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martes, 10 de enero de 2023

JUAN JAVIER ORTIGOSA. CON VOLUNTAD DE AMANECER

Con voluntad de amanecer
Juan Javier Ortigosa
Sonámbulos ediciones
Granada, 2022

 

INTEMPERIE



  

   En esa renovación permanente de la poesía contemporánea, Juan Javier Ortigosa Cano (Olula del Río, Almería, 1997), Graduado en Filología Hispánica y estudiante en el Grado de Literaturas Comparadas, se singulariza por escribir, en palabras de Luis García Montero, “una épica íntima y púdica” en la que encuentra sitio “la dignidad de la resistencia”. De este modo, la escritura propone un diálogo sin tregua con el contexto externo y su carga ligera de extrañeza. Al cabo, como refrendara aquel maravilloso verso de Javier Egea, integrado como cita inicial, junto a un enunciado luminoso de Jean de la Bruyère, sobre la mesa duermen muy pocas certezas; y en todas ellas se pronuncia la conciencia del tiempo: “Hoy sólo sé que existo y amanece”.
   Con voluntad de amanecer condensa su material poético en tramos que comparten el fluir de la temporalidad y la indagación reflexiva. En los estratos líricos del poeta percibimos una clara cercanía con algunas voces de la generación del 50, como Jaime Gil de Biedma, tan próximo al decir del poema “Las carencias del verbo”. El transitar laborable va en serio y, más allá de esa arquitectura habitable y cercana de lo diario que pregonan los libros, existe una realidad proclive al desajuste y las ausencias. También alienta el magisterio de Javier Egea, de quien Juan Javier Ortigosa prologó el cuadernillo Aunque sea por escrito en 2019, y a quien dedica la hermosa elegía “Para escribirte una carta”; o los de Luis García Montero, tan presente en la composición “Vista cansada” y Ángeles Mora, recordada en “Ficciones para una autobiografía”.
  El conjunto “Primera persona” tiene como venero argumental una aproximación al yo poético siempre refrendando el ideario escritural; la reflexión sobre la poesía, como pequeño pueblo en armas contra la soledad, pone en el mismo umbral acordes confidenciales y mirada colectiva: “… de mostrar también que la poesía / es intimidad y compromiso, / que sale a la calle / y vuelve con barro en los zapatos”. No hay reclusión en los mármoles fríos de la belleza, sino latido y pulsaciones del nosotros, el ritmo de una ciudad abierta al nomadismo del tiempo  y el peso de la historia.
   Juan Javier Ortigosa intercala las voces del otro en el apartado “Segunda persona”. Ese protagonista cómplice en el trayecto vital se convierte en salida de urgencia del fluir sentimental. Al tono enunciativo y directo de la memoria, con su estela de evocaciones y trayectos perdidos, se une la textura de un tiempo digital que ha convertido las redes en otra forma de convivencia que casi nunca pierde la sensación de náufragos. Desde esa alternancia de voces, entre el tú y el yo se va completando un mapa de actitudes y personajes que definen la rutina diaria, ese tiempo que conoce de antemano el final del poema.
  Sin duda, uno de los habituales lugares de llegada es la ausencia. El retorno a la soledad del sujeto y a su introspección forma el núcleo expresivo de “La ausencia y otras geografías”. La realidad acata un paisaje en blanco y negro, sometido a los movimientos más nimios. Las largas horas sin compañía, cuando los calendarios se adormecen, propician evocaciones y recuerdos. La memoria aloja imágenes familiares, o las vivencias compartidas de la lectura, que mantienen vivas la identidad de sombras culturales.
    Esa lucha de la imaginación frente a la vara correctora de la realidad, va gestando la intimidad de la sección “Entre dos ciudades”, que también deja sitio al sentir autobiográfico de la experiencia personal. Cada identidad se va fundiendo con el entorno, donde encuentra a la vez sensaciones opuestas de refugio y soledad. Las calles trastocan los sentidos, se deshumanizan y crean laberintos sin luz, como el que muestra la composición “Las colas del hambre”.
   La conciencia descubre en el ahora un naufragio de sueños; la sospecha de que estar vivos es caminar por un itinerario de decepciones. Los poemas de Con voluntad de amanecer muestran variantes del desconcierto y oscuridad interior. Perciben las horas bajo el flexo cansado de un porvenir que no llega nunca. No queda más remedio que sobrevivir a la intemperie y buscar, por si acaso, alguna puerta abierta.
 
