jueves, 16 de septiembre de 2021

RAFAEL SOLER. VIVIR ES UN ASUNTO PERSONAL.

Vivir es un asunto personal
Rafael Soler
Olé Libros, Colección Vuelta de Tuerca
Valencia, 2021

 

MANIFIESTO VITAL
 

 
   Cuando apenas se cumplen dos años de la publicación en 2019 del balance Leer después de quemar, se reúne el despliegue poético de Rafael Soler (Valencia, 1947) en la misma colección, con el título Vivir es un asunto personal, como si la escritura fuera asidero permanente. El árbol del lenguaje, por su capacidad expansiva, trasciende contradicciones y contingencias para sacar a la luz la caligrafía intimista de un manifiesto vital. El epígrafe elegido para este dominio panorámico procede de una de las secciones de su segunda entrega Maneras de volver, poemario de regreso que celebraba el amor y el deseo como vértices esenciales de la identidad.
   La compilación no requiere premeditaciones justificatorias. Carece de prólogo, notas didácticas de contexto y elementos paratextuales. Su pensamiento discursivo integra el recorrido desde la amanecida hasta el ahora, abarcando un segmento temporal de más de cuatro décadas de creación. El plano general aglutina los poemarios Los sitios interiores (Sonata urgente), Maneras de volver. Las cartas que debía, Ácido almíbar y No eres nadie hasta que te disparan. Estas salidas han dado pie a antologías como La vida en un puño y Pie de página y aportan textos a la muestra Leer después de quemar, donde se ubica una amplia selección realizada por Lucía Comba. Pero se trata de agrupar también el material del ahora; se incluye el poemario de reciente aparición Las razones del hombre delgado, entrega publicada en Nueva York en 2021. El apartado final Otros poemas compila el ramaje autónomo de piezas sueltas y dispersas para dibujar un árbol fuerte, con la fronda escrita entre 1978 y 2021, alentada por premios literarios para un solo poema, participaciones en antologías y solicitudes de colaboración en revistas.
   La poética de Rafael Soler tiene una clara raíz vanguardista y un nítido desarraigo del convencionalismo epocal. Desde su obra auroral, mezcla en su quehacer expresivo la afectividad sentimental, el verbo irónico, un cauce argumental que aventura las coordenadas de la existencia y una significativa búsqueda de imágenes que plasmen una dicción original y distinta. Desde la requerida precisión y brevedad, el poema se habita por una individualidad que sale al día con las convincentes argumentaciones de la palabra para alzar un ideario estético proteico, que relega encasillamientos. Rafael Soler es un escritor realista, hermético, surrealista, social e intimista y deja que el lector sume su particular etiqueta sobre el work in progress de su obra poética.
   El volumen elige la linealidad cronológica para integrar las entregas en el orden de aparición editorial. Se percibe así que en el trayecto lírico no hay quiebras sino una cadencia armónica, enriquecida con el empleo de varias voces, con claro predominio del enfoque directo de la primera persona. Se cuida con mimo la sensibilidad comunicativa para que el sujeto testimonial, en su indagación de lo humano, se trasforma a veces en un tú apelativo que se precipita al vacío del existir. Desde una contradictoria claridad se guardan sombras y se especula con la realidad y sus versiones. Con fuerza admonitoria el lenguaje muestra un territorio de frontera entre lo cotidiano y el discurrir onírico, mientras los pasos tanteantes del discurso toman posesión de la incertidumbre.
   Libro a libro, los poemas clarifican la existencia del yo como un tránsito que concluye en el vacío; pero en ese recorrido hay que seguir la brújula del corazón y hacer del transitar un gesto de coherencia, un indicio del ser que guarda la memoria.  El amor y la convivencia se hacen coordenadas reflexivas. Desde esa percepción, siempre bajo la lluvia del tiempo, se concreta el estar, ese golpe de dados que celebra el cuerpo y que hace del deseo un destino tangible.   
   La reflexión existencial se acentúa en Las razones del hombre delgado cuyo avance está impregnado por una intensa penumbra crepuscular: la enfermedad, la muerte o el largo ensayo de la despedida convierten la experiencia de vivir en una inabordable deriva. Se acumulan las pérdidas. La percepción se esmera en rescatar signos y preservar en la memoria “la falsa pulcritud de los escombros”, como un patrimonio más del solitario. 
   Frente a cada poemario, el mosaico completo permite una mirada amplia, un perfecto trazado en el que se pueden captar más fácilmente los motivos y preocupaciones que se reiteran y las características formales. La suma paradójica de vida y escritura conceden al yo poético una identidad definitiva. Vivir es un asunto personal da cuenta de un intenso mirar introspectivo. En él habita un tiempo de azar  que camina con paso firme, y sin posibilidad de extravíos, hasta el laberinto gris de la ceniza. Cada vez se descubre con más precisión la llegada a un tiempo de finitud cumplida en los distintos ámbitos de la experiencia, que vela su subjetividad con la ironía y el rechazo de cualquier impostura trascendente. La palabra sortea las arenas movedizas de lo transitorio para seguir en pie, deshaciendo las lindes de la muerte.
  
