborable se define mediante escuetas pinceladas: “La idea es un ala batiente / captando la atención del mundo. / Y otra quieta, asida al cuerpo, / dejando todo en la mera presunción / de lo que podría haber sido levantar el vuelo”. En otros poemas como  “Sábado tarde” y “Habitación libre” se acrecienta el registro coloquial para glosar evocaciones y la dicción se desnuda para tejer secuencias de las que emanan indicios contra las idealizaciones. Sólo se cumplen los peores deseos y la esperanza parece dispuesta a formar la textura de un campo de cenizas en un mañana incierto.
   Como asevera la hermosa definición de contraportada de Álvaro Hernando Andrés Ortiz Tafur "compone este cuaderno de bitácora entre lo iluminado y las sombras que nos habitan". En Traigo noche en los zapatos” compila el cajón diverso de lo cotidiano, como si dejase sobre la mesa una fragmentaria lectura de la realidad en clave poética. Es la cronología de un tiempo con posibilidades remotas, que aglutina en el frescor de la mañana los días transitorios. Migas paradójicas de felicidad y desconcierto que borran la distancia entre pasado y presente, que llenan el hule del futuro de “cosas que no pasan”.
  
JOSÉ LUIS MORANTE





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