Paseo
La parda mansedumbre del otoño
duerme el reloj, despierta las palabras.
A su reclamo acuden pensamientos
que rompen la angostura de la boca
y visten los canchales de granito
con ropajes de musgo confidente.
Como cantos rodados damos vueltas
por la cristalería del pasado.
Mezcla el camino bayas y recuerdos,
excrementos, ideas y amanitas,
concesiones y rosales silvestres.
Con ánimo apacible descubrimos
naipes ocultos que el azar baraja,
emparentamos pasos y raíces.
troncos huecos se bañan en la inquieta
transparencia glacial de los arroyos.
Una hilera de nubes acaricia
las boscosas laderas y el entorno
se disfraza de noche, se hace cueva
para que resguardemos nuestros sueños.
En el viaje de vuelta imaginamos
maléficos hechizos de gorgona.
Un tiempo indefinible nos espera,
mas la amistad es fuerza, pone en pie.
El futuro no existe. Lo inventamos.
(Mapa de ruta, pág. 82)
muy hermoso mapear de aires yuxtapuestos.
ResponderEliminary al final del lápiz,
esperando a mañana, la afilada mina.
hermoso.
un saludo, sincero