Sol de medianoche (Noruega) |
TEOREMA DE LA
CONFIANZA
Confío en la existencia diaria,
ese azar demediado entre intenciones y logros.
Confío en la retina de aquellos
que perciben el sol a medianoche.
Confío en las esfinges que no
guardan secretos.
Confío en el sentido estético de
los laberintos, en esa arquitectura que ubica en el sitio justo las entradas de
urgencia y provoca la deserción de quien busca salidas.
Confío en la presencia incansable
de lo que pasa desapercibido.
Confío en la inconsistencia de
los ciclos que exploran lo real, un deambular por las arrugas del calendario que lleva
desde el almendro en flor a la rugosa cáscara del fruto.
Confío en todos aquellos que me confunden
conmigo.
Memorable y límpido poema, amigo José Luis. Ese tema, muy de Borges, siempre me interesa.
ResponderEliminarOtoño pleno en Tierra de Campos.
Un abrazo, poeta.
Qué alegría verte de nuevo en este puente de papel, Luis Ángel, muchas gracias por tus palabras y me alegra que la Tierra de Campos muestre ya su sonrisa de otoño. Aquí el calendario anda a trasmano y convierte a octubre en leva de agosto. Así que yo ando dibujando itinerarios festivos entre la playa y el páramo sin saber muy bien dónde abrir la silla de los días. Gracias y un abrazo enorme.
EliminarGracias por tu confianza, procuraré no defraudarte.
ResponderEliminarEn ese empeño estamos, querida Tracy; ser coherentes con uno mismo es renunciar a las asimetrías. No es fácil; nos vemos en el camino. Feliz jornada.
EliminarConfío en cada nueva entrada de este blog, en su multiplicidad de paisajes, en el agua que corre limpia por tus versos. Un cálido abrazo.
ResponderEliminarGracias, poeta, yo creo que el mejor papel que tienen las palabras es trazar sendas afectivas. Y ahí nos vemos, siempre cerquita. Abrazos.
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