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14 AFORISTAS 14 Varios autores Ediciones de la Isla de Siltolá Colección Aforismos Sevilla, 2025 |
PAISAJES CON LUZ
Libro a libro, el aforismo contemporáneo propicia un paseíllo continuo
de practicantes. El pensamiento breve se ha convertido en fiesta nacional, si
se me permite el símil taurino. Así lo corrobora 14 Aforistas 14, la
primera antología del género en el tramo auroral de 2025. El conjunto atestigua
que la brevedad y el laconismo sapiencial se han consolidado y sacan a la luz
sus estimulantes picotazos verbales.
El volumen muestra una cubierta, ilustración interior y postal
conmemorativa diseñadas por Salvartes Desing cuyo criterio artístico exhibe la
originalidad de lo paródico. La nómina integrada abandona el ensimismamiento
del taller de autor para convertirse en protagonista de una celebración con plaza
abierta. Tarde de alternativa para superar la condición de novilleros y
afrontar a pie firme la bravura de la tradición; los seis astados de G. C. Lichtenberg
y otros tantos morlacos de Baltasar Gracián. En este ámbito reescribe su
voluntad expresiva la razón aforística y hace notar el paisaje con luz.
La recopilación carece de prólogo; no hay introducción justificante de
seleccionados y excluidos. Sin duda, el proyecto editorial muestra una
confianza esencial en el texto para que el simple orden nominal de los
apellidos trace la pertinente cronología. La constelación reitera molde en cada
autor: fotografía, breve perfil biográfico y contenido de cuarenta textos
inéditos.
Comienza senda Miguel Agudo Orozco (Tarragona, 1976), profesor, artista
visual, poeta y aforista. La materia verbal refuerza el sentido exhaustivo de
la poda verbal, o como define el mismo autor: el formato ahorro; en el renglón
vacío, menos es más y en esa escritura lineal se refugia lo paradójico, la
ironía proclive a la ruptura de la solemnidad, y un humor limpio y
transparente: “Si tuviera alas, me mosquearía”, “Cuando pienso en el espejo, me
lo pienso dos veces”. Sus textos guardan con frecuencia el destello inteligente
de lo ingenioso a través de parónimos y neologismos luminosos: “Quincalla
otorga”, “Eyaculación precoz: cortocircoito”, “Entendía el pacifismo como no
pegar golpe”.
La polivalente escritura de Ricardo Álamo (Sanlúcar de Barrameda, Cádiz,
1965), profesor y filósofo, ha sondeado diferentes facetas del aforismo, como
la edición y el análisis de relevantes autores o la práctica de la brevedad.
Sus breverías caminan entre el pensamiento filosófico y la comprensión
sociológica de quien se siente testigo de un ahora que muestra a cada instante
mutaciones y signos: “El pesimista mira el presente con gafas de lejos. El
optimista con gafas de aumento. Y el realista…El realista no lleva gafas”, La
razón de ser de la escritura también se hace venero recurrente: “Al verdadero
escritor le distingue que tenga algo importante que decir, no que escriba para
ser alguien importante”, “El colmo de un aforista sería escribir sin palabras”.
La geografía creadora de Isabel Bono (Málaga, 1964), narradora, poeta y
practicante del minimalismo, es un sondeo de interiores. La conciencia almacena
y trasciende, propone itinerarios que encienden interrogaciones y misterios
mediante un lenguaje sugerente y elusivo. Lejos de cualquier enunciado
explícito, los aforismos persiguen con los ojos vendados, son “casiaforismos”
en busca de moldes en los que tome asiento lo evidente. De ahí que muchos
textos sean híbridos, sin lindes entre el poema en prosa, el microrrelato y el
aforismo.
