lunes, 17 de febrero de 2025

CASO CERRADO

Interrogatorio
Archivo
de
Depositphotos


CASO CERRADO
 

 
   Pregunta otra vez, con el chisporroteo del cansancio. Sin mover los labios:
-¿Edad?
-No sé ,desde qué año mi madre sospechó que esta minúscula existencia tendría algún futuro…
  Calla y suspira. Cierra otra vez los ojos. La nueva pregunta tarda en abrirse paso. Cuando llega, arrastra sílabas inaudibles…
-Tampoco hay datos de tu vida laboral.
-No los hay, claro, es inexistente aunque, de cuando en cuando, el pensamiento urgía a buscar la calle, al encuentro de un futuro oficio. No llegó nunca. Después me detenía en cualquier parque, esperando que la voluntad durmiese contraída.
   Agacha la cabeza y entreabre la boca humedecida. Se acerca un poco al empujar la voz:
-¿Sabes la fecha del suicidio?
Las palabras a oscuras responden por mí:
-Hace poco, todavía escucho los restos náufragos de una conversación al otro lado. Las dudas gotean sin enigmas ni claves. Soy un caso cerrado.

(Del libro Fuera de guion, Lastura, 2024)



domingo, 16 de febrero de 2025

LAS HORAS DE SILENCIO

Mulholland Drive (2001)
David Lynch

 LAS HORAS DE SILENCIO

Pertenezco al copioso batallón de los torpes visuales. No veo genialidad en la singular concepción estética de la película Mulholland Drive (2001). Sobra complejidada argumental y se disfrutan muchísimo algunos intervalos, cuajados de matices, como los bellísimos primeros planos de Naomi Watts y Laura Elena Harring, o la intacta rebeldía de algún personaje como el director de cine, sin duda un reflejo especular autobiográfico. La película obliga al continuo por qué, es extraña y hermética, como esas raíces nutricias del propio David Lynch.

Antes de que me convierta en un logrado epicentro de soledad voy a tener que ir completando un largo inventario de amistades diluidas, esos rastros líquidos que ya no apagan ninguna sed.

Zarandeada por la contingencia apenas lee. En uno de sus paréntesis lectores concluye la antología y cierra el libro con la mayor decepción: es una propuesta nefasta; ella no está.

La voz resentida necesita de continuo descargar la culpa en otros.

(Anotaciones del diario)






sábado, 15 de febrero de 2025

FAUSTINO LOBATO DELGADO. DONDE EL ALMA IGNORA

Donde el alma ignora
Faustino Lobato Delgado
Prólogos de  Fernando Jaén, Luis Oroz
y Sandra Martínez
Ilustraciones de Juan Manuel González
Editorial Olé Libros, Colección Poesía
Valencia, 2025

 

RESISTENCIA

   Con ilustraciones interiores y de cubierta de Juan Manuel González, Faustino Lobato Delgado (Almendralejo, Badajoz, 1952) extiende itinerario poético con Donde el alma ignora, otra vez de la mano de Olé Libros, el incansable proyecto de Toni Alcolea, donde apareció también su entrega anterior En el alfabeto del tiempo, prologada por el poeta, crítico y ensayista José Antonio Olmedo López-Amor.
   La edición de Donde el alma ignora se singulariza porque incorpora como apertura un código QR interactivo que permite, tras el escaneo, escuchar al poeta recitando sus textos, como un audiolibro. No es la única sorpresa del poemario; el título cuenta con tres prólogos, firmados por el poeta y médico Fernando Jaén, el escritor Luis Oroz y la correctora y compañera de tertulia Sandra Martínez. Los tres nombres tienen en común su relación con la experiencia temática del libro y con la emotiva dedicatoria de gratitud hacia el quehacer sanitario, siempre puente entre la fragilidad y la esperanza.
   Los prólogos también marcan, cada uno con su peculiar enfoque, el contenido de esta compilación poética y su estructura argumental.  La nueva entrega mantiene la habitual escritura figurativa del poeta extremeño, muy bien comentada en el texto introductorio de Fernando Jaén, quien analiza la vivencia del yo poético como experiencia de autoconocimiento y sanación, como apertura a un ser renacido que retorna su viaje hacia lo cotidiano sabiendo que cuerpo y mente se enlazan en la fragilidad de la existencia. Luis Oroz, desde un enfoque más íntimo y personal, se centra en el impresionismo íntimo de una voz lírica inteligente y sencilla, que trasmite sensibilidad y pensamiento filosófico ante la incertidumbre y lo efímero que marca la travesía vital. Por último, Sandra Martínez Martín explora la travesía creadora del poeta y su crónica hasta llegar al yo profundo desde el hospital como espacio del dolor, pero también como esperanza de sanación y retorno a lo diario, como apertura a lo paradójico y contradictorio. No pasa inadvertido en este tercer prólogo el sondeo en el metalenguaje y la incisiva descripción del epitelio emocional, capaz de verbalizar el dolor y la angustia de lo inesperado.
   La primera parte, “Exodo” amanece con citas de Ángela Álvarez y Karmelo C. Iribarren y convierte al hospital en espacio de representación existencial, como un lugar ajeno, en el que se cobija el naufragio y se hace tránsito para la inquietud y la conciencia de lo frágil. El paraíso se hace un lugar utópico y lejano mientras la vida adquiere la desvaída dimensión de una ofrenda, de un temblor frío, lleno de miedos e intemperie.  El poeta en este tiempo de reclusión hospitalaria escribe, junto a  las composiciones, notas clarificadoras de la experiencia vivida, como si necesitara precisar la vivencia en su justa dimensión. La soledad acoge cerca a los otros, como reflejos del singular árbol del cuerpo que solo aspira al regreso a casa, a la vuelta al hogar y a sus sonidos, a esos entrañables paisajes de la costumbre que convierten la vida en hábitos.
   Ese tramo de retorno que conforman los poemas de “Sonido” adquiere en la voz del poeta afinidad clásica con el inacabable viaje de Ulises en su vuelta a Ítaca. La identidad recupera su entorno de siempre, ese espacio concreto y personal que aglutina miradas y deseos, que encarna, con emoción y transparencia un sueño desvelado. Si hasta este apartado predominaba el poema enunciativo, el cauce abierto de la descripción directa, el poeta introduce ahora la cadencia del haiku. La estrofa japonesa se hace poesía de sensación e instante, pero también recuerdo y homenaje del quehacer literario de José Antonio Olmedo López-Amor, uno de los mejores estudiosos de la estrofa y de su implantación en la sensibilidad occidental.
   La mirada a la propia poética enaltece la sencillez y el tono natural de los versos; la voz humilde rechaza la ornamentación gratuita para esbozar una estética cercana al prosaísmo, una escritura sin relumbre pero dispuesta a cobijar el misterio de la vida diaria, esa fluencia de espacios y tiempos que busca el equilibrio entre expresión literaria y experiencia biográfica.
   La fuerte unidad interna del poemario tiene en “Temblor” su apartado de cierre. Esa sacudida interior que convulsiona pensamientos y sentimientos convierte a los otros en depositarios de autoconocimiento y extrañeza; ellos están ahí para conformar un tapiz de palabras que es, al mismo tiempo, olvido y memoria, signos que marcan los límites del propio ser, ese movimiento continuo entre el orden y el caos, el rescoldo que el tiempo poco a poco va convirtiendo en ceniza.
   Donde el alma ignora de Faustino Lobato Delgado hace de la mirada poética una crónica intimista y cercana de la fragilidad del paso existencial y de los paisajes interiores del sujeto. La poesía impregna cada uno de nuestros actos, cobija el sufrimiento y la esperanza. Enciende una luz dentro; es una senda que desvela la sensibilidad de quien alumbra miedos y certezas, asombro y voluntad para el retorno. Palabras que abren la conciencia para la sanación de un sueño en vuelo.   
 