 

JOSÉ LUIS MORANTE



4 comentarios:

  1. José Luis, cavas como pocos en los trazos y en las intenciones. Tu labor crítica, siempre clarificadora, se hace intensa, mordaz, develadora, cuando encuentra terreno mineral. Es el caso. Conozco a Rafael Soler y su escritura, sus distintas obsesiones. Sé del dibujo que preparaba con "Las razones del hombre delgado" por ditintas catas en distintos foros en que había adelantado poemas. Es el perfecto cierre, por ahora, a una obra limpia y alta, bien diviulgada y traducida con profusión. La muerte y sus alrededores está presente en todos sus poemarios, así como su empaque y envoltura conversacional, faltaba la necesidad de hacerlo patente. Potente. Alguien tan vital como el poeta y el hombre Rafael Soler necesita discutir el final, negociarlo, pedir tiempo para repasar lo que fue y lo que pudo ser, las derrotas (otra obsesión) y la posibilidad (para él casi certeza) de que desde cadáver se pueda mantener la conciencia y la consciencia.
    De su manera de tratar en verso, de su capacidad de retorcelo para hacerlo limpio y tensso, único y reconocible, viene dando constantes muestras. Bien lo dices con tus sabias palabras.
    Permíeme añadir una sorpresa editorial. Que no es su su limpio hacer, de eso sabíamos, sino la de que un libro de tanto valor, de tantas páginas, se ofrezca a un precio tan a la altura de todos. Sin duda porque se confia, y hay razones, en su enorme difusión. Qué contraste con otros que no cito.
    Y qué alegría esa oportiunidad que me atribuyes de haceros amigos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querido Paco, vaya hermosura de reflexión que no puede tener más coda que el abrazo intacto de la amistad; hablaremos frente a una cerveza de esa felicidad de compartir amigos y lecturas. Maravillosa edición de Olé Libros y balance singular de un poeta que gusta del riesgo expresivo y de la intimidad. Gracias siempre, por tanto.

      Eliminar
  2. Jose Luis, brillante "analítica y radiografía". Un lujo el resultado. Una joya médica. Nítido, preciso, precioso. Maese Soler siempre esconde sorpresas en la colada. Su ropa al sol te cimbrea y te sacude. Pero aquí servidora en Babia sin saber de usté. Indagaré Ahora que es tarde en Mapa de ruta y Largo recorrido. Seguro que siguiendo esas pistas alcanzo a tiempo Santiago. Un enorme saludo. Gracias a Rafael, bibir es un asunto más allá de lo estrictamente personal.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querida amiga, en Babia se cultiva la sabiduría siempre; bien lo sabía Luis Mateo Díez que hizo de aquellas tierras su particular paraíso de la imaginación. Sí, Rafael Soler es la bida vrebe que unifica intimismo y lenguaje. Muchísima gracias por tus palabras. Y nos vemos prontito, que todo viaje es regreso.

      Eliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.