JOSÉ LUIS MORANTE


 
 


sábado, 21 de marzo de 2020

CUARENTENA

Nostalgia


CUARENTENA

   Hoy, veintiuno de marzo, se conmemora el Día Mundial de la Poesía. Pero no hay eventos en la calle, todos estamos cumpliendo esta cuarentena de aislamiento que cierra puertas, con sus muros de adobe y sus tablas ajadas, a tanto abrazo ausente... Nadie definió mejor los poderes terapéuticos del verso que el poeta Javier Egea. Nos queda la poesía, pequeño pueblo en armas contra la soledad. Desde su lumbre este haiku que quiere ser abrazo y esperanza:

RETIRO

Los otros, bálsamo.
En esta soledad
estáis conmigo.

                                (Inédito)





sábado, 23 de enero de 2016

JAVIER EGEA. TALLER DEL AUTOR

Taller del autor (1969-1999)
Javier Egea
Edición, presentación y notas de
José Luis Alcántara y Juan Antonio Hernández García
Narrativa Bartleby, Madrid, 2015

MISCELÁNEA EN PROSA

  El catálogo editorial de Bartleby ha concedido al escritor granadino Javier Egea (1952-1999) una relevancia incondicional, primero con la edición de su obra lírica compilada en dos volúmenes aparecidos en 2011 y 2012, y ahora con la primera entrega de sus trabajo en prosa. Sin duda, para el lector habitual en la personalidad de Javier Egea prevalece el aporte versal. Con una activa vocación temprana, el poeta formó parte de la trama cultural de Granada en el arranque de los años setenta y se dio a conocer a nivel nacional cuando se lanzó el manifiesto de “La otra sentimentalidad”, una propuesta de renovación estética auspiciada por Javier Egea, Luis García Montero y Álvaro Salvador. Aquella proclama, inspirada en el pensamiento de Juan Carlos Rodríguez, enunciaba la íntima conexión entre quehacer escritural y tiempo histórico, y suponía una quiebra con el itinerario estético de los novísimos, netos defensores del formalismo poético y de la autonomía del lenguaje. Aquella identidad tuvo una resonancia imprevisible y algunos de los nombres de la Otra sentimentalidad serían cabezas visibles del realismo figurativo y la poesía de la experiencia. En la elaborada introducción de Manuel Rico, que sirve de umbral al primer tomo de poesía se añaden a la figura literaria de Javier Egea dos valoraciones complejas: “raro y heterodoxo”, aspectos que explicarían la ausencia en recuentos y antologías generacionales. Desde mi perspectiva, la obra lírica de Egea es escasamente rupturista, salvo con el precedente culturalismo novísimo, y tiene una pulsión clásica que emana del continuismo con una tradición hispana reconocible. La no inclusión en nóminas epocales se debe más a incapacidad y torpeza de antólogos que a supuestas conspiraciones y resentimientos de grupos.
     El volumen Taller del autor (1969-1999) se edita con una presentación aclaratoria de José Luis Alcántara y Juan Antonio Hernández García. Ambos estudiosos explican la procedencia de los textos compilados y la particular trayectoria de su gestación. Los textos, en su mayoría inéditos, enfocan aspectos importantes de la obra poética; analizan el activismo personal en años muy complejos, cuando la transición amanecía, lastrada por los efectos secundarios del franquismo, y la eclosión de la poesía de Javier Egea en el último tramo de su biografía, ya en los años noventa, cuando el reconocimiento es máximo y son frecuentes las presentaciones de nombres consagrados, como Rafael Alberti, y los propios recitales, cuya preparación pautada y minuciosa se puede comprobar en la selección textual. 
   Desde los textos iniciales sale a la luz el poeta en la calle. El entorno familiar de Egea es el de una familia de clase media con inquietudes culturales, pero la ideología del poeta es evidente ya en su juventud. Lo proclama, sin tapujos, en los primeros escritos de presentación en cuyas líneas hay una notable reivindicación del compromiso. Es una reivindicación que se mantiene  en el tiempo. El poeta nunca ha creído en el tópico del intelectual encerrado en la torre de marfil de su pensamiento. sabe que en cada sujeto conviven lo privado y lo público y es un estímulo de la vida diaria alentar estrategias de convivencia entre ambos espacios. Durante tres décadas es testigo directo del acontecer urbano de su ciudad y de la formación de sus señas de identidad. Y uno de los rasgos que mejor definen la manera de ser de Javier Egea es su actitud ante lo colectivo, el compromiso con causas que rechazan el conformismo. Solo el trabajo con los demás revaloriza la utopía, nos hace protagonistas en el escenario de lo histórico. Somos individuos solidarios. Todo yo es otro.
   Taller del autor (1969-1999) sirve como material complementario para familiarizar al lector  con la personalidad de un poeta contemporáneo que ha dejado una obra poética de interés, honda y emotiva, y con el contexto histórico de un tiempo decisivo en  la gestación del ahora poético.