Carmen Canet (Almería, 1955) impulsa una fértil cosecha en el arte de
comprimir que hace de la escritora, junto a Dionisia García en la mayor
impulsora del laconismo. Su territorio trasmite cercanía, es intimista y
confidencial, con una sensibilidad reflexiva en la que caben instantáneas
domésticas, experiencias biográficas y estratos culturales que derivan de sus
lecturas y críticas en prensa. En sus mínimas se acoge también el ingenio
lúdico del juego verbal y una reivindicación continua del yo femenino como
asidero de voluntad igualitaria y riqueza sentimental. La escritura asevera que
“Existen dos lenguajes: el del corazón y el de la razón. Cada uno tiene sus
razones y sus corazones”.
Los escuetos datos biográficos de Michel F. señalan su predilección por
el aforismo irónico. Los breves reunidos, con magisterios a medio camino entre
Cioran y Bobin, no olvidan buscar los ángulos ciegos de la realidad, esos
rincones donde se cobija el matiz o la sonrisa: “Si el psicólogo te entiende
tan bien es porque está peor que tú”, “Nadie me conoce como mi enemigo”, “He
visto a muchos jugar con fuego, ninguno era un dragón”. Atento a las
contradicciones de la experiencia, Michel F. postula que el quehacer lacónico es un inciso aconsejable
para quebrar cualquier monotonía, para quitar el grito a lo trágico y que la
queja quede en simple carraspeo.
La inclusión de Daniel Mocher (Hamburgo, 1977), con obras recientes,
puede servir para constatar los signos variables y las matizaciones del
aforismo en curso. En el cauce verbal del minimalismo “Un matiz es una plenitud
desconocida”. En su ideario estético hay un claro epitelio lírico: “A
diferencia de los pájaros, un hombre solo nunca puede ser sinfónico”, “Lo
difícil es emboscarse en un pétalo”, “El alba es un ocaso desmentido”. El
escritor sondea la intemperie vital y sus contradicciones para buscar el
equilibrio justo de cada idea entre palabra y silencio.
Natural de San José de las Lajas, Cuba, donde nació en 1959, León Molina
vive en España desde su infancia y es uno de los impulsores del momento cenital
del género breve con sus antologías y con sus libros de textos propios. La
aforística del poeta tiende a lo reflexivo. Camina por orillas conceptuales
como la muerte, el legado sentimental, la escritura o la ideología. Si la duda
es un viaje de conocimiento, el aforismo muestra un taller abierto al tiempo
donde se formulan incertidumbres: “El sentido del humor hace digerible la
inteligencia”, “Si el poema no te quema, quema el poema”, “Un sistema de
pensamiento es una máquina bélica para exterminar dudosos”.
Mi inclusión en esta antología, me deja entre las manos gratitud y
alegría, pero también la oportunidad de pensar sobre la razón de ser de mis inmersiones
en la brevedad. Cuando escribo aforismos, vivo la claridad de su despojamiento
y la respiración fatigosa de una voluntad que busca lo que no pudo ser: “Tengo
una brújula para extraviarme en mí”, “Persistencia del ojo para recorrer en la
pared intacta una ranura”, “Cuántos manantiales sin agua potable”. Entre
pensamiento y poesía, mis brevedades mantienen su ficción narrativa sobre el
transitar existencial y el personaje que guarda dentro nuestra extrañeza.
Con un aforismo expandido, en cuyo formato prevalecen el enunciado
fragmentario, la instantánea autobiográfica y el apunte ensayístico, Mario Pérez Antolín (Stuttgart,1964) ha construido
una obra reconocida con importantes premios. Su tendencia a la indagación
filosófica está presente en las introducciones de sus libros, siempre escritas
por relevantes pensadores contemporáneos. En los aforismos del poeta abulense
conviven la presencia intacta y germinal de la naturaleza y el conocimiento de
la dinámica social, junto al sondeo sobre los mecanismos de la escritura :”Un buen aforismo debe lucir en lo más
hondo”.
