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Traslúcida Fernando Pastor Mata Ediciones Vitruvio Colección Baños del Carmen Madrid, 2025 |
CIUDAD DE LA
MEMORIA
Ya, desde el comienzo del poemario, se constata el papel clave que conforma la voz evocativa. Sin duda es un enfoque de introspección que mana de la experiencia existencial y de la presencia firme de los recuerdos. Son hendiduras marcadas en los muros del tiempo, tercos grafitis que constatan que alguna vez aquel marco de pulsión sentimental fue amparo de los pasos y que la vida sigue, inadvertida y mansa, con el empeño de ajustar los itinerarios vitales al decurso gregario del tiempo.
En los repliegues peraltados del yo interior habita también el contexto histórico de un tiempo sombrío, oscurecido por la falta de libertades y la imposición de unos valores monolíticos. Eran años oscuros en los que se fue escribiendo una autobiografía, marcada por el permanente conflicto entre ilusiones y sueños, entre el yo aparente y el yo real. En ese relato biográfico de alguien, con aire de familia entre el escritor y el ser biográfico, sentidos y pensamiento son meros testigos. Quien escribe deja constancia de lugares de la memoria que se conservan intactos, de recintos como la catedral, la Alcazaba, el instituto, o la humilde pobreza urbanística del Zapillo que hacen del plano urbano de Almería un ámbito sentimental cuajado de itinerarios inolvidables: “Y vuelvo de aquel tiempo hasta el presente / doy la espalda de nuevo al instituto / abandono el entorno de esas calles / y me envuelve el acre sabor de una nostalgia / que se embrida en mi boca con dureza”.
Los poemas cobijan también presencias vivas de la educación sentimental. Las vetas argumentales muestran las inclinaciones subjetivas de un pensamiento en vela en el que se agolpan las cicatrices más profundas, esos campos de análisis que requieren sistematización y forma. Y en ellos el amor se sostiene como columna central de la identidad; así lo ratifica el poema homónimo “Traslúcida”: “Tú eres mi último poema y mi poema primo. / Porque no existes nada más que tú en mi memoria. / Ni más tiempo posible que tu tiempo / ni más presencia clara que la tuya.”
Fernando Pastor Mata emplea en las composiciones de Traslúcida el verso libre y una dicción cercana y coloquial, pero no desdeña la exploración formal en poemas como “Rimas y ripios”. Pero para la descripción de lugares y para los sondeos de la memoria prevalecen los poemas enunciativos y testimoniales. El rescate de imágenes, entre las brumas del pasado, exige un trazado de lindes convincentes para rememorar el ayer, para que espacio y tiempo retornen, cuajados de emoción y sentimientos.
La escritura consigue que lo transitorio y ocasional se apose y muestre sus raíces para comprender la realidad. En ella sobrevuela de continuo el tono elegíaco y la conciencia de haber dejado en alguna parte un paraíso perdido e irrecuperable. La voz deja constancia de la pérdida, recuerda esa tradición cultural de Arcadias primigenias donde habitó el ideal, ese sitio intangible que ratifica que alguna vez de verdad fuimos.
Con “Poemas en el lago Maggiore” Fernando Pastor Mata cierra un poemario que es íntimo homenaje a los escenarios interiores de la memoria. La travesía de un navegante abriendo rumbo por los días de infancia y juventud conforma un monólogo lírico fragmentado en momentos y horizontes, vistos bajo el techado del pretérito. Lo que fue, recuerda. Aquella realidad es otra y lo gregario se perfila desdibujado y borroso, casi abstracto. En la mirada de quien vuelve a Ítaca, la lumbre y la ceniza, el reflejo de un patrimonio singular, un tiempo donde alguna vez tocó la piel del corazón la mano cálida de la felicidad.