 JOSÉ LUIS MORANTE




viernes, 14 de febrero de 2025

EL AFÁN DE PENÉLOPE


Celebración del regreso
(Londres)
Álbúm familiar

 PENÉLOPE


Antes de que la rosa de los vientos
desperdigara por la lejanía
treinta y dos direcciones,
respirabas el afán de Penélope,
ese tejer paciente que adivina
cuándo se cumple el tiempo de regreso,
la destreza de Ulises con el arco,
la roja espera de los pretendientes.


             ( Del libro La noche en blanco, 2005,
             Premio de Poesía Hermanos Argensola) 

jueves, 13 de febrero de 2025

LA TAPA DEL TARRO

Levedad
Fotografia
del archivo general
de
Internet



 EN EL BORDE DEL TARRO


   A solas, la niña busca en el ventanal del dormitorio unos gramos de luz. Desenrosca con maña inquieta la tapa del tarro. Sospecha que escapará de su interior un dragón contraído. Ya imagina en sus manos el peso abrumador. Desecha el miedo y tiene suerte. En el borde del frasco roza sus dedos el vistoso arcoíris de un colibrí.


(Del libro Fuera de guion, Lastura, 2024)



 


miércoles, 12 de febrero de 2025

GIMNASIA MENTAL

Cuerpo sano
Fotografía publicitaria
ARCHIVO DE INTERNET

A PIE DE CALLE
 

 No soporto la lluvia de anglicismos innecesarios en el mecanizado vientre del gimnasio. Sólo aunmenta mi propensión al sedentarismo de la lectura, a la humilde gimnasia mental.

Anoto una cita del poeta japonés Matshuo Basho: "No sigas el camino de los antiguos. Busca lo que ellos buscaron".

La amistad tiene la duración de un día completo, entre la amanecida y el ocaso.

Es tan evidente en el poderoso mandatario la limitación mental que en cada una de sus actuaciones, recurre al titular o al cuerpo de letra grande para que la estupidez multiplique su onda expansiva. Los buenos discursos políticos están ausentes.

La madurez es el hecho de acumular tiempo en el que no sobran las respuestas sino las preguntas.

(Notas del diario)




martes, 11 de febrero de 2025

LOS CAMINOS SIN META

Las Cogotas (Ávila)
Fotografía
de
Rubén Sánchez Santana

ABRIR LAS ALAS

 

(Aforismos)

 

 
Solo habla consigo cuando hay un intérprete disponible.
 
La impaciencia aconseja hornear semillas.
 
El toldo del tragaluz es un oxímoron.
 
Entre los misterios de la inteligencia, el empeño de ocultarse a diario.
 
Quien no sabe dónde ir  mantiene siempre un inquebrantable compromiso con el traspié.
 
La humildad cumple con mérito la función de ser nota a pie de página.
 
Rareza: una amistad sin ánimo de lucro.
 
Cuando aletea cerca, el optimismo recuerda la mínima vibración de una libélula.
 
Esas voces que visten a diario papel de lija y ganan altura cuando callan.
 
Acabé identificando su belleza con el vacío; en ella, todo es nada.
 
Es acaparador y avaro; cuando respira guarda el oxígeno y el anhídrido carbónico.
 
Qué triste la lectura volátil, la que no tiene huellas dactilares.
 
 
(José Luis Morante)