martes, 23 de mayo de 2023

AL OTRO LADO DE MÍ (Diario)

Casa tomada
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

 

AL OTRO LADO DE MÍ

 

   Cuánto nos afectan los ecos de lo cotidiano, esas mínimas historias protagonizadas por identidades secundarias que muestran una lectura paradójica de lo existencial, cuajada de laberintos. El quejoso profesional, los vecinos oblicuos, los abducidos severos por el móvil, los seudoescritores sin obra pero expertos en habilidades sociales y maquillaje.
 
   La claridad mental es un don que no me pertenece. Sé poco y de lo poco que sé no estoy seguro. Soledad, cansancio, lectura y silencio. Ese es el umbral de cada día.
 
   Una paradoja que contradice lo aparente: la muerte de los que nunca vivieron.
 
    Planos de alzada. Hay identidades de planta baja, identidades con sótano y desván e identidades en ruina.
 
    Es el poeta joven de moda. Tiene un aire angélico, guedejas a lo Jimi Hendrix y una sonrisa perpetua que enaltece el primer plano en televisión o en el suplemento cultural. He leído sus poemarios y le escribo para hacerle una entrevista para el blog. Pasan los días y no me responde. La fama abruma la agenda y no deja huecos. Hay que emplear correctamente el ascensor para evitar accidentes. La tinta atonta.
 
   Qué gran labor editorial está haciendo estos años José María Cumbreño. Una rácana universitaria que no quiere gastarse quince euros adquiriendo un libro excelente le pide el PDF de la publicación, aunque quedan ejemplares publicados. Pasa todos los días: las incontables fotocopias para las clases, los enlaces de descarga gratuita. Normalización absoluta del saqueo que obvia los derechos de autor y el valor comercial del libro. Lamentable.
  
  El ruido de mis pasos al otro lado de mí. La vida suspendida entre las páginas de un libro. Envejezco. El corazón late más lento. Titubea.
 
(Notas para el diario)

        

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