Sal de Plata |
SOMBRA
Me angustia la certeza de que algo no va
bien. Hay detalles raros. Hasta ahora mi sombra asumía el estar juntos, callada y diligente.
Desde hace días escucho sus quejas; la noto cansada, abstraída, distinta, cuando
se proyecta sobre el pavimento. Con frecuencia se pierde al cruzar los
semáforos o en deshabitados callejones, y aparece después recubierta de polen, pétalos, rizomas, hojarasca... Sus ausencias me obligan a vigilar la espalda
de continuo, a multiplicar trayectos que no llevan a ninguna parte.
Hace un instante miré atrás, intuí
ojos de luz, en el difuso encuadre de la cabeza. Lo entiendo; tiene una decisión
tomada. El recelo me da la respuesta; fundida en la silueta de su mano
percibo una pistola. Se alza detrás, con lentitud autoritaria. Quiere
asesinarme.
Echo a correr. Lo urgente es escapar de un acto
impune. La policía no sospecha que mi sombra dispara.
Estupendo relato, José Luis. Te dejo un poema.
ResponderEliminarYO Y MI SOMBRA
Uno no tiene que estar
encerrado en una habitación
para sentirse aterrado.
En el cerebro existen laberintos
que no son materiales
y es mucho más seguro
luchar con un fantasma
entrevisto a medianoche
que mirar cara a cara a ese extraño
oculto en nuestro interior.
Es mucho más fácil escapar aterrado
de las ruinas de una lóbrega abadía
que enfrentarse a uno mismo
en plena soledad.
Sería menor el pánico
si un asesino oculto en nuestra casa
nos obligara a escondernos
dentro de nosotros mismos,
cuando nuestro cuerpo empuña un revólver
y dispara hacia la puerta
apuntando a una sombra apenas atisbada.
Emily Dickinson
Me quedo con el poema, querida Herme, Emily es una debilidad; mi relato un ejercicio de taller que debía urgente a Almudena.
EliminarBesos y ya mismo tenemos el trabajo común que nos pondrá en contacto .
Más besos.
Te parecerá raro pero estoy trabajando sobre un poema cuyo tema versa sobre
ResponderEliminar"la sombra". Tu relato es fantástico espero que desarmes a tu sombra antes
de que pueda dispararte . . .
Un fuerte abrazo.
Te escribo herido, querido Paco, mi sombra me alcanzó en el hombro; sólo puede salvarme el beso de la chica o tu poema.
EliminarUn abrazo fuerte.
Coincido con mis predecesores comentaristas, José Luis: excelente retrato. ¡Ay, de las sombras! Es cierto que hay que tener cuidado con ellas: las carga el diablo.
ResponderEliminarFuerte abrazo.
He puesto en el correo tu librito Antonio, por favor acusa recibo cuando llegue; disculpa mi tardanza, ya sabes lo complejo que es el fin de curso.
EliminarUna vez más mi gratitud por tu continuo apoyo a mi escritura. La sombra tiene una naturaleza muy amplia, desde la luz a la noche.
Un fuerte abrazo.
Pues ten cuidado con las balas de sombra, matan la oscuridad y te dejan agujeros de luz... fatal para domir...
ResponderEliminarAh, qué alegría me das querido Chisme, pensé que estabas entre los juveniles talentos que habían puesto nuevo sitio en Alemania.
EliminarAsí que tenerte otra vez cerquita, me anima y me alegra la mañana. Muchas gracias por el regreso.
Abrazos.