Benito Romero (Santa Cruz de Tenerife, 1983), cinéfilo, profesor y
asiduo practicante del picotazo irónico, practica un laconismo confidencial que
hace del humorismo un reclamo de cercanía: “Hasta los fantasmas que rondaban en
su cabeza se distraían con el teléfono móvil”, “Quien no tiene claro para qué
escribe es el que claramente dedicará su vida a la escritura”. Proclive al
aforismo de definición, los conceptos que ponen lindes a los sustantivos
elegidos nunca encierran una superficie semántica concreta; siempre abren
ventanas al remozado urgente y al cambio de guardia verbal: “La sutileza es la
utopía de la muchedumbre”, “CREENCIA: casa con llamativo patio interior que
refresca en verano y proporciona calor
en invierno”.
Poeta, narrador, ensayista y editor, Javier Sánchez Menéndez (Puerto
Real, Cádiz, 1964) hace del aforismo una indagación conceptual; más que el
enunciado abierto, su laconismo verbal explora una luz interior, los espacios
intermedios de la existencia empeñados en plantear sendas interrogantes a la
conciencia. La soledad, la muerte, la escritura o el desconcierto son tramas
del pensamiento que agitan la certeza de que la madurez conlleva un caminar
continuo hacia la pérdida y el deterioro. En la escritura de Javier Sánchez Menéndez se
expande un incansable bagaje lector, más que como referente erudito, como
soporte germinal de la idea; cada concepto no es una semilla en ciernes sino un
sueño recordado, una toma de conciencia de un balance interior.
Valenciano nacido en Danton, Texas, en 1963, Roger Swanzy es aforista y
experto traductor, especializado en textos jurídicos, técnicos y comerciales.
Su mirada hiperbreve, con frecuencia bilingüe, está incluida en varias
antologías y en algunas revistas digitales. Siente el aforismo como un susurro
de la filosofía. En sus asuntos, de amplia variedad, conviven el sentir
metaliterario y el intimismo, la instantánea ambiental y los estratos de la
conciencia, marcados por la emoción y el deseo. Los textos concisos reflexionan
sobre sí: “Los aforismos pretenden ser un hilo en el laberinto del pensar”, y
sobre el desasosegante transitar del tiempo: “VEJEZ: sentir el cansancio de la
luz en nuestra propia piel”.
Heterónimo de José Luis Trullo (Barcelona, 1967), vértice sólido del
renacer aforístico por sus papeles de editor, gestor cultural y escritor, Félix
Trull mantiene en el habla lacónica una
perspectiva pensante. Los textos hacen de la indagación un quehacer de búsqueda.
Un remanso de verdades, certezas e imposturas de la naturaleza humana. Más allá
del armazón cambiante de la realidad, la voz de la conciencia abre la estela de
lo transcendente para superar paradojas y contingencias; para poner en la
existencia hondura moral y el hálito de sanación de lo que permanece: “Para
quienes sólo creen en lo que ven con sus propios ojos, el arcoíris tiene menos
colores”, “Más que en dar, la generosidad consiste en darse”.
El plural entusiasmo creador de Ricardo Virtanen (Madrid, 1963) ha
firmado en los últimos años un copioso aporte de libros de aforismos,
complementado con varias antologías. Sus textos mínimos entienden la escritura
como senda en los laberintos interiores del yo, mientras el pensamiento
fortalece su capacidad de adaptarse a un entorno saturado de itinerarios y
complejo en su estructura: “Cargarse de razones es irracional”, “Quien elogia
se parapeta en exceso”, “Cuando alguien le da la razón a otro, en realidad la
pierde”, “Todos queremos ser Borges, pero nadie quiere morir ciego”, “El poeta
conoce más que lo que sabe; el aforista intuye más de lo que calla”.
Una
compilación de aforismos inéditos es una aspiración a comprender el momento
presente del género breve. La antología 14
aforistas 14 dibuja un horizonte propio.
Determina una yuxtaposición de ángulos de interés con voces
fundamentales junto a amanecidas que suman experiencia y lenguaje, esos
pasos necesarios que intensifican el largo recorrido hacia el futuro.