Aquel invierno adquirió un domicilio antiguo, de piedras frías y
cimientos gastados, que se silueteaba sobre el roquedal. Llenó habitaciones
de relojes, adquiridos en los mapas abiertos de sus viajes. Todos funcionaban,
pero las agujas nunca coincidían en la hora marcada. Deduje que una estrategia
misteriosa para que pasado, presente y futuro cohabitaran en el mismo espacio,
un sitio clausurado y angosto, donde no corrían el riesgo de ninguna huida.
(De Cuentos diminutos)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.