lunes, 24 de marzo de 2025

REGRESOS

Búsqueda
Parque de las Everglades, Florida, Usa

 

REGRESOS

Avanzo por tanteo; el camino no está, construyo el nido rama a rama, como esas aves nómadas
que buscan un lugar para quedarse.
  
El fanatismo impone el desarraigo; convierte la casa en tierra extraña.
 
Lleva un bulto inerte en la cabeza. Lo llama inteligencia.
 
Suele arropar sus mensajes con la vaga bruma de la sinceridad.
 
Al caminar, ser dueños también en el extravío.
 
Solo es poeta cuando calla.

(Aforismos sueltos)


 

 

viernes, 21 de marzo de 2025

DÍA MUNDIAL DE LA POESÍA

Con Joan Margarit y Luis Felipe Comendador
Lucena, Córdoba 2001

 

AUTOBIOGRAFÍA


TAMBIÉN soy yo
por la fidelidad a mis contradicciones,
por permitir gozoso,
cuando las plazoletas solitarias
reivindican el silencio y la sombra,
que un recuerdo me asalte en el espejo
como un rastro de luz, leve, intangible,
e inicie una liturgia
con frecuencia de rito
de nombres, fechas, gestos
y túmulos de sueños,
nadando alborozados en el mar
de una cronología sospechosa.

Tanta dulce mentira esconde a otro. 


    (De la antología Mapa de ruta, 2010)



jueves, 20 de marzo de 2025

JUAN ANTONIO MORA. EL DELIRIO DE LA PALABRA

El delirio de la palabra
Juan Antonio Mora
Prólogo de Alberto García-Teresa
Fotografías de Adela Sánchez Santana
Editorial Corona del Sur
Málaga, 2025
 

MIRADAS INTERIORES 

 
   El autor de la antología La alegría del aire (2019), el poeta, crítico y antólogo Alberto García-Teresa es el encargado de escribir el prólogo de El delirio de la palabra, nueva entrega de Juan Antonio Mora (Andújar, Jaén, 1950). Nadie mejor; el relevante crítico y doctor en Filología Hispánica, que ha dejado ensayos fundamentales para la comprensión del presente poético como el estudio Para no ceder a la hipnosis. Crítica y revelación en la poesía de Jorge Riechmann (Lastura, 2025) ha recorrido con dedicación la escritura transparente de Juan Antonio Mora y su poética de la claridad, a través de un conjunto de motivos recurrentes como la memoria, la mirada crítica ante los desajustes sociales y el desasosiego existencial. La poética de Juan Antonio Mora es una lumbre encendida en la noche, donde el sujeto verbal hace de su transitar en el tiempo un caminar de vigilia y búsqueda. Refrenda el crítico madrileño: “Este poemario, siguiendo la línea de sus últimos libros, continúa explorando las posibilidades de la síntesis, la potencia de la contención y el fulgor de la idea esbozada”.
    El delirio de la palabra aspira a dibujar ese proceso en el que el sentimiento se hace pensamiento. Desde la experiencia de un lenguaje conciso, y con clara tendencia al decir lacónico del aforismo, quiere iluminar los claroscuros de una realidad que intensifica oquedades y contradicciones. Si nos atenemos a su semántica, el delirio de la palabra explora las obsesiones de la escritura para desplegar interpretaciones sobre lo visto y lo intuido. Los elementos y formas cercanas dejan en nuestros sentidos la inestabilidad frágil de la vida; las dimensiones de un entorno que rebosa incertidumbre. Al filo de esta actitud indagatoria del sujeto, convertido en observador y testigo del discurrir existencial, ha ido naciendo buena parte de la obra de madurez de Juan Antonio Mora. Un conjunto de entregas, muy próximas en el tiempo, que en su totalidad comparte una sencilla cimentación formal y un nítido esfuerzo personal por hacer de la confidencia subjetiva una superación de carencias y una reflexión humanista. Quedan en manos del lector los síntomas de un paisaje verbal, ajeno a cualquier vestimenta retórica; los renglones marcados de un ideario estético de rehumanización y compromiso, de oposición frontal a cualquier apariencia literaria, disfrazada de oportunismo y grandilocuencia.
   Juan Antonio Mora en la fertilidad incansable de su madurez literaria, redobla su confianza en la palabra. Nunca se doblega al silencio. Apela a enlazar puentes entre escritura y vida, como revelan los títulos Nubes (2021), La silla vacía (2022), Las flores me llaman (2022), Las ruinas del cielo (2023), El corazón del mundo (2023) y Los sitios del dolor (2024) y La ciudad y yo (2024). Un despliegue poético donde se comparte la metafísica del ser y las preocupaciones latentes del pensamiento libre y comprometido.
  Los breves poemas de El delirio de la palabra dialogan con las emociones. El afuera cercano forma parte esencial del sujeto literario, del mismo modo que los numerosos referentes culturales entretejen una cálida fraternidad con los versos e ideas del poeta. Como en entregas anteriores, hay un colmado abanico de citas iniciales que acerca el amplio venero de la tradición filosófica y literaria. Su diversidad encierra una filosofía de urgencia, una sugerente propuesta de establecer razones fronterizas entre el yo solitario que acepta límites como condiciones de su libertad para que no se pierda lo esencial y las mudanzas del entorno.
  Agradezco públicamente la dedicatoria. Concisa y esencial, “A José Luis y Adela” deja claro la relevancia de una amistad que trasciende lo literario para integrar lo emotivo en el discurso poético. Valoro muchísimo la amistad de Juan en mi senda vital desde hace décadas. De Adela Sánchez Santana son las fotografías de cubierta e interiores.  Las imágenes tienen el misterio de la extrañeza. Son representaciones visuales de los elementos más humildes del entorno rural. El pueblo, casi deshabitado y solitario, en la captación de detalles parece un organismo vivo, un material de interrogantes que se hospeda en la mirada interior.
   El poeta abre el itinerario de versos con una reflexión justificatoria del enfoque de taller: “Mi poesía es llanto, pena, una lágrima, / una angustia del alma…”. La voz que habita el verso está llena de sombras e intemperie. Sale a la amanecida en un estado de soledad que solo se llena de luz cuando siente la presencia del amor y la compañía de quien comparte incertidumbres. Desubicado entre los inconvenientes de lo doméstico, el pensamiento se agita, sin encontrar respuestas, frente al vacío y la nada. Solo la escritura se hace mediodía permite un refugio interior, una pasión que parece contradecirse a sí misma. La herida encuentra su verdad en el dolor y es generosa con el conocimiento y solidaria con las cicatrices abiertas y sin suturar de los que no tienen nada.
  La mansedumbre del reloj emana tristeza y aturde. En sus caóticos laberintos se encuentra la memoria del niño perdido, el deambular del hombre entre las cosas sencillas y el poeta que apenas sosiega emociones, sueños y pensamientos en la alta noche. En la vigilia de los sueños resuenan gritos agónicos; la impotencia ante la pena y el dolor que parecen señales ineludibles de la condición humana; a cada paso encontramos los fragmentos de la ilusión desgarrada de quienes perdieron la inocencia y llegan tarde a los sueños.
  Solo duerme la angustia en el interior del yo más íntimo, ese lugar donde algunos recuerdos resisten todavía y donde la voluntad no pierde nunca su invitación a la esperanza, su despertar de luz y de alegría.

