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Paso ligero La tradición de la brevedad en castellano (Siglos XX y XXi) José Luis Morante Edición, selección y prólogo Ediciones de la Isla de Siltolá Sevilla, 2024 |
APUNTES DE TALLER
Cuando la escritura es más sentimental que racional brota el
caos. Y su llegada tiene una condición dura e inhóspita, que hace daño a la
voz.
Sobre la mesa del taller creador, la noción del oficio, ese
empeño en dominar la técnica para que fluya mansa e invisible, eficaz.
Nunca sé dónde nace ese soplo inicial que dicta la amanecida
del poema. Parece una grieta cerrada a la inteligencia discursiva. Pero está.
Viene conmigo –equipaje en el tiempo- este acierto crítico
de Octavio Paz: “El haiku fue una
crítica de la explicación y la reiteración, esas enfermedades de la poesía; el
renga es una crítica del autor y la propiedad privada intelectual, esas
enfermedades de la sociedad”.
¿Vanguardismo? Sí, cuando reitera el insistente afán de
novedad de la amanecida.
Suele aburrirme el vuelo ascensional de lo transcendente.
Soy de los que abrazan el poema que cumple la ley de gravedad.
En la sensibilidad oriental se amalgaman Buda, Lao Tsé,
Bashô, Omar Kayan, Hafiz van… Sustratos que entremezclan el escueto andamiaje
del haiku, los jardines florecidos de la poesía china, el dogmatismo budista y el rumor transparente
de la lírica persa. Oriente es múltiple. Occidente también.
La verdad del aforismo mejora si preserva esos días inanes,
cuando lo previsible toma la palabra y se expresa con impericia filológica.
Cualquier género literario alienta un viaje a los confines,
aunque sean interiores.
La invención verbal cuartea lo explícito, pone en su tacto
una dimensión alucinada.
La naturalidad encala estereotipos.
(Anotaciones de A punto de ver)
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