Construcción de los sombreros encarnados (música para una muerte inversa) Siomara España Prólogo de Verónica Aranda Ediciones Polibea, Madrid, 2016 |
DESDE LA RENUNCIA
Entre las dos orillas del
castellano no se prodigan enlaces que contribuyan a un conocimiento mutuo;
por eso la iniciativa de la editorial Polibea de abrir una colección que
aglutine la producción lírica del multiculturalismo latinoamericano encarna una significativa
contribución al encuentro, un afán de explorar rutas diferenciadas de un
legado plural que se retroalimenta y fortalece como una tradición viva. La colección
“Toda la noche se oyeron…Poesía Latinoamericana del ahora" tiene su inicio en el poemario Construcción de los sombreros encarnados, de Siomara España
(Manabi, Ecuador, 1976), autora con persistente voluntad creativa que acumula
en su taller media docena de entregas, desde Concupiscencia a El regreso
de Lolita.
El volumen Construcción de
los sombreros encarnados / música para una muerte inversa se editó por
primera vez en 2013. Título y subtítulo
del poemario comparten una evidente ortografía simbólica. Sus referentes
culturales son analizados con precisa demora por la poeta, editora y traductora Verónica Aranda,
quien expone ante el lector la travesía en marcha de esta colección de poemas:
el deseo es ese impulso fatalista que supone la renuncia a la propia libertad, e
inspiró el discurso estético de Thomas Mann en su novela Muerte en Venecia. Bajo su luz escribe este poemario Siomara
España, casi un rapto lírico y torrencial surgido mientras escucha como fondo
sonoro la quinta sinfonía de Malher, y recuerda la película de Luchino Visconti. Desde su enfoque lírico, Siomara España
reivindica la brújula del sentimiento, más allá de las convenciones sociales y
de ese mundo de jerarquía y apariencia que representan los sombreros
encarnados. La ciudad, Venecia, arquetipo de esplendor arquitectónico, ha
establecido un plano de modelos convivenciales y una manera pactada de estar en
lo real. Y es en ese contexto donde emerge la tensión vital, esa polarización
de contrastes que enaltece lo bello y lo terrible. La plenitud de Tadzio, con
su aura juvenil que impacta los sentidos y convulsiona el ánimo, contrasta con
la atonía crepuscular de la madurez, con esa identidad que hace suya la pasión
a destiempo, aceptando ser víctima de una emboscada de la que es imposible
salir sin estragos. La conciencia del yo asume esa sensación de paisaje después
de la batalla que genera la catalización de lo imposible: Tadzio es una imagen platónica, un ideal inalcanzable, y es difícil sobreponerse a ese
largo recorrido que propone la culminación de la belleza. El sujeto verbal se
siente “tardío y solo”, asomado a un lugar entre sombras, contrafigura expuesta
a ras de suelo mientras el amado emprende viaje, como un Ícaro renacido, que
parte en vuelo hacia el azul lejano; pero también la fragilidad está en el
amado, como si tras el epitelio de su belleza estuviesen encendidas las brasas
del tiempo y su fluido arroyo de ceniza.
Para expresar el fuego pasional
de quien desea, Siomara España recurre al poema breve y al estilo directo; los
versos dan voz a un monólogo fragmentado que se mueve entre la reflexión y la
calidez del amor encendido, que encuentra en el lenguaje y su grafía icónica una manera de congelar
la realidad y petrificar lo transitorio. El sentimiento amoroso no es locura
contingente sino mutación de la esencia del ser.
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