Maldito y bienamado bibelot Heberto de Sysmo Baile del Sol, Colección Sitio de Fuego Tegueste, Tenerife, 2017 |
DESTILACIONES
El activismo cultural de José Antonio Olmedo López-Amor se expande por
amplios corredores. Ha dado pie al ejercicio de la crítica en distintas
publicaciones, digitales y en papel, a la puesta en marcha de la revista Crátera, de la que es codirector, y a un singularizado recorrido poético,
siempre tras el seudónimo Heberto de Sysmo, iniciado en 2011 con el volumen Luces de antimonio.
La última entrega, Maldito y
bienamado bibelot, consiguió el II Certamen Nacional de las Letras “Isabel
Agüera”. Sobre su naturaleza estética escribe José Luis Rey: “Libro de amor al
lenguaje, a su aventura radical y lúcida, escrito por un poeta que ama la
palabra por encima de todo”. También resultan de interés las ideas expuestas en
el preámbulo de Jesús Leirós León, jurado del certamen en esta convocatoria:
“Es una obra llena de incidencias, de belleza dramática, de materia oscura que
convierte al lector en un navegador de lo intuitivo”. Nos hallamos frente a una
lírica que no ofrece traslaciones
denotativas de una supuesta experiencia biográfica sino que tiene como hilo
argumental básico la reflexión perturbadora, el ritmo arrullador de las imágenes
y la concepción de la poesía como rapto o exaltación, una estética que destila
cercanía con el poeta chamánico cuya voz recorre laberintos entre la realidad y
lo oculto.
Heberto de Sysmo fortalece la solemnidad aforística del aserto “la
patria es el lenguaje” al iniciar el poemario recordando el enfoque teórico de Saussure, cuya percepción del hecho lingüístico reactivo brevemente:
la lengua es un producto social y un artefacto cultural mientras que el habla
es plasmación concreta de la actividad comunicativa. El sistema idiomático, por
tanto, supera los umbrales del yo. Personifica una arquitectura cuyo alzado
soportan claves que el sujeto verbal debe descubrir. Las palabras cumplen leyes físicas; son el basamento de un sistema científico que está más allá de las intuiciones, el
tejido sentimental o las especulaciones que buscan luz.
Todo el apartado inicial, “Phisis” sondea el aspecto ritual de la poesía
y las formas de introspección generadas; los poemas se asientan, con sus alusiones
y elusiones, en ese empeño de ser un resplandor fugaz, un lampo a la deriva en
el que se percibe desde la sombra la convivencia firme entre intuición e inteligencia.
El título del segundo conjunto, “Mathesis”
–término de origen griego que alude a la ciencia y el aprendizaje- recuerda a
Descartes y a su empeño en hallar desde la mente un lenguaje más perfecto que
cualquier lenguaje natural y se completa con una cita de G. Santayana; el texto recuerda que el arte es experimental y
toda invención es tentativa. El lenguaje –también la poesía.- no pasa de ser un
epicentro sísmico que deja sus pulsaciones dispersas.
Una de las cualidades más notorias de Heberto de Sysmo es su tendencia
natural a soslayar los términos ajados por el uso y buscar otros que dormían bajo la techumbre de los
diccionarios: bibelot, lampo, eruela, ergógrafo, atavío, enunción, escabel,
antigrafía, óbelo, pareidolias, idente… lo que concede a su voz poética una
sensibilidad culturalista que convierte al figurante lírico en aspirante a demiurgo:
“El verso se resuelve en quien lo sueña, / su gracias infunde paz y en algo
cambia / a aquellos que su majestad corona”.
Esta caracterización acerca al poeta valenciano a los juegos expansivos
de las vanguardias y al pulso intelectual de la ciencia como sedimento
aprovechable del poema. Poesía y ciencia se hacen así ingredientes
complementarios para elaborar vertientes discursivas.
Otro atributo de esta entrega es la elección formal del poema breve como sustento de las imágenes y receptor del pensamiento. Incluso el haiku, cuya concisa pulcritud está ligada a los estímulos sensoriales, adquiere en Maldito y bienamado bibelot una caligrafía más conceptual.
Otro atributo de esta entrega es la elección formal del poema breve como sustento de las imágenes y receptor del pensamiento. Incluso el haiku, cuya concisa pulcritud está ligada a los estímulos sensoriales, adquiere en Maldito y bienamado bibelot una caligrafía más conceptual.
La poesía es un organismo pluricelular; cumple las incansables
funciones del ser vivo en permanente cambio; Maldito y bienamado bibelot, la premiada propuesta de Heberto
Sysmo, hace de esa indagación en las mutaciones una síntesis entre lenguaje y
pensamiento, una isocronía que avanza en espiral: “Decir para vivir, / vivir para decir / y después de
haber dicho / volver a desdecirse “
Pues no copnocía a este poeta y al leer tu post sobre este poemario me ha interesado muchísimo José Luis. Intuyo una Poesia "distinta" que requiere un esfuerzo por parte del lector (creo) cosa que me seduce.
ResponderEliminarGracias, como siempre, por compartir reseña y crítica José Luis. Feliz jueves (lluvioso aquí en Oviedo).
Sandra.
Así es, Sandra -siempre me encanta percibir tu búsqueda literaria-; Heberto de Sysmo es un poeta distinto que personifica una mirada nueva del hecho poético. Relaciona ciencia y poesía, y su afán experimental emparenta a sus versos con un culturalismo renacido. Te gustará mucho. Un fuerte abrazo.
EliminarPues gracias de nuevo por la propuesta José Luis. Otro abrazo de vuelta para ti.
EliminarUna de las formas más efectivas de fortalecer el propio trabajo, querida Sandra es percibir el estado de salud de otros quehaceres, alternar las soluciones creativas personales con el legado de la tradición para ir fortaleciendo el criterio individual. Así nace la buena poesía. Un gran abrazo.
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