lunes, 7 de julio de 2025

AFORISMOS CON OLAS

Florida, 2013


 

 AFORISMOS CON OLAS


A menudo la vida carece de sentido, es abstracta y compleja. La literatura no.

 Considera cada libro como un ejercicio de aprendizaje; agua que sube.

 Todo escritor soporta el previsible anclaje de la lectura.

 Como el mar, la realidad tiene signos secretos.

 Bajo la gota fría, el trazado del sendero se diluyó. Rumbo incierto.

Amo las noches de doble fondo, en las que caben vigilia y sueño.

 Esa manía de la memoria de revisar apuntes atrasados.

 Siempre que concluyo un libro, firma la escritura discreta del aprendizaje.

 La verdad no es un área reservada para soledades ariscas.

 Cuando avanzo hacia ti te desvaneces.

 Consumo la relación incierta del autista y su temporada en el invierno.

 Un porte sólido. De fantasma.

 Cuando tenía veinte años, Jaime Gil de Biedma no era un poeta cualquiera. Era el poeta.

La biblioteca, ese amplio gremio de deudas e hipotecas.

Crepúsculo, aleteo, sopor, engarce, azul… Tedio verbal con reputación asentada.

Los malos poemas tosen; tienen respiración errática.

 Una página es una conspiración entre sustantivos comunes, verbos fríos y adjetivos ecuánimes.

 Ya no recuerdo; el final de una biografía deja sitio para mucho olvido.

 

                                                     


 

 

 

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