JOSÉ LUIS MORANTE




miércoles, 19 de marzo de 2025

LAS MANOS DE MI PADRE

Manos de padre
Archivo general
Pixabay


 

RECUERDO DE MI PADRE

Mi padre ponderaba la eficacia
como un tesoro extraño y valiosísimo,
escondido en el vientre de la tierra.
Solía levantarse muy temprano,
con el tictac grabado en la memoria
y dilataba oscuro una jornada
que concluía, laso y taciturno.
Era su empeño inmune al frío o la canícula.
Por él estuve interno tantos años
con la sola misión de hacerme un hombre.
(Entendamos, un hombre de provecho,
un atinado buscador de logros).
Mas el esfuerzo no valió la pena.
Ël no tiene conciencia del fracaso.
Descubrió en la derrota
una patria feliz, compensatoria.

    (Del libro Causas y efectos, 1997)
Premio Luis Cernuda, Ayto de Sevilla, 1997)



martes, 18 de marzo de 2025

TEORÍA PERSONAL DEL HAIKU

Encuentro en Madrid con 
JUAN JOSÉ MARTÍN RAMOS
Narrador, aforista y editor de las colecciones de Polibea
Madrid, 18 de marzo de 2025

 TEORÍA PERSONAL DEL HAIKU
DEL LIBRO
A PUNTO DE VER de JOSÉ LUIS MORANTE
(Polibea, 2018)

 

Garabatos en el muro

Mensajes torpes en la nieve

del alba

 

BUSON


 
 
El haiku teje en silencio, sin dogmas; cuando la poética se aleja de la emoción se refugia en el laboratorio.
 
 
Quien siente una arbitraria mutilación del paisaje cuando cierra los ojos, no mira hacia dentro.
 
 
Leo a San Juan de la Cruz. Percibo en el volar del haiku las cinco condiciones del pájaro solitario: va a lo más alto, no sufre compañía, pone el pico al aire, no tiene determinado color y canta suavemente. 
 
 
La humilde sobriedad del esquema verbal contrasta con su riqueza perceptiva y su capacidad para crear geografías imaginarias.
 
 
El tacto de las palabras recuerda la presión indecisa que muestra la mano de un niño cuando sale a la calle. Entre agarrar y soltar.
 
 
Cada silencio es un potente generador de sentido.
 
 
La percepción poética es una forma de conocimiento. En la lenta conquista del aprendizaje meditación, lectura, sosiego y piel.
 
 
No me parece agotado el concepto de poesía estacional; pero es una cualidad compatible con la adhesión del haiku a las causas del corazón.
 
 
Percibir el vacío como existencia cóncava y posibilidad de alojar dentro.
 
 
A veces la fuerza creadora no recuerda. Confunde identidades: poeta y artesano.
 
 
El texto expande experiencia estética. Aposa una contemplación transformada en vivencia interior.
 
 
Dar aliento al atajo, esa comunicación directa entre poema y receptor que cuida la empatía y el afán de compartir.

(Anotaciones de José Luis Morante)


lunes, 17 de marzo de 2025

14 AFORISTAS 14 (ANTOLOGÍA)

14 AFORISTAS 14
Varios autores
Ediciones de la Isla de Siltolá
Colección Aforismos
Sevilla, 2025

 

PAISAJES CON LUZ


   Libro a libro, el aforismo contemporáneo propicia un paseíllo continuo de practicantes. El pensamiento breve se ha convertido en fiesta nacional, si se me permite el símil taurino. Así lo corrobora 14 Aforistas 14, la primera antología del género en el tramo auroral de 2025. El conjunto atestigua que la brevedad y el laconismo sapiencial se han consolidado y sacan a la luz sus estimulantes picotazos verbales.
   El volumen muestra una cubierta, ilustración interior y postal conmemorativa diseñadas por Salvartes Desing cuyo criterio artístico exhibe la originalidad de lo paródico. La nómina integrada abandona el ensimismamiento del taller de autor para convertirse en protagonista de una celebración con plaza abierta. Tarde de alternativa para superar la condición de novilleros y afrontar a pie firme la bravura de la tradición; los seis astados de G. C. Lichtenberg y otros tantos morlacos de Baltasar Gracián. En este ámbito reescribe su voluntad expresiva la razón aforística y hace notar el paisaje con luz.
  La recopilación carece de prólogo; no hay introducción justificante de seleccionados y excluidos. Sin duda, el proyecto editorial muestra una confianza esencial en el texto para que el simple orden nominal de los apellidos trace la pertinente cronología. La constelación reitera molde en cada autor: fotografía, breve perfil biográfico y contenido de cuarenta textos inéditos.
  Comienza senda Miguel Agudo Orozco (Tarragona, 1976), profesor, artista visual, poeta y aforista. La materia verbal refuerza el sentido exhaustivo de la poda verbal, o como define el mismo autor: el formato ahorro; en el renglón vacío, menos es más y en esa escritura lineal se refugia lo paradójico, la ironía proclive a la ruptura de la solemnidad, y un humor limpio y transparente: “Si tuviera alas, me mosquearía”, “Cuando pienso en el espejo, me lo pienso dos veces”. Sus textos guardan con frecuencia el destello inteligente de lo ingenioso a través de parónimos y neologismos luminosos: “Quincalla otorga”, “Eyaculación precoz: cortocircoito”, “Entendía el pacifismo como no pegar golpe”.
   La polivalente escritura de Ricardo Álamo (Sanlúcar de Barrameda, Cádiz, 1965), profesor y filósofo, ha sondeado diferentes facetas del aforismo, como la edición y el análisis de relevantes autores o la práctica de la brevedad. Sus breverías caminan entre el pensamiento filosófico y la comprensión sociológica de quien se siente testigo de un ahora que muestra a cada instante mutaciones y signos: “El pesimista mira el presente con gafas de lejos. El optimista con gafas de aumento. Y el realista…El realista no lleva gafas”, La razón de ser de la escritura también se hace venero recurrente: “Al verdadero escritor le distingue que tenga algo importante que decir, no que escriba para ser alguien importante”, “El colmo de un aforista sería escribir sin palabras”.
   La geografía creadora de Isabel Bono (Málaga, 1964), narradora, poeta y practicante del minimalismo, es un sondeo de interiores. La conciencia almacena y trasciende, propone itinerarios que encienden interrogaciones y misterios mediante un lenguaje sugerente y elusivo. Lejos de cualquier enunciado explícito, los aforismos persiguen con los ojos vendados, son “casiaforismos” en busca de moldes en los que tome asiento lo evidente. De ahí que muchos textos sean híbridos, sin lindes entre el poema en prosa, el microrrelato y el aforismo.
   Carmen Canet (Almería, 1955) impulsa una fértil cosecha en el arte de comprimir que hace de la escritora, junto a Dionisia García en la mayor impulsora del laconismo. Su territorio trasmite cercanía, es intimista y confidencial, con una sensibilidad reflexiva en la que caben instantáneas domésticas, experiencias biográficas y estratos culturales que derivan de sus lecturas y críticas en prensa.  En sus mínimas se acoge también el ingenio lúdico del juego verbal y una reivindicación continua del yo femenino como asidero de voluntad igualitaria y riqueza sentimental. La escritura asevera que “Existen dos lenguajes: el del corazón y el de la razón. Cada uno tiene sus razones y sus corazones”.
   Los escuetos datos biográficos de Michel F. señalan su predilección por el aforismo irónico. Los breves reunidos, con magisterios a medio camino entre Cioran y Bobin, no olvidan buscar los ángulos ciegos de la realidad, esos rincones donde se cobija el matiz o la sonrisa: “Si el psicólogo te entiende tan bien es porque está peor que tú”, “Nadie me conoce como mi enemigo”, “He visto a muchos jugar con fuego, ninguno era un dragón”. Atento a las contradicciones de la experiencia, Michel F. postula que el  quehacer lacónico es un inciso aconsejable para quebrar cualquier monotonía, para quitar el grito a lo trágico y que la queja quede en simple carraspeo.
   La inclusión de Daniel Mocher (Hamburgo, 1977), con obras recientes, puede servir para constatar los signos variables y las matizaciones del aforismo en curso. En el cauce verbal del minimalismo “Un matiz es una plenitud desconocida”. En su ideario estético hay un claro epitelio lírico: “A diferencia de los pájaros, un hombre solo nunca puede ser sinfónico”, “Lo difícil es emboscarse en un pétalo”, “El alba es un ocaso desmentido”. El escritor sondea la intemperie vital y sus contradicciones para buscar el equilibrio justo de cada idea entre palabra y silencio.
   Natural de San José de las Lajas, Cuba, donde nació en 1959, León Molina vive en España desde su infancia y es uno de los impulsores del momento cenital del género breve con sus antologías y con sus libros de textos propios. La aforística del poeta tiende a lo reflexivo. Camina por orillas conceptuales como la muerte, el legado sentimental, la escritura o la ideología. Si la duda es un viaje de conocimiento, el aforismo muestra un taller abierto al tiempo donde se formulan incertidumbres: “El sentido del humor hace digerible la inteligencia”, “Si el poema no te quema, quema el poema”, “Un sistema de pensamiento es una máquina bélica para exterminar dudosos”.
   Mi inclusión en esta antología, me deja entre las manos gratitud y alegría, pero también la oportunidad de pensar sobre la razón de ser de mis inmersiones en la brevedad. Cuando escribo aforismos, vivo la claridad de su despojamiento y la respiración fatigosa de una voluntad que busca lo que no pudo ser: “Tengo una brújula para extraviarme en mí”, “Persistencia del ojo para recorrer en la pared intacta una ranura”, “Cuántos manantiales sin agua potable”. Entre pensamiento y poesía, mis brevedades mantienen su ficción narrativa sobre el transitar existencial y el personaje que guarda dentro nuestra extrañeza.
   Con un aforismo expandido, en cuyo formato prevalecen el enunciado fragmentario, la instantánea autobiográfica y el apunte ensayístico, Mario  Pérez Antolín (Stuttgart,1964) ha construido una obra reconocida con importantes premios. Su tendencia a la indagación filosófica está presente en las introducciones de sus libros, siempre escritas por relevantes pensadores contemporáneos. En los aforismos del poeta abulense conviven la presencia intacta y germinal de la naturaleza y el conocimiento de la dinámica social, junto al sondeo sobre los mecanismos de la escritura  :”Un buen aforismo debe lucir en lo más hondo”.
   Benito Romero (Santa Cruz de Tenerife, 1983), cinéfilo, profesor y asiduo practicante del picotazo irónico, practica un laconismo confidencial que hace del humorismo un reclamo de cercanía: “Hasta los fantasmas que rondaban en su cabeza se distraían con el teléfono móvil”, “Quien no tiene claro para qué escribe es el que claramente dedicará su vida a la escritura”. Proclive al aforismo de definición, los conceptos que ponen lindes a los sustantivos elegidos nunca encierran una superficie semántica concreta; siempre abren ventanas al remozado urgente y al cambio de guardia verbal: “La sutileza es la utopía de la muchedumbre”, “CREENCIA: casa con llamativo patio interior que refresca en verano  y proporciona calor en invierno”.
   Poeta, narrador, ensayista y editor, Javier Sánchez Menéndez (Puerto Real, Cádiz, 1964) hace del aforismo una indagación conceptual; más que el enunciado abierto, su laconismo verbal explora una luz interior, los espacios intermedios de la existencia empeñados en plantear sendas interrogantes a la conciencia. La soledad, la muerte, la escritura o el desconcierto son tramas del pensamiento que agitan la certeza de que la madurez conlleva un caminar continuo hacia la pérdida y el deterioro.  En la escritura de Javier Sánchez Menéndez se expande un incansable bagaje lector, más que como referente erudito, como soporte germinal de la idea; cada concepto no es una semilla en ciernes sino un sueño recordado, una toma de conciencia de un balance interior.  
   Valenciano nacido en Danton, Texas, en 1963, Roger Swanzy es aforista y experto traductor, especializado en textos jurídicos, técnicos y comerciales. Su mirada hiperbreve, con frecuencia bilingüe, está incluida en varias antologías y en algunas revistas digitales. Siente el aforismo como un susurro de la filosofía. En sus asuntos, de amplia variedad, conviven el sentir metaliterario y el intimismo, la instantánea ambiental y los estratos de la conciencia, marcados por la emoción y el deseo. Los textos concisos reflexionan sobre sí: “Los aforismos pretenden ser un hilo en el laberinto del pensar”, y sobre el desasosegante transitar del tiempo: “VEJEZ: sentir el cansancio de la luz en nuestra propia piel”.
   Heterónimo de José Luis Trullo (Barcelona, 1967), vértice sólido del renacer aforístico por sus papeles de editor, gestor cultural y escritor, Félix Trull mantiene en el habla  lacónica una perspectiva pensante. Los textos hacen de la indagación un quehacer de búsqueda. Un remanso de verdades, certezas e imposturas de la naturaleza humana. Más allá del armazón cambiante de la realidad, la voz de la conciencia abre la estela de lo transcendente para superar paradojas y contingencias; para poner en la existencia hondura moral y el hálito de sanación de lo que permanece: “Para quienes sólo creen en lo que ven con sus propios ojos, el arcoíris tiene menos colores”, “Más que en dar, la generosidad consiste en darse”.
   El plural entusiasmo creador de Ricardo Virtanen (Madrid, 1963) ha firmado en los últimos años un copioso aporte de libros de aforismos, complementado con varias antologías. Sus textos mínimos entienden la escritura como senda en los laberintos interiores del yo, mientras el pensamiento fortalece su capacidad de adaptarse a un entorno saturado de itinerarios y complejo en su estructura: “Cargarse de razones es irracional”, “Quien elogia se parapeta en exceso”, “Cuando alguien le da la razón a otro, en realidad la pierde”, “Todos queremos ser Borges, pero nadie quiere morir ciego”, “El poeta conoce más que lo que sabe; el aforista intuye más de lo que calla”. 
  Una compilación de aforismos inéditos es una aspiración a comprender el momento presente del género breve. La antología 14 aforistas 14 dibuja un horizonte propio.  Determina una yuxtaposición de ángulos de interés con voces fundamentales junto a amanecidas que suman experiencia y lenguaje, esos pasos necesarios que intensifican el largo recorrido hacia el futuro.

JOSÉ LUIS MORANTE
 


domingo, 16 de marzo de 2025

AHORA QUE ES TARDE

San Agustín, Florida, 2013
Fotografía
de
Adela Sánchez Santana

  

LLEGADA A LAS ESTATUAS
 
Cuando no supe de qué hablar con los hombres,
descubrí una rotonda y me dispuse
a enmudecer, sin más, entre sus piedras.
Respiré con deleite la tibia arqueología,
y supuse fecundo aquel silencio
por alguna sonrisa, en mármol cincelada,
y por ciertos residuos gestuales
capturados
en los periplos grises de los viernes.
Miraban recelosas las estatuas,
posando en actitud mesurada y distante,
tal precoces alumnos de liceo burgués…
Fue preciso
que tendiera mi mano
y dando tregua
a palabras, latidos, ademanes y toses
viví aquel primer día
de muerto
con recién estrenada compostura,
muy conforme.

     (Del libro Rotonda con estatuas